Читать книгу Defienda su matrimonio - Tim Muelhoff - Страница 13
DESENMASCARAR DEMONIOS
ОглавлениеSi bien generalmente consideramos a los demonios como seres todopoderosos que se complacen en aterrorizarnos, las Escrituras limitan de forma clara lo que pueden hacer. Primero, los demonios pueden estar en un solo lugar a la vez. En los evangelios, Jesús se encontró con dos hombres que estaban atormentados por demonios (Mt 8:28-34). Cuando Jesús expulsó a los demonios que tenían los hombres, los demonios se refugiaron inmediatamente en un rebaño de cerdos. Como podemos ver, no podían estar en los hombres y en los cerdos al mismo tiempo. Segundo, los demonios sobresalen observándonos, pero no pueden leer nuestras mentes. Luego de veintiséis años de matrimonio, solamente parece que mi esposa puede leer mi mente. Luego de años de observar mis hábitos, misteriosamente ella puede predecir lo que voy a hacer o lo que estoy pensando. Lo mismo ocurre con los demonios que nos estudian intencionadamente. Luego de estudiarnos cuidadosa y constantemente, adquieren una profunda comprensión de nuestros hábitos y tendencias. Pero, ¿es posible que en realidad puedan saber lo que pensamos? No. Las Escrituras son claras en que el único ser omnisciente es Dios (Sal 139). Tercero, si bien los demonios son poderosos, tienen limitaciones. Marcos relata que un hombre que estaba poseído por demonios fue capaz de liberarse de cadenas y que nadie lo podía contener (Mr 5:3-4). Sin embargo, a diferencia de Dios, existen límites para sus poderes. Juan afirma que no pueden hacer el trabajo de Dios (Jn 10:21) o poseer a un seguidor de Jesús.16
Si bien los demonios tienen estas limitaciones por naturaleza, las Escrituras son claras en cuanto a que pueden ocasionar enfermedades (Lc 13:11), tentarnos (1 Ts 3:5), fomentar la desobediencia (Ef 2:22) y, lo más alarmante, colocar pensamientos en nuestra mente (Gn 3:1-5; 2 Co 4:4; 2 Co 11:3). En los próximos capítulos abordaremos de forma más profunda las estrategias de los demonios y cómo utilizar los recursos espirituales para rechazarlos.
| LECTOR: | ¡Espere un segundo! Antes de que continuemos, tengo un millón de preguntas. |
| AUTOR: | No estoy acostumbrado a que me interrumpan, pero comprendo que esto puede resultar un poco confuso. |
| LECTOR: | ¿Le parece? |
| AUTOR: | No es necesario el sarcasmo, pero continúe. |
| LECTOR: | Si Dios estaba dispuesto, y podía enviar a algunos demonios directamente al infierno, entonces, ¿por qué no los envió a todos? Y ya que estamos, ¿por qué no simplemente envió a Satanás directamente al infierno? O, mejor dicho, ¿por qué Dios creó a Satanás, en primer lugar? |
| AUTOR: | Buenas preguntas. Empecemos por la pregunta fácil: ¿Por qué Dios creó a Satanás? |
| LECTOR: | ¿Ésa es la fácil? Debe estar bromeando. Está bien, continúe. |
| AUTOR: | Dios no creó a Satanás. |
| LECTOR: | ¿Cómo? Creía que Dios había creado todo. |
| AUTOR: | Así es. Lo que Dios creó originalmente fue un ángel majestuoso llamado lucero de la mañana. ¡Este ángel tenía un acceso privilegiado a Dios y había atestiguado personalmente su gloria! Este ángel tenía algo que usted también tiene, como pudimos ver con su interrupción. |
| LECTOR: | ¿Qué sería eso? |
| AUTOR: | Libre albedrío. Por lo tanto, este ángel tenía que tomar una decisión: ¿continúo adorando a Dios o intento luchar y arrebatarle la gloria? Lamentablemente, eligió la rebelión y se convirtió en el adversario de Dios, o como lo conocemos, Satanás. Pero él no fue creado de ese modo. |
| LECTOR: | ¿Dios no podría haber forzado a Satanás para que continuara adorándolo? |
| AUTOR: | Sí, pero ¿de qué sirve la adoración forzada o, si vamos al caso, el amor forzado? Si usted supiera que sus amigos fueron manipulados a regañadientes para sentir agrado por usted, ¿eso no apagaría la amistad? |
| LECTOR: | Sí. No quiero que las personas se vean obligadas a sentir agrado por mí o a compartir tiempo conmigo. |
| AUTOR: | Dios está de acuerdo. Por lo tanto, no obligó al lucero de la mañana o a sus ángeles a que lo adoraran. Ellos eligieron la rebelión por sobre la adoración. |
| LECTOR: | De acuerdo. Pero, ¿por qué no arrojarlos a todos al infierno y acabar con todo de una vez por todas? |
| AUTOR: | Aquí nos encontramos con la pregunta más difícil. ¿Por qué arrojar a Satanás a la tierra donde podía acceder a Adán y a Eva? |
| LECTOR: | Tiene toda mi atención. |
| AUTOR: | Al igual que con Satanás y sus ángeles, Dios no quería forzar a que esta primera pareja lo siguiera. Si la única voz que Adán y Eva tenían para escuchar era la de Dios, entonces ¿qué otra opción tendrían? Supongamos que le digo que tiene la libertad de irse de una habitación en particular cuando usted quiera. Sin embargo, cuando intenta salir, todas las puertas y las ventanas están cerradas. ¿Cuál sería su respuesta? |
| LECTOR: | Gracias por otorgarme una opción que no puedo utilizar. Todo está cerrado. Estoy atrapado. |
| AUTOR: | Así es. Dios no quería que Adán y Eva estuviesen atrapados con él. Entonces, en medio del paraíso colocó una puerta de salida: el árbol del conocimiento del bien y del mal. Dios fue claro. Si comían del árbol, vivirían consecuencias desastrosas, tales como la muerte espiritual y física. Y Dios permitió que Satanás tuviera acceso a esta pareja para que tuvieran la opción de una voz contraria a la de él: “No moriréis” (Gn 3:4). Bueno, el resto ya lo conoce. |
| LECTOR: | Parece que Dios está realmente comprometido a que elijamos amarlo. |
| AUTOR: | Así es. Es una parte fundamental de ser humanos. Todo este libro trata de que elijamos poner a Dios primero en nuestros matrimonios y rechazar los intentos de Satanás de desviarnos. Ahora, ¿me permite continuar? |
| LECTOR: | Sí. Por el momento.17 |
INVESTIGUEMOS CON MAYOR PROFUNDIDAD
Si Dios está enfocado en que los humanos y los ángeles elijan amarlo, entonces, ¿tendremos la posibilidad de elegir en el cielo? Si fuese así, ¿podríamos rebelarnos nuevamente? La respuesta es sí y no. Sí, conservaremos el libre albedrío en el cielo, pero no elegiremos la rebelión por varios motivos. Primero, en el cielo veremos claramente al pecado con toda su fealdad. El atractivo del pecado, tan prevaleciente en este mundo, será removido y nuestros ojos se abrirán y verán todo lo destructivo que viene con el pecado. Segundo, en esta vida estamos constantemente haciendo morir nuestro deseo por el pecado (Col 3:5). En el cielo, finalmente el deseo por la santidad será consumado. La pregunta “¿Podemos pecar en el cielo?” Presume que el deseo de pecar permanece en nosotros. En plena presencia de Dios ese deseo acabará de una vez y para siempre.
A medida que llegamos al final de este análisis acerca de Satanás, es importante recordar un hecho crucial. Si bien Satanás es el adversario de Dios, no es igual a Dios. “Existen docenas de referencias de Dios en las Escrituras por cada una de las referencias de Satanás”, describe el autor cristiano John Ortberg. “Esto refleja una verdad teológica algunas veces olvidada de que el diablo de ninguna manera es la contraparte de Dios. Es una criatura, no el Creador.”18 Cuando se lo compara con Dios, la inferioridad de Satanás se acentúa. Mientras que Satanás puede estar en un lugar a la vez, Dios está en todas partes (Sal 139:7-18; Sal 11:4); el conocimiento de Satanás está limitado a lo que puede observar, mientras que Dios sabe todo (Is 46:9-10; Col 2:2-3); la fuerza de Satanás es impresionante, pero la fuerza de Dios no tiene límites (Job 42:2; Ef 3:20). Sin embargo, solo porque el poder de Dios eclipsa el de Satanás, sería erróneo pensar que la batalla entre Dios y Satanás no es real.
En Daniel 10 podemos observar la realidad de esta lucha cósmica. En este capítulo inquietante, aprendemos que el profeta Daniel está cada vez más desanimado porque ha ayunado y orado durante tres semanas para obtener ayuda divina, pero no ha recibido ninguna. De repente, aparece un ángel que le informa que fue enviado por Dios luego de la primera oración de Daniel, pero que se demoró porque “el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días” (vv.12-13). El ángel finalmente logró romper la resistencia demoníaca solo cuando el arcángel Miguel se presentó para luchar junto a él (v.13). Si bien este pasaje está lleno de misterio y debe ser interpretado con sumo cuidado, podemos determinar varios aspectos. Primero, si bien la superioridad de Dios nunca estuvo en duda, existen momentos en que la resistencia demoníaca puede obstaculizar a sus ángeles y nuestras oraciones. Segundo, si la lucha es real para los ángeles como Miguel, entonces podemos estar seguros de que es igualmente real para nosotros. Tercero, aunque Satanás sea inferior, igualmente puede obtener victorias significativas.
Satanás no solamente es inferior a Dios, sino que es una criatura derrotada. Las Escrituras nos aseguran que el destino de Satanás está sellado: un día será desterrado al exilio para siempre. Para graficarlo, Juan les asegura a sus lectores que Satanás, y todos aquellos que lo siguieron voluntariamente, serán “arrojados” a un lago de fuego, donde serán forzados a enfrentar las consecuencias de su rebelión “día y noche” por la eternidad (Ap 20:10). Sin embargo, los seguidores de Cristo viven en la realidad de que este destierro final todavía debe ocurrir. Nuestro enemigo se encuentra desesperado, herido y en busca de una pelea.
Hacia el final de 1944, los ejércitos alemanes estaban destrozados y Hitler se confinó a sí mismo en Berlín. Si bien el resultado final de la guerra ya no estaba en duda, esto les importó poco a los soldados que defendían al Tercer Reich. Algunos conflictos del final de la guerra, tales como la Batalla de las Ardenas, fueron las luchas más feroces. ¿Por qué? Los soldados alemanes, al enfrentar cierta derrota, continuaron implacablemente con la lucha para defender su patria. De hecho, algunas de las tropas más empedernidas de Hitler continuaron luchando durante semanas luego de que Alemania se hubiera rendido oficialmente el 7 de mayo de 1945. Lo mismo ocurre con nuestra batalla contra Satanás. Las Escrituras nos afirman que la tierra es el dominio de Satanás (1 Jn 5:19), y aunque él sabe que al final saldrá perdedor, todavía defiende ferozmente su territorio. Pedro, cuando describió a esta criatura angelical derrotada, explicó que era “un león rugiente” que buscaba devorar a aquellos a su alrededor (1 P 5:8). Pedro utilizó un lenguaje gráfico intencionalmente para capturar nuestra atención y provocar que nos preparemos para posibles ataques.