Читать книгу Defienda su matrimonio - Tim Muelhoff - Страница 9
1 EL PRIMER PASO
ОглавлениеCOMPRENDER A NUESTRO ADVERSARIO
“Amo a mi esposo, pero no puedo deshacerme de estos pensamientos.”
Sandy se sentó delante mío mientras sostenía la mano de su esposo y evitaba el contacto visual. Explicó que, luego de quince años de matrimonio y de criar a sus dos hijos, decidió tomarse en serio su fe. Comenzaron a asistir juntos a la iglesia e incluso en ocasiones hacían devocionales familiares.
“De repente, de la nada, comencé a tener estos extraños pensamientos de que quizás no deberíamos habernos casado.”
Apretó la mano de su esposo, consciente del dolor que causaban aquellas palabras. Con el tiempo, la consumía darse cuenta de que no lo había consultado con Dios cuando su esposo le propuso matrimonio.
“¿Y si Dios tenía a alguien más pensado para mí? ¿Y si tenía un plan completamente distinto para mi vida? No puedo dejar de preguntarme todos los y sí… es como un círculo sin fin en mi mente.”
Repasamos juntos la lista tradicional: reunirse con el pastor, consejería matrimonial, orar por la paz de Dios, memorizar las Escrituras, y demás. Ella confirmó que habían hecho todo eso, y, sin embargo, los pensamientos seguían apareciendo.
“¿Estoy loca?,” preguntó alzando la mirada.
“No,” le respondí. “Creo que estás atravesando un ataque espiritual.”
Que yo recuerde, esa fue la primera vez que sugerí esa posibilidad. Luego de treinta años de aconsejar a parejas y de hablar en conferencias sobre el matrimonio, no sería la última vez. Todas las parejas experimentamos los altibajos normales del matrimonio: discutimos y nos arreglamos; apreciamos las fortalezas de nuestro cónyuge, incluso cuando esas mismas fortalezas a veces nos molestan demasiado; nos cuesta perdonar, pero en general lo logramos. Sin embargo, después de escuchar a las parejas (y en base a mi propia experiencia) existen momentos en que sucede algo más. Momentos del matrimonio en los cuales los pensamientos negativos o el enojo simplemente no se van. Al igual que la mujer al comienzo del capítulo, nos estancamos en un círculo sin fin.
Si esa es la experiencia que usted está teniendo, ¿cuál es el siguiente paso?
Los escritores del Nuevo Testamento defienden que el primer paso no tiene que ver con aprender un conjunto de técnicas de guerra espiritual, sino de reunir información. El apóstol Pablo les advierte a los jóvenes creyentes de Corinto que para evitar ser engañados por Satanás es fundamental que seamos conscientes de “sus maquinaciones” (2 Co 2:11). Los líderes de la iglesia primitiva comprendieron que seguir a Jesús implicaba la necesidad de prestarle atención a lo demoníaco. El autor cristiano Kenneth Boa afirmó que “cerca del veinticinco porciento del ministerio de Jesús, de la forma en que lo registran los evangelios, incluyó la liberación de aflicciones demoníacas.” Entonces llegó a una conclusión estremecedora: “Las fuerzas del maligno no desaparecieron cuando Jesús dejó la tierra.”4 Si Jesús dedicó tanto tiempo al reino demoníaco y todavía existe en la actualidad, entonces, ¿por qué existen segmentos significativos de la iglesia moderna que son tan reacios a abordarlo?
Lejos de aprender acerca de la oposición que enfrentamos, muchos dentro de la iglesia occidental simplemente ignoran la realidad de Satanás. Esta aversión a la oposición espiritual no es compartida por nuestros hermanos y hermanas dentro de la comunidad global. Cuando dediqué un verano de servicio en Nairobi, Kenya, para asistir en las iglesias locales, me sorprendió la forma en que los líderes locales oraban por nosotros. Antes de marcharnos, un líder oraba para que Dios nos protegiera contra las fuerzas malignas empecinadas en arruinar nuestros esfuerzos.5 ¿Por qué hay tantas personas dentro de la iglesia occidental tan cautelosas a la hora de hacer lo mismo?