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SIGLO XVIII

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En el siglo XIV Jaume I concedió unos privilegios a unos pescadores. Es quizá entonces cuando se puede pensar en el primer asentamiento de un pequeño grupo estabilizado muy cerca del mar, posiblemente al abrigo de alguna duna.

Pero el origen del barrio, con algunas irregulares alineaciones de calles, parece remontarse a principios del siglo XVIII. Esclapés nos habla de la obligación de abrir pozos en las casas, del comienzo de las cloacas, y de una parte de la posiblemente calle Escalante, la tercera vía paralela al mar contando desde el lado oeste. El valioso plano de 1796, realizado tras los incendios del mismo año, marca claramente las primeras alineaciones de barracas (alineaciones no perfectas, desde luego) y su extensión, desde el puerto hasta posiblemente la calle Remonta, con las acequias que las atraviesan y que van buscando el mar y cuyos nombres responden a El Riuet, D’en Gasch o Gas, Pixavaques o los Ángeles y La Cadena, quedando establecido ya el Canyamelar, el Cabanyal y el Cap de França, como hemos dicho ya. Se aprecia también, curiosamente, una mínima mejor disposición en la zona central, el Cabanyal.

En el mismo plano hay una propuesta, ésta en hoja supletoria, donde aparece un modelo: calles perfectamente alineadas, tres en este caso del Cabanyal, con unos bloques de viviendas alargados de sur a norte, aceras y dos plazas, una ovalada en el extremo norte y otra cuadrada en su centro, donde se ubicaría el mercado.

Los edificios, también representados en alzado, son de tres tipos: de planta baja y ático, y de dos plantas o de tres, todos ellos son iguales en cuanto a disposición de puertas y ventanas y perfectamente regulares. Se menciona que los vecinos de la ciudad vienen a tomar baños de mar durante el verano y deben ser acogidos en las casas de los pescadores.

Ninguna de estas disposiciones fueron llevadas a cabo, y los pescadores reconstruyeron como pudieron las barracas antiguas que se habían quemado a pesar de la orden de reconstruirlas de obra con el fin de prevenir los incendios, ya que la paja de la cubierta ardía muy fácilmente. Pero esto no se hará hasta el siglo XIX y tras otro gran incendio. Era evidente que los pobres pescadores no disponían de medios económicos.

Se edificó la ermita nueva del Rosario en tiempos del arzobispo Mayoral y, en la parte sur, en 1791, la ermita de los Ángeles. Ambas se convirtieron más tarde en iglesias. La torre de la ermita de los Ángeles tenía unos grandes focos que orientaban a los pescadores por la noche respecto a su posición en el mar. Carreras Candi dice que la ermita del Rosario, en la calle del Rosario, en aquel tiempo muy cerca del mar, presentaba dos grandes anillas de hierro en su fachada para amarrar las embarcaciones.


IGLESIA DE LOS ÁNGELES

Antes ermita. Tenía, tal como se dice en el texto, dos grandes focos que orientaban a los marineros del Cabanyal por la noche cuando estos se encontraban en el mar.

Por estas fechas, una serie de obras muy importantes se llevaron a cabo. La ampliación del puerto, que se inicia en 1752 pero que fue un largo, costoso, dubitativo y no regular trabajo debido a las dificultades que entrañaba: a mar abierto y sin ningún accidente geográfico que lo protegiera. Y el paseo de los Aliados, ahora avenida del Puerto. Construcciones muy importantes y que tendrán sus repercusiones en los Poblados Marítimos en el siglo XIX.

Finalizando, tenemos que tener en cuenta que la trama urbana, todo lo irregular que se quiera, queda ya iniciada o marcada en el siglo XVIII, ya que, como se ha dicho, el plano de 1796 nos lo demuestra. Por lo tanto es posible que podamos deducir que fue comenzada antes de este año.

El Cabanyal

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