Читать книгу Crepúsculo de los Dioses - ULLLA RAMERA - Страница 6
2 La llegada
ОглавлениеEllos tienen el poder en manos eternas y pueden usarlo como quieran
Zeus envió a Hermes para Valhalla y muchos mensajeros más a las otras residencias divinas porque necesitaba programar el proceso del tal Jehová.
Aparte de eso quería que el tribunal se realizara aquí en el Olimpo y en ningún otro lugar, a final de las cuentas él era el presidente electo de la confederación divina, y, por supuesto, le gustaría jugar esta bola en casa.
La invitación de sus mensajeros había demostrado un efecto bien claro. En el día marcado todas las delegaciones divinas aparecieron, e, incluso, era realmente bonito de ver.
Los egipcios con las cabezas de bicho estaban todos aquí: Horus con la cabeza de halcón, Bastet con cabeza de gato, y cada vez ella era más gata, más bonita y mona. Hasta Hathor con su cuerpo sensual había venido, apenas una lástima que tiene una cabeza de vaca ... Sobek, el cocodrilo, Anubis, el chacal y la bellísima Isis, ella con la cabeza de una mujer mismo, y, por supuesto, hizo un infierno de éxito, la más erótica de todas.
Los de la India fueron oídos antes de que ellos fueron vistos. Ellos caminaron en procesión tocando música y bailando al sonido. Brahma y Vishnu venían en baldaquinos con sus cabezas ricamente decoradas.
Detrás de ellos, Shiva y Parvati bailando inimitablemente con sus cuatro brazos y luego la multitud de dioses con nombres extraños y que nadie conocía, excepto sus devotos mortales, pues eran escrupulosamente especializados: Había el protector del hígado, él de la cerveza, él de la pesca, él del techo, él de la suegra y muchos, muchos, cualquier cuantidad.
Los dioses nórdicos llegaron haciendo cosas espectaculares. Wotan hizo un festival de rayos, y Thor mostró una sonoplastía con truenos. Fue maravilloso de ver, ¡una delicia para los ojos! La hermosa Freya brillaba como siempre con todas sus armas, escoltada por las Valquirias, un ejército entero de rubias guapísimas.
Zeus quedó bien loco y casi le cayeron los ojos para fuera, casi perdió el control cuando las vio, y ya se estaba a punto de convertirse en toro cuando Atenea tentó de evitar dándole un empujón en las costillas.
Vinieron los Africanos al sonido de sus tambores, Oxalá, Ogun, Yemanjá, Xango, acompañados por los Exús coloridos y un montón de viejos diositos negros.
De repente, todos los ojos se dirigieron al siguiente grupo: Las Pombas-Giras, con vestidos volantes transparentes negros y rojos ya estaban muy borrachas, ellas bailaron provocando, constantemente levantaron las faldas revoloteantes al aire y ofrecieron miradas profundas. Querían juerga con los nórdicos de grandes espadas, pero Wotan hoy no estaba para jueguitos y amenazó fulminarlas con un rayo si no dejaran estas frescuras lascivas y sus juegos calientes.
Con esta actitud ascética y casi casta del machista Wotan, Zeus, Hermes, Apolo, Atenea y otros dioses del Olimpo no estaban acostumbrados, pero en este día la llegada oficial de los dioses él probablemente quería controlarse. Finalmente él era la figura de autoridad del norte y el divino padre de una nación cultural del primero mundo.
Pero su abstinencia debería cambiar radicalmente más tarde...
Entonces vinieron los dioses ya jubilados, arrastrando los pies o hasta cojeando: Los Incas, Mayas y Aztecas. Todos ellos parecían terriblemente viejos, se arrastraron encorvados y apoyados en las muletillas tallados por ellos mismos, algunos se apoyaron mutuamente, sus collares de plumas moviéndose somnolientamente a cada paso pesado. Estos pobres Americanos parecían los más tristes de todos.
Detrás de ellos siguieron los dioses romanos, ellos parecían ser de mucho menos edad de que los pensionistas, a pesar de tener casi la misma edad. Todo el mundo sabía que adormecen a lo largo de las principales conferencias y, en seguida, tienen que ser despertados poco antes de las votaciones. No era sólo de eso que, ocasionalmente, se estaba susurrando y riendo detrás de las manos, se sabía que no sólo los Olímpicos, sino también algunas otras deidades se burlaban de ellos por su falta de originalidad. En general, ellos siempre fueron clasificados como una copia barata de los dioses griegos. Sin embargo, el hábito de copiar ya se había exportado al imperio ateo chino!
Por lo contrario, los Japoneses serios y correctos: Entonces ellos llegaron con sus patriarcas Izanami y Izanagi, acompañados por Tsukuyomi y Susanoo y Amaterasu que causó escalofríos en Apolo, Amón-Ra y los Latinoamericanos. Pues ella siempre se decía la única doña del sol. ¡Cuánta pretensión terrible para todas las divinidades invitados!
Los nórdicos se reían mucho, ellos sabían exactamente que es Skoll, el lobo del cielo, que comanda el sol y de vez en cuando él lo come, y luego los Vikings gritan en voz alta y él se asusta y lo suelta de nuevo. ¡Cuánta ignorancia de los Japoneses!
Luego Hermes le dio a su patrón un papel con una lista en que eran anotados aquellos dioses que habían cancelado la conferencia, o sea, tuvieron que cancelar.
Zeus tomó el papel y inmediatamente balanceó la cabeza cuando comenzó con la lectura de la primera columna.
Así, por ejemplo, no aparecieron los dioses Chinos. En primer lugar su mayoría murió durante miles de años en sus vestidos imperiales. Es por eso que los Chinos también sustituyeron a sus dioses por el Yuan o Renminbi, pero ellos eran indispensables por causa de la terrible situación económica continua en casa, y por eso Hermes, quiera o no, los marcó en la lista como disculpados.
Los Indios tampoco habían enviado ningún dios. Su supremo patriarca Manitu ya estaba en la jubilación parcial. Él se estaba acercando a la jubilación completa y, por lo tanto, no había abandonado los campos eternos de caza, aunque no había casi nada para cazar. Entonces, con el corazón triste, el pidió dispensa. Él había quedado sentado en casa con su cachimba de paz, ahora enfriada y ya bastante amarillada. Para el tabaco tampoco había más dinero, porque Manitu prefería ahorrar lo poco que sobró para invertir en aguardiente.
Después de que el padre de los dioses había leído la lista su rostro mostraba que estaba visiblemente satisfecho y devolvió las notas a su divino secretario Hermes con las siguientes palabras:
Eso me hace sentir bien, ver y saber, mi caro Hermes, que casi todos aceptaron mi invitación, eso es impresionante y una prueba como nosotros somos importantes para el mundo, pero que también esta conferencia es importante para nosotros mismos.
Hermes asintió comprensiblemente con la cabeza, y ambos se retiraron.