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2. Los Hijos Melquisedek
Оглавление35:2.1 (385.4) Los Melquisedek constituyen la primera orden de Hijos divinos que se encuentra suficientemente cerca de la vida de las criaturas más bajas como para estar en condiciones de funcionar directamente al servicio de la elevación moral, sirviendo a las razas evolucionarias sin necesidad de una encarnación. Estos Hijos están ubicados en forma natural en el punto medio del gran descenso de la personalidad, hallándose por su origen aproximadamente a mitad de camino entre la más alta Divinidad y las más bajas criaturas dotadas de voluntad. De este modo vienen a ser intermediarios lógicos entre los niveles más altos y divinos de la existencia viviente y las formas de vida más bajas en los mundos evolucionarios, aun las materiales. Las órdenes seráficas, los ángeles, se deleitan en trabajar con los Melquisedek; de hecho, todas las formas de vida inteligente hallan en estos Hijos amigos comprensivos, maestros compasivos y consejeros sabios.
35:2.2 (385.5) La orden de los Melquisedek se autogobierna. En este grupo singular nosotros encontramos el primer intento de autodeterminación por parte de seres del universo local y observamos el tipo más alto de verdadero autogobierno. Estos Hijos organizan su propio mecanismo para la administración de su grupo y su planeta base, así como para las seis esferas asociadas y sus mundos tributarios. Y debe decirse que ellos no han abusado jamás de sus privilegios, no habiendo traicionado su fideicomiso estos hijos Melquisedek ni siquiera una sola vez, a lo largo de todo el superuniverso de Orvonton. Constituyen la esperanza de todo grupo del universo que aspire al autogobierno; son el modelo original y los maestros del autogobierno para todas las esferas de Nebadon. Todas las órdenes de seres inteligentes, las superiores desde las alturas y las subordinadas desde abajo, sinceramente alaban el gobierno de los Melquisedek.
35:2.3 (386.1) La orden de filiación de los Melquisedek ocupa la posición, y asume la responsabilidad, del hijo primogénito en una familia numerosa. La mayor parte de su trabajo es regular y un tanto rutinario, pero buena parte del mismo es voluntario y completamente autoimpuesto. La mayoría de las asambleas especiales que, de vez en cuando, se reúnen en Salvington se convoca a pedido de los Melquisedek. Por iniciativa propia estos Hijos patrullan su universo nativo. Mantienen una organización autónoma dedicada a la recolección de informaciones concerniente al universo, presentando informes periódicos al Hijo Creador, independientemente de toda información que llega a la sede del universo, a través de las agencias regulares a cargo de la administración rutinaria del reino. Son por naturaleza observadores imparciales; cuentan con la confianza total de todas las clases de seres inteligentes.
35:2.4 (386.2) Los Melquisedek actúan como tribunales móviles y consultivos de revisión de los reinos. Estos Hijos del universo van en pequeños grupos hacia los mundos a servir como comisiones asesoras, para tomar declaraciones, para recibir sugerencias, y para actuar como consejeros, ayudando así a arreglar las dificultades principales y resolver las divergencias graves que surgen de tanto en tanto en los asuntos de los dominios evolucionarios.
35:2.5 (386.3) Estos Hijos primogénitos de un universo son los principales colaboradores de la Brillante Estrella Matutina en la ejecución de los mandatos del Hijo Creador. Cuando un Melquisedek va hacia un mundo remoto representando a Gabriel, puede, para los fines de esa misión particular, ser delegado en nombre del remitente y en ese caso aparecerá en el planeta al que ha sido enviado con la autoridad plena de la Brillante Estrella Matutina. Especialmente esto es cierto en aquellas esferas donde un Hijo más elevado no ha aparecido aún en semejanza de las criaturas del reino.
35:2.6 (386.4) Cuando un Hijo Creador emprende el autootorgamiento en un mundo evolucionario, va solo; pero cuando uno de sus hermanos paradisiacos, un Hijo Avonal, se otorga, va acompañado por el apoyo de los Melquisedek, doce en número, quienes muy eficientemente contribuyen al éxito de la misión de autootorgamiento. Ellos también apoyan a los Avonales Paradisiacos en misiones de magistrado a los mundos habitados, y en estas asignaciones los Melquisedek son visibles a los ojos de los mortales si el Hijo Avonal así se manifiesta.
35:2.7 (386.5) No hay fase de las necesidades espirituales planetarias a la cual no ministren. Son los maestros que tan frecuentemente ganan mundos enteros de vida avanzada para el reconocimiento final y total del Hijo Creador y su Padre Paradisiaco.
35:2.8 (386.6) Los Melquisedek son casi perfectos en sabiduría, pero no son infalibles en su juicio. Cuando están separados y en misiones planetarias, han errado en causas menores, o sea que han elegido hacer ciertas cosas que sus supervisores posteriormente no aprobaron. Este tipo de error de juicio descalifica a un Melquisedek hasta que va a Salvington y, en audiencia con el Hijo Creador, recibe la instrucción que efectivamente lo exonera de la disonancia que causó el desacuerdo con sus congéneres; y entonces, después del reposo correccional, la reincorporación al servicio sobreviene al tercer día. Pero estas pequeñas inadaptaciones en la función de los Melquisedek raramente han ocurrido en Nebadon.
35:2.9 (387.1) Estos Hijos no son una orden en aumento; su número es fijo, aunque variable en cada universo local. El número de Melquisedek registrados en su planeta sede en Nebadon es superior a diez millones.