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9. Los Gobernantes Lanonandek
Оглавление35:9.1 (393.1) Los Lanonandek son los gobernantes continuos de los planetas y los soberanos rotativos de los sistemas. Uno de estos Hijos gobierna ahora Jerusem, la sede de vuestro sistema local de mundos habitados.
35:9.2 (393.2) Los Soberanos del Sistema gobiernan en comisiones de dos o tres en las sedes de cada sistema de mundos habitados. El Padre de la Constelación nombra como jefe a uno de estos Lanonandek cada decamilenio. A veces no se producen cambios en la cabecera del trío, siendo el asunto totalmente facultativo para los gobernantes de la constelación. Los gobiernos de sistema no cambian repentinamente el personal a menos que ocurra una tragedia de algún tipo.
35:9.3 (393.3) Cuando los Soberanos del Sistema o los asistentes son revocados, sus puestos son ocupados —con selecciones hechas por el concilio supremo ubicado en la sede de la constelación— a partir de las reservas de esa orden, un grupo que es más grande en Edentia que el promedio que ha sido indicado.
35:9.4 (393.4) Los concilios supremos Lanonandek están estacionados en las sedes de varias constelaciones. Tal cuerpo es presidido por el asociado Altísimo de más alto rango del Padre de la Constelación, mientras el asociado de menor rango supervisa las reservas de la orden secundaria.
35:9.5 (393.5) Los Soberanos del Sistema hacen honor a sus nombres. Son poco menos que soberanos en los asuntos locales de los mundos habitados. Son casi paternales en su liderazgo de los Príncipes Planetarios, los Hijos Materiales y los espíritus ministrantes. El dominio personal del soberano es casi completo. Estos gobernantes no son supervisados por observadores Trinitarios desde el universo central. Constituyen la división ejecutiva del universo local, y como custodios de la promulgación de los mandatos legislativos y como ejecutivos en la aplicación de veredictos judiciales, representan el único eslabón en toda la administración del universo donde la deslealtad personal a la voluntad del Hijo Micael más fácil y rápidamente podría afianzarse y tratar de imponerse.
35:9.6 (393.6) Nuestro universo local ha sido desafortunado porque más de setecientos Hijos de la orden Lanonandek se rebelaron contra el gobierno del universo, precipitando así la confusión sobre varios sistemas y en numerosos planetas. Dentro de este número total de fracasos sólo tres casos eran Soberanos del Sistema. Prácticamente todos estos Hijos pertenecían a las órdenes segunda y tercera, Príncipes Planetarios y Lanonandek terciarios.
35:9.7 (393.7) El gran número de estos Hijos que han sufrido un desliz en la integridad no es indicativo de alguna falla en sus creadores. Podrían haber sido hechos divinamente perfectos, pero fueron creados así para que pudiesen entender mejor, y acercarse más, a las criaturas evolucionarias que habitan en los mundos del tiempo y el espacio.
35:9.8 (393.8) De todos los universos locales en Orvonton, nuestro universo, con la excepción de Henselón, ha perdido el más grande número de esta orden de Hijos. En Uversa, es opinión general que hemos tenido tantos problemas administrativos en Nebadon debido a que nuestros Hijos de la orden Lanonandek fueron creados con un grado tan amplio de libertad personal de elección y planificación. No hago esta observación con intenciones críticas. El Creador de nuestro universo tiene pleno poder y autoridad para hacer esto. Es opinión de nuestros altos gobernantes que, aunque tales Hijos de libre elección producen problemas excesivos en las primeras etapas del universo, cuando las cosas, por así decirlo, estén completamente tamizadas y bien establecidas, los beneficios de una lealtad más elevada y un servicio volitivo más pleno de parte de estos Hijos completamente probados compensarán con creces aquellas confusiones y tribulaciones de los tiempos primitivos.
35:9.9 (394.1) En caso de rebelión en la sede de un sistema, usualmente se nombra un nuevo soberano dentro de un período relativamente corto, pero no ocurre lo mismo en los planetas individuales. Son unidades componentes de la creación material, y el libre albedrío de la criatura es un factor en la adjudicación final de tales problemas. Se designan sucesores de los Príncipes Planetarios para los mundos aislados, planetas cuyos príncipes de autoridad se hayan descarriado, pero no asumen el mando activo de tales mundos hasta que los resultados de la insurrección se hayan superado y eliminado parcialmente gracias a las medidas reparadoras adoptadas por los Melquisedek y otras personalidades ministrantes. La rebelión de un Príncipe Planetario aísla instantáneamente a su planeta; los circuitos espirituales locales se cortan inmediatamente. Solamente un Hijo encarnado puede restablecer las líneas interplanetarias de comunicación en un mundo espiritualmente aislado.
35:9.10 (394.2) Existe un plan para salvar a estos Hijos descarriados e imprudentes, y muchos se han valido de esta misericordiosa disposición; pero nunca más podrán actuar en aquellas posiciones donde cometieron faltas. Después de la rehabilitación, se les asigna a tareas de custodia y a departamentos de administración física.