Читать книгу Cómo vencí el sobrepeso a partir de cuestionar y cambiar mis creencias - VALERIA RODRIGUEZ - Страница 4
Capítulo 1 Introducción
ОглавлениеMi historia con el sobrepeso se inició desde que era bebé, prácticamente. Si uno escuchaba a las tías, abuelas, madres, bisabuelas, éramos “sanos” porque éramos cachetones, gorditos. Si hubieran sabido cuánto error había en esos conceptos… Fijate qué loco, éramos sanos cuando de bebés éramos gorditos, pero entrados en la adolescencia ya no era tan así, nos miraban raro y nos decían: “estás gorda”, y el concepto de gorda ya no se asociaba con salud… sino con fealdad, y con el problema de que (en mi caso) no fuese atractiva para ningún hombre que fuese mi proveedor. Si hay algo que nunca entendí fue cuándo se cruzaba la barrera entre que la asociación de la gordura pasara de salud a fealdad, pero estimo yo que habrá rondado los 10–11 años, y había un detalle destacado, no había que llegar a la menarca con sobrepeso porque ya luego uno era gordo toda la vida.
Cuánta programación interesante, cuánto drama vivido para que nuestro cerebro quede bien confundido. Dejame contarte, el cerebro se setea (se programa) desde los 0 hasta los 6 años de vida, todo lo que sea aprendido en ese período será tomado como verdad en forma absoluta, para luego regir nuestra vida de adolescentes y adultos. Si no alcanzamos el nivel de madurez tal como para cambiar nuestra forma de pensar y cuestionar estos programas, la vida se pondrá muy rígida y no habrá posibilidad de cambio alguno.
¿Sabés cómo me llamaba mi abuela? ¡Gordita! Y si mi abuela me llamaba así te imaginás que la mayoría en mi familia también. Mi abuela fue la que más tiempo ha pasado conmigo porque mi madre tuvo que trabajar durante algún tiempo de mi infancia.
Cuando vos la escuchabas hablar a mi abuela de mí, ella decía “Valita es muy inteligente, lástima que esté gordita”, y yo escuchaba eso, entendiendo que ser gordita es ser fea. ¿Cómo se puede condicionar el cerebro de una criatura? Una locura lo que suele pasar y no se miden las consecuencias. Y si en el medio tu madre sigue con esa postura y elogia a tus primas porque son FLACAS… (concepto adquirido de belleza), listo, es un combo completo de no merecimiento. Nadie que te diga gordita o gorda puede quererte porque en tu cerebro tu programa dice que la persona gorda puede ser inteligente pero no linda.
Años después, ya estando en pareja, mi novio me llamaba “Gordita” también� Mágicamente, y en forma continua mi volumen aumentaba más y más.
No hace mucho, arranqué a buscar respuestas sobre muchas cosas que pasaban en mi vida y que tenía claro que las creaba yo misma, y así fui a dar con la biodescodificación. Mi maestro, un personaje como pocos, que no solo me despierta admiración y respeto, sino agradecimiento, fue el que me hizo entender que si no cuestionaba mis patrones mentales sobre lo que yo creía de mí, nada en mi entorno cambiaría, y ahí comenzó mi camino sobre cómo se presentaban cada una de las situaciones, y todo comenzó a cambiar.
La autora