Читать книгу Históricas - Varios autores, Carlos Beristain - Страница 5
Prólogo
ОглавлениеRecuerdo la grata impresión que me causó la presencia, hacia la década de los noventa, de tantas estudiantes mujeres en aquellas carreras de Licenciatura en Historia con las que tuve la oportunidad de relacionarme, ya como joven docente, ya como atrasada estudiante de postgrado. Era notable el cambio respecto de mi generación, cuando las mujeres en las aulas de las carreras de Historia éramos una minoría para quienes era tabú el camino de la investigación, escuchándose, como si fuesen palabras naturales, que la «historiografía era para hombres». Ante la vista, en los noventa y dos mil, de tantas mujeres jóvenes terminando sus carreras, haciendo sus investigaciones, escribiendo sus tesis y proyectándose hacia los estudios de postgrado, la investigación historiográfica y la docencia superior, no pude dejar de pensar que ese solo hecho constituía una suerte de revolución silenciosa en el seno de la formación historiográfica y que, necesariamente, habría de producir cambios significativos en su orientación y su escritura. No me equivocaba.
El fuerte cuestionamiento a una historiografía que, ancestralmente, había ocultado y silenciado a las mujeres como sujetas históricas, fue el primer grito crítico de esta generación de historiadoras nuevas; una crítica que remeció los propios cimientos de la historiografía tradicional, tocando profundamente la conciencia de todos y todas quienes ya trabajábamos en investigación histórica. Y mientras ese grito crítico golpeaba nuestras conciencias, las jóvenes historiadoras chilenas –como las del mundo occidental– comenzaron a nutrir la historiografía con su minuciosa indagación sobre la presencia de las mujeres en cada uno de los procesos históricos a narrar: las mujeres en la pampa salitrera, las mujeres en el carbón, las mujeres pobladoras, las mujeres trabajadoras de la costura y del cuidado… así como a interrogar a las mujeres de carne y hueso que veíamos en las calles luchando: las mujeres del movimiento feminista demandando democracia en el país y en la casa, y las madres de los detenidos-desaparecidos exigiendo justicia y verdad y enarbolando la bandera de los derechos humanos… Desde el pasado y el presente, las mujeres de la ausencia y el silencio se visibilizaban históricamente y al unísono en el grito crítico, la marcha y la nueva escritura.
Aún más; no se trataba sólo de agregar o añadir a las mujeres ausentes a modo de un mero remiendo de la historia antigua. La revolución que se venía desencadenando con el feminismo occidental había levantado una epistemología crítica que estaba llamada a revolucionar todos los campos del saber y el poder: la teoría del género, que exigía comprender la realidad-histórica, en el pasado y el presente, desde las relaciones patriarcales establecidas como sistema de dominación histórica de los hombres sobre las mujeres, revolución epistémica que puso en el centro de la mirada crítica la comprensión de las relaciones de poder en la sociedad, desde este régimen de dominación patriarcal atravesando íntimamente la estructura social, la familia y los cuerpos-sexo humanos. La teoría del género inquietó profundamente a los y las historiadoras mayores, mientras las jóvenes se empapaban de sus categorías, hablando una nueva lengua que ha venido marcando el sello de su generación y su creación, otorgando nombre e identidad a su historiografía feminista.
No fue de extrañar que, como expresión de este doble proceso –generacional y teórico-crítico– ocurrido en el seno de la historiografía nacional, se formase la Red de Historiadoras Feministas en 2017. Desgajándose de las tradicionales Jornadas de Historia realizadas ese año en la Universidad Austral de Chile en Valdivia, y con la buena acogida de la Casa de la Memoria y de la actual vicedecana de la Facultad de Filosofía y Humanidades, la historiadora Karen Alfaro, se dio paso a la creación de una red de historiadoras que se diseminó por los distintos centros universitarios del país, canalizando, a través de esta red, sus creaciones y sus inquietudes, generando una fisura muy nutritiva en el seno de la historiografía nacional tradicional. ¡Salud a ellas!
Este libro es uno de sus frutos, el que, sin duda alguna, constituye un decisivo aporte a la historia de los movimientos feministas y de mujeres ocurridos a lo largo de nuestra historia republicana hasta la actualidad. A través de sus páginas, podemos recorrer, con mucha minuciosidad, todas las organizaciones históricas de mujeres en Chile, enfatizando especialmente en aquellas que tuvieron un horizonte feminista, en cuanto lucha por la liberación de la opresión sufrida por las mujeres en tanto sexo-mujer. Especialmente valioso es este libro, por cuanto también recoge la complejidad de los movimientos actuales, los que abren el campo propiamente feminista hacia distintos sujeto/as e identidades sexuales en acción crítica y creativa. Debemos, pues, destacar la capacidad de las autoras de entregarnos, a través de estas páginas, una excelente síntesis del movimiento de mujeres y feminista, dialogando con las diversas autorías y desarrollos historiográficos relativos al tema.
Asimismo, valoramos muy especialmente el enfoque abierto, flexible y plural para abordar el estudio del feminismo en Chile, priorizando la historicidad propia del movimiento de mujeres como criterio y categoría central para la comprensión y definición de los feminismos, apartándose de una abstracción conceptual homogénea y única. De ahí la importancia conceptual de este reconocimiento y recorrido, por fases y momentos históricos, de los movimientos de mujeres y feministas, no sólo para describirlos, sino para comprender su fisonomía propia y poder definirlos desde esa experiencia histórica vivida.
En el seno de este ejercicio comprensivo de los feminismos desde su historicidad, es especialmente relevante su diferenciación a través de las categorías de clase y género, con lo cual podemos reconocer los distintos movimientos de mujeres y sus demandas, feministas o no, surgidas tanto desde el campo popular y de obreras como en el ámbito de mujeres profesionales y provenientes del mundo aristocrático-burgués. Este doble reconocimiento plural de las diferencias según fases o momentos históricos, así como en base a categorías de clase y género, otorga gran riqueza a este texto como comprensión de los distintos feminismos real-históricamente existentes.
Desde esta perspectiva adoptada por las autoras, resulta muy interesante también visualizar aquella fase especial denominada «el silencio feminista» (años cincuenta posconquista del voto universal). Al no soslayar el estudio aquellos momentos de repliegue, surgen preguntas interesantes e inquietantes en relación a dicho momento histórico vivido, mostrando, luego, la fuerza de resurgimiento de los feminismos en los tiempos más oscuros de la noche dictatorial, enarbolando la defensa de los derechos humanos y la bandera de la ¡«democracia en el país y la casa»!
El texto que comentamos se instala de lleno, finalmente, en el presente actual, fruto de una lucha incesante del feminismo desde los años noventa y, especialmente, del tsunami feminista del 2018: manifestación callejera multitudinaria de una nueva generación de mujeres y transgénero, con una notable apertura a todas las identidades sexuales como expresión de la profunda conciencia democrática del feminismo del presente, en lucha contra todas las formas de opresión cultural-sexual. El desafío más urgente y pendiente, sin duda, es la lucha contra el feminicidio, el rostro más brutal, criminal, de la dominación de género.
El libro se cierra con una muy interesante y nutritiva reflexión filosófica conceptual sobre «los feminismos», reflexión profundamente situada en la historicidad del y de los movimientos de mujeres y feministas. Escritura final no como clausura conceptual, sino como acto de recoger el concepto desde su experiencia o historicidad vivida/narrada.
¡Que la Red de Historiadoras Feministas siga transitando por su feliz camino!
M. Angélica Illanes
Niebla, enero de 2021