Читать книгу Connor - Virginie T. - Страница 4

Prólogo

Оглавление

En el origen de los tiempos, la Tierra estaba habitada por humanos, metamorfos y fateles. En apariencia, la paz reinaba entre los diferentes pueblos que, establecidos en espacios bien definidos, no se mezclaban demasiado y apenas tenían contacto entre sí. Pero si hubiéramos rascado la superficie, habríamos descubierto una realidad muy diferente.

Durante décadas, el poder estuvo en manos de los fateles. Algo normal, teniendo en cuenta que entre sus filas había profetisas, telépatas, telequinéticos y otros seres con dones extraordinarios. Eran muy poderosos y actuaban como jueces en caso de conflicto, pues exhibían una sagacidad ejemplar. Sin embargo, ciertos clanes metamorfos envidiaban esta supremacía. Se consideraban igualmente poderosos y, como depredadores, creían que les correspondía dirigir el mundo. Codiciaban un liderazgo omnipotente, al contrario que los fateles, que gobernaban con justicia y empatía. Y contaban con una ventaja indiscutible: los animales podían sentir la magia que circulaba por la sangre de los fateles. La manada Black era uno de esos clanes que tanto ambicionaban la riqueza y el reconocimiento.

Paciente y estratégicamente, los clanes disidentes exterminaron uno a uno a todos los fateles con el propósito de acceder a las altas esferas económicas y políticas. Las primeras víctimas fueron las profetisas, ya que tenían la capacidad de anticipar los planes de las manadas y, en consecuencia, sus ataques. La mayoría de los humanos ignoraba el aspecto físico de las profetisas, pues estos seres, muy valiosos para su pueblo, vivían prácticamente en autarquía. Sin embargo, los metamorfos las conocían al dedillo. No poseían ningún poder ofensivo y sus ojos las traicionaban frente a sus enemigos. Les resultaba imposible ocultarse entre los humanos. A pesar de su increíble don, no pudieron hacer nada contra el ataque masivo que las esperaba. A continuación, las manadas persiguieron y asesinaron al resto de fateles uno a uno en la sombra, sin suscitar ninguna pregunta. Accidentes de coche, infartos o ataques «de animales salvajes» en el bosque. Aparentemente nada sospechoso, aunque con el tiempo comenzaron a surgir interrogantes entre los humanos y los metamorfos. Los rebeldes hicieron desaparecer de la faz de la Tierra a los fateles, cuya existencia cayó rápidamente en el olvido. Dado que no había ninguna prueba concreta que señalase a los culpables, solo suposiciones, todos salieron impunes. Ni una sola persona vengó a este pacífico pueblo exterminado por razón de su propia naturaleza. Un verdadero genocidio. Afortunadamente, las manadas rebeldes nunca llegaron a dominar el mundo. Los humanos y el resto de manadas tomaron consciencia de lo que había sucedido ante sus ojos y quedaron horrorizados por su propia inacción. Desde aquella hecatombe, las cosas cambiaron y evolucionaron, pues los humanos y los metamorfos estrecharon los lazos para que nunca volviera a producirse una tragedia semejante. Pero ya era demasiado tarde. El daño estaba hecho, habían aniquilado al pueblo mágico.

Al menos, eso es lo que todos han creído a lo largo de los últimos veinticinco años…

Connor

Подняться наверх