Читать книгу Nate - Virginie T. - Страница 3

Prólogo

Оглавление

—No lloréis, pequeñas. Quedaos conmigo. Todo irá bien.

—Mamá, no me sueltes.

—Nunca, Sam. Siempre estaré contigo.

El hombre que los empuja hacia adelante ríe. Sabe que la madre está mintiendo sin saberlo. Nunca permiten que las familias permanezcan juntas. Es mucho más fácil manipular y someter a los padres cuando ignoran lo que sufren sus hijos. Cabría pensar que los metamorfos son sádicos, pero nada más lejos de la realidad. Después de todo, son los amos del mundo, o al menos lo serán pronto. Los fateles son solo el medio para lograr su fin, una raza inferior sin utilidad alguna, aparte de la de servirles hasta su muerte, que podría llegarles muy pronto si no obedecen. Está tan impaciente, al igual que el resto de los miembros del clan, por clavar sus dientes en esa carne fresca para deleitarse con la cálida sangre de los fateles y sentir cómo le invade la fuerza, que ya está gruñendo. Quizás empiece por la fatel que agarra a sus hijas con tanta desesperación que estará dispuesta a todo con tal de protegerlas. La pequeña no debe tener más de cinco años. Sus poderes son embrionarios, servirse de ella será coser y cantar. Incluso puede que la convierta en su compañera más adelante, cuando tenga edad para ello y esté totalmente subyugada al clan. Ha escuchado decir que ciertas manadas mantienen a los niños con vida para adherirlos a la causa. Es un beta valeroso y fiel. Si le pide ese favor a su alfa, seguro que se lo concede.

Hace ya varios meses que capturamos al pequeño grupo de fateles y la niña no ha parado de lloriquear desde que llegó. Es insoportable. El alfa ordenó encadenar a ambas hermanas al fondo de la sala principal, donde las exhibe como si de dos trofeos se tratase, símbolos de su poder, pero la pequeña hace tanto ruido como silencio guarda la mayor, de diez años de edad. Los constantes llantos y quejas han convertido nuestro oído superdotado en un verdadero inconveniente. Tras recibir una visita sorpresa de una manada de leopardos, el alfa ha decidido llevar a la niña con su madre para hacerla callar y de paso lanzar una advertencia a la madre, que últimamente tiene tendencia a rebelarse, un problema que el castigo a su marido no ha logrado resolver. Dejamos al tipo ensangrentado de pies a cabeza junto a su mujer, que trata inútilmente de sanarlo. Cuando cayó al suelo indefenso, los metamorfos se dieron un festín a su costa. Perdió mucha sangre, pero es igual, otro fatel ocupará su lugar. Es cierto que cada vez cuesta más encontrarlos. Están, como quien dice, en vías de extinción. Una pena, el clan le ha cogido el gusto a su sangre. Se ha convertido en una droga para la manada, incluso ciertos miembros se muestran irascibles si no reciben su dosis diaria.

La madre se ha puesto histérica cuando le hemos llevado a su hija. Joder, solo tiene unos pocos moretones. No se va a morir por unas cuantas bofetadas. Sin embargo, al borde de las lágrimas ante el rostro entumecido de su hija, ha querido tentar a la suerte tratando de reunir las pocas fuerzas que le quedaban para invocar su magia. Craso error. El último de su vida. El beta se ha dado cuenta inmediatamente, pues los metamorfos tienen un sexto sentido. Huelen la magia que corre por las venas de los fateles y el olor se intensifica cuando estos emplean su don. Así que se ha dado el gusto de torturar a la mujer ante la mirada de su hija y, tras haberla matado, la ha dejado caer pesadamente al suelo junto a su marido, también muerto. Después ha pensado que sería divertido dejar a la niña con los cadáveres de sus padres, lanzándole una advertencia: si no se porta bien, correrá la misma suerte que ellos. En cambio, su sino podría ser mucho peor. Está destinada a ser una marioneta. Cuando al fin comprenda que solo vive para servirles, el beta la reivindicará por la fuerza y se convertirá en su compañero legítimo. No es su alma gemela, pero eso no tiene importancia. No es cuestión de amor, sino de control. Espera haberla sometido para cuando llegue el momento de ocupar el lugar de su alfa, envejecido y cada vez más negligente. Con una fatel a su lado, será invencible.

Nate

Подняться наверх