Читать книгу Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen II - William Nordling J. - Страница 66
¿DE QUÉ FORMA LA BELLEZA SOLICITA LA CONTEMPLACIÓN?
ОглавлениеLa belleza exige la admiración que surge como una reacción espontánea a lo bello (Gilson, 1965/2000, p. 20). En cierto sentido, la admiración por lo bello es una respuesta a un tipo de vocación (Scarry, 1999, p. 126n7). En otras palabras, lo hermoso llama a ser reconocido, apreciado y amado por las criaturas racionales. La experiencia de la belleza creada nos lleva a contemplar nuestra propia existencia y fuente, ya sea de una sola persona y sus acciones, o de alguna otra parte de la realidad, o en última instancia la fuente suprema de todo lo que es bello. Por su naturaleza, la belleza invita a los seres humanos a practicar la tarea de estar abiertos y receptivos a Dios, a través de la experiencia de las realidades creadas, así como a centrar su atención en la profundidad y la fuente de la belleza (Sab 13:5; CIC, 2000, §32). En particular, es la luminosidad, la armonía y la integridad lo que nos atrae hacia la belleza trascendental y su fuente divina. La belleza exige más que una simple admiración, una contribución e inversión. Invita a un esfuerzo creativo y comunitario para conseguir la belleza en nuevas formas culturales, relaciones y de vida personal.
A niveles contemplativos y creativos, la belleza puede ser terapéutica (Laracy, 2011). Su contemplación responde a una profunda llamada a la comunión con la fuente de la verdadera belleza. La creación de belleza, tanto en la vida como en las obras, responde a vocaciones concedidas por Dios, a través de las cuales las personas participamos activamente en el don que constituye la realización del conjunto de nuestra persona (cuerpo y alma), así como de nuestras relaciones. Según Pieper (1952/2009), la experiencia de la belleza física, moral y espiritual, crea una sed por llegar la fuente absoluta de la belleza. Cada revelación de la belleza en las personas y las relaciones, y en la realidad en general, nos lleva a buscar y a esperar contemplar la fuente última de toda integridad, proporción y luz. Esa contemplación facilita la realización de las personas.