Читать книгу Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen II - William Nordling J. - Страница 67
CONCLUSIÓN
ОглавлениеEl Meta-Modelo Cristiano Católico contempla a cada persona como racional. Cada persona constituye un agente movido por inclinaciones racionales, conocimiento, creencias, autocontrol, virtud, vocación y belleza, bajo formas que son verdaderamente humanas y singularmente personales. El enfoque del Meta-Modelo no implica ni un racionalismo (en la tradición de Descartes) ni un idealismo pragmático (en la tradición de Kant). Más bien, el Meta-Modelo considera a las personas como agentes racionales, capaces de experimentar y conocer la realidad, así como de participar en las relaciones interpersonales. A lo largo de la presente obra, y en este capítulo, a través del enfoque como seres intelectuales y racionales, se nos recuerda la totalidad y la relacionalidad de las personas. En el estudio anterior mostrábamos cómo la reflexión sobre la belleza nos produce tal consideración de plenitud interpersonal. La experiencia de la belleza se produce en el contexto de la revelación de la realidad y de la revelación de las personas. Estos enfoques aportan claridad al conocimiento humano sobre el cosmos, así como a su autoconsciencia y autocomprensión Bajo este enfoque, la experiencia humana de la realidad se ilumina mediante principios inteligibles y, a su vez, estos principios inteligibles se aclaran mediante la experiencia. Adicionalmente, la claridad aumenta cuando las ciencias psicológicas entran en escena, así como cuando la reflexión teológica nos ofrece apoyo —como hemos visto en el presente capítulo y seguiremos viendo a lo largo del presente volumen. El diálogo a tres bandas de la filosofía, la teología y la psicología que se expone en el presente capítulo, aunque utiliza principalmente una perspectiva filosófica, emplea un lenguaje receptivo, que busca integrar las percepciones de la experiencia personal, la religión y las ciencias. Continuaremos este estudio en el próximo capítulo, centrado en la persona como volitiva, como un agente del libre albedrío y el cambio.