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La pareja en sociedad

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Difícilmente alguien encontrará la armonía en la soledad. Tal vez Solo sea posible a través de actos de encuentro y de vinculación que Permitan unificar las partes aisladas. Armonía es movimiento–amor, función hipotalámica de comunicación y Contacto, riesgo, lucha y cuidado por establecer puentes a través de Los cuales circule la energía vital. Arribamos así a un nuevo Concepto de armonía, cuyo principal instrumento es la caricia. Una Armonía pulsante, fluida, íntima, cálida.

Rolando Toro

Desde nuestra infancia, hemos crecido en medio de una relación de pareja, la de mamá y papá con sus variaciones en cada uno de nuestros hogares, fielmente siguiendo el legado del aprendizaje por modelamiento, fuimos incursionando en el mundo de establecer una relación de pareja que nos llevó a la formación de familia, de allí, que desarrollemos este tema partiendo de una realidad social general y nutriéndolo con nuestras vivencias.

Al hablar de la relación de pareja, podemos entonces afirmar que el establecimiento de las relaciones de pareja de manera general está guiado por el pensamiento (psique), que permite concretar la unión de dos personas, procediendo generalmente de familias distintas y siendo de igual o diferentes géneros, que han decidido conformar un vínculo afectivo (eros), a partir del cual comparten su proyecto común de vida, lo que incluye apoyo dentro de un espacio propio que excluye a otros, pero que interactúan con el entorno social desde la visión de un “nosotros”.

En este sentido, cada pareja desarrolla su propio estilo de interacción, existe un proceso en el cual los individuos que viven en pareja comienzan a pensar y a comportarse teniendo en cuenta al otro, asimismo algunos no logran desarrollar nunca la formación de la identidad de la pareja. Otros dirán que esta relación se encuentra en el orden jerárquico, y lo más importante es que pueden complementarse de una forma interdependiente donde se necesita que el individuo continúe funcionando no solo como pareja, sino también como un ser con sus propias necesidades y expectativas.

La sociedad estipula, modelos y prototipos de pareja que reflejan las necesidades de un colectivo, que no se adecuan propiamente a las necesidades individuales de una persona, son tantas las creencias arraigadas, crecer escuchando que el amor es para siempre, que te debes casar con un príncipe azul, la mujer que elijas como esposa debe saber manejar un hogar, infinidades de tabús y propuestas que van inundando los pensamientos desde la raíz familiar, niños que crecen en familias donde es normal el maltrato y no pasa nada, porque el pensamiento central, es que el amor es para siempre y aguanta todo; entonces al iniciar una relación de pareja aguantas, por lealtad familiar. La sociedad va generando patrones de pareja, irrespetando las decisiones individuales.

Sin embargo, las generaciones van cambiando, ya desde la era milenial, se está aprendiendo a respetar los espacios y las individualidades de cada quien, pero los patrones culturales, están tan arraigados en el colectivo que prevalecen y siguen creando idealizaciones, poco reales de lo que una persona busca al estar en compañía de otro. La tarea desde lo particular es conocerse a sí mismo, identificar ¿qué es lo que realmente te gusta de la compañía o vida en pareja?, desde que parte de tú ser, estas deseando que acompañen tú caminar en la vida. No es fácil, pues nos acostumbramos a escuchar frases como, “él o ella me hacen feliz”, cuando la pregunta debe ser ¿qué me hace feliz?, y desde este punto partir para identificar, ¿con quién quiero compartir esto que me hace feliz?, de esta manera no endorsamos al otro, una responsabilidad que es completamente individual y evitamos las relaciones de codependencia.

Por lo tanto, las parejas tendrán que poseer una madurez emocional adecuada, comprensión de la naturaleza y exigencias de la convivencia, es decir, poseer una capacidad psicoemocional, que les facilite comprometerse en una comunidad de amor, donde estén dispuestas a ceder espacios, pero también a compartir juntos y alimentar la relación, generar proyectos conjuntos, sí fuera el deseo de ambos, a permitirse cambiar en base a sus propias experiencias, y reevaluar de qué manera estoy brindando al otro lo que siento.

De la misma manera, Chapman (2005), en sus estudios sobre la relación de las parejas, señala que en lo más profundo de la existencia humana está el deseo de tener intimidad, refiriéndose a la dedicación de espacios exclusivos para compartir y ser amado por el otro; así mismo, “expresar el amor es muy distinto a simplemente tener la experiencia de estar enamorado, en el amor hay voluntad, decisión y es algo que se puede alimentar” (p. 16). Considera que cuando cada uno habla el lenguaje del amor, que es significativo para el otro, entonces hay armonía en esa relación.

He allí la importancia que se le radica, a la comunicación y a las diferentes formas de expresar el afecto hacia la pareja en la cotidianidad. Es probable que cada miembro de la pareja, posea una manera diferente de entregar afecto, por ejemplo: los hombres pueden sentir que demuestran amor al cubrir gastos y no entienden la queja de su pareja, al decir que no se siente amada, tal vez ella esperaba palabras como: ”te amo”, caricias o cualquier otra idealización que ella entienda como válida, resulta de suma importancia, conocer de qué manera expresa el amor cada uno, para evitar suposiciones y desilusiones generadas de la fantasía y no de la realidad.

Por otra parte, la rutina, el trabajo, el cansancio y los compromisos, son factores que terminan por minimizar la energía y provocan que el tiempo compartido se dedique solo a descansar en solitario, con esto se termina por destruir la intimidad de la pareja. Evidentemente, las pautas de convivencia establecidas en la luna de miel, se modifican en la medida en que se consolida la interacción, por lo que requiere establecer también tiempo para disfrutar la intimidad como factor que garantice una relación armónica y estable.

Es aquí donde, se inicia el camino encontrado en biodanza y que desde nuestra mirada, favorece la renovación del vínculo de pareja en la medida en que la identidad se fortalece, así sea en uno de los dos miembros de la pareja. La metodología de biodanza preveé la inducción de vivencias de integración, ya que estas implican una inmediata y profunda conexión consigo mismo, rehabilitando la identidad del participante y permitiéndole estimular sus potenciales genéticos, para dejarle ver la información, sobre sus preferencias, deseos, desarrollando una conciencia y vivencia del ser.

La sociedad en general plantea, que primero debemos estar bien con nosotros mismos, para poder relacionarnos con el otro, y en biodanza hemos aprendido. “Me relaciono para estar bien, porque cuanto más me relaciono, más me conozco, más sé de mí”. En la medida que comparto, escucho, veo las expresiones de mi compañero, voy reconociendo que parte de mí se incomoda, ante un gesto, que emoción me despiertan sus palabras o su abrazo, que tanto se parece su forma de pensar a la mía, sin interrelación no recibes noticias de ti, esos detalles que te recuerdan ¿quién eres?, como estas integrado, que lindo es conocerse y gustarse. No podemos olvidar, que viviremos con nosotros mismos hasta el día de nuestra muerte, y si no soy capaz de vivir con lo que soy, entonces que puedo esperar de una pareja.

En cada encuentro con tu pareja guiado por el sentir, se refuerzan según las modalidades de aprendizaje establecidas por Burrhus Skinner, vivencias asociadas a situaciones placenteras, que refuerzan lo positivo. “Un aprendizaje se estabiliza mejor incentivando lo positivo que castigando lo negativo”. Entonces, esas heridas provocadas, en el transcurrir de los años de convivencia con una pareja progresivamente comienzan a sanar, encontrándose con el verdadero origen personal de la herida, esto hace que la mirada cambie y que además valores cada instante del presente, un presente lleno de sensaciones positivas y placenteras.

El maestro Rolando Toro lo plantea de la siguiente manera, el amor en pareja, visto desde el enfoque de la identidad, es el drama de dos identidades que luchan por la unicidad y la continuidad en la creación de una identidad mayor. En el acto amoroso, el sujeto diluye su propia identidad para fundirse con la otra persona. “Eso produce placer y miedo”. En este punto el maestro nos enseña la versatilidad del amor, comprender que además, es un flujo que se renueva y que debemos aprender a entender, cómo crear una identidad mayor, sin perder los elementos que integran la identidad de cada miembro de la pareja. Es aquí donde el sistema de biodanza, nos regala la concepción de la pareja ecológica, concibiendo a la pareja como, un espacio vivo para el aprendizaje y la aplicación de la inteligencia afectiva. El hogar donde crecer juntos, en el arte de ser un estímulo permanente para los potenciales del otro y viceversa. Uno de los secretos para mantener, nutrir y dar brillo a la vida de cada pareja, es hacer actos de ternura, profundizar en la comunicación íntima y sincera, en el lenguaje corpóreo y emocional de la pareja.

Lo antes planteado, nos lleva a ir desarrollando nuevas formas de comunicación, y de relacionarnos basadas en el respeto por las diferencias, enalteciendo la solidaridad. Cuando aprendemos a vivir desde el sentir, lo cotidiano en la pareja se vuelve, una celebración recíproca, en la que todos somos educadores y aprendices de la vida y el amor. Si recuperamos a través de la experiencia cotidiana el goce de vivir, imprimiendo pasión a nuestro accionar, llenos de eros en ese día a día, estaremos siendo habitados por emociones placenteras. Eros es la unión entre la afectividad y la sexualidad, dos energías presentes al establecer un vínculo de pareja, nos permite además vivir en armonía, con una mano en el corazón y ante la vida una inmensa sonrisa.

Al llegar a este punto se hace necesario preguntarnos:

¿Bajo qué esquemas buscas pareja?

¿Cuáles son las manifestaciones del amor que deseas sentir?

¿Buscas el hombre ideal de mamá? O ¿la mujer ideal de papá?

¿Cómo reconoces las manifestaciones afectivas en ti y en el otro?

Reconoce en el siguiente cuadro los aspectos de ternura y de eros presentes en tú relación, realiza una marca diferente, para los que no tienes pero deseas que estén presentes en la relación que sueñas:

Ternura Eros
CariciasSatisfacción sexual
Lenguaje amablePlacer
EmpatíaDeseo
MiradasSutiles Atracción
RespetoErotismo
AfectividadSensualidad
contacto Alegría de vivir
abrazosSeducción
Admiración Fantasías sexuales
solidaridad Contacto intimo
Admiración Conquista
compañíaExcitación
Suspiros Gemidos de placer
Paz Pasión
Besos sutilesBesos apasionados
EncuentroFusión

Cuando en la pareja realizamos combinaciones de acciones que implican, ternura como muestra afectiva y comportamientos eróticos, logramos mantener el calor de la hoguera.

TERNURA +EROS =AMOR VIVO
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