Читать книгу La transmigración de los cuerpos - Yuri Herrera - Страница 7

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Se portan como animales, pensó el Alfaqueque al ver una línea de gatos recorriendo los pretiles de la cuadra, y a una pequeña jauría alegre caminar por el centro de la calle; los perros movían la cola y paraban las orejas, estornudaban ruidosamente y cuando llegaba a pasar un automóvil se abrían para darle el paso con una coordinación exacta, luego lo perseguían unos metros ladrándole los neumáticos. Sin tanto estorbo son más listos, pensó. Y también el aire estaba como insumiso de olores: a falta de humo, el aroma de las jacarandas se distinguía con claridad, entre las miasmas que habían llegado con la tormenta tropical hasta acá arriba, como nunca antes, y luego había desarreglado el viento como nunca antes, y por eso los olores, en vez de irse, fermentaban.

La transmigración de los cuerpos

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