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1 Tarquinio el Soberbio. El trágico final de Servio Tulio al que se refiere este pasaje se sitúa en el 535 a. C. Cf. T. LIVIO , I 47, 7-48, 3; DIONISIO DE HALICARNASO , IV 38. Tarquinio, incitado por la ambiciosa Tulia, la hija menor de Servio, trató primero de atraerse las simpatías de los senadores y del pueblo romano simulando un buen entendimiento con Servio Tulio, cuyo natural conciliador procuraba evitar un enfrentamiento con su hija y su yerno. Pero después, en atuendo real y acompañado por hombres armados, irrumpió en el Foro y en el edificio del Senado convocó a una reunión a los senadores. Entonces Tulio acudió al Senado sin tomar precauciones; se produjo el enfrentamiento y Tarquinio, después de insultar a Tulio, lo arrojó por las escaleras del Senado dejándolo malparado. Finalmente, intervino de nuevo Tulia para precipitar el asesinato de su padre.

2 Según el relato de Dionisio se trataría de la escalinata del Senado que bajaba al Foro.

3 Cf. T. LIVIO , I 48, 4, donde leemos que fue alcanzado por los esbirros de Tarquinio en el Vicus Cyprius , la calle Cipria, cuando trataba de llegar a palacio.

4 Del 578 al 535 a. C. Cf. T. LIVIO , I 48, 8, donde se celebra la sabiduría y moderación del penúltimo rey de Roma.

5 La tradición (cf. T. LIVIO , I 42, 5-44, 1; DIONISIO DE HALICARNASO , IV 16 sigs.) le atribuía los «muros servianos», un recinto de 11 Km que encerraba el Campidoglio, el Quirinal, el Viminal, el Esquilino, el Celio y el Palatino, obra construida en realidad en el 378 a. C. tras la invasión de los galos, y los comicios centuriados basados en un censo económico, atribuidos asimismo a una época posterior y a un proceso evolutivo. También se le atribuyen la construcción de un templo de Diana, símbolo, según Tito Livio (I 45), de la unión de romanos y latinos y de la supremacía de Roma, en el Aventino, y la reorganización del ejército.

6 En el 532 a. C.

7 Egnorízeto , forma verbal que los cronógrafos suelen usar como equivalente al floruit , indicando la acmé o madurez de una persona.

8 Parece que Pitágoras era hijo de Mnesarco y que nació en Samos, aunque la tradición ha hablado de otros orígenes como el tirreno (de la isla de Lemnos), el sirio o el tirio. Se le atribuyen diversos viajes y finalmente, debido a su enfrentamiento con el tirano Polícrates (cf. infra, X 16, 1), abandonó Samos para ir a establecerse en Italia, donde fundó su célebre escuela de Crotón (Crotona).

9 Cf. PORFIRIO , Vida de Pitágoras 18-19.

10 Respecto a la severidad pitagórica, cf. infra, frs. 5, 7 y 9.

11 Cf. DIÓGENES LAERCIO , I 118 sigs. Ferecides era natural de Siros y en su obra combinó la teología y la prosa. Cf. C. GARCÍA GUAL , LOS Siete Sabios (y tres más) , págs. 182 sigs. En su obra cosmogónica Sieteantros ( Heptámychos , las siete cavernas en las que se escondió el semen de Crono) el origen del mundo estaba en una tríada divina constituida por Zas (Zeus), Crono y Ctonia.

12 La de los pitagóricos naturalmente. Eran notables los lazos de solidaridad que los unían.

13 Se refiere sin duda a Dionisio el Viejo, tirano de Siracusa entre el 405 y el 367.

14 La historia de la amistad de Fintias y Damón tuvo gran resonancia en el mundo antiguo. Aristóxeno fue seguramente la fuente de este relato de Diodoro. Cf., asimismo, CICERÓN , Deberes III 10, 45; Tusculanas V 22, 63; y JÁMBLICO , Vida de Pitágoras 233.

15 El examen de conciencia era una importante práctica de los pitagóricos.

16 La creencia en la transmigración de las almas era esencial en el ideario pitagórico. Cf. PORFIRIO , Vida de Pitágoras 19, donde se precisan tres puntos básicos, es decir, que el alma es inmortal, que se traslada a otras especies de seres vivos, y que nada es absolutamente nuevo.

17 Cf. DIÓGENES LAERCIO , VIII 20, donde Aristóxeno dice que la abstención de carne se limitaba a la del buey de labranza y a la de carnero.

18 Cf. DIÓGENES LAERCIO , VIII 4-5, donde Heraclides Póntico afirma que Pitágoras solía decir que había vivido en el cuerpo del argonauta Etálides, considerado hijo de Hermes, y que luego su alma había entrado en Euforbo; al morir éste a manos de Menelao, el alma se habría trasladado al cuerpo del taumaturgo Hermotimo, y luego al de Pirro, un pescador de Delos, antes de reencarnarse en Pitágoras.

19 Cf. Ilíada XVII 1 sigs.

20 Cf. DIÓGENES LAERCIO , VIII 5, donde Hermotimo protagoniza una anécdota similar.

21 Se reconoce la influencia egipcia en la geometría pitagórica, así como el papel de la matemática fenicia y de la astronomía de los caldeos.

22 Referencia a Pitágoras como reencarnación de Euforbo.

23 Cf. CALÍMACO , Fragmentos, Yambo 1, 59 sigs.; intr., trad. y notas de L. A. DE CUENCA Y PRADO y M. BRIOSO , BCG 33, Madrid, 1980, pág. 210. El papiro de Oxirrinco (1011 HUNT) contiene los versos originales atribuibles a Calímaco.

24 La ōmótēs , referida a la dificultad de la pépsis , a la mala digestión de alimentos faltos de sencillez.

25 Uno de los más importantes seguidores de Pitágoras, destacó como filósofo, estadista, general y matemático (fueron notables sus investigaciones de geometría, aritmética, astronomía y música). Era hijo de Mneságoras o de Hestieo (cf. DIÓGENES LAERCIO , VIII 79) y vivió en la primera mitad del siglo IV a. C., época en la que Tarento, gracias a su talento de hombre de estado, gozó de gran prosperidad. Se recuerdan sus amistosas relaciones con Platón, con el que se carteó.

26 Una anécdota que refleja el severo autocontrol de los pitagóricos y su preocupación por la perfección moral. Cf. CICERÓN , Sobre la República I 38, 59; Tusculanas IV 36, 78. JÁMBLICO , Vida pitagórica 197, precisa que los siervos habían descuidado los campos durante una ausencia de su señor.

27 Lisandro es el famoso general espartano vencedor en las batallas de Notio (cf. DIODORO , XIII 71, 1-4) y Egospótamos (cf. DIODORO , XIII 105), que llevó a la rendición de Atenas. Démades es el orador y político ateniense que se distinguió en los años que siguieron a la batalla de Queronea del 338 a. C. Viendo la hegemonía imparable de Macedonia, se opuso a Demóstenes y a Hipérides y trató de llegar a un compromiso con la potencia.

28 Cf. PLUTARCO , Vida de Lisandro 8, 3, donde encontramos la misma expresión.

29 Plutarco condena la falsedad del espartano y el utilitarismo del ateniense. Cf. Vida de Foción 1, 1-4.

30 El rechazo o control de los placeres sexuales está en la línea de dominio de los impulsos que caracteriza la moral pitagórica. Cf. CICERÓN , Sobre la vejez 12, 39-41.

31 Cf. PLATÓN , República 430e.

32 Tragedia representada entre el 409 y el 407 a. C.: se refiere al mito de la muerte de Polinices y Eteocles, al que Esquilo ya dedicó sus Siete contra Tebas.

33 Es la plegaria a Hera de los versos 1364-1375.

34 Se refiere a Polinices y Eteocles.

35 La llegada de Pitágoras a Crotón se sitúa hacia el 530 a. C.; llegó precedido de una gran fama y los crotoniatas le recibieron con entusiasmo (cf. PORFIRIO , Vida de Pitágoras 18). Según ELIANO (Historias curiosas, [intr., trad. y notas de J. M. CORTÉS COPETE ], BCG 348, Madrid, 2006, II 26), que se basa en Aristóteles, los crotoniatas le llamaron Apolo Hiperbóreo; y JUSTINO (XX 4, 5-12) recuerda que trató de inculcar al pueblo el amor por la vida sobria.

36 Es decir, como «amor a la sabiduría» y no como «sabiduría», distinción importante en una doctrina que se basaba en una continua aspiración al saber y a la perfección moral.

37 Los pitagóricos desempeñaron un importante papel político en muchas ciudades de la Magna Grecia, con una tendencia claramente oligárquica. La facción antipitagórica liderada por el rico aristócrata Cilón trataría de recuperar la primacía política perdida. A raíz de este movimiento Pitágoras tuvo que trasladarse de Crotón a Metaponto, donde murió (cf. JÁMBLICO , Vida de Pitágoras 248-249; PORFIRIO , Vida de Pitágoras 56 sigs.; DIÓGENES LAERCIO , VIII 40; JUSTINO , XX 4, 17-18).

38 Según cuenta Jámblico (Vida de Pitágoras 249-250), en el incendio de la casa de Milón perecieron muchos pitagóricos que se habían reunido allí para discutir asuntos políticos; sólo se salvaron Arquipo y Lisis, los dos de Tarento. Arquipo regresó a Tarento mientras que Lisis se dirigió primero a Acaya y después a Tebas, donde se encargó de la educación de Epaminondas (cf. CORNELIO NEPOTE , Vida de Epaminondas 2, 2; DIÓGENES LAERCIO , VIII 7).

39 Epaminondas, nacido en Tebas en el 415 a. C., fue protagonista de la política tebana desde el 371, año en que, junto con Pelópidas, venció a los espartanos en la batalla de Leuctra. Se esforzó por conseguir la hegemonía de Tebas; por tierra invadió en varias ocasiones el Peloponeso. y, para tener la primacía en el mar, construyó una flota poderosa y conquistó Bizancio. Murió en el campo de batalla en el año 362, en un encuentro con los espartanos junto a Mantinea.

40 Recordemos la sentencia tucidídea: Andrôn gàr epiphanôn pâsa gê táphos , es decir, «la Tierra entera es la tumba de los hombres ilustres». Cf. TUCÍDIDES , II 43, 3.

41 Debe de referirse a discípulos de Pitágoras.

42 Diodoro tiene una concepción historiográfica presidida por la idea de la utilidad pedagógica de la historia.

43 Hacia el 550 a. C. Cf. supra , IX 2, 3, nota 14.

44 Subió al trono persa en el 529 a. C. Cambises II continuó la política expansionista de su padre Ciro II el Grande y conquistó Egipto en el año 525 a. C. (cf. HERÓDOTO, III 11). Sobre la locura y la desmesura de Cambises, cf. HERÓDOTO , III 33-34, 61, 80. Murió en el 522, en Siria, cuando regresaba de Egipto.

45 La expedición persa contra Egipto del 525 ocurre un año después de la muerte de Amasis (cuyo reinado abarca el período 570-526 a. C). Su sucesor Psamético III trató de detener a los persas en la boca Pelusia junto a Pelusio, ciudad situada en el extremo oriental del delta, pero fue derrotado y se refugió en Menfis, donde los egipcios se rindieron (cf. HERÓDOTO , III 10-13).

46 Los persas adoraban las fuerzas de la naturaleza, entre las que estaba el fuego, por lo que no incineraban nunca los cadáveres. Cf. HERÓDOTO , Historia III-IV [trad. y notas de C. SCHRADER] , BCG 21, Madrid, 1979, III 16, 3 y nota 94.

47 HERÓDOTO (III 16, 1-5) se refiere asimismo a las represalias de Cambises contra la momia de Amasis. Diodoro, como Heródoto, se hace eco de una tradición antipersa, de origen egipcio, que al parecer se desvía en parte de la verdad. Según otra tradición, la actitud de los monarcas persas hacia Egipto fue buena, y también lo fue la de Cambises, al menos en el comienzo de la conquista; pero posteriormente, tras la sublevación de Psamético III, debió de cambiar su buena disposición, como ya subraya el relato de Heródoto.

48 Los amonios habitaban el oasis de Sivah, donde se encontraba el famoso templo de Zeus-Amón con su prestigioso oráculo, consultado por destacados personajes como Cimón, Lisandro y Alejandro Magno. Cf. HERÓDOTO , I 46, 2; III 17, 1.

49 Según HERÓDOTO (III 25, 3), Cambises, en el curso de su expedición contra Etiopía, envió unos cincuenta mil hombres, cifra sin duda exagerada, con la orden de esclavizar a los amonios e incendiar el oráculo de Zeus. Este contingente, tras partir de Tebas, llegó a Oasis, a un lugar denominado en griego «Isla de los Bienaventurados», probablemente el oasis de Kharga (sobre todo ello cf. HERÓDOTO , ob. cit. libro III, notas 142-146), pero no consiguió llegar al territorio de los amonios puesto que «se desató sobre los persas [...] un viento del sur sumamente violento, que, arrastrando torbellinos de arena, los sepultó», (cf. HERÓDOTO , III 26).

50 Cf. HERÓDOTO , III 13, 3-4, según el cual los libios, los cireneos y los barceos, tras la rendición de los egipcios de Menfis, se rindieron a los persas sin presentar batalla. Cambises aceptó con complacencia los presentes de los libios, pero rechazó las quinientas minas de plata de los cireneos (anécdota que se sitúa en el contexto de la «leyenda negra» egipcia sobre Cambises, ya que éste agradeció a Arcesilao III que se sometiera sin resistencia y devolvió sana y salva a Cirene a la princesa Ládice, esposa de Amasis, según leemos en HERÓDOTO, II 181, 5).

51 Del 540 al 522 a. C., año en que el sátrapa persa Oretes le dio una muerte infame (cf. HERÓDOTO , III 39-47; 54-57 y 120-125). Lo hizo todo por conseguir la hegemonía del mar (cf. HERÓDOTO , III 39; 122, 2).

52 Evidentemente con el propósito de granjearse aliados.

53 Sobre la piratería samia y las aspiraciones marítimas de Polícrates, cf. HERÓDOTO , III 39, 3-4 y TUCÍDIDES , I 13, 6.

54 Parece referirse al castigo de Polícrates, que murió «de un modo que, en conciencia, no puede ni contarse» (cf. HERÓDOTO , III 125).

55 Era hijo de la unión de Pisístrato con la argiva Timonasa; Tésalo era su sobrenombre mientras que su verdadero nombre era Hegesístrato (cf. HERÓDOTO , Historia [trad. y notas de C. SCHRADER] , V 94, 1 y notas 293 y 472; TUCÍDIDES , Historia de la Guerra del Peloponeso [trad. y notas de J. J. TORRES ESBARRANCH ], I 20; VI 55 y notas 136-138; ARISTÓTELES , Constitución de los atenienses 17, 3-4, donde leemos que Hipias e Hiparco eran hijos de la mujer legítima, mientras que Iofón y Hegesístrato eran ilegítimos como hijos de la argiva). El juicio que recoge aquí Diodoro contrasta con el que emite ARISTÓTELES (Constitución de los atenienses 18, 2), según el cual Tésalo, proclive a la arrogancia y a la violencia, sería responsable de los males de la ciudad.

56 Al morir Pisístrato en el 528/527, Hipias se hizo cargo del gobierno de Atenas (cf. TUCÍDIDES , VI 54, 2; 55, 1). Según TUCÍDIDES , VI 54, 5, parece que los primeros años de su tiranía se caracterizaron por unas acciones de gobierno moderadas y aceptadas por el pueblo (cf. asimismo PAUSANIAS , I 23, 1). No es probable que Hipias e Hiparco compartieran el poder, como parece desprenderse de este pasaje de Diodoro y de ARISTÓTELES (Constitución de los atenienses 16, 7 y 18, 1).

57 Respecto a Hiparco, ARISTÓTELES (18, 1) dice que sentía inclinación por las diversiones, los amores y la poesía; habría invitado a Atenas a Anacreonte, Simónides y otros poetas (cf. HERACLIDES PÓNTICO , fr. 4 ROSE ). El joven de quien se habría enamorado Hiparco era Harmodio (cf. TUCÍDIDES , VI 54, 3). Harmodio y Aristogitón, pertenecientes al noble clan de los Gefireos, para vengarse de las afrentas de Hiparco, organizaron una conjuración contra la tiranía. Decidieron pasar a la acción en la celebración de las Grandes Panateneas, «la única fecha en la que no resultaba sospechoso que los ciudadanos que participaban en la procesión se reunieran llevando armas». Su primer objetivo era Hipias, ocupado en la organización de la ceremonia en el Cerámico; «pero al ver a uno de sus conjurados conversar familiarmente con Hipias, tuvieron miedo y pensaron que habían sido delatados», por lo que inmediatamente encontraron a Hiparco, el responsable de la ofensa a la hermana y a la familia de Harmodio, junto al llamado Leocorio y lo apuñalaron hasta matarlo. Aristogitón, tras conseguir huir, fue apresado poco después, pero Harmodio encontró la muerte al instante, en el mismo lugar de la acción (cf. TUCÍDIDES, I 20, 2; VI 56-57). Cf., asimismo, supra , IX 1, 4.

58 Se echa en falta la narración del desarrollo de los hechos, como el ataque y las muertes de Hiparco y Harmodio. El relato más completo es el de TUCÍDIDES (VI 54-57).

59 Diodoro refleja la tradición de exaltación democrática que subraya el móvil político en el asesinato de Hiparco, ensalzando a los tiranicidas como mártires de la libertad (cf. supra , IX 1, 4). Esta magnificación, con objeciones en Heródoto y Tucídides, tiene su representación en la estatuaria (cf. PAUSANIAS , I 8, 5). Sobre todo ello, cf. HERÓDOTO , V 55-56 y notas 251-256; VI 123 y notas 615-616; TUCÍDIDES , I 20 y nota 140; VI 56-59.

60 La conjuración de Zenón de Elea, discípulo y amigo de Parménides, contra la tiranía de Nearco representa probablemente un intento de la oligarquía de aquella ciudad de la Magna Grecia por recuperar el espacio político que había tenido en la primera mitad del siglo v a. C. y en la primera parte de la segunda mitad. Se ha discutido sobre la cronología y las motivaciones de la tiranía de Nearco y acerca de la actitud respecto a Atenas del tirano y de sus opositores. Lípara, isla que había tomado partido por Siracusa frente a los atenienses y que fue atacada por Atenas en el invierno del 427/426 (cf. TUCÍDIDES , III 88), sirvió de base a los secuaces de Zenón, según dice DIÓGENES LAERCIO , IX 26. Zenón, junto con Parménides, había viajado a Atenas, al parecer antes del 440, probable año de la muerte de Parménides (cf. PLUTARCO , Vida de Pericles 4, 5).

61 Cf. DIÓGENES LAERCIO , IX 26, que nos ofrece un relato parecido de la tortura de Zenón.

62 A ello se refiere HERÓDOTO , V 41-48; VII 158. Cf. DIODORO , IV 23, 3. El pasaje está aquí fuera de lugar.

63 Puede relacionarse con la frase pronunciada por un babilonio respecto a la posibilidad de que su ciudad fuera tomada por los persas; «sólo lograréis rendirnos —dijo— cuando puedan parir las mulas» en la creencia de que una mula no podía parir nunca (cf. HERÓDOTO , III 151).

64 Literalmente dice «mutiló las extremidades de su cara», es decir, la nariz y las orejas; cf. HERÓDOTO , 111 154, 2.

65 En Heródoto, Zópiro es el hijo de Megabizo. Heródoto nos cuenta toda la historia, la frase del babilonio, el parto de una de las mulas de Zópiro y la conclusión de éste de que la toma de Babilonia ya era factible, la intervención de Zópiro y la astucia de su mutilación, para engañar a los babilonios y entregar la ciudad a Darío (cf. HERÓDOTO , III 151-159, 1).

66 En Heródoto, después de la conquista, Darío manifiesta que «antes que agregar a sus dominios veinte Babilonias, además de la que poseía, preferiría que Zópiro no hubiera sufrido aquella ignominia» [III 160, 1, trad. C. SCHRADER].

67 Cf. HERÓDOTO , III 157, 2-4-158.

68 Se refiere al cumplimiento de la profecía del parto de la mula como condición para la toma de Babilonia. Cf. HERÓDOTO , III 151, 2 y 153, 1.

69 La isla de Lemnos, dice HERÓDOTO (V 26; VI 137-139), estuvo habitada por los pelasgos, que pueden identificarse con los tirrenos de este pasaje de Diodoro; según una tradición recogida por Heródoto, estos pelasgos habían sido expulsados del Ática y se habían instalado en Lemnos, isla del Egeo noroccidental que acabaron abandonando por la amenaza de los persas sobre Acte, la península más occidental del tridente de Calcídica (sobre la cual cf. TUCÍDIDES , IV 109). Lemnos pasó a estar bajo los persas después de la expedición contra Escitia (cf. HERÓDOTO , V 26-27) y fue recuperada por Milcíades II, el «Maratonómaco» que, poco antes de la revuelta jonia, la repobló con colonos atenienses (cf. HERÓDOTO , VI 136, 2; CORNELIO NEPOTE , Vida de Milcíades 2, 4).

70 Con referencia a regalos no estrictamente necesarios.

71 Tarquinio el Soberbio, que subió al trono en el 535. Cf. supra , X, fr. 1. Sexto Tarquinio era el más joven de sus tres hijos y, según la tradición, se valió de la astucia y el engaño para entregar la ciudad de los gabinos a su padre. Cf. T. LIVIO , I 53, 5-54; DION CASIO , Historia Romana I-XXXV (Fragmentos) [intr., trad. y notas de D. PLÁCIDO] , BCG 325, Madrid, 2004, págs. 206-207.

72 Del campamento del ejército romano que estaba sitiando Árdea, la ciudad de los rútulos, situada al sur de Roma, que se había enfrentado a la hegemonía de los Tarquinios en la liga latina. Cf. T. LIVIO , I 57 sigs.; DIONISIO DE HALICARNASO , IV 64 sigs.; DION CASIO , ob. cit. , págs. 210 sigs.

73 Colacia se encontraba a unos 16 km. al este de Roma, en el territorio de los sabinos; pasó a estar bajo el poder de Roma en el reinado de Anco Marcio. Cf. T. LIVIO , I 38, 1.

74 Lucio Tarquinio Colatino, hijo de Egerio. Cf. DIONISIO DE HALICARNASO , Historia Antigua de Roma IV 64, 3.

75 Lucrecia, hija de Lucrecio Espurio, símbolo para Diodoro de la virtud femenina, es la protagonista de la famosa leyenda a la que se liga la caída de los Tarquinios.

76 En el campamento del que había marchado Sexto.

77 Básicamente Diodoro sigue la tradición que se encuentra en Livio. Pero en T. LIVIO , I 57, 4-11 Sexto había encontrado a Lucrecia unos días antes cuando, en una estancia en Colacia junto a Colatino y a los otros Tarquinios, había sorprendido a Lucrecia hilando en plena noche y se había quedado prendado de su belleza.

78 A su padre, que fue a Colacia con Publio Valerio, y a su marido, que volvió de Árdea con Lucio Junio Bruto.

79 Cf. T. LIVIO , 158, 8-12.

80 Según la tradición, el ultraje cometido por Sexto fue la chispa que hizo estallar la rebelión que provocó la huida de Tarquinio a Cerveteri y la instauración de la república. Cf. T. LIVIO , I 59; PLUTARCO , Vida de Publícola 1, 3; DION CASIO , ob. cit. , págs. 212 sigs.; pág. 223, notas 1 y 2.

81 Las fuentes están de acuerdo respecto al gobierno despótico de Tarquinio el Soberbio. Cf. T. LIVIO , I 53, 1; PLUTARCO , Vida de Publícola 1, 3; DION CASIO , ob. cit. , págs. 203-205.

82 Lucio Junio Bruto, hijo de una hermana de Tarquinio el Soberbio, que había matado a su padre y a su hermano. Según la tradición, que con ello justifica su sobrenombre de Bruto, se fingió loco como medio de salvación propia (cf. T. LIVIO , I 56, 8; PLUTARCO , Vida de Publícola 3, 5; DION CASIO , ob. cit. , págs. 209 sigs. La tradición cuenta que promovió la expulsión de los Tarquinios, que desempeñó el primer consulado en el 509 a. C. junto a Lucio Tarquinio Colatino y pereció en un encuentro contra Arrunte, hijo de Tarquinio (cf. T. LIVIO , I 59, 1-60, 4).

83 Esta batalla entre los sibaritas y crotoniatas, que precedió a la destrucción de Síbaris, ocurrió en el 510 a. C. Respecto al enfrentamiento entre estos pueblos, cf. infra, XII 9-10.

84 Es conocida la presencia de la novela y la fábula en la narración histórica de Heródoto. Cf. HERÓDOTO , Historia I-II [intr. F. R. ADRADOS , trad. y notas C. SCHRADER] , BCG 3, Madrid, 1984, págs. 24 sigs.

85 Se refiere al enfrentamiento de los demócratas atenienses con los espartanos, beocios y calcideos en el 507/506 a. C. Los atenienses infligieron una terrible derrota a los beocios y, tras pasar a Eubea, vencieron a los calcideos y establecieron clerucos en la isla (cf. HERÓDOTO , V 77).

86 Cf. HERÓDOTO , V 77, 4. La inscripción aparece aquí en la misma forma que la presentaba Heródoto: en realidad se trata de una réplica del original, que seguramente sufrió el saqueo de los persas cuando en el 480 a. C. devastaron e incendiaron la Acrópolis. Se ha encontrado un fragmento en la Acrópolis que contiene los mismos versos, pero en otro orden. Sobre las inscripciones, cf. I.G. I2 334 (= M. N. TOD , Greek Historical Inscriptions , 12 y 43; MEIGGS -LEWIS , 15). Del carro de bronce habla PAUSANIAS , I 28, 2, que lo menciona con la enorme estatua Atenea Prómaco de Fidias, exvoto de Atenas por la victoria contra los persas; pero, según Heródoto, el carro estaba situado en los Propileos, a la izquierda según se entra.

87 Del mismo modo HERÓDOTO (V 102) dice que el incendio del templo de Cibebe en Sardes por obra de los griegos sirvió de pretexto a los persas para incendiar los templos griegos en la expedición del 480. Pero se ha observado que, pese a la afirmación de Heródoto, la destrucción accidental del templo de la Cíbeles lidia no pudo ser la razón de los incendios provocados por los persas (cf. HERÓDOTO , Historia [trad. y notas C. SCHRADER] , BCG 39, V 102, nota 508).

88 Los carios, situados en la zona sudoccidental de Asia Menor, entre Lidia, Frigia y el Egeo, fueron sometidos primero por Creso y después por los persas; cuando se produjo la sublevación jonia, se alinearon al lado de los griegos.

89 Parece que Diodoro se refiere al tiempo que precedió inmediatamente a la batalla de Lade, en el 494 a. C. (cf. HERÓDOTO , VI 7), cuando los jonios, asustados por el avance persa contra Mileto, enviaron sus delegados al Panionio (cf. HERÓDOTO , I 148, 1), donde decidieron equipar la flota y reunirla en Lade, un islote situado frente a Mileto que protegía el acceso al mayor de los cuatro puertos de la ciudad.

90 Hecateo es seguramente el más original e importante de los logógrafos, historiadores «más atentos a cautivar a su auditorio que a la verdad» (cf. TUCÍDIDES , ob. cit. , I 21, 1 y notas 146-147). Nacido hacia la mitad del siglo VI a. C., pertenecía a una influyente familia de Mileto. Agatémero dijo de él que «era hombre que había hecho muchos viajes», en los que sin duda adquirió saberes que se reflejan en sus obras (Genealogías , en cuatro libros, y Contorno de la Tierra o Períḗgēsis , en dos); su estancia en Egipto está atestiguada por Heródoto (II 143) y es probable que también haya visitado Fenicia, los territorios del Mar Negro y la meseta irania. Destacó por su actitud crítica frente a las tradiciones y por su racionalismo ante los mitos.

91 HERÓDOTO (V 36, 2-4) se refiere al papel de Hecateo en la revolución jonia y a los importantes consejos que dio: propugnaba no entrar en guerra contra Persia y, en caso de hacerlo, que Mileto se procurara la hegemonía marítima y que se apropiara de los tesoros del santuario de Apolo en Bránquidas. Tras el fracaso de la revuelta, no quedaba otra solución que conseguir acuerdos de paz con los persas que no resultaran humillantes. La habilidad diplomática de Hecateo con el sátrapa Artafernes a la que hace referencia este pasaje no aparece mencionada en Heródoto.

92 En la batalla naval de Lade.

93 Este fragmento se refiere probablemente a la situación de Argos al ser derrotada por Cleómenes I de Esparta en el 494 a. C. Heródoto narra la matanza de argivos en el bosque consagrado a Argos (VI 78, 2-80). Tras esta derrota la ciudad de Argos se vio disminuida en el número de ciudadanos y se inició un período de disputas con los esclavos que acabó con la victoria de los ciudadanos argivos, hijos de los que habían caído frente a Cleómenes (Cf. HERÓDOTO , VI 83).

94 Según una tradición recogida por Justino (II 6, 14; XLII 3, 6), Medo había nacido de la unión de Medea con Egeo, rey de Atenas, en cuya corte se había refugiado la maga. Según los trágicos áticos, Medo, con la ayuda de su madre, tras ser expulsados de Atenas, dio muerte a Perses, hermano de Eetes, y reinó en su lugar. En honor de su madre fundó el reino de Media, con lo que un ateniense fue el epónimo de los medos.

95 La expulsión de Atenas de su antepasado.

96 Alude al envío de una escuadra de veinte naves que se unieron a las cinco de Eretria, un escaso soporte a la revuelta jonia.

97 Eretria, que en el 499/98 había enviado una ayuda a la revuelta jonia, fue saqueada e incendiada por los persas en el 490 a. C., pocos días antes de la batalla de Maratón. La ciudad de Eubea resistió durante seis días, pero al séptimo cayó y sus habitantes fueron reducidos a la esclavitud (cf. HERÓDOTO , VI 101). Posteriormente fue sometida por los atenienses, en el 446, cuando Pericles conquistó la isla (cf. infra , XI 88, 3). Pero en el 411 a. C. Atenas fue derrotada en Eretria, como vemos en TUCÍDIDES , VIII 95.

98 Sobre Milcíades, perteneciente a la noble familia de los Filaidas, cf. supra , X 19, 6, nota 69. Hipias le envió al Quersoneso Tracio, donde permaneció hasta su regreso a Atenas, en el 493 a. C. En Maratón, tras el desembarco de los persas, consiguió que prevaleciera su estrategia frente a la opinión de algunos estrategos, que querían renunciar al encuentro con los invasores (cf. HERÓDOTO , VI 109-110; CORNELIO NEPOTE , Vida de Milcíades 4, 4-5; PLUTARCO , Vida de Arístides 5, 1; JUSTINO , II 9, 10). Como es sabido, los estrategos eran los diez jefes militares elegidos por las diez tribus creadas por Clístenes; había uno por tribu y mandaban las fuerzas que cada tribu aportaba al ejército; formaban el Estado mayor del polemarco, el jefe supremo del ejército; la elección era por un año y eran reelegibles. A partir del 487 a. C. asumieron el mando, desplazando al polemarco.

99 La batalla de Maratón, en el verano del 490, un gran triunfo ateniense gracias a la estrategia de Milcíades.

100 Hipócrates sucedió a su hermano Cleandro hacia el 498 a. C. y gobernó hasta el 491 a. C. Su época fue una de las más gloriosas de la colonia fundada por rodios y cretenses (cf. TUCÍDIDES , VI 4, 3). Inició la política expansionista de Gela, quiso extender su dominio por toda la Sicilia oriental hasta el estrecho de Mesina y en poco tiempo su ciudad se convirtió en la más poderosa de la isla (cf. HERÓDOTO , VII 154-155; TUCÍDIDES , VI 5; FILISTO , FGrHist , fr. 15; TIMEO, FGrHist , frs. 19 a y b; infra , X 62; DIONISIO DE HALICARNASO , VII 1; POLIENO , V 6). En el 491 «le sorprendió la muerte en las inmediaciones de la ciudad de Hibla, durante una expedición contra los sículos» (HERÓDOTO , VII 155, 1). Entonces Gelón se hizo cargo del poder.

101 Esta derrota siracusana tuvo lugar a orillas del río Eloro, pero no fue seguida del asalto a Siracusa gracias a la intervención de corintios y corcireos, que lograron que se llegara a un armisticio por el que los siracusanos entregaban Camarina a Hipócrates (cf. HERÓDOTO , VII 154, 2).

102 Terón gobernó Acragante entre el 488 y el 472 a. C. (cf. infra , XI 53, 1). Este juicio positivo sobre Terón está de acuerdo con el resto de la tradición. Píndaro lo elogió fervientemente (cf. Olímpicas 2, 93 sigs.). Terón desarrolló una política de buena relación con Gelón de Gela, unidos por el sentimiento antipúnico. Impulsó la expansión hacia Selinunte, que tuvo el éxito de la conquista de Heraclea Minoa, y hacia Hímera, gobernada por el filopúnico Terilo, conquistada hacia el 482. Respecto a su papel en la decisiva victoria de Hímera, cf. infra , XI 20 sigs.

103 Tirano de Siracusa entre el 485 y el 478 a. C. Este pasaje se refiere a dos de las diversas anécdotas transmitidas sobre este personaje.

104 Cimón era hijo de Milcíades, el «Maratonómaco», y de Hegesípila, hija de Óloro, rey tracio (cf. HERÓDOTO , ob.cit. [BCG 39], VI 34 sigs.; TUCÍDIDES , ob.cit. [BCG 149], I 98, nota 537). La biografía de Plutarco nos cuenta numerosas anécdotas sobre este ilustre almirante ateniense.

105 Tras la victoria de Maratón, Milcíades impulsó una política expansionista para asegurar a Atenas el control de las islas del Egeo. Pero la expedición contra Paros del 489 a. C. constituyó un fracaso (cf. HERÓDOTO , VI 133-135; CORNELIO NEPOTE , Vida de Milcíades 7, 2-4), por lo que Cimón, al regresar a Atenas, fue acusado por Jantipo, el padre de Pericles, y condenado a pagar una multa de cincuenta talentos. Según una tradición recogida por Plutarco y Cornelio Nepote, ingresó en prisión por no satisfacer la deuda; murió allí y Cimón asumió el pago de la multa.

106 Después de distinguirse en la batalla de Salamina, en el 480 a. C. (cf. PLUTARCO , Vida de Cimón 5, 4), Cimón fue el alma de numerosas empresas como la toma de Eyón en el 476 (cf. infra, XI 60, 2), la victoria de Eurimedonte, hacia el 470/466 (cf. infra, XI 61, 1-7), la conquista de Tasos en el 464 (cf. infra , XI 70, 1) y la expedición contra Chipre del 449 (cf. infra , XII 3-4), en la que encontró la muerte.

107 Según leemos en HERÓDOTO , VI 34; 103, 1 y en otros pasajes del libro VI, Esteságoras era abuelo de Milcíades el Joven (el Maratonómaco) y padre de Cimón I y de Milcíades el Viejo. Otro Esteságoras era hermano de Milcíades, el de Maratón, y por tanto tío de Cimón II, al que se refiere aquí Diodoro (cf. CORNELIO NEPOTE , Vida de Milcíades 7, 5).

108 Isódice, una alcmeónida hija de Euriptólemo, fue seguramente su segunda mujer (cf. PLUTARCO , Vida de Cimón 4, 10; 16, 1). El nombre de Calias está ligado al tratado de paz con Persia del 449 a. C. (cf. infra , XII 4, 5).

109 Elpinice era en realidad su hermanastra, Cf. PLUTARCO , Vida de Cimón 4, 6-8; Vida de Pericles 10, 5.

110 Se refiere probablemente al matrimonio de Ptolomeo I Soter (h. 366-283/282) con Berenice I, hijos del macedonio Lago, él de una unión con Arsínoe y ella del matrimonio con Antígona.

111 Zeus y Hera eran hijos de Crono y Rea (cf. HESÍODO , Teogonía 454). Esta unión suponía el sincretismo de dos cultos diversos, uno indoeuropeo y otro mediterráneo.

112 Temístocles, nacido en Atenas hacia el 525 a. C. y arconte en el 493/492 (cf. DIONISIO DE HALICARNASO , VI 34), fue el político que puso las bases de la talasocracia ateniense. Fue protagonista de las batallas de Artemisio y Salamina en el 480 y a su iniciativa se ha de atribuir que los atenienses, en contra del parecer de Esparta, amurallaran la ciudad, iniciaran la construcción de los Muros Largos y fortificaran el puerto del Pireo (cf. TUCÍDIDES , I 90 sigs.; 108). Fue condenado al ostracismo hacia el 471 (cf. infra , XI 55, 1) y acabó sus días en Persia [cf. TUCÍDIDES (BCG 149), I 137-138 y nota 877].

113 Seguramente era Euriptólemo. hijo de Megacles, cuya hija Isódice se casó con Cimón (cf. supra. X fr. 31, 1).

114 PLUTARCO , Vida de Temístocles 18, 5 cuenta la misma anécdota. Entre dos pretendientes de su hija prefería el joven de buenas cualidades al rico, a un verdadero hombre sin riquezas que las riquezas sin tal hombre.

115 Diodoro recoge la tradición según la cual Cimón ingresó en la cárcel por no haber pagado la multa de su padre (cf. asimismo CORNELIO NEPOTE , Vida de Cimón 1, 1).

116 El 481 a. C.

117 En la segunda expedición persa contra Grecia, en el 480 a. C.

118 Cf. HERÓDOTO , VII 157-162. Gelón y los griegos de Sicilia también se enfrentaban a la amenaza de un ataque cartaginés (cf. HERÓDOTO , VII 158).

119 Las reflexiones del fragmento 34 reflejan el sentir de los griegos ante el enfrentamiento con Persia y sus consideraciones sobre los pros y los contras de la lucha con los persas y el sometimiento al tirano Gelón.

Biblioteca histórica. Libros IX-XII.

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