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¿Qué es el autoestima?

La autoestima, según la gran mayoría de las personas, se define como nuestra propia valoración. Esta valoración se ve influida en gran medida por la aceptación o no de nuestros aspectos fuertes y débiles, es decir, cómo nos sentimos ante la imagen que proyectamos sobre las personas que nos rodean e interactúan con nosotros.

Hablamos de una autoestima alta, cuando tenemos una estimación positiva de nuestra propia imagen. En esta valoración incluimos nuestras virtudes y talentos y nuestras limitaciones e imperfecciones, tomando una actitud compasiva y de aceptación. Y, al contrario, hablamos de baja autoestima cuando la interpretación que hacemos es negativa y somos excesivamente críticos con nosotros mismos. ¿Por qué es tan importante tener una autoestima alta? La autoestima es un elemento esencial porque influye en nuestro desarrollo social, afectivo e intelectual, teniendo en cuenta los aspectos comunicacionales e interacciones con los demás individuos que componen nuestro entorno, se considera como un elemento básico para la felicidad, apreciarse a uno mismo es ingrediente indispensable para ser feliz. Aceptarse con lo bueno y lo malo es inspirador, consecuentemente repercute en el desarrollo de las habilidades sociales. Cuando uno está seguro de sí mismo, se siente más capaz de afrontar retos sociales; de hecho, se ha comprobado que los niños con una sana autoestima son menos tímidos y mejor aceptados y valorados por sus compañeros, tienen una mayor sensación de control. Las personas que tienen una autoestima sana suelen responsabilizarse más de sus actos, es decir, tanto los éxitos como los fracasos los atribuyen a su comportamiento y características y no tanto a las circunstancias externas. Ayuda a mejorar el rendimiento, por ejemplo, en el área académica tiene una gran importancia en la percepción global que tiene de sí mismo el niño o adolescente. No podemos olvidar que la mayor parte de su tiempo y esfuerzo lo dedican al estudio, de modo que cuando los resultados son buenos, la percepción de sí mismo mejora y eso los motiva para seguir trabajando duro. Sin embargo, cuando la autoestima está baja y se tiene un pobre concepto de sí mismo, la motivación y capacidad de esfuerzo disminuye dando lugar a peores resultados. Esto que ocurre con los niños también pasa con los adultos. Cuando nos creemos capaces, somos más productivos y los resultados son mucho mejores, aumenta la autonomía y seguridad en nosotros mismos. Para conseguir la independencia, el niño tiene que creer que puede lograr sus metas haciendo uso de sus propias fortalezas. Si él cree que puede, dará el paso e irá siendo cada vez más autónomo, además, cuando uno está seguro de sí mismo no le da tanta importancia a opiniones o juicios externos, sino que se va guiando por su propio criterio y, si falla, aprende de sus errores sin torturarse por haberlos cometido.

Desarrollan cualidades como la creatividad, ingenio o pensamiento crítico. La sana autoestima impulsa y motiva, da alas. De hecho, los adolescentes que se sienten seguros, no tienen miedo a salirse de vez en cuando de lo establecido, y se atreven a innovar y emprender proyectos y aventuras nuevas.

Gestionan mejor los conflictos y situaciones difíciles. La autoestima sana ayuda a no centrarse en la culpa o el fracaso y a tomar una actitud más positiva y constructiva. Se orientan más a buscar soluciones o alternativas de mejora porque no se bloquean ante los errores.

Mejor salud y longevidad. Una buena autoestima hace que nos valoremos más y por lo tanto que cuidemos más de nuestra salud. De hecho, precisamente porque nos apreciamos, asumimos menos comportamientos de riesgo.

Entonces, al evaluar estas opiniones frente al enfoque que queremos, podemos concluir lo siguiente: la autoestima nace dentro de nosotros mismos y en el mismo momento en que nacemos. Ella no se pierde como tal, simplemente ella queda dentro de nosotros bajo la gran cantidad de recuerdos, sobre todo de pensamientos negativos

provenientes de experiencias más recientes, cuyo tremendo impacto emocional de alguna forma ocultan los pensamientos agradables y hacen que estos sentimientos y emociones, de esos agradables momentos de la vida, queden ocultos en los rincones más profundos de nuestros recuerdos, en nuestra mente, haciendo que no afloren los pensamientos positivos, y nos conviertan en personas insensibles e infelices. La autoestima es algo que llevamos dentro, y ésta a veces no se manifiesta en forma previsible, ocasionalmente, lo que se necesitará es extraerla y sentirla en tiempo presente, elevando nuestras emociones y sensaciones de felicidad, haciendo que nuestro estado de ánimo potencie nuestra energía emocional. Hay que recordar que buena parte de la energía emocional provee todo para quien ejerce ese poder de atracción, de acuerdo con esa ley.

También debemos considerar que el despertar de las emociones se ha convertido en un potente y peligroso instrumento de la manipulación humana y de masas tales como las sectas religiosas, los partidos políticos y el ocultismo.

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