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Canal 4 de la Luna

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El dúo Nicanor Gónzalez Vásquez y Antonio Umbert Féllez entró en histórica desventaja cuando en sus inicios optó por la unidad móvil como principal arma competitiva, mientras los Delgado Parker se prendaron del videotape. Escogieron lo vistoso sobre lo productivo; el movimiento efímero sobre la teatralidad grabada y enlatada para la exportación. Cuando dejaron de producir novelas en vivo asumieron su derrota en la batalla del folletín, pero nunca se sentirían perdidos del todo. No tenían por qué. La cobertura nacional fue una meta primordial desde que América empezó a recorrer las plazuelas del mercado limeño con la móvil y, por eso, su expansión territorial durante los sesenta fue considerable.

La especialidad de América fue la variedad. Mientras más sonora, mejor. Juan Silva, empresario de artistas jalado del 5, barajó contratos con estrellas de todas partes —Pedro Vargas, Olga Guillot, Paul Anka, Charles Aznavour, Maurice Chevalier, Nelson Pinedo, Armando Manzanero— que animaron varias horas de prime-time alternando con voces locales. Cuando la música cesaba siempre había un enlatado yanqui o mexicano que salvara la jornada y, a partir de 1968, también pujaron por el horario estelar los estrenos de Pablo de Madalengoitia, jalado del gran rival a condición de multiplicarse en concursos culturalistas y ficciones con fórum. Usted es el juez, gran cast, académica realización, exteriores filmados y sentencia final de Pablo fue el programa-orgullo del canal.

Lo demás eran pequeñas alegrías, inocentes travesuras como las de Rodolfo Rey que en “Cachirulo y sus cuatronautas” (véase, en este capítulo, el acápite “Vuelta de tuerca”) tomó la posta del Tío Johnny, jalado traumáticamente por el 5, evitando una crisis depresiva a los tíos Nicanor y Antonio. A fines de 1968, dignos segundones del 5, satisfechos de su buen ojo para los enlatados y de su modesta pero indeclinable audiencia fija, el dúo lanzó un aviso por el décimo aniversario del canal:

Nos ocurrió hace 10 años ser la primera televisora comercial del Perú [...]. Hoy volvemos a vivir la misma fogosa emoción al ver nuestro canal convertido en adulto con un público fiel que lo quiere y lo aplaude [...]. 10 años que nos enorgullece haber vivido con nuestro transmisor alerta a la voluntad del espectador que es el único destinatario de nuestro trabajo.52

Orgullo ¿de qué? De estar vivos y producir exclusivamente para la audiencia nacional. Poca cosa. Los dueños de América tenían que ser picados en su honor para responder agresivamente. Miren cómo replicaron al canal 5 en agosto de 1969, cuando éste, envanecido por el boom de sus novelas, quiso apropiarse, publicando ratings apabullantes y metáforas celestes (“El canal 5 de la Luna”), del éxito de la transmisión vía satélite de la llegada del Apolo XI a la Luna:

Canal 4 de la Tierra. Es así como nos seguiremos llamando mientras no podamos instalar estaciones retransmisoras en la Luna, porque eso de estar hoy en la Luna, suena a historieta y si le sumamos a esto que además de estar acompañados de Armstrong, Aldrin y Collins nos acompañaron no sé cuántos limeños, usted no nos creería. Lo que sí le podemos decir y nadie lo puede negar es que desde Chimbote hasta Marcona (10 estaciones retransmisoras) miles de peruanos siguieron paso a paso las incidencias del trascendental viaje del hombre a la Luna, y como si esto fuera poco, sólo unos días después y por Fiestas Patrias esta millonada de peruanos (también de la Tierra como del 4) desde sus hogares y sin moverse de ellos estuvo con nosotros (en el 4 de la Tierra) viendo el mensaje presidencial y al día siguiente sólo el 4 pudo ofrecer sin perder un solo detalle (incluyendo los mirage que vuelan tan alto) la gran parada militar y esa misma tarde (¡qué tal 4!) las carreras de gala desde el Hipódromo de Monterrico y no dijimos que teníamos cientos de personas trabajando (sólo las necesarias), no hicimos alarde de equipos que no teníamos (transmitimos con los de siempre que son muy buenos) y aquí estamos, en la Tierra, para llevarles como siempre desde la Luna o cualquier sitio los mejores programas de televisión.53

En verdad era el 4 el canal en la Luna. A diferencia de los Delgado Parker, que urdieron una estrategia de diversificación de inversiones para sobrevivir la inminente nacionalización de las comunicaciones, el 4 no supo olfatear lo que pasaba en la Tierra y sufrió frontalmente el embate estatizador. A diferencia de sus rivales, Umbert y González eran veteranos en vísperas de entregar la posta generacional. Esta se dio tarde y parcialmente. Solo Nicanor González Urrutia, primogénito de “Neca-Neca”, y Mauricio Arbulú Bryce, esposo de Patricia, la hija mayor de Umbert, se habían venido preparando para la ocasión. Desde 1962, Nicanor Jr. gerenciaba el canal 9, sucursal a cinco cuadras de distancia que tuvo una gran cuota de producción propia, pero en tal atmósfera de improvisación y descontrol, que ninguno de sus estrenos cogió estabilidad. Acabó siendo un lastre para el 4 y fue disuelto oportunamente en 1971, semanas antes de la estatización forzada. Mauricio se había ocupado de la expansión provinciana de América y conocía los cimientos del canal mejor que Nicanor. Durante los años venideros el yerno de Umbert manejará las relaciones políticas del canal y tomará vitales decisiones mientras Nicanor cuidaba la herencia televisiva de su padre y se entretenía con los géneros en vivo.

El 4 perdió su boom por no ser audaz y comprometió su futuro por no ser precavido. Fue segundón sin remedio porque en lugar de competir en sentido estricto, emulando y superando al rival en los terrenos consagrados por el mercado, se afirmó en sus 13. Insistió en su desgastante variedad, compró las latas y películas que recomendaba el periodista y programador Frangois Guzmán, se preocupó por llenar el vacío de los jalados e hizo algunas apuestas riesgosas en géneros que el rival no exploró, pero le corrió a las novelas aun cuando la sola etiqueta made-in-Perú les hubiera sido valiosa. Sin embargo, mala suerte, Nicanor González, padre e hijo, viajaron a Buenos Aires a comprar programas y les entusiasmó el argumento de Simplemente María54 Cuando visitaron a Celia Alcántara se enteraron que acababa de vender la novela a Genaro Delgado Parker. De vuelta a Lima y a la Luna.




















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