Читать книгу Aprendiendo a enseñar - Graciela Edith Ruiz Díaz - Страница 8

Introducción

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Este libro se gestó con la intención de acercarnos un poco más a la idea de cómo aprende el que aprende. ¿De quién hablamos? ¿Del alumno? ¿De la alumna? ¿Del maestro? ¿Del contenido?

Quien aprende es el cerebro de cada uno de nosotros y es a quien debemos dirigirnos al enseñar.

En estas páginas se presenta un camino que se inicia, pero que no tiene fin, pues la educación y la formación en sí no las tienen.

La idea es establecer una vía de contacto, de compartir experiencias que tengo la dicha de vivirlas, como seguramente usted, si es docente, las tiene día a día.

Me inicié en este camino, el de la docencia, allá por 1991; pero, para llegar a este sendero en el cual me encuentro hoy, tuve que recorrer algunas bifurcaciones.

Me recibí en un colegio secundario siguiendo una orientación biológica, el “Colegio Nacional Gobernador Juan José Silva”, en el año 1988, en la provincia de Formosa, y para el año 1991 ya estaba ejerciendo de maestra (tenía entonces, 19 años).

Ejercí, en primera instancia, hasta el año 1998. En ese año, decido trasladarme a vivir a la provincia de Buenos Aires, donde además de estudiar otras carreras, trabajé en rubros que nada tienen que ver con educación, aunque yo, seguía transmitiendo conocimientos.

Me recibí de Técnico en Radiología (Técnico, así figura en mi título), carrera que no ejercí más allá de las prácticas hospitalarias.

Para el año 2000, frustrada mi carrera de técnica radióloga, con mi título durmiendo en un cajón, comencé a incursionar en el comercio, más precisamente en el área de la venta directa1 logrando una red que abarcaría todo el país, destacándome en “Mayor nivel de venta a nivel nacional” en varias oportunidades.

Este éxito no fue resultado de un “golpe de suerte”.

Me dediqué a capacitarme en el rubro y capacitaba a mis vendedores y gerentes de venta a mi cargo, para lo cual he realizado cursos y capacitaciones, no solo en el ámbito económico, sino también en crecimiento personal. (Ver anexo).

Vale decir que encaré esta rama laboral como una verdadera profesional.

¿Qué hace un/a profesional?

¡Se capacita!

Y cuando un profesional se capacita, podemos decir que es “capaz” de desarrollar sus actividades con éxito; que está actualizado y consecuentemente tomará las mejores decisiones para lograr los objetivos propuestos.

Uno de los factores en los que creo que fallamos los docentes: la autocapacitación.

Luego de haber recorrido un largo tramo de varios años por este camino, capacitándome en ventas y crecimiento personal, nuevas bifurcaciones me llevan de regreso al sendero de la enseñanza formal, con una mirada diferente ante las metodologías de enseñanza existentes en el ámbito escolar y los nuevos aprendizajes que he adquirido.

Sabemos que el ser humano aprende y evoluciona día tras día, y dado que la tarea docente es justamente guiar en ese desarrollo y evolución, debemos actualizarnos constantemente.

En el camino, durante mi autocapacitación, fui comprendiendo que no es “la persona” que vemos la que aprende. No es el cuerpo que miramos al que vamos a enseñar. Ése cuerpo es solo el envase que exterioriza hasta dónde ha llegado esa persona por dentro; pero podemos ver solo lo que muestra. En realidad llegó mucho más lejos, carga más peso del que podemos ver, y su amor es más grande que el corazón que posee.

Y si no me cree, piense lo siguiente: Las personas creen que lo/a conocen, que saben de sus anhelos, sus dolores, sus alegrías… ¿es en realidad así? ¿Usted es todo lo que muestra? ¿O hay más? (Hay incluso sentimientos, sensaciones, aprendizajes grabados dentro nuestro, que ni nosotros sabemos que están ahí, no somos conscientes de ello).

Aprendí acerca de un par de cosas que traemos de nuestros antepasados y que forman parte de las barreras que debemos atravesar para llegar a un estado de conocimiento, de crecimiento mental e intelectual, y aún, de paz.

Por supuesto, hay mucho más de lo que expongo en estas páginas. Estos temas son algunos de mis aprendizajes; los que puedo exteriorizar y compartir con usted. Seguramente se sentirá reflejado/a en algunos de ellos.

Deseo con fervor que al leer este compendio de experiencias, pueda compartir también sus vivencias, y juntos, ayudarnos para que el disfrute sea aún mayor.

Puede ponerse en contacto conmigo a través del blog www.gerdkprofesional.blogspot.com “Ser para aprender” donde obtendrá mi correo electrónico y número de contacto. ¡Será bienvenido/a!

Tengo una trayectoria docente en la cual he llegado a identificar dos tipos de colegas:

El que se suma a nuevas ideas y el que huye.

El que felicita al “emprendedor” de nuevos proyectos y el que entre dientes piensa: ¡“qué loco/a está! ¡Qué ganas tiene!”

El que critica para restar y el que lo hace para sumar.

El que mira de reojo y el que imita lo positivo.

El que se queja y el que produce.

No podemos echar la culpa a los niños o a sus familias ni al gobierno.

Tenemos una responsabilidad que implica la autocapacitación.

Un ingeniero, contador, abogado, médico, dentista, un comerciante exitoso, que asume su carrera con responsabilidad y profesionalismo, se autocapacita.

También los docentes debemos hacerlo, porque somos profesionales y desarrollamos nuestra actividad con responsabilidad. Sabemos que económicamente no es redituable aún, que no es coherente el sueldo del docente con las tareas que realiza (las que corresponde por su actividad y las impuestas que no corresponden), pero somos profesionales y debemos desempeñarnos con vocación.

Muchos colegas no se autocapacitan atribuyendo el escaso poder adquisitivo del sueldo con los elevados costos de algunos cursos, pero hay muchas capacitaciones que tienen facilidades de pago y también muchas opciones que son gratuitas.

Alguna vez me dijeron: “pero no da puntaje”.

Capacítese en lo que considere que le brindará herramientas para un mejor desempeño. Si además brinda la posibilidad de aumentar el puntaje, ¡mejor! Pero concéntrese en su objetivo: obtener mejores herramientas para ayudar a aprender, ayudar a descubrir a cada ser humano en formación cuáles son sus capacidades predominantes, colaborar en el desarrollo de un pensamiento autónomo y crítico.

En algunos casos, ni siquiera hay que buscar cursos gratuitos; basta con leer los apuntes de cuando se formó en el rubro. Refrescar la memoria, revisar, acomodar, adaptar y readaptar.

Pero; no es su caso.

Si está leyendo este libro, está entre los que buscan opciones para el mejor desempeño de su tarea.

Aclaro que este libro no contiene fórmulas mágicas; pero puede ayudar a gestionar nuevas ideas a partir de su lectura.

Pues entonces, ¡manos a la obra!

1 Comencé con “Juana Bonita” como vendedora. Luego “Candela Thompson”, donde inicié la incorporación de vendedoras. Después pasé a “Bioesencia”. A estas alturas ya dirigía el grupo de emprendedores en La Matanza.

Aprendiendo a enseñar

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