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Capítulo 5 “¡Esperen un mes!” Hiram Patch

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Era a fines del invierno de 1850. Elena, que acababa de cumplir 23 años, era madre de dos varones: Henry, de tres años y medio, y Edson, de seis meses.

Jaime White, ahora con unos 29 años, estaba dirigiendo reuniones en Oswego, Nueva York, mientras redactaba la copia del primer periódico misionero adventista del séptimo día. Su obra había incomodado a los metodistas de la ciudad, que ahora estaban celebrando sus propias reuniones. El orador de ellos, el tesorero del condado, también servía como predicador laico metodista.

Durante este período, dos jóvenes no creyentes, Hiram Patch, de 21 años, y su novia, asistían a ambas series de reuniones. Con el tiempo, se acercaron a los White, confundidos, sin saber a quién creerle. Durante esa consulta, Elena de White tuvo una visión que ellos presenciaron. Remitió a la pareja a Oseas 5:6 y 7: “Con sus ovejas y con sus vacas andarán buscando a Jehová, mas no lo hallarán: ¡Se ha apartado de ellos! Contra Jehová prevaricaron, porque han engendrado hijos de extraños; ahora serán consumidos en un solo mes ellos y sus heredades”.

Entonces le dijo a la joven pareja:

–Esperen y vean el resultado del asunto. Esperen un mes, y sabrán por ustedes mismos el carácter de las personas que están participando de este reavivamiento y que profesan tener un peso tan grande por los pecadores.

–Esperaré –dijo Hiram.

Dos semanas después, al tesorero se le rompió un vaso sanguíneo del estómago mientras gritaba en una de sus oraciones. Fue llevado a su casa y confinado a guardar reposo. El jefe de policía del condado y el alguacil asumieron el control de las finanzas del condado y descubrieron un faltante de exactamente mil dólares. Fueron a la casa del tesorero, con la esperanza de obtener alguna ayuda. Pero él y su esposa levantaron las manos hacia el cielo, poniendo a Dios por testigo de que ellos no sabían nada del dinero que faltaba.

No obstante, cuando el jefe de policía entró por la puerta del frente, el alguacil se había ido por detrás de la casa y se escondió en un cobertizo. De repente se abrió la puerta de atrás, y la esposa rápidamente enterró un costal en un montículo de nieve. Momentos después, mientras el jefe de policía y el tesorero estaban conversando sobre la discrepancia, el alguacil entró en el dormitorio con el dinero que faltaba. El reavivamiento evangelizador del tesorero se desplomó de repente, e Hiram Patch y su futura esposa escogieron unirse a los adventistas que guardaban el sábado. Fueron miembros fieles hasta su muerte.

¿Qué aprendemos de este pequeño incidente? ¡Elena de White era una constante ganadora de almas! Dios le dio una visión que ayudó a traer a dos jóvenes a la seguridad de la verdad bíblica. Al mismo tiempo, Dios les dio a dos hipócritas la oportunidad de hacer las cosas bien, pero rechazaron la oportunidad de confesar la verdad.

Los que vieron... y creyeron

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