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Capítulo 2 Origen y nacimiento de Jesús

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Sumario. I. El origen de Jesús. A. La genealogía de Mateo. B. La genealogía de Lucas. C. La explicación de Juan. II. Los relatos sobre el nacimiento de Jesús. III. El relato de Lucas. A. La anunciación a Zacarías (Lc 1,5-25). B. La anunciación a María y la concepción virginal de Jesús (Lc 1,26-38): 1. El saludo del Ángel, 2. El mensaje. 3. La respuesta de María. C. La visitación de María a Isabel. D. El nacimiento de Jesús en Belén. 1.Tiempo. 2. Lugar. 3. Anuncio y adoración de los pastores. 4. La circuncisión del Niño. 5. La purificación de María en el templo, la presentación del Niño y el pago del rescate. IV. El relato de Mateo. A. El anuncio a José. B. El nacimiento. C. La llegada de los magos: 1 Quiénes eran los magos. 2. La estrella. 3. La previsión de Herodes. 4. La adoración de los magos. D. La huida a Egipto, la matanza de los inocentes y el retorno a Nazaret. 1. La matanza de los inocentes. 2. La huida. 3. El regreso.

1 El origen de JesúsCon Jesús se presenta el problema de su origen de manera muy especial. Es, a la vez, conocido y misterioso. Es conocido, porque todos saben que es hijo de María y José, que viene de Nazaret, donde vivió la mayor parte de su vida y también sus familiares. A veces, este origen “pueblerino” se aducirá como una prueba contra su autoridad como maestro. Por otra parte, la gente afirma que, a diferencia de Moisés de quien sabían que Dios hablaba con él, de Jesús no se sabe de dónde viene, y eso mismo le pregunta Pilatos en el interrogatorio previo a su condena a muerte: ¿De dónde eres tú?Los evangelios dan respuesta a esta pregunta. Ese es el sentido que tienen las genealogías de Jesús que ofrecen Mateo, al principio del Evangelio, y Lucas, al narrar los inicios de la vida pública. Juan, en cambio, ofrece una reflexión sobre su origen eterno.A. La genealogía de MateoLa genealogía de Mateo[1] comienza con el nombre de Abraham, a quien Dios había hecho la promesa de que de su descendencia vendría una bendición para todos los pueblos. Está dividida en tres grupos, cada uno de catorce generaciones: de Abraham a David; de Salomón al exilio en Babilonia, y del exilio a Jesús. David, a quien se le había hecho la promesa de un descendiente que reinaría eternamente, es un nombre crucial en esta genealogía. Toda ella es un argumento de que Jesús es descendiente de Abraham y de David, conforme a las promesas que Dios había hecho a Israel. Jesús es, como la gente le dirá, el Hijo de David.La genealogía muestra también el misterio del origen de Jesús. De todas las generaciones se dice que un varón engendró un hijo en una mujer (“Abraham engendró a Isaac) pero al llegar a la generación de Jesús se corta ese esquema y se dice: “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo”. José no engendró a Jesús, por lo que en María se da un nuevo comienzo, pues su hijo, Jesús, no proviene de hombre alguno.En ningún lugar de los evangelios se afirma que María fuera descendiente de David, Lucas[2] sólo dice que era pariente de Isabel, la madre de Juan el Bautista, y que ésta era descendiente de la tribu de Aarón; de ahí podría suponerse que María también era descendiente de esa tribu.Para la mentalidad de los judíos, la ascendencia de una persona se determinaba por vía paterna, independientemente de que el padre fuera padre biológico o padre legal. Esto supone una concepción de la paternidad más amplia que la sola concepción biológica: padre es el que sustenta, protege, educa, como lo hizo José con Jesús. Por eso, hay varios lugares en los evangelios y en las cartas paulinas que afirman que Jesús era hijo de David.[3]Si Jesús fuera descendiente biológico de David no podría afirmarse que fuera Dios. El mismo Jesús hizo notar esto a sus adversarios poco antes de que lo apresaran les preguntó[4] de quién es hijo el Mesías, y ellos respondieron “de David”, y él les replica: “Entonces, ¿cómo David, movido por el Espíritu, le llama Señor al decir [Salmo 110,1]: Dijo el Señor a mi Señor: ‘siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos bajo tus pies’? Por lo tanto, si David le llama ‘Señor’, ¿cómo va a ser hijo suyo?”. Los tres evangelios sinópticos hacen este relato que afirma implícitamente la divinidad de Jesús, que Juan hará explícita.B. La genealogía de LucasLucas procede de modo inverso a Mateo, pues en vez de empezar por el progenitor más antiguo y terminar con Jesús, comienza con Jesús que “se pensaba hijo de José”, y se remonta a los progenitores previos hasta llegar a Adán, de quien afirma que es “hijo de Dios”.[5] Llama la atención que no hay coincidencia de muchos nombres en las dos genealogías, y ni siquiera concuerdan en el nombre del padre de José; es evidente que cada evangelista ha usado una fuente propia para construir su genealogía, y que lo que les interesa transmitir, no es la sucesión de generaciones, sino el mensaje que contiene la estructura de cada genealogía. Así como Mateo, que se dirige principalmente a los judíos, transmite una genealogía en la que se muestra a Jesús como el hijo de David, descendiente de Abraham, Lucas, que se dirige a los cristianos o discípulos de origen no judío, presenta una genealogía en la que Jesús es, como todos los seres humanos, descendiente de Adán, y de Adán dice que era hijo de Dios. Lucas también cuida de no afirmar que Jesús fue engendrado por José, de modo que deja abierto el misterio acerca del origen de Jesús.La visión que ofrece Lucas del origen de Jesús, como descendiente del primer hombre, de Adán, coincide con el título que Jesús gusta usar respecto de sí mismo, que es el Hijo del Hombre.[6]C. La explicación de JuanJuan aborda el problema del origen de Jesús de una manera completamente distinta. En vez de referirse al origen de Jesús en el tiempo, en la historia, lo plantea como algo fuera del tiempo, en la eternidad. En su prólogo afirma: “En el principio ya existía la Palabra (o el Verbo), y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios… Y la palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”.[7] Aquí el origen de Jesús es Dios, pero no en el sentido de que Dios lo haya creado, como creó a Adán y a todos los hombres, sino en el sentido de que Jesús es Dios, el Hijo eternamente engendrado por el Padre, que se ha hecho hombre, que se ha hecho “carne” para habitar entre nosotros. El origen último de Jesús no está en el tiempo. Él es Dios, causa primera, origen y fin de todo lo que existe. A todos los que creen que Jesús es Dios, añade el evangelista, les da el “poder de ser hijos de Dios”.Lo que Juan afirma expresamente, que Jesús es Dios, es algo que también se dice en los evangelios sinópticos,[8] y especialmente interesante es el testimonio del sumo sacerdote Caifás, quien condenó a Jesús. Caifás le preguntó, según narran los tres sinópticos, si él era el Hijo de Dios; con esta pregunta demuestra que conocía que Jesús afirmaba eso de sí mismo. Jesús responde y afirma con toda sencillez que Él es. Y la misma condena que pronuncia el Sanedrín, que Jesús ha blasfemado, es una prueba de que Jesús afirmaba y enseñaba que él era el Hijo de Dios.

2 Los relatos sobre el nacimiento de JesúsUno es de Mateo[9] y el otro de Lucas.[10] Son relatos independientes que narran distintos acontecimientos, que resultan complementarios de una misma historia. Tienen en común que los narran de manera muy ligada con textos del Antiguo Testamento. El relato de Mateo continuamente explica los acontecimientos con citas bíblicas. El de Lucas narra los acontecimientos con palabras de los libros antiguos, haciendo alusiones implícitas y, cosa extraña en el estilo de Lucas, tiene muchos semitismos, por lo que se ha propuesto que sigue el modelo de un género literario judío, un “misdrash hagágico”, es decir, una interpretación de la Escritura mediante narraciones.[11]En estos relatos se cuenta una historia que ya estaba anunciada en la Escritura, aunque veladamente. Por eso es también una historia que da su pleno significado a la palabra, relata los acontecimientos anunciados, por ejemplo, la profecía de Isaías de que una virgen concebirá, que se verifica en el hecho de la concepción virginal de Jesús en María. La fuente de estos relatos, que parecen haber sido conservados en la memoria de los discípulos como “tradiciones familiares”, no puede ser otra que María o el mismo Jesús.[12] Lucas alude a lo primero, cuando afirma que ella guardaba estas cosas, es decir, las que él ha narrado, en su corazón y las pudo haber comunicado a sus íntimos, y al mismo Lucas, quien hace la narración de la concepción y nacimiento de Jesús desde la perspectiva de María.[13]Jesús, quien en varios pasajes explica a los discípulos, con base en las Escrituras, que tendría que padecer y morir,[14] especialmente cuando se aparece resucitado a los discípulos de Emaús[15] y, mientras camina con ellos, les explica todos los pasajes de las Escrituras que se referían a Él. Bien pudo ser que en vida Jesús, mientras caminaba con sus discípulos, les explicara las Escrituras en lo referente a su nacimiento. Mateo, uno de los doce, pudo tener como fuente esas palabras de Jesús, y por eso su relato, compuesto desde la perspectiva del padre legal de Jesús, de José, está lleno de referencias al Antiguo Testamento.Una peculiaridad de ambos relatos es que los personajes principales que intervienen en ellos, María y José, son personas que hacen oración, es decir, que están en un diálogo continuo con Dios, lo cual explica que Dios les hable, a María, por medio de un ángel, y a José, en sueños. Quien tiene experiencia en la oración, en el diálogo del hombre con Dios, no verá extraño que las narraciones digan que Dios habla realmente a los padres de Jesús.Los dos relatos, si bien son diferentes, coinciden en puntos esenciales: que María concibió sin haberse unido a un varón, el tiempo y el lugar en que ocurrió el nacimiento, y el nombre Jesús que sus padres deberán poner al niño.Ambos relatos, antes de narrar el nacimiento, se refieren a sendos anuncios del nacimiento. Lucas cuenta el anuncio a María; Mateo, el hecho a José. Lucas relata un anuncio previo, el del nacimiento de Juan el Bautista, hecho a Zacarías.

3 El relato de LucasComienza con la narración de los anuncios de dos nacimientos: el de Juan el Bautista y el de Jesús, con lo cual se resalta la unidad entre la historia de Juan y la de Jesús.A. La anunciación a Zacarías[16]Lucas es el único evangelista que narra la anunciación de Juan el Bautista, pero los cuatro evangelios coinciden en la importancia de Juan, por lo que todos relatan el inicio de la vida pública de Jesús en relación con las actividades de Juan el Bautista. Flavio Josefo también habla de Juan el Bautista, al que le presta más atención que a Jesús.La anunciación a Zacarías está enraizada en el ambiente del Antiguo Testamento. Zacarías es un sacerdote, y también su esposa Isabel es descendiente de familia sacerdotal, de Aarón. De ambos se dice que eran “justos ante Dios y caminaban intachables en todos los mandamientos y preceptos del Señor”.[17] El anuncio sucede en el templo, el día en que toca a Zacarías incensar el altar, en preparación al sacrificio del cordero. Toda la escena se corresponde con la vida ordinaria de Jerusalén y especialmente de un sacerdote.Dentro del templo, sin testigos, aparece un ángel, que anuncia a Zacarías que su mujer, Ana, quien era estéril, dará a luz un hijo, al que deberá nombrar Juan. En el relato de Lucas hay un detalle realista, que ha permitido reconstruir la escena: el ángel, dice, estaba “de pie a la derecha del altar del incienso”.[18] Es un relato parecido a los que hay en las escrituras de otras mujeres estériles, como Sara, esposa de Abraham, o Ana, madre de Samuel, que conciben gracias al poder de Dios. La semejanza significa que Juan, como todos esos niños, proviene de Dios, de modo particular.El ángel continúa su anuncio y dice que el niño deberá llamarse Juan, y que tiene una misión especial, para la cual estará preparado, pues estará “lleno del Espíritu Santo ya desde el vientre de su madre”. Su misión será preceder al Señor de Israel, “con el espíritu y el poder de Elías”, para “convertir los corazones de los padres hacia los hijos y a los desobedientes a la prudencia de los justos”, a fin de preparar al Señor un pueblo perfecto. La misión encomendada se encuadra en la escritura. En la profecía de Malaquías,[19] pronunciada unos quinientos años antes, se lee: “Vean que envío a mi mensajero a preparar el camino delante de mí”,[20] y más adelante: “Vean que yo les enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y temible. El reconciliará el corazón de los padres con los hijos y el corazón de los hijos con los padres, para que no venga yo a golpear la tierra con el exterminio”.[21]Para un sacerdote judío, tal anuncio no sería tan sorprendente, y menos para Zacarías que, según dice el texto, había hecho oración pidiendo un hijo. Sin embargo, Zacarías dudó y el ángel entonces reveló su nombre: Gabriel, y le dijo que en castigo por su incredulidad quedaría mudo, hasta que naciera el niño.[22] Al salir del templo, no podía hablar, y de eso pudieron dar testimonio todos los judíos que asistían al templo en ese momento.Cuando terminó su turno en el templo, regresó Zacarías a su casa; se unió a su mujer, ella concibió y pasaron cinco meses de gestación.B. La anunciación a María y la concepción virginal de Jesús[23]Sucede en un ambiente totalmente distinto al de la anunciación de Juan, fuera de Jerusalén y fuera del templo; en una pequeña villa de Galilea llamada Nazaret, en el interior de una casa pobre. El anuncio se hace no a un sacerdote, sino a una niña, de alrededor de quince años, “a una virgen desposada con un varón de nombre José, de la casa de David.[24] El nombre de la virgen se llamaba María”.[25] Hay, sin embargo, varias conexiones entre aquella anunciación y ésta: en ambas, el mensajero es el ángel Gabriel; la anunciación de María se conecta cronológicamente con la de Juan, pues ocurre cuando Isabel estaba en su sexto mes; y, además, María e Isabel eran parientes.1. El saludo del ángel. El relato de Lucas dice que el ángel entró donde estaba la Virgen, y le saludó con estas palabras: “Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo”, y que la Virgen se turbó al oír tal saludo, por lo que el ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios”.[26]Es de notar que el saludo no es el acostumbrado entre los judíos, no le desea la paz, sino que es una exhortación a la alegría, fundada en que el Señor “es contigo”. Es semejante a una profecía de Sofonías,[27] en la que exhorta a Israel a la alegría, porque el Señor “está en medio de ti”.2. El mensaje. El ángel le dice que dará a luz un hijo, al que le pondrá el nombre de Jesús,[28] que será llamado Hijo del Altísimo, y Dios le dará el trono de David, que reinará eternamente sobre la casa de Jacob y que su reino no tendrá fin. En este anuncio se aúnan dos títulos de Jesús, el de Hijo de Dios (“Hijo del Altísimo”) y el de hijo de David, a quien llama “su padre”.El mensaje se entiende en la perspectiva de la promesa que el profeta Natán había comunicado a David: “Tu casa y tu reino permanecerán para siempre en mi presencia y tu trono será firme también para siempre”.[29]3. La respuesta de María. Se da en tres fases. Su primera reacción es de asombro e inquietud; ella no duda, pero reflexiona sobre el significado del saludo. La segunda inquietud es cuestionarse sobre cómo ella va a concebir si no conoce varón. Es una pregunta desconcertante, porque ella estaba “desposada”, esto es, comprometida con José, por lo que era natural que pensara que concebiría por obra de José. San Agustín dio la explicación de que ambos habían hecho un voto de virginidad, pero esto no era una práctica en el mundo judío de entonces; recientemente se ha dado esta explicación: María entiende que concebirá de forma inmediata, y José aún no la ha recibido. Pero no es explicación convincente porque la convivencia sería próxima. Puede ser que María, al oír que el hijo que concebirá se llamará “Hijo del Altísimo”, entiende que ha de concebir sin concurso de varón, y por eso pregunta cómo ha de ser.Luego, ante el desconcierto de María sobre cómo concebirá, el ángel le explica que el Espíritu Santo vendrá sobre ella, que la fuerza del Altísimo la cubrirá con su sombra, es decir, que va a concebir gracias al amor y al poder de Dios y, por eso, el que va a nacer será llamado Hijo de Dios.Enseguida viene la tercera reacción de María, su respuesta: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”.[30] Es una manifestación de la libertad humana, que el mismo Dios respeta: no podía redimir el mundo sin la voluntad de María. Algunos autores han entendido que con su respuesta María se hace madre de todos los hombres, en cuanto les abre la posibilidad de ser hijos de Dios. Entonces, el ángel la deja y ella queda sola y concibe a Jesús por obra del Espíritu Santo.Algunos autores han pensado que el relato de la concepción virginal de Jesús es una especie de adaptación de algunos mitos existentes en las culturas antiguas, en los que se habla de hombres engendrados por los dioses, como se decía de los faraones egipcios o como se decía de Hércules, en la mitología griega, que había nacido de la unión sexual entre Zeus y Alcmena. Pero en todos estos mitos se habla de una unión física, por la que el dios varón se une con una mujer y procrea.En cambio, tanto Lucas como Mateo afirman que María concibió sin unión física, por obra del Espíritu Santo, de modo que es algo radicalmente nuevo y no cabe entenderlo como una “adaptación” de un mito preexistente, porque afirma algo muy diferente y contrario de la experiencia de los pueblos. Es interesante que ambos relatos, aunque son independientes y cada uno tiene sus propias fuentes, afirmen lo mismo, lo cual significa que era ya algo sabido y difundido en la comunidad cristiana primitiva.[31]Mateo, como prueba de la credibilidad de su relato, afirma que eso sucedió “para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del profeta”, esto es, por el profeta Isaías: que una virgen concebirá y dará a luz un hijo;[32] fue una profecía dicha en el año 733 a. C., y en toda la historia posterior de Israel, nadie había afirmado que se había cumplido.Los testimonios de Mateo y Lucas son claros al afirmar la concepción virginal de Jesús. Son dos testimonios coincidentes e independientes, pero aceptar que verdaderamente sucedió lo que afirman requiere aceptar que Dios, omnipotente, actúa por medio de los hombres. En la historia de Jesús de Nazaret hay dos momentos en que la acción de Dios interviene directa y decisivamente en la historia: en la concepción y nacimiento de Jesús y en su resurrección de entre los muertos.C. La visitación de María a IsabelLucas continúa su relato y narra el viaje de María a un lugar en las montañas de Judea, donde vivía su pariente Isabel.[33] Narra los saludos que se dan, luego el nacimiento de Juan el Bautista y la recuperación del habla por Zacarías. El lugar se ha identificado como la actual Ain Karim. Con el encuentro de ambas mujeres se unen las historias de Juan y de Jesús, desde antes de su nacimiento, que luego confluirán en el inicio de la vida pública de Jesús.Lucas afirma que, pasados tres meses con su parienta Isabel, María regresa a Nazaret. Se ha conjeturado si lo hizo antes o después del nacimiento de Juan y algunos, por ejemplo sor María de Jesús de Agreda,[34] afirma que María se quedó para ayudar a Isabel en el parto y en los siguientes días.D. El nacimiento de Jesús[35]Lucas comienza el relato del nacimiento con una referencia histórica que permite encuadrar el nacimiento de Cristo en la historia universal. El emperador Octavio Augusto promulgó un edicto para que se empadronase todo el mundo. El imperio era entonces una comunidad universal que gozaba de paz, que tenía una lengua común, el griego, y que era un ambiente propicio para un mensaje de salvación universal. Agrega Lucas que dicho empadronamiento o censo ocurrió cuando Quirino era el gobernador de Siria, de la cual dependía Palestina. Todos los varones debían acudir a su ciudad de origen a empadronarse. Por esa causa, José, que era descendiente de David, salió de Nazaret, con su esposa encinta, para ir a Belén, la ciudad de David. Continúa Lucas que, estando ahí, le llegó el tiempo a María y dio a luz a su hijo primogénito, “lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada”.Lucas dice que María dio a luz a su “hijo primogénito”. ¿Qué quiere decir con esto? No puede entenderse en el sentido de que fue el primero de varios. La palabra primogénito en esa frase aparece como una anticipación de lo que posteriormente relatará Lucas, la presentación en el templo y el pago por el rescate del hijo primogénito. La teología paulina desarrollará el significado de esa palabra al decir que Jesús resucitado es “el primogénito de muchos hermanos”,[36] es decir, el primero que resucita de todos los que resucitarán para ver a Dios.1. Tiempo. El relato permite ubicar históricamente el acontecimiento en un tiempo determinado, el del censo ordenado por Octavio Augusto y ejecutado por Quirino.Como no se ha tenido noticia segura del año en que pudo practicarse el censo ordenado por Augusto en Palestina,[37] el año del nacimiento se ha calculado mejor tomando en cuenta la vida y muerte del rey Herodes.[38] Tanto Lucas como Mateo coinciden en que Jesús nació cuando reinaba Herodes, del que se sabe con seguridad que murió en los primeros meses del año 750 de la fundación de Roma, que equivale al año 4 antes de Cristo. Por un error de cálculo, Dionisio el Exiguo, en el siglo vi, fechó el nacimiento de Jesús a finales del año 753 y el comienzo de la era cristiana en el año 754. Dado que Jesús nació cuando reinaba Herodes, su nacimiento debió ocurrir antes del año de la muerte de Herodes, es decir, antes del año 4 a. C.; considerando que Herodes, cuando decidió matar al Niño Jesús, ordenó que se diera muerte a los niños de dos años y menores, se ha tenido como lo más probable que Jesús nació dos años antes de que muriera Herodes, esto es, el año 748 de la fundación de Roma, que equivale al año 6 antes de Cristo, según la cuenta actual. Ese año sexto antes de Cristo coincide con las noticias cronológicas que da Lucas: Octavio Augusto era el emperador y Quirino tenía mando en Siria.En cuanto al día del nacimiento, no puede precisarse por fuentes documentales, pero hay una antigua tradición, en la iglesia latina, reconocida por san Agustín, que refiere que los cristianos celebraban la Natividad el 25 de diciembre, y a esa tradición se unió la Iglesia de Oriente en el siglo cuarto.2. Lugar. Del relato se desprende que Jesús nació en Belén, la ciudad de David, de donde era oriundo José. En cuanto al lugar preciso del nacimiento, desde el siglo ii se sabía en Palestina que Jesús había nacido en una gruta, como lo demuestra el diálogo de san Justino (oriundo de Palestina) con Trifón.[39] Las grutas son abundantes en los alrededores de Belén y, por la configuración del suelo calcáreo, son refugios socorridos para el ganado. Santa Elena hizo construir, entre 327 y 333, una basílica encima de la gruta, la cual, después de varias restauraciones, aún se conserva y preserva el lugar donde nació Jesús.El Evangelio de Lucas nada dice de la presencia del buey y del asno, que la iconografía cristiana incluyó en sus representaciones de la gruta desde los primeros tiempos. Puede ser que haya influido una profecía de Isaías[40] que dice: “Conoce el buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño. Pero Israel no conoce, mi pueblo no discierne”. La supuesta presencia de los dos animales se ha interpretado como una metáfora que se refiere a los dos pueblos, los judíos y los gentiles, de los cuales sólo unos pocos reconocieron a Jesús. La venerable María de Jesús de Agreda, que transmite la tradición franciscana sobre la infancia de Jesús, que oyó en las homilías y consejos de sus confesores, dice, con sentido común, que el asno fue el que usaron María y José para su viaje de Nazaret a Belén y que el buey era uno que vagaba por ahí y entró atraído por el lugar.[41]3. Anuncio y adoración de los pastores. Después de narrar el nacimiento, Lucas da cuenta del anuncio que recibieron unos pastores, que estaban cerca de la gruta, de que había nacido el Salvador. De acuerdo con una antigua tradición, ocurrió dos kilómetros al este de Belén, en una pradera abundante en pastos, donde era razonable que estuvieran los pastores. El anuncio a los pastores, antes que a otras personas de mejor posición social, era, por una parte, algo natural, pues estaban en los alrededores del lugar donde nació Jesús, por lo que era lógico que fueran los primeros en enterarse; pero, por otra parte, ha dado lugar a la reflexión de que ellos, por ser de los “pobres” que esperaban la salvación de Dios, también estaban interiormente más cercanos al acontecimiento, por lo que eran los primeros que podían comprenderlo.El mensaje lo transmite un ángel, que se presenta ante los pastores “y la gloria del Señor los rodeó de luz” y ellos “se llenaron de un gran temor”,[42] por lo que el ángel los tranquiliza con estas palabras: “no teman”. El mensaje es el anuncio de una “gran alegría”, “hoy les ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador, que es el Cristo, el Señor”.Del mensaje, conviene fijarse primero en la expresión una “gran alegría” que coincide con el saludo del arcángel Gabriel a María: “alégrate”. De esa consideración viene la idea de que el nacimiento, vida y mensaje de Cristo son el “Evangelio”, la buena noticia por excelencia. El lugar del nacimiento se identifica como la “ciudad de David”, porque de acuerdo con las Escrituras, el Mesías sería descendiente de David, como lo afirman las dos genealogías, y nacería en su misma ciudad, en Belén. Se le llama “salvador” (en griego soter), porque era una palabra que se usaba para designar al emperador Ocatvio Augusto, de quien se decía que era salvador, porque, después de las guerras civiles, había impuesto la paz en el imperio; Lucas utiliza la palabra y la aplica a Jesús para poner en contraste la paz de Augusto, obra de las armas, con la muy distinta paz y salvación que anuncia Jesús, con su nacimiento de modo humilde y celebrado entre los humildes.El ángel concluye su mensaje dando una señal a los pastores: que encontrarán al niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre. Luego, dice Lucas, apareció, a la vista de los pastores, una muchedumbre de ángeles que dicen (se ha entendido que cantan): “Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombres en los que Él se complace”. Y ¿quiénes son los hombres en los que Él se complace? En el relato del bautismo de Jesús, se oye una voz del cielo, es decir, de Dios, que afirma que Él se complace en Jesús, por lo que posteriormente pudo entenderse que Dios se complace en los que son como Jesús.[43]En cuanto desaparecen los ángeles, los pastores deciden ir a Belén y caminan presurosos, dice Lucas, y encontraron a María, a José y al Niño recostado en el pesebre. Los pastores les cuentan lo que les había sucedido, lo cual es muy natural, que al llegar expliquen su presencia en ese lugar y, agrega Lucas, que todos[44] los que los escucharon “se maravillaron”. Los pastores, dice Lucas, regresan glorificando y alabando a Dios, por todo lo que habían oído y visto. Lucas añade que “María guardaba todas estas cosas en su corazón”, lo cual parece indicar que Lucas las conoce gracias a que María se las comunicó a él,[45] o a la comunidad cristiana, de cuya tradición las recogió.Conviene notar la sencillez del relato del nacimiento de un niño en condiciones pobres, con la presencia de lo sobrenatural, gracias al mensaje del Ángel y los cánticos de los ángeles, que hacen ver que el nacimiento, en ese lugar tan humilde, tan alejado de los centros del poder y de la riqueza, concurrido por personas pobres, es el acontecimiento que trae la salvación al mundo entero.4. La circuncisión del Niño.[46] Cumplidos los ocho días del nacimiento, Jesús fue circuncidado, de acuerdo con la ley, con lo cual ya pertenecía jurídicamente al pueblo de Israel o, como diría san Pablo, fue “nacido bajo la ley”.[47] Con toda precisión, Lucas añade que le fue impuesto el nombre de Jesús, nombre que el ángel había anunciado a María antes de que fuera concebido, lo cual transmite la idea de que Dios tiene un nombre para los seres humanos, antes de que sean concebidos, por lo que nadie nace “por casualidad”.La circuncisión la pudo haber hecho el mismo José. La costumbre era que la hiciera un rabino. Sor María de Jesús de Agreda afirma que José fue a la sinagoga de Belén y llevó al rabino que circuncidó al Niño en la gruta.[48]5. La purificación de María en el templo, la presentación del Niño y el pago del rescate.[49] Lucas no era judío ni conocía a fondo los preceptos de la ley y escribe para los cristianos que no eran de procedencia judía, por lo que no es de extrañar que no describa con precisión, ni se esfuerce por hacerlo, los actos que tienen lugar en el templo. Inicia el relato de este episodio diciendo que, al cumplirse los cuarenta días posteriores al nacimiento, llegó el día de la purificación de María, de acuerdo con la ley de Moisés; según el libro del Levítico,[50] la mujer debía ofrecer un sacrificio de purificación, un cordero, y un sacrificio de expiación, una tórtola o un pichón; los pobres podían simplemente ofrecer dos tórtolas o dos pichones. María, según refiere Lucas,[51] ofreció el sacrificio de los pobres.En el mismo párrafo que habla de la purificación de María, Lucas dice que sus padres llevaron a Jesús al templo para presentarlo ante el Señor, de acuerdo con la Ley, y cita expresamente el precepto que dice que todo varón primogénito será consagrado a Dios.[52] Según las prescripciones judías, los padres podían rescatar al niño, pagando a cualquier sacerdote, en todo el país, la cantidad de cinco ciclos. Pero, lo singular de la narración de Lucas, es que no menciona el pago del rescate, antes bien dice que los padres llevaron a Jesús para presentarlo, es decir “ofrecerlo” a Dios. Y aunque no era necesario hacerlo en el templo, pues se podía hacer en cualquier lugar o sinagoga, Lucas dice claramente que fue en el templo, con lo que da mayor solemnidad al ofrecimiento. La falta de pago del rescate indica que el Niño no es de sus padres, sino que ha sido dado a Dios, de acuerdo con la ley.Lucas continúa su narración[53] y menciona el encuentro que tuvieron María y José en el templo con dos personajes de características proféticas, Simeón y Ana. Simeón es descrito como un habitante de Jerusalén, al cual califica Lucas con la misma palabra que dijo de José, esto es, que era “justo” y agrega que Simeón esperaba la “consolación de Israel”, es decir, esperaba al Mesías y su salvación; es un hombre dócil a Dios, por lo que llegó al templo “movido por el Espíritu Santo”. Dice Lucas que tomó al Niño en sus manos y entonces dijo unas palabras que, cuando escribe Lucas, ya eran parte de un cántico litúrgico, conocido hoy como Nunc dimiti (“Ahora puedes sacar de esta vida a tu siervo”), y que desde tiempos antiguos es parte de las oraciones de la noche en la Iglesia de Oriente y Occidente (junto con los otros cánticos que transmite Lucas en su relato de la infancia: el Magnificat y el Benedictus). En el cántico, Simeón hace dos afirmaciones respecto de la misión de Jesús, ambas tomadas del profeta Isaías: que Jesús es gloria de Israel[54] y, a la vez, luz para alumbrar a las naciones.[55]Después de alabar a Dios y bendecir a los esposos, Simeón, dirigiéndose a María, dice esta profecía: que Jesús viene como signo de contradicción,[56] que hará que muchos se levanten y otros caigan y que a ella una espada le traspasará el alma, es decir, que habrá de sufrir.Junto a Simeón, introduce Lucas a otro personaje, la profetisa Ana, de 84 años, que vivió siete años casada, permaneció viuda y servía en el templo. Ella presencia la escena de Simeón, con el Niño, y habla de él a todos los que esperaban la liberación de Israel, es decir, a quienes esperaban al Mesías.Lucas termina su relato,[57] y dice que, después de haber hecho todo lo que la ley prescribía, María y José, con el Niño, regresaron a Nazaret.

4 El relato de Mateo[58]

El Evangelio de Mateo contempla más el papel de José que el de María. Por eso, sólo refiere el anuncio del nacimiento hecho a José.

Historia de Jesús de Nazaret

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