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C. Situación social

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La vida familiar se tenía en alta estima, fundada en el matrimonio. Las bodas eran objeto de celebraciones que se prolongaban por varios días. Era frecuente el divorcio y la poligamia estaba todavía autorizada, pero excepcionalmente se practicaba. Los padres cuidaban educar a sus hijos en la fe de Israel, que se complementaba con la educación en las escuelas donde los hijos aprendían a leer y escribir para conocer la Biblia.

Las familias judías, unidas por vínculos de sangre y de religión, se trataban amistosamente y se ayudaban. De ahí el saludo que se daban: la paz contigo. La clase superior, compuesta por los sacerdotes, los doctores de la ley, los fariseos y los ciudadanos ricos solía mirar con desprecio al “pueblo de la tierra”.

El trabajo manual era muy apreciado en tiempos evangélicos, pero iniciaba ya la afición por el comercio. Había una red de caminos bien trazada.

El costo de la vida no era alto y la población en general podía vivir con poco dinero, pues tenía pocas necesidades. Pero había miseria y, a veces, miseria extrema. Muchos consideraban que la causa principal de la pobreza eran los pesados impuestos que había que pagar a Roma, la cual los cobraba por medio de los publicanos, es decir, agentes cobradores a quienes se les encargaba la exacción de impuestos y se les daba el derecho de retener algo.

La población de Palestina era judía en su mayor parte, sobre todo en Judea, Galilea y Perea, pero existía población helenizada. Los jefes religiosos cuidaban que los judíos no se contaminaran, para lo cual expedían órdenes y prohibiciones. Había muchos judíos que vivían fuera de Palestina, lo cual había sucedido como consecuencia de las conquistas por los asirios y caldeos que deportaron a muchos judíos. El conjunto de judíos en suelo extranjero lo denominaban la “diáspora”. Ellos seguían reconociendo a Jerusalén como su centro religioso y solían peregrinar a ella en las grandes fiestas.

La lengua que se hablaba en Palestina, y en la cual predicó Jesús, era el arameo. Cuando nació Cristo, el hebreo ya era una lengua muerta para casi todos los judíos, al grado que era necesario traducir al arameo los pasajes del Pentateuco y de los profetas, escritos en hebreo, para que lo entendieran los judíos de Palestina. El arameo era el idioma que se hablaba en Aram (Siria) y en Caldea y Babilonia, donde fueron desterrados los judíos, y ahí tuvieron que aprenderlo, y cuando volvieron a Palestina, llevaron el nuevo idioma.

Historia de Jesús de Nazaret

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