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Prólogo

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No sé por dónde empezar. No tiene nada que ver con el miedo a la página en blanco, sino con el profundo respeto y admiración que siento por Pepe Laguna, el autor de este libro. Quizá, por ello, rompiendo con la ortodoxia, me gustaría mostrar la trastienda de este prólogo, porque dice mucho sobre la persona y sobre el contenido que encontrarán en adelante.

El 6 de noviembre de 2020 recibí un correo electrónico que decía así:


Me haría muchísima ilusión que tú escribieras el prólogo. Para mí basta con el argumento de que quiero que seas tú quien lo haga, pero, previendo posibles reticencias, ahí va otro argumento ¡irrebatible!: con este libro soy muy consciente de que me incorporo a una reflexión que es vuestra; sois vosotras las que lideráis una lucha por el reconocimiento de identidades femeninas ignoradas y sometidas, y por la valoración política de prácticas de cuidado que el pensamiento patriarcal ha despreciado. En el libro me hago eco de esas luchas con las que empatizo hasta las trancas, pero a las que soy muy consciente de entrar como «invitado». Por eso, porque soy un invitado en estos asuntos, quiero que seas tú la que me abra la puerta y me invite a entrar (eso es un prólogo).


Ante tal petición, cargada de ternura y reconocimiento, quedé rápidamente persuadida...

Probablemente les haya llamado la atención el título: Cuidadanía. ¿Será una errata? ¿En la cubierta? Los libros de historia recogen múltiples hallazgos e inventos que han sido fruto del error o de la casualidad, como la penicilina, el velcro, el microondas o los rayos X. Algo similar sucede con el término cuidadanía y su posterior popularización tras un descuido en uno de los carteles elaborados en 2004 para la inauguración del centro vecinal Casa Palacio del Pumarejo, en Sevilla, fruto de años de lucha por parte de la comunidad. En dicho cartel podía leerse: «El día 8 de mayo quedó inaugurado este centro vecinal teniendo el poderío las vecinas y vecinos del barrio de Pumarejo para uso y disfrute de la cuidadanía». Ese error de ortografía, ciertamente, conectaba con el empoderamiento comunitario y la colectivización de los cuidados que los había llevado hasta allí, y así lo supieron recoger en un manifiesto algunas feministas como Carolina Junco, Sira del Río y Amaia Pérez Orozco o la propia Confederación General del Trabajo (CGT), que apostó por el término como núcleo de un nuevo modelo sociopolítico que construir.

Este es el concepto y el espíritu alrededor del que gira «Cuidadanía». Del contrato social al pacto de cuidados y, si bien es cierto que desde la teoría feminista se ha venido trabajando intensamente en las últimas décadas alrededor de los cuidados, la propuesta que José Laguna nos presenta se teje con unos mimbres poco comunes, híbridos, fronterizos; unos mimbres que, sin perder de vista los aportes imprescindibles del feminismo, se entretejen también con referentes teológicos, filosóficos, sociológicos, éticos, políticos...

El libro que tienen ante ustedes es un libro valiente y atrevido que no plantea parches ni reformas, sino que se suma a la reflexión para una revolución de los cuidados que impugne el paradigma falaz de la autosuficiencia que el patriarcado, el capitalismo y el colonialismo –entrelazados durante siglos– han alimentado como parte intrínseca de su vorágine depredadora; una revolución que rompa, a fin de cuentas –y tomándole prestadas las palabras a Almudena Hernando–, con la «fantasía de la individualidad», que ha permeado el imaginario colectivo occidental hasta convertirse prácticamente en un dogma incuestionable; una revolución desde lo cotidiano que responda con contundencia al pensamiento cartesiano imperante que ha orbitado durante demasiado tiempo alrededor de un concepto de ciudadanía excluyente desde su propio origen.

Pero esa revolución no se produce desde la destrucción, sino desde la deconstrucción, ladrillo a ladrillo y pieza a pieza; analizando meticulosamente el engranaje y los fundamentos que han sustentado simbólica y políticamente la ciudadanía hasta su agotamiento en las sociedades posmodernas –en el sentido espacio-temporal del término–, y haciendo emerger, con la misma atención y esmero, los elementos que componen la cuidadanía como paradigma de transformación social que permite articularnos y acompañarnos en nuestras vulnerabilidades, desde la fragilidad de nuestros cuerpos y del planeta que habitamos, y desde el reconocimiento de nuestra interdependencia, poniendo, de verdad, la vida en el centro de nuestros quehaceres en cualquier ámbito.

Leer esta obra de Pepe Laguna implica necesariamente atreverse a pensar desde otro lugar, quizá menos confortable, pero ineludible; un lugar más habitable y diverso. De modo que pasen y lean. Les invito con la certeza de que al acabar la lectura seguramente coincidan conmigo y compartan esta hermosa cita de Celia del Palacio que describe el horizonte que el autor nos señala: «Ahora veo todo con otros ojos, con sumo cuidado».


SONIA HERRERA SÁNCHEZ

Cuidadanía

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