Читать книгу Séneca - Obras Selectas - Lucio Anneo Séneca - Страница 52

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Todas las cosas, oh Marcia, que nos rodean de pasajero brillo, lujo, honores, riquezas, inmensos pórticos, vestíbulos llenos de clientes a los que se rechaza, esposa ilustre, noble, bella, y los demás bienes que proceden de incierta e inconstante fortuna, solamente son aparato ajeno que nos presta: nada de esto nos da en propiedad: la escena está adornada con decoraciones prestadas que han de devolverse a sus dueños. Hoy se nos quitarán unas, mañana otras y pocas quedarán hasta el fin. Así, pues, no nos envanezcamos como si nos encontrásemos entre cosas nuestras; solamente las tenemos prestadas. No tenemos más que el usufructo; la fortuna limita a su voluntad la duración de sus beneficios: dispuestos debemos estar siempre a devolver lo que se nos dio por tiempo incierto, y a restituir sin murmurar a la primera petición. Pésimo deudor es el que insulta a su acreedor. Así, pues, a todos los nuestros, y aquellos a quienes, por el orden natural, deseamos supervivencia, como también a los demás cuyo legítimo deseo es precedernos en la tumba, debemos amarlos en el concepto de que nada nos promete su eternidad, ni siquiera la duración de sus vidas. Advierte a tu corazón que les ame en la inteligencia de que ha de perderlos, más aún, de que los pierde: que posea los dones de la fortuna como bienes sobre los que se ha reservado todos los derechos el señor. Apresúrate a gozar de tus hijos, y recíprocamente, haz que ellos gocen de ti; apura sin dilación toda tu felicidad: nada le asegura el día presente; pongo término muy largo; nada te asegura de esta hora. Necesario es apresurarse; la muerte viene detrás; pronto desaparecerá todo este entusiasmo; muy pronto, al primer grito de alarma plegarán tu tienda. Todo lo de aquí es presa. ¡Desgraciados! ¿ignoráis que vivís huyendo?

Cuando te quejas de la muerte de tu hijo, acusas al día de su nacimiento, porque al nacer se le notificó la muerte. Con esta condición se te dio, y el destino le persigue desde que quedó concebido en tu seno. Somos súbditos de la fortuna, reina cruel, inexorable, que nos impone a su capricho lo justo y lo injusto. Nuestros cuerpos serán juguete de su tiranía, de sus ultrajes y crueldades: a unos les quemará como castigo o como remedio; a otros les encadenará y entregará a sus enemigos o a sus conciudadanos; a éstos, desnudos y rodando en los movibles mares, después de luchar con las olas, ni siquiera les arrojará a la arena o a la playa, sino que les alojará en el vientre de algún animal inmenso; a aquellos, después de extenuarles con toda clase de enfermedades, les tendrá largo tiempo suspendidos entre la vida y la muerte. Caprichosa, tornadiza, poco cuidadosa de sus esclavas, distribuirá al azar castigos y recompensas.¿Por qué llorar esa parte de la vida? llorarse debe la vida entera. Nuevas desgracias caerán sobre ti antes de que hayas satisfecho a las antiguas. Moderad, pues, vuestra aflicción, mujeres agobiadas por tantos males: el pecho humano ha de repartirse entre muchos temores y muchos sufrimientos.

Séneca - Obras Selectas

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