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Prólogo

El entorno mediterráneo fue y continúa siendo un foco de cultura, creencias y costumbres que encierran una sabiduría milenaria que Roma asumió, asimiló y transmitió a la Humanidad. Sin duda, somos herederos de aquella cultura y forma de vida.

El libro que el lector tiene en sus manos no es sino una valiosa información que nos dirige e introduce a través de esta civilización.

Nos muestra sus ciudades y nos guía por sus calles con movimiento bullicioso, sus tiendas y sus establecimientos –tabernae / thermopolia–, explica su sofisticado sistema hidráulico, sus vías de comunicación y transporte que todavía nos asombra, las leyes que ordenaban la convivencia social en un avanzado ordenamiento jurídico del que bebemos copiosamente, y nos habla de su literatura y de sus bibliotecas.

Pero también nos adentra en el ámbito privado, en las viviendas –domus, insulae, villae– y en la vida familiar, en la educación de los niños y en los problemas de sus adolescentes, no muy diferentes a los actuales, en el alimento y en la indumentaria, en las ceremonias y en los rituales vinculados a creencias ancestrales.

No dejaremos de observar a quienes se afanan en su trabajo en diferentes oficios y ocupaciones, para pasar al ocio y a la diversión de los antiguos romanos, tema que siempre ha atraído y sigue siendo objeto de atención en la actualidad, o a la animación y el movimiento de las termas al atardecer donde, como cuenta Séneca en una maravillosa narración, se charlaba, se pactaban negocios, se ofrecían todo tipo de comidas y servicios y se hablaba de los asuntos cotidianos.

Es enormemente interesante la descripción de los espectáculos que se ofrecían en el teatro, en el anfiteatro y en el circo –ludi scaenici, ludi gladiatoria, ludi circenses–, ofreciendo un merecido apartado al famoso Coliseo de Roma, donde tenían lugar las luchas entre los gladiadores. Dicho recinto tenía una capacidad para más de cincuenta mil espectadores, más que muchos recintos públicos de la actualidad, y no solía quedar ni un solo asiento vacío, pues sus exhibiciones y las carreras en el circo eran las preferidas del pueblo romano.

Todos son temas apasionantes que interesan en la actualidad y que han sido utilizados con mayor o con menor fortuna y rigor en los medios de comunicación. Precisamente por ello, era necesaria una obra como ésta donde se informara de manera amena y rigurosa sobre la cultura y la vida de la antigua Roma. No sólo se ha conseguido dicho objetivo, sino que además se han logrado dos objetivos que a mi juicio son fundamentales: se percibe el conocimiento y la rigurosidad científica de un historiador, y, además, el lector descubrirá la magnitud y la gran huella dejada por Roma en nuestra sociedad actual, desde sus instituciones hasta pequeños detalles de la vida cotidiana. Completan esta información una bibliografía seleccionada sobre los aspectos y temas concretos de aquel pasado.

Realizar este trabajo no es, en modo alguno, tarea fácil. No obstante, el autor ha sabido conciliar admirablemente su profundo conocimiento de la Roma republicana e imperial con la amenidad, el entretenimiento, la sutileza y la rigurosidad científica, logrando que sus explicaciones sean atractivas provocando el interés y la curiosidad. No podía ser de otra manera, pues nuestro autor ha demostrado su profesionalidad y su dedicación por la Historia de Roma. Actualmente investigador postdoctoral de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología en la Università degli Studi di Trieste, Miguel Ángel Novillo López se doctoró en Historia Antigua con premio extraordinario en la Universidad Complutense de Madrid, de la mano del doctor Julio Mangas, donde no ha dejado de colaborar en varios proyectos y trabajos de investigación.

Acercarnos a una cultura tan compleja y al mismo tiempo tan cercana es uno de los deberes y complicada tarea de un historiador. No podemos ver la vida ni entender el pensamiento y la cultura ni las ideas de nuestros antepasados con sus mismos ojos ni con sus principios morales como decía el gran maestro Moses I. Finley, pero, precisamente por ello, los historiadores de la Antigüedad debemos intentar mostrar y enseñar aquel mundo que, aunque desvanecido hace cientos de años, ni ha muerto ni ha desaparecido, sino que sigue y seguirá vivo entre nosotros mientras unos tengan interés y curiosidad por conocerlo y otros sepan enseñarlo y exponerlo.

Roma y su Imperio han dejado un magnífico legado a nuestra civilización que abarca desde la ingeniería hasta el urbanismo, desde la educación hasta el derecho, desde la religión hasta la magia y las supersticiones y desde la literatura hasta la propia lengua, pues todo ello fue Roma, es decir, un sistema de vida de la que ha derivado la cultura occidental.

La lectura de Vida cotidiana en Roma, como comentaba, es iniciar un camino, adentrarse en un magnífico y espléndido laberinto, una aventura inolvidable hacia nuestros orígenes y hacia nuestro pasado y que, en gran parte, es conocer nuestro presente.

Pilar Fernández Uriel Departamento de Historia Antigua UNED

La vida cotidiana en Roma

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