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LA FAMA DE PALADIO Siglo VI

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En su obra De institutione divinarum litterarum , Casiodoro dedica un capítulo a las actividades que debían ejercer los monjes que no podían comprender las disciplinas y artes liberales. Tras una larga digresión sobre los distintos grados del saber y la forma de acceder a la perfecta sabiduría, concluye que el monje incapaz de ser instruido en las Sagradas Escrituras o en la cultura profana, ejerza la agricultura. Para ello recomienda la monografía de Gargilio Marcial sobre horticultura y sólo dos tratados de agronomía: el de Columela y el de Paladio; el resto de la literatura agronómica queda englobado en las expresiones ambiguas inter caeteros o inter alios que no nos permiten saber a cuántos y a quiénes conocía Casiodoro como autores de agronomía; pero su silencio revela que o bien habían caído ya en el olvido o, como parece más probable por ese «entre otros», que los consideró superados por las obras de Columela y Paladio 53 .

A nadie puede extrañar el juicio elogioso hacia Columela, cuyo libro había marcado un hito en los temas agronómicos; pero quizás no sea trato tan favorable como pudiera parecer a simple vista: ¿acaso Casiodoro rememora aquí la invectiva de Paladio contra Columela? Por lo menos hay que reconocer que los dos autores se expresan con un sospechoso paralelismo de términos 54 : entre líneas acusan al gaditano de oscuro y de retórico.

Desde luego, el monje que podía leer una obra tan amplia y erudita como la de Columela, estaba perfectamente capacitado para dedicarse a las disciplinas liberales. Pero si se trataba de elegir el más didáctico para los monjes que no alcanzaban las «artes», el almanaque de Paladio cumplía mejor esa función: era un Columela abreviado.

Casiodoro recomendaba, en el fondo, que leyeran a Paladio 55 , marcando la pauta de lo que había de ser el juicio del Medievo posterior sobre ambos tratados, es decir la predilección del manual de Paladio sobre la obra de su maestro más directo.

Esta revalorización de Paladio tiene mucho que ver con el abandono de la agronomía en el momento cultural e histórico al que pertenece Casiodoro: hijo de una época preocupada por establecer el orden de prelación entre los distintos saberes, sus Institutiones son un intento de armonizar el saber profano, ya estratificado en las siete materias que posteriormente se denominarían trivium y quadrivium , con las Escrituras , en la jerarquía que expresa el título (… divinarum et saecularium… ). La agronomía queda, por supuesto, fuera del canon de la enseñanza, como muchas otras materias. Casiodoro se refiere concretamente a otras dos, también marginales: la geografía y la medicina; pero considera que son saberes estimables y recomienda que los monjes los conozcan 56 . Sólo la agricultura está expresamente reservada para los menos dotados —unos lectores muy distintos de los terratenientes a los que estaban destinadas estas obras cuando fueron escritas 57 —.

Leyendo el pasaje de Casiodoro 58 da la impresión de que ya no se puede hablar de agronomía; no se concibe como saber especulativo, sino como pura práctica, con la menor dosis posible de teoría. Los verbos que utiliza Casiodoro son colere, exercere , psicológicamente emparentados con el trabajo manual ¡tan lejano de las «artes liberales»! y recuerdan las recomendaciones de San Benito 59 de santificarse por el trabajo; y, naturalmente, por aquello de que non debet negligi undecumque potest homini probabiliter subveniri era la manera primordial de abastecer las necesidades de un monasterio como el de Vivarium , que describe como una unidad económica autosuficiente, muy similar a la villa de Paladio, con ríos convertidos en viveros, huertas, molinos y baños, aparte de una gran biblioteca, donde los manuales técnicos para el uso interno ocupaban un lugar destacado al lado de la literatura profana y la específica de las «artes», constituida, entre otras, por gran número de tratados gramaticales.

Pero este texto de Casiodoro, tan ilustrativo de un ambiente medieval donde cabía llevar materialmente a la práctica el resumen de Paladio, ha planteado problemas de interpretación textual.

Casiodoro habla de duodecim libris refiriéndose a Paladio, quien escribió quince libros en total (trece de agricultura, otro más de veterinaria, y un último libro en verso sobre los injertos) y como es fácil equivocarse en los números y cambiar las cifras, se han propuesto distintas interpretaciones al texto de Casiodoro 60 : ingeniosas, pero innecesarias. Casiodoro conoce de Paladio solamente el calendario agrícola, que además era lo único útil, y habla de doce, porque doce eran los meses del año en que se dividía el Opus Agriculturae; no contó como un libro independiente el primero, porque para él, como para gran parte de los copistas medievales de Paladio, era un prólogo introductorio al calendario de doce libros; por eso precisamente se llamaba generale praeceptum . El libro inicial, según muestra un párrafo del propio Paladio, es el del mes de enero (el segundo, formalmente; pero el que inicia el año; conceptualmente, el primero) 61 .

Este primer testimonio histórico de Paladio, muestra que fue el Opus Agriculturae la obra que le haría conocido en la Edad Media. Un tratado que creemos circulaba independiente del resto de sus escritos, ya a los pocos años de haber sido escrito por su autor. El Medievo posterior siguió transmitiendo el calendario agrícola independientemente de los otros dos libros.

Tratado de agricultura. Medicina veterinaria. Poema de los injertos.

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