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DESTINO

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Una noche de sábado como tantas otras, después de jugar al fútbol con mis amigos por la tarde en el potrero del barrio, llegué a casa, me bañé, tomé unos mates con mis padres, miramos televisión y me fui a mi habitación para descansar, cenar, arreglarme y luego salir a divertirme. Llegado el momento un beso a mamá, una sonrisa al viejo, él siempre cómplice y sus palabras de cuidado. Esa noche andaba solo, era temprano y mis amigos saldrían más tarde, serían las 22:03 horas, así que decidí ir a tomar algo tranquilo, desde joven me gustaba andar solo de vez en cuando. Al llegar al bar del gringo Mateo (cariló), al lado de la escuela 9 donde me eduqué de chico. Entré al lugar, no había mucha gente, me dirigí a la barra saludé al gringo el cual me pregunta; -¿lo de siempre grillo? -dale le respondí. Tomé una banqueta y al sentarme escucho que alguien me dice; -hola ¿cómo te va ¿Queres tomar whisky? -Hola, bueno dale te acompaño, respondí. Suspendí la cerveza y pedí un vaso para ese tipo de trago. Esta persona acostumbraba a pedir la botella y la hielera para compartirla con sus amigos que más tarde llegaban.

Comenzamos a charlar de una cosa, de otra, de la vida y de la noche. En un determinado momento se hace un silencio, me mira y me dice; -¿te gustaría ser bombero? ¿Bombero yo? -Si estamos viendo que Lima tenga bomberos, porque viste que hace varios años Zárate sacó el destacamento y no quedó nada, quedamos descubiertos, me dijo. -bueno dale avísame cuando sea el día y voy -contesté. Me siguió contando de lo que soñaba para Lima y su cuartel central totalmente autónomo. Después de un par de horas me despedí de él y me fui a bailar un rato, no mucho porque estaba entrenando, se aproximaba el verano y con ello las competencias en aguas abiertas, donde participé durante varias temporadas.

Esa noche comenzó una de las grandes amistades de mi vida. Este hombre no solo pasó a ser mi amigo con los años, sino que también fue, es y será el ideólogo, el que buscó a la gente que después lo acompañó con trabajo ideas y sacrificio.

Este señor tuvo las agallas para no bajar los brazos y luchar por lo que soñaba. Su perseverancia y empuje lo llevó a seguir con lo que él quería lograr, y fue por el que hoy Lima tiene bomberos, si él no hubiese seguido, si él no hubiese buscado a los demás tal vez seguiríamos dependiendo de Zárate como en tantas otras cosas. Ese señor se llama Aldo Alberto Ibarra.

Son momentos donde uno se propone algo, un instante donde la vida comienza a cambiar y comienza un nuevo sueño. Un nuevo proyecto estaba por empezar. Las exigencias de la vida comenzaron aparecer y con ellas las responsabilidades de nutrirse y obtener nuevas experiencias. Una nueva oportunidad nacía y no la dejaría pasar. No es fácil arrancar de cero, pero había que intentarlo, fue así que un nuevo camino se abrió para mí, para él, para todos.

Esa noche mi vida empezó a tomar el rumbo que me trajo hasta aquí.

Alma, corazón y fuego

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