Читать книгу Tal vez somos eléctricos - Val Emmich - Страница 14

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No siempre has sido callada. Cuando eras mucho más joven, te acercabas a los niños del patio y te presentabas. Te mostrabas como eras, sin vergüenza.

Mamá dice que tenías seguridad, un carácter fuerte y ningún miedo a dar tu opinión. En una reunión de padres en la guardería, la profesora dijo que a veces hablabas demasiado, sobre todo cuando te juntabas con Isla, por lo que tenía que separaros.

Luego, perdiste tu voz. Ocurrió en torno a los ocho o nueve años. De repente, solo se centraban en la diminuta diferencia entre ellos y tú. Sin embargo, la mano no lo era todo. No era nada comparado con tu corazón roto. Bastó con que tu padre se fuera: prácticamente enmudeciste. Tenías trece años, por lo que podía considerarse como la típica gilipollez de adolescente. Cuando hablabas, utilizabas un tono mordaz. Sarcasmo ante cualquier comentario. O un chiste. La mayor parte del tiempo te quedabas callada, en silencio durante días. Mamá veía que le dabas vueltas a la cabeza.

«Cuéntame qué pasa», decía.

Pero tú no sabías cómo.

«Cuéntame qué pasa».

¿Por dónde empezar?

«Cuéntame qué pasa».

No abrías la boca.

Era más fácil hablar en redes sociales, pero incluso ahí te llevó un tiempo encontrar tu voz. Intentaste encajar en varios perfiles para ver cuál se ajustaba más a ti.

Totes Tegan: tu alter ego al que le encanta divertirse y es superoptimista. Todo le sorprende, desde unos videojuegos hasta los gusanos en la acera. Además, este perfil incluye frases inspiradoras como «Haz algo hoy que tu futura yo pueda agradecerte».

Guía turística durante el fin de semana: un perfil sobre la vida en el trabajo. Incluye trivialidades divertidas sobre Thomas Edison y cosas que enorgullecen a tu padre. También se crea con el objetivo de que la gente venga al museo. Quizá, si te ven en acción, te miren con otros ojos. Sin embargo, no viene ningún estudiante. Tus amigos no cuentan.

Chica Sriracha: No incluyes tu nombre en esta cuenta. El tema es la comida cubierta de sriracha. Pretzels y sriracha. Uvas y sriracha. Café y sriracha. Solo como efecto, no para el consumo. Pero nadie pilla el efecto. ¿Cuál era el objetivo de este perfil?

Todos Vamos A Morir: ¡glaciares que se derriten, hábitats destruidos, especies en peligro! Todos los días es el juicio final. De nuevo, no hay ninguna mención a Tegan Everly en esta cuenta. Ni siquiera tus amigos más cercanos saben que esta cuenta es tuya. La foto del último rinoceronte blanco vivo ha conseguido diecinueve «me gusta», lo que en tu cabeza significa que prácticamente te has hecho viral. Mientras tanto, mamá consigue ciento no sé cuántos «me gusta» por las publicaciones en las que muestra cómo es posible encontrar el amor de nuevo. Me alegro por ella.

Neel piensa que se te dan mal las redes sociales. «¿Qué te hace única?».

Tienes dificultades para contestar.

«Tu mano», dice. «Sácala al mundo, lúcela».

Lo odias por eso.

Lo cierto es que ya eres bastante popular. Por la razón más estúpida. Tegan Everly es la chica de la mano. Todos lo saben. Pero ¿quién querría verse reducido a algo tan intrascendente? Es una pequeña parte de lo que te hace ser tú. ¿Por qué convertirla en el centro? Hay personas en el mundo que prefieren exhibir su extremidad diferente: YouTubers, locutores de podcasts, autores, atletas… Por mucho que admires en cierta medida a estas personas, nunca has entendido cómo lo hacen o por qué quieren hacerlo.

Las intenciones de Neel son buenas, pero no, no vas a «lucirla». No te vas a meter en el porno motivacional.

Si ni siquiera tu mejor amigo lo entiende, nadie lo hará. Intentas hablar con él, con Isla o con Brooke, con mamá o los profesionales a los que te envían, pero no sabes qué decir sobre cómo te sientes en realidad. La única persona con la que puedes hablar es tu padre. Le escribes correos y dices con exactitud lo que sientes acerca de cualquier cosa, sea lo que sea, y nunca te dice que te equivocas. Solo escucha y, cuando te contesta, usa las palabras que necesitas oír.

Tal vez somos eléctricos

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