Читать книгу Operación Best Seller - Valen Bailon - Страница 10

Оглавление

Capítulo 2

No copies los hábitos de otros autores

En el capítulo anterior hablábamos de la importancia de encontrar un espacio en el que estés tranquilo y en armonía para poder empezar a escribir, pero lo cierto es que con eso solo no basta. Para que la escritura fluya de verdad, debes crearte también tus propios hábitos.

Igual que antes decíamos que cada escritor encuentra la tranquilidad que necesita en un lugar concreto, cada uno tiene unos hábitos, unas manías y unos gustos determinados. De manera que lo que les funciona a unos no tiene por qué ser válido para ti.

Hay autores a los que les gusta escribir de día y a otros, de noche. Asimismo, mientras que algunos prefieren ponerse a primera hora de la mañana, que es cuando se sienten más despiertos y con más energía, otros se inspiran con la tranquilidad que dan las últimas horas de la tarde. Unos buscan silencio absoluto y, en cambio, hay quien necesita música de fondo.

También hay quien prefiere escribir en papel con lápiz, bolígrafo o pluma, antes de pasarlo a ordenador; y a otros les resulta más cómodo hacerlo directamente en el editor de texto del PC. Del mismo modo que a unos les gusta tomar un café mientras están escribiendo porque les estimula y hay quien no necesita comer ni beber nada mientras tanto. Y así podríamos seguir con muchas otras manías…

¿Quiere esto decir que todos los escritores debemos seguir una rutina concreta? Por supuesto que no.

Entonces, ¿cómo saber cuáles son los hábitos que mejor te van a funcionar? Pues simplemente probando y comprobándolo por ti mismo, sin copiar los de los demás. Nadie mejor que tú sabe lo que te ayuda a fluir. Y te darás cuenta al instante.

Si empiezas a escribir de día y luego pruebas de noche, rápidamente verás a qué hora cuentas con mayor capacidad de concentración. ¿Con música o sin música? ¿En soledad o acompañado? Tú prueba todos y cada uno de estos hábitos y lo acabarás descubriendo.

Por eso insisto en que no copies. Si alguien te dice que es mejor escribir por las noches, no intentes imitarlo ni obligarte porque, a lo mejor, por las noches estás muy cansado para crear tu obra. O al revés, quizá te han dicho que es mejor ponerte por las mañanas, pero a ti te cueste más desperezarte y pasar a la acción.

Cada escritor es un mundo. Aquí no hay reglas establecidas. Y esa es la razón por la que tienes que comprobar por ti mismo lo que te funciona.

Tampoco tienes que obsesionarte con encontrar esos hábitos. Los irás averiguando poco a poco, a medida que avances en el proceso. Además, con el tiempo te irás dando cuenta de que pueden ir cambiando con el paso de los años. De manera que lo que hoy te funciona, quizá mañana no. ¿Por qué? Porque tu vida y tus circunstancias también se van modificando.

Imagínate —como hablábamos en el capítulo uno— que durante una temporada prefieres escribir en cafeterías porque en tu casa te resulta imposible concentrarte. ¿Qué pasaría si cambiaras de vivienda? Quizá te mudas a una más alejada del ruido de la ciudad, con una habitación con vistas a la montaña, y encuentras ahí ese lugar perfecto para escribir. Quién sabe.

O a lo mejor hace unos años escribías por las noches, pero ahora has tenido un hijo y estás tan agotado que, a última hora del día, solo quieres dormir; por lo que tú mismo notas que hay otros momentos mejores.

Lo irás viendo a medida que vayas probando. Porque, tanto si algo funciona como si no, rápidamente te das cuenta.

Ahora, igual que digo que no debes obsesionarte ni ser muy estricto con esos hábitos, sí te aconsejo que empieces a buscar cuanto antes ese espacio y te observes para detectar, al menos, qué momentos del día potencian tu creatividad. Porque te aseguro que no hay nada mejor que escribir en un lugar que te inspire, aplicando ciertas rutinas que hacen que todo fluya de un modo natural.

Operación Best Seller

Подняться наверх