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Capítulo 5

Los secretos que ayudaron a los grandes autores

Supongo que, por el hecho de ser biógrafo, siempre me ha gustado escuchar y estudiar las vidas de otros autores. Quizá sea esta la razón por la que he leído tantos libros biográficos de escritores que han marcado la historia, y he visto decenas de entrevistas para ver cómo reaccionaban en directo a las preguntas que les formulaba su interlocutor.

Me encanta conocer sus vidas desde esta otra perspectiva para descubrir su lado más humano, sus manías, sus bloqueos, sus dificultades. Porque también ellos las tienen. Y, con el paso del tiempo, me he ido dando cuenta de que la mayoría de los grandes autores tenían (y tienen) en común ciertos hábitos que se repiten.

Mientras sigues buscando los tuyos propios, me gustaría compartir contigo algunos de los más importantes, porque estoy seguro de que a ti también te ayudarán a forjar tu carrera:

1. Lleva siempre encima un bolígrafo y una libreta

Nadie sabe dónde, cómo ni cuándo aparecerá la idea que desencadene su próximo libro. Por eso es importante poder apuntar cualquier pequeño detalle que se te venga a la mente estés donde estés. Y la única forma de asegurarte de que nada caerá en el olvido es llevar siempre una libreta contigo.

Escribir a mano tiene grandes beneficios porque facilita la capacidad de concentración, relaja y activa la memoria, pero, si prefieres apoyarte en otro tipo de soportes, también puedes guardar notas (en texto o en audio) en tu smartphone.

Lo hagas como lo hagas, no te olvides de anotar cualquier idea que surja de forma espontánea porque nunca se sabe. Con el tiempo, ese detalle que ahora parece insignificante podría convertirse en algo maravilloso y vital en tu siguiente novela.

2. Observa el mundo

Sinceramente, hay algo que me está aterrando en los últimos años y es que, cuando voy por la calle, cada vez veo a más gente con los ojos pegados en el móvil. Y lo triste es que no lo hacen cuando están solos, sino también cuando están con otras personas.

Los escritores tenemos que ser observadores; y con esto no quiero decir que no mires tu teléfono móvil. Faltaría más. Pero tienes que aprender a observar el mundo que te rodea y a tener los ojos bien abiertos porque en él encontrarás un montón de situaciones que te ayudarán a definir las tramas y los argumentos de tus libros.

Por ejemplo, imagina que estás en el metro y entran dos desconocidos. Una pareja que se mira con complicidad y sonríe. Quizá eso te inspire para crear una trama de amor, una escena en la que dos personas se conocen en el tren. O ves cómo un hombre mete la mano en el bolsillo de alguien para intentar robarle. Es otra acción que también te puede llevar al argumento de tu siguiente novela.

Cualquier punto u observación de la realidad puede ser algo que haga germinar una idea. Sin embargo, si no estás atento, puedes perder infinidad de historias por el camino…

3. Aprende a escuchar

Dicen que un escritor necesita más soledad que vida social. ¿De verdad lo crees así? Yo no estoy totalmente de acuerdo.

Es cierto que los escritores necesitamos nuestros momentos de aislamiento para pensar, inspirarnos y poder escribir con conciencia. Sin embargo, no puedo negar que también ha habido muchos momentos en los que se me han acercado personas para contarme anécdotas o historias que más tarde se han convertido en escenas de mis libros.

Así que mi consejo es que estés atento a todo cuanto acontece a tu alrededor. Aprende a escuchar porque nunca sabes quién se puede acercar o qué te puede contar. Quizá esa persona, sin saberlo (y sin pretenderlo siquiera), te dé algún entramado nuevo o claves para definir algún personaje de tu historia.

4. Rodéate de belleza

La escritura es un arte y es innegable que a los creativos nos encanta la belleza. Rodearnos de ella nos aporta calma y sosiego. Puedes buscarla en la naturaleza, en paisajes, montañas y playas, pero también puedes encontrarla en muchos otros lugares probablemente más cercanos.

Yo, como te he contado antes, la encuentro en cafeterías con una decoración especial o en bibliotecas que tienen una arquitectura increíble y que ensalzan la belleza de esos objetos mágicos que son los libros.

Ahí es donde yo me siento en armonía para crear y escribir. ¿Y tú?

5. Inspírate

La mayoría de autores coinciden en que viajar, asomarse a otras culturas y conocer gente es uno de los mejores modos de inspirarse para crear nuevas historias.

Si no te puedes permitir viajes lejanos, lo puedes hacer en tu propia comunidad. Seguro que en tu comarca hay rincones sorprendentes y variopintos que todavía no conoces. Visitarlos te dará nuevas ideas para localizar tus historias, crear personajes auténticos y genuinos e insertar nuevos elementos para que tus libros crezcan en calidad.

Para que puedas poner en práctica todos estos consejos, te propongo un juego.

Coge tu libreta y tu bolígrafo, y súbete a un medio de transporte público (metro, tren, autobús) sin pensar en el destino. O, si lo prefieres, siéntate en un parque en el que haya afluencia de personas:

Fíjate en los pasajeros que suben y bajan, en los transeúntes que van y vienen, y empieza a describirlos. Deja volar tu imaginación y piensa qué historia hay detrás de cada uno de ellos: por qué han cogido ese tren, cuál es su vida, hacia dónde se dirigen, qué llevan en su mochila o en el bolso…

Invéntatelo. Como si estuvieras trabajando en uno de los personajes de tu libro. Imagina sus diálogos cuando veas a alguien conversar. ¿Están discutiendo? ¿Se acaban de conocer? ¿Tienen una cita? ¿O hablan de la situación por la que atraviesa un conocido? Lo que se te ocurra. Todo es válido. Pero invéntatelo y, sobre todo, escríbelo.

Te aseguro que ejercicios tan simples como este te ayudarán a desarrollar personajes en mayor profundidad, a crear diálogos, a describir objetos y lugares, y potenciarán sobremanera tu creatividad y tu capacidad de observación. Y, por supuesto, te harán crecer como escritor.

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