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Capítulo 3

Los hábitos universales que sí funcionan a todos los escritores

Hasta ahora hemos hablado de la necesidad de averiguar por ti mismo todos esos hábitos que te ayudarán en la escritura.

Y, aunque antes te decía que no conviene dejarse llevar por lo que les funciona a otros, es cierto que hay una serie de hábitos universales que son verdaderamente útiles para cualquier persona que quiera convertirse en escritor.

¿Quieres saber cuáles son?

1. Lee con conciencia

Estoy seguro de que has escuchado mil veces que, para ser buen escritor, hay que leer mucho. Y es verdad. Mi consejo es que leas textos de todo tipo, no solo del género en el que tú te quieres enfocar. Lee para divertirte, para emocionarte, para aprender. Pero, leas lo que leas, hazlo con conciencia.

¿Qué significa esto? Que, cuando lo hagas, estudies el texto más allá del contenido. Analiza cómo escribe ese autor, qué técnicas está utilizando, qué tramas te han sorprendido más, cómo ha desarrollado a los personajes, si su lectura es muy pesada o ligera, cómo ha finalizado la obra, cómo empieza y concluye cada capítulo, etc. Estudia ese universo porque, inconscientemente, se te va a quedar grabado y son herramientas que, casi sin darte cuenta, irás incorporando.

Leyendo se aprende mucho, pero con conciencia, más todavía. Ya lo decía Jorge Luis Borges: «Si quieres ser un buen escritor, debes ser mil veces un buen lector».

2. Sé perseverante

Márcate un tiempo que puedas dedicar a la escritura cada día (o casi cada día). No importa cuánto. Si puede ser media hora, media. Si puede ser una, mejor todavía. Y si pueden ser tres, fabuloso. Pero, sea el tiempo que sea, destina unos minutos a escribir prácticamente a diario.

Ese hábito de escritura es básico al principio porque cuanto más escribas, mejor lo vas a hacer, y la velocidad de tu escritura va a aumentar progresivamente.

Ahora bien, ser perseverante no quiere decir volverse obsesivo. Si prefieres descansar el fin de semana, puedes hacerlo. No hay problema. Si por trabajo solo puedes hacerlo dos o tres días a la semana, tampoco pasa nada. Se trata, en definitiva, de marcarte una pauta y comprometerte contigo mismo para que no abandones tu proyecto. Porque es precisamente ese hábito el que va a fomentar tu creatividad.

Esto es algo que siempre recomendamos en las escuelas de escritura. Y no es porque sí. Autores consagrados como Stephen King o García Márquez ya lo tenían como una rutina diaria que les ayudaba a encontrar la paz y a ordenar sus pensamientos. Así que, si ellos lo hacían, que tenían una pluma maravillosa, con más razón tienes que hacerlo tú.

3. No dejes nunca de formarte

La escritura es una de las profesiones o artes más longevas. Dicen que uno es escritor y muere siendo escritor. Sea una habilidad innata o no, se puede ir mejorando. Que nadie te diga que ya escribes muy bien y que no te hace falta nada más porque siempre hay técnicas, vocabulario y estructuras que aprender.

Y no solo eso. La escritura va evolucionando, y tú tienes que irte adaptando a los tiempos. Si miras cómo redactaban los autores hace cincuenta años y lo comparas con el momento actual, verás que no tiene nada que ver.

Hace veinticinco años parecía que, si no escribías frases larguísimas con subordinadas, conectores y palabras rimbombantes, no eras un autor de calidad. Y, hoy en día, el público exige lo contrario. La escritura es más ligera, más sencilla y las frases son mucho más cortas porque lo que se busca es que el mensaje se capte rápido y se entienda con facilidad.

Recuerdo que Borges admitía en una entrevista que, si él mismo tuviera que reescribir alguna de sus obras más universales, seguramente las reelaboraría de una forma mucho más sencilla. Y la sencillez parece fácil, pero no te equivoques, no lo es.

Formarte te ayudará a mejorar tu escritura y te permitirá, sin lugar a dudas, estar preparado para los nuevos tiempos. Piensa que, antiguamente, un autor no tenía que preocuparse más que de escribir su obra. Luego pasaba el manuscrito a las editoriales y ellas se encargaban de corregirlo, maquetarlo, hacer la portada, promocionarlo… Y él, como mucho, acudía a las presentaciones de los libros y firmaba los ejemplares.

Sin embargo, eso ha cambiado totalmente porque en el panorama editorial han aparecido nuevos actores o plataformas como Amazon, en las que tú mismo puedes subir tu libro para ponerlo a la venta en todo el mundo (tanto en formato papel como electrónico) en apenas veinticuatro horas.

Es maravilloso porque, gracias a este tipo de medios, las personas que no encuentran una editorial que confíe en su obra, pueden autopublicarse.

Pero ¿qué pasa? Que, para hacer eso, tienes que formarte y saber cómo autopublicar tu libro, cómo subirlo a la plataforma, cómo maquetarlo, cómo diseñarlo, cómo proteger tu obra para que no te la plagien… Y, en el caso de que decidas ir a una editorial directamente, también tienes que aprender cómo funcionan los contratos para no firmar algo de lo que luego te arrepientas.

De manera que la dificultad ya no reside solo en la escritura, sino también en promocionar tu obra, publicitarte en redes sociales y hacerte ver. En definitiva, en crear tu marca personal como escritor. Y eso, obviamente, también tienes que aprenderlo para diferenciarte en un sector en el que cada vez hay más competencia debido al volumen de obras que se publican cada año.

Por eso, en nuestra escuela internacional de escritura, la Vanir Academy, tenemos cursos de escritura y de publicación. Y nos gusta ofrecer a nuestros alumnos una formación multidisciplinar que abarca otras muchas áreas relacionadas con marca personal, edición, autopublicación, contratos, etc.

Porque, hoy en día, un escritor tiene que ser completo. De ahí que los hábitos más valiosos para conseguir tener ese perfil sean los tres que hemos visto en este capítulo: leer con conciencia, ser perseverante y no dejar nunca de formarse.

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