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2.2.2 Xàbia

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La composición de la renta señorial en Xàbia a mediados del siglo XVIII (cuadro 23) era muy similar a la de su vecina Dénia: escasa participación de los censos enfitéuticos y ausencia de monopolios y derechos privativos. La diferencia entre las dos poblaciones estribaba en los derechos derivados de la condición de puerto marítimo. Mientras que en Dénia los derechos de ancoraje y pontaje suponían cerca de la mitad de la renta, en Xàbia no los percibía la hacienda ducal. Sin embargo, la explicación de la llamativa parvedad de la renta nobiliaria en Xàbia requiere un desglose más completo de los escasos componentes que la integraban.

Como sucedió en Dénia, la ocupación militar de 1244 supuso la configuración de un núcleo de población exclusivamente cristiano en Xàbia, que también se mantuvo bajo el dominio de la Corona y donde se repartieron tierras y casas en régimen franco o alodial. Resulta tremendamente ilustrativo observar cómo en la visita general de 1766 solo se contabilizaron bajo dominio directo señorial «cinco casas antiguas que hay a la orilla del mar […] Y pagan un sueldo de censo».103 Estos datos no solo ejemplifican los efectos de los repartos de los primeros tiempos de la conquista, sino que también demuestran la incapacidad de los agentes señoriales para sujetar bajo régimen enfitéutico las nuevas construcciones entre los siglos XIV y XVIII. Y recordemos que Xàbia fue la población del Marquesado de Dénia que creció con mayor ímpetu.

CUADRO 23

Distribución de la renta nobiliaria en Xàbia en 1766

Reales%
Censos en dinero de casas, tierras y regalías (con Benitatxell)2.70020,58
Luismos7505,72
Tercio diezmo (con Benitatxell)9.14769,70
Escribanías del alcalde ordinario5254,00
Total Xàbia13.122100,00
Arriendo de los derechos dominicales10418.594

Fuente: Elaborado a partir de B. Venero, op. cit., pp. 182-183.

Más favorable para los intereses señoriales fue la evolución del terrazgo. Aun cuando las mejores tierras se repartieron en los primeros momentos de la conquista, una vez que la población pasó a manos señoriales las nuevas roturaciones se efectuaron bajo establecimientos enfitéuticos. En el cabreve de 1596 se reconocieron cerca de 7.000 hanegadas de tierra, de las cuales más del 85% las poseían personas ajenas a la villa, escenario que para Antoni Grau encuentra su explicación en el rápido crecimiento demográfico de las poblaciones musulmanas cercanas.105

Al igual que sucedió en Dénia, para favorecer las nuevas transformaciones en terrenos cada vez más marginales, en Xàbia se impusieron censos limitados a cánones fijos en metálico y sin partición de frutos. Estas condiciones se mantuvieron tras la expulsión de los moriscos, cuando el dominio útil de las tierras censidas se transfirió a los nuevos poseedores cristianos, generalizándose a las nuevas roturaciones acometidas durante los siglos XVII y XVIII. Bien es cierto que las roturaciones en el siglo XVIII fueron relativamente escasas; de hecho, en el último cabreve conocido para Xàbia, el del año 1733, las tierras censidas solo superaban ligeramente las 8.500 hanegadas, lo que suponía un incremento de la quinta parte del terrazgo en los últimos 140 años. Cuando se realice la visita general de 1766, los bienes enfitéuticos en Xàbia representarán para la Casa ducal unos ingresos de 2.700 reales anuales, el triple que en Dénia, aunque seguirán siendo unas cantidades ciertamente ridículas.106

Será, de nuevo, el tercio diezmo la prestación señorial que permita aumentar unos ingresos tan parcos, recaudándose anualmente 9.000 reales. Aun cuando estas rentas representaban más de dos tercios de los ingresos señoriales en Xàbia, su cuantía no descollaba entre los dominios valencianos porque también aquí las ocultaciones y ausencias de cosechas eran frecuentes. En el listado de las cosechas que pagaban el tercio diezmo (cuadro 24) vuelven a faltar productos fundamentales: seda, legumbres verdes, hortalizas, melones y, especialmente, la principal cosecha, la pasa,107 además de las algarrobas, que pagaban por voluntad del cosechero.

Bienes enfitéuticos no muy abundantes y de limitadas rentas, imposiciones del tercio diezmo que no alcanzaban a las cosechas más significadas…, si a estas circunstancias unimos la enajenación de los monopolios y derechos privativos de la Casa ducal, entenderemos los paupérrimos ingresos que presentaba la hacienda señorial. Pero ¿por qué no disponía Medinaceli de los monopolios en Xàbia? En el año 1596 el marqués Francisco Gómez de Sandoval concedió a la villa de Xàbia en establecimiento enfitéutico las regalías de la carnicería, la pescadería y el almudín o peso de la harina. La concesión permitía al Consistorio controlar una parte de la distribución de productos básicos pero no suponía una sangría importante para la hacienda señorial. No ocurrirá lo mismo con las mercedes de 1617, que concedían a la villa la facultad de arrendar las tiendas, mesón, panadería y el peso y medida para poder satisfacer las necesidades más imperiosas y los censos cargados sobre la población, ante la más absoluta falta de bienes propios. Las regalías fueron concedidas por el marqués mediante módicos censos y durante su «mera y libera voluntad», pero en la realidad se fueron prorrogando constantemente y cuando la hacienda señorial pretendió recuperarlas los intentos resultaron infructuosos. No estamos hablando de pequeñas cantidades, como demuestran los ingresos que recibía la villa por su arriendo anual (cuadro 25).108

CUADRO 24

Ingresos de la Casa ducal del tercio diezmo en Xàbia y Benitatxell en 1766

Reales
Trigo, 25 cahíces3.000
Mixturado (trigo y cebada), 40 cahíces3.000
Almendras, 4 cargas900
Cebada, 9 cahíces473
Maíz, 6 cahíces450
Habas, 4 cahíces326
Aceite, 15 arrobas323
Higos, 60 arrobas270
Vino, 60 cántaros180
Guisantes y guijas, 2 cahíces120
Algarrobas, 6 cargas90
Diezmo de pescado15
Total9.147

Fuente: Elaborado a partir de B. Venero, op. cit., pp. 182-183.

CUADRO 25

Ingresos del Ayuntamiento de Xàbia por el arriendo de regalías en 1766

Reales
Tres tiendas4.365
Peso y medida3.308
Dos tabernas1.485
Panadería750
Total9.908

Fuente: Elaborado a partir de B. Venero, op. cit., p. 177.

Pero la villa no fue la única beneficiada de la magnificencia o, en la mayor parte de las ocasiones, indolencia de los agentes señoriales. Muchos particulares disfrutaron del uso de regalías, unos por la concesión de establecimientos enfitéuticos con censos muy limitados, otros simplemente por apropiación de estas. Muy ilustrativo era el caso de los hornos, siete en total, todos en manos privadas y con censos anuales que variaban entre uno, cinco, diez y, el que más pagaba, cincuenta sueldos. En similares circunstancias se encontraban los molinos y las almazaras. En el término municipal de Xàbia se contabilizaban hasta un total de trece molinos harineros y diez almazaras de aceite, aunque bien es cierto que todos eran de pequeñas dimensiones y, en casi todos los casos, para usos propios de los propietarios, pero los censos eran insignificantes. Más lesiva era la situación del mesón, que rendía 1.500 reales anuales a sus propietarios particulares y ni tan siquiera disponían de establecimiento enfitéutico del marqués.

Quedan por clarificar los derechos privativos fijados sobre la actividad marítima. Ya se ha visto cómo en Dénia esos derechos permitieron a la Casa ducal compensar los precarios ingresos que reportaban el resto de los monopolios, ¿se presentaba en Xàbia una situación análoga? Xàbia disponía de un excelente puerto natural, a resguardo de los temporales y con capacidad para embarcaciones de mayor tonelaje; sin embargo, su rivalidad con Dénia y la preferencia que el entonces conde había proporcionado a esta última, por su condición de cabeza de señorío, le habían impedido desarrollar todo su potencial comercial.109 Esta situación cambió con la Guerra de Sucesión, al optar claramente Dénia por el bando austracista, mientras que Xàbia dio su apoyo al bando borbónico. La fidelidad de Xàbia a la nueva monarquía le reportó numerosos privilegios, entre ellos el de permitirle exportar mercancías y frutos del país,110 lo que provocó un floreciente tráfico basado en la exportación de pasas. La actividad del puerto se vio reflejada en los derechos de peaje y lleuda percibidos por la casa señorial, que se analizarán junto con Dénia en otro epígrafe del capítulo. Pero ¿también los derechos de ancoraje y pontaje supusieron para la hacienda ducal unos valiosos ingresos como ocurría en Dénia? Ni cuantiosos ni menguados, sencillamente no existían. Ante los continuos ataques moriscos sobre las costas, el marqués Francisco de Sandoval ordenó la fortificación de dos castillos en las playas de Xábia, que costeó la villa. Como recompensa, en el año 1581 se concedía al Consistorio la autorización para cobrar en el puerto de Xàbia los derechos de ancoraje, pontaje, botigaje, cargador y descargador, que hasta ese momento había ingresado la hacienda señorial.111

En conclusión, a pesar de ser Xàbia la baronía con mayor población del Marquesado, era la que menos ingresos reportaba. Y si contextualizamos los datos en el conjunto de los dominios valencianos de los Medinaceli, relacionando la renta con la población, también mantenía ese último puesto con muchísima diferencia, ya que alcanzaba solamente un valor de 7 sobre la base 100 del total de los dominios valencianos (cuadro 6). Los factores que explican esta enorme distancia son fácilmente identificables: el reparto en régimen franco de la mayor y mejor parte de los bienes inmuebles y la enajenación de la hacienda señorial de la totalidad de los monopolios o regalías, incluidas las concernientes a la actividad portuaria. El duque prácticamente solo ingresaba en Xàbia las prestaciones del tercio diezmo y aun en este caso incompletas.

El ocaso de los dominios valencianos de los Medinaceli

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