Читать книгу Viajeros en China y libros de viajes a Oriente (Siglos XIV-XVII) - AA.VV - Страница 12
Оглавление«Las grandes y estupendas cosas del Mar Océano»: Antonio Pigafetta en el corazón de la epopeya de los descubrimientos renacentistas1
Clotilde Jacquelard
Sorbonne Université, CLEA
Reflexionar sobre el concepto de «exotismo» hoy en día pone el dedo sin duda en uno de los aspectos del desencanto característico de nuestros tiempos postmodernos. En efecto, ¿sigue existiendo hoy día una frontera real, una distinción nítida entre Occidente y los mundos no occidentales? Ésta parece cada vez más borrosa si nos referimos al proceso de globalización u occidentalización en curso. ¿Qué significado dar a un «acá» y un «allá» cuando algunas horas de vuelo nos separan de las antípodas, en un mundo aparentemente reducido al tamaño de un pueblo cosmopolita y heterogéneo? ¿No proclamaba Claude Lévi-Strauss ya en los años 50 «la fin des voyages» y unos trópicos más bien tristes (Levi-Strauss, 1955)? ¿Qué sentido dar entonces a la relación entre el hombre y el medio que lo rodea, ya cercano ya lejano? ¿Podemos seguir hablando de «exotismo» en plena mundialización sin hacer sonreír, sin evocar la publicidad de una agencia de viajes o la tienda de recuerdos turísticos? Vaciado de su sustancia evocadora de apertura hacia un espacio lejano, nuevo, extraño, ideal, tal como triunfó en el siglo XIX (Moura, 1992), nos parece haberse convertido en un concepto desgastado y no desprovisto de miras neocoloniales. Estaríamos viviendo pues el fin de un largo proceso de cinco siglos que nos ha conducido de un mundo mediterráneo cerrado a un mundo abierto a las dimensiones del planeta; cinco siglos de descubrimientos, exploraciones, asimilación, dominación colonial diversa y otras tantas rebeliones emancipadoras. A la hora del balance quizás sea oportuno volver a visitar de alguna manera el punto de partida de este proceso de larga duración, los cimientos de la modernidad, a través del examen de un relato de viaje emblemático de comienzos del siglo XVI, la Relación del primer viaje alrededor del mundo. Noticias del mundo nuevo con las figuras de los países que se descubrieron señalados por Antonio Pigafetta. Vicentino. Caballero de Rodas.
Lo que calificamos de «exotismo», o sea la curiosidad, el interés, la fascinación por mundos lejanos, es indisociable de la historia de la «expansión» europea. Este proceso arrancó en el último tercio del siglo XV, cuando la geografía de lo lejano irrumpió en la Europa cristiana con los primeros viajes ibéricos transoceánicos. No sólo pensamos en los de Cristóbal Colón a partir de 1492, sino también en el del portugués Vasco de Gama, quien tocó el subcontinente indio en Calicut en 1498 por la ruta del Cabo de Buena Esperanza. El tercer panel de este tríptico lo configura a todas luces la primera vuelta al mundo, imprevista, efectuada por la expedición magallánica entre 1519 y 1522. Este conjunto de expediciones —y no las citamos todas— constituye una aventura colectiva y competitiva entre Castilla y Portugal en el paso de la Edad Media al Renacimiento, una experiencia de radical novedad que funda la modernidad en esta salida del mundo mediterráneo, en esta revelación de horizontes reales y ya no meramente míticos para los europeos.2
Antonio Pigafetta, cuyo relato será centro de nuestra reflexión, fue miembro de la expedición magallánica. Como humanista de comienzos del siglo XVI, nos ofrece un testimonio excepcional de esta gran mutación de la mirada occidental focalizada hacia otros mundos, otros hombres, otras culturas; una mutación permitida por unas condiciones técnicas e intelectuales, y concretamente por la exploración marítima planetaria por parte del Occidente cristiano (Chemello, 1996). Lo otro, lo extranjero, lo extraño, surgían bruscamente y materialmente en el pensamiento occidental. A la inversa, la influencia occidental iba a extenderse progresivamente a escala planetaria (Gruzinski, 2004). Se trata pues de un doble movimiento revolucionario que tardó varios siglos, en lo que se refiere a Europa, a destronar el sistema de pensamiento dominante heredado de los Antiguos por una parte, así como afectó, por otra parte, a pueblos recientemente revelados. La circunnavegación magallánica iba a probar por la experiencia la rotundidad de la tierra; el hecho de que todos los océanos están conectados y que todo comunica por tanto a la superficie del globo. Fue el punto de partida, concreto y moderno, de la globalización acelerada que vivimos y que se cuestiona actualmente.