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Prologo

La figura peligrosa, cuya identidad se encontraba oculta, esperaba con paciencia hasta que el elevador regresara a la superficie. Llevaba alrededor de cinco minutos de los cuales no le molestaban en lo absoluto debido a la lentitud en que solían desenvolverse estos procedimientos burocráticos.

Por fin la notificación de autorización sonó seguido de la puerta deslizante, la figura peligrosa no titubeó en ingresar al cómodo y limitado compartimento.

Como era de esperarse, no había nadie que presionara el botón, aunque para ser honesto, no era el gran misterio saber hacía qué plataforma dirigirse, después de todo sólo había un destino y el modo de acceder era oprimiendo el único botón disponible a un lado de la puerta.

La figura peligrosa se conservó con seguridad durante el descenso a pesar de sentirse el cambio de presión ambiental. Quizás y la ligera armadura metálica le propagaban un alto sentido de estabilidad gravitacional terrestre.

Llevaba un largo rato que no se le daba un buen uso a esta armadura antigua, y sin importar encontrarse un poco oxidado, seguía siendo más cómodo que los modernos para su supuesta sorpresa.

Obviamente su atuendo interior estaba adherido justo a la medida de su cuerpo. La tela era sintética y contenía ciertos aspectos electrónicos que se vinculaban con su visor triangular, entre algunas novedades tecnológicas se encontraba el termómetro integrado, el cual regulaba su temperatura corporal para mantener su condición física y saludable.

La primera capa de vestimenta consistía en pantalones y una camiseta de manga larga de color café oscuro. Por encima se encontraba una armadura compuesta por un chaleco, unas botas, unos guantes, un cinto y un casco.

Todos estos componentes brillaban a pesar de su negrura. El visor del casco era café complementándose con el atuendo interior, mezclado con la armadura negra y contrastaban no sólo con elegancia sino con innovación.


La figura peligrosa se sentía tan orgullosa de poder usar este impresionante traje de suprema tecnología. Inclusive la parte trasera del chaleco le permitía almacenar sus dos bastones de fuerza en conjunto con otros juguetes, aunque fuese modesto, a su edad todavía le gustaba jugar.

El elevador llegó a su destino final pero antes de deslizarse la puerta, giró sobre su propio eje vertical mientras se liberaba un gas especial para descontaminarlo.

La figura peligrosa continuó inmóvil y sumamente paciente hasta cerciorarse de haber concluido el fastidioso protocolo de purificación. Un sentimiento del cual no compartía el personal de seguridad ya que, a escasez de una identificación facial en conjunto con una lectura expresiva, no tenían la menor idea de sus terribles intenciones; ni de cómo había dado con este clandestino sitio de índole militar sin previo aviso o consentimiento.

Por consiguiente, el Jefe de Seguridad Loick McDylan ordenó una escolta personalizada para averiguar la identificación de la misteriosa figura peligrosa antes de dejarla pasar al Centro de Operaciones de la Conurbación Industrial Subterránea del Pacifico, aunque malamente referida como las Catacumbas por haber sido el punto de origen o simplemente CISP.

—¡Hey, no me mires a mí! —renegó Romina colocando las piernas sobre el tablero gracias a la silla reclinable— ¡Estoy en mi descanso así que dame un descanso!

—No un buen ejemplo el que está dando Capitana Torres y recuerde que siempre debe dirigirse a mí como el jefe McDylan, sin importar que se encuentre o no en su supuesto descanso y por el amor de Dios ¡quite esas malditas botas de mi tablero!

—Siempre tan formal jefe, le hace falta liberarse —río Romina mientras regresaba sus pies al suelo.

Ignorando su vacilada, Loick tomó el micrófono de su recién liberado tablero y se comunicó con la primera persona disponible en su radar de monitoreo para darle seguimiento a la imprevista llegada.

—¿Sargento Drex, me escucha?

—Sí Jefe McDylan ¿en qué puedo servirle?

—Un No Invitado trata de ingresar al Centro de Operaciones con el rostro cubierto, ya sabe qué hacer.

Drex miró directamente a la cámara de vigilancia e hizo la señal de aprobación al exponer el pulgar entre su puño cerrado.

—Entendido, en unos minutos contará con una transmisión facial directa de nuestro No Invitado. Quédese pendiente.

—Confirmado, cualquier cosa me la hace saber —desactivó el micrófono.

Romina le sacó un ligero susto al brincar de entusiasmo.

—¡Esto se pondrá bueno!

—¿Qué no tiene algo importante por hacer Capitana Torres?

Romina trató de soportar su risa, pero le encantaba demasiado hacer enojar al jefe.

—La verdad no Lou y siendo honesta, he esperado bastante porque suceda algo de acción en este aburrido tugurio donde de por sí nada afloja, ni con una chorrera.

—¡Cuántas veces debo recodarte que no soy ningún camarada para que me llames de tan informal y vulgar manera! —le lanzó un gesto de enfado mientras se le dirigía de forma personal— Ahora si no me equivoco, tu receso concluyó hace diez minutos así que más vale muevas ese maldito y enorme trasero antes de que te reporte con el alto mando.

—¡Ya pues, estoy moviendo mi trasero! —no dejaba de sacudir su ondulado trasero conforme se dirigía a la salida— ¡Antes solías ser divertido, nomás te ascendieron y te volviste un hijo de su ching…!

—¡Maldita sea Torres!

Loick trató de enfrentarla pero para entonces Romina ya había salido por la puerta trasera. No que fuese insubordinada, nada que ver, sólo cuando estaba aburrida solía ponerse de rebelde con la intención de aligerar el estrés en este de por sí ambiente rígido. De lo contrario uno podría perder la cabeza ante la tensión de estar encerrados de seis a doce meses.

Era parte del contrato por así ponerse, dado que la mayoría eran personas que pertenecían a la Facción Replicante, por lo tanto había una noble causa para ello, aunque pareciese lo opuesto dada la reciente oleada de secretos que ponían en cuestión la integridad no sólo de esta conurbación sino de la entera Facción, desde un punto ético moralista.

Pese a que Romina pareciera una cómica holgazana; cuando se trataba de llevar a cabo una misión, su conducta se tornaba seria y sumisa al percatarse de las órdenes del Jefe porque así de eficaz era en el campo.

Podría decirse que lo administrativo solía alterarla; pero cuando de verdad se necesitaba de su respaldo, nunca fallaba en lucir su letal profesionalismo.

—¡Qué están mirando! —Loick se dirigió al resto de los operadores al verlos cubrirse la boca para tapar sus patéticas risitas —¡Póngase a trabajar! De por sí tenía un mal genio, en parte por la edad considerando su re ciente ingreso a los sesenta años. Romina sólo trataba de hacerlo reconectar con su niño interior, pero a estas alturas se comenzaba a dudar de que alguna vez lo hubiese sido. De igual forma a los compañeros les fascinaba contagiarse de esta divertida confrontación.

—Necesito total enfoque hacía este individuo, una vez desenmascarado hagan lo posible por identificarlo.

Entre que la figura peligrosa se aventuraba a la sala de espera tras haber aprobado la fase de desintoxicación, Drex reclutaba a un par de soldados para encararlo justo en la entrada principal al Centro de Operaciones.

Más que precaución, era una táctica para tomarlo de la fuerza y así removerle la máscara en caso de que no mostrase iniciativa por su cuenta, ya que formaba parte del reglamento y verlo dirigirse hacia ellos con toda la calma del mundo les daba mala espina.

Nadie podía ingresar al CISP sin una identificación facial, aunque optara por regresarse a la superficie, tenía que ser sometido al procedimiento. Sin excepciones.

—¡Hey guapo, quédate dónde estás! —Drex le cortó el paso al imponérsele con una magnifica ametralladora— Ni un paso más.

Al cumplir con el mandato, Drex hizo una seña y su equipo integrado por cinco hombres rodeó a la figura peligrosa, restringiéndole de cualquier maniobra evasiva.

La situación estaba bajo control o eso se creía.

—Sargento —habló por primera la figura peligrosa en una voz filtrada por componentes electrónicos—, no se necesita recurrir a la violencia, he sido enviado personalmente por el Consejo Replicante para llevar a cabo una asignación clasificada solo para mí, por favor hágase a un lado y déjeme cumplir con el mandato.

—Cancela aquella petición Sargento —notificó Loick a través del auricular—, el intruso no pasará sin exponernos su verdadera identidad ¿entendido?

—Entendido —Drex soltó el dedo del auricular y se enfocó con dureza hacía la figura peligrosa—. Yo también tengo ordenes del Consejo Replicante; petición negada.

—Sargento —adoptando un tono militar—, está interfiriendo con una orden directa.

—¿Acaso estás sordo? —Impuso con actitud—. No te dejaré pasar hasta que te remuevas el casco, expongas tu horrible rostro hacía la cámara y lo corroboremos con tu identificación.

La figura peligrosa continuó sin señales de acceder.

—Aquí no hay excepciones —reiteró autorizando el uso de municiones—, no volveré a insistir.

Esta vez Drex y sus hombres adoptaron una postura táctica de ataque de la cual extrajo una risa irónica en la figura peligrosa ya que desde un principio lo tenía contemplado.

—Oh Sargento Drex —tornándose personal— ¿No tiene idea en lo que se estás metiendo?

—¿Cómo sabes mi nombre?

Al querer dar un paso, Drex amenazó con apretar el gatillo.

—El que sepa tu nombre no es importante, sino lo que voy a hacer contigo y este lugar.

Esta vez la figura peligrosa retrocedió un paso causándole más confusión.

—¡Quédate dónde estás! —advirtió Drex recobrando su militarismo— ¡No se te ocurra hacer nada tonto o abriremos fuego!

La figura peligrosa puso una de sus manos atrás de la espalda para tocar uno de sus bastones de poder mientras con la otra se la metió en uno de sus múltiples bolsillos de su chaleco ligeramente metalizado.

—¡Soldados! —Drex alertó a los soldados para que lo derribaran y lo tomasen por la fuerza, ya que era importante procesarlo vivo.

Ante el acercamiento de su enemigo, la figura peligrosa resopló con ironía al percibir el valor de Drex. Alguien digno de matar, sin duda lo extrañaría una vez que esto concluyera.

—¡Que empiece la función!

Tras inclinar su rostro cubierto hacía el lado izquierdo, la figura peligrosa tomó uno de sus dos bastones de poder y lo deslizó de forma circular alrededor de los seis atacantes causando una especie de fuerza explosiva. Esto agarró desprevenido a cada uno de estos incluyendo al propio Drex quien tampoco tuvo la menor oportunidad de cubrirse, mucho menos disparar. Por otro lado, Loick estaba que se volvía loco dentro del Sector de Monitoreo y Seguridad. Era una pesadilla de la cual no podía despertar hasta haber neutralizado la crisis.

La figura peligrosa arrojó tres granadas hacía su retaguardia y dos hacía enfrente. Las granadas traseras se desenvolvieron en una llamarada que consumió a tres de los hombres. En cuanto al cuarto, la figura peligrosa lo mató con una de sus pistolas curveadas.

Drex observó la terrible escena y decidió quedarse oculto en el fondo. Debido a que las dos granadas frontales contenían derivados del FMX, el sistema de comunicación se bloqueó indefinidamente dejándolo incomunicado con Loick. De aquí en adelante, Drex debía improvisar bajo sus propios instintos de combate en orden de detener la intrusión de esta amenaza foránea.

Para su asombro, la recepcionista se encontraba apuntándole con una pistola a la consola de acceso directo para el Centro de Operaciones. Ella sabía que una vez desatada la bala, la figura peligrosa jamás podría ingresar a esta área, por tanto estaba dispuesta a sacrificarse por el bien de sus compañeros.

—¿Letty verdad? ¿Letty McDylan?

En contraste con Drex, Letty decidió no mostrar su asombro ante el conocimiento de su propia identidad ya que sabía en el fondo que se trataba de un simple truco para hacerla titubear y en el proceso, asesinarla antes de inhabilitarle su ingreso.

—Admiro tu valentía —recalcó la figura peligrosa conforme bajaba su bastón—. Después de todo, eres la hija del gran Loick McDylan.

La figura peligrosa alzó la mirada hacía la cámara como señal de desafío hacia la vulnerabilidad de Loick quien estaba estancado en su propio sector como efecto de las chispas efectuadas por la granada FMX.

Drex aprovechó la distracción de su novia, para preparar una de sus granadas explosivas. Letty sabía que Drex todavía seguía con vida y por tanto estaba ganándole tiempo para hacerse cargo de la brecha.

La figura peligrosa comenzó a reírse al descifrar las verdaderas intenciones detrás de su acto de valentía, por un momento había creído que lo hacía por ella misma lo cual se desmotivó al descubrir que se trataba de un acto de amor.

—Qué decepción —musitó al confirmarse el cliché.

Ante el ascenso de la pistola curveada, Drex brincó de su esquina y arrojó la granada activada hacía el torso de la figura peligrosa. En contraparte, el amenazado reaccionó disparándole a Letty mientras que a su vez extendió su brazo desocupado y abrió bien las palmas de sus manos enguantados activándose un bloqueo temporal de fuerza, la cual redireccionó la granada de vuelta a su huésped.

—¡No!

Letty dejó escapar un grito de terror mientras presenciaba la destrucción de Drex con quien tenía poco de haberse comprometido. Sin importar que estuviese desagrandose, sostuvo de nueva cuenta el arma y disparó a la consola de ingreso.

Aquello no llamó la atención de la figura peligrosa como anticipaba; por lo que tras vaciarse el cartucho, Letty soltó el arma para hacer presión en la herida y así tratar de detener el sangrado en su abdomen.

La figura peligrosa se tomó su tiempo para observar a Drex ser consumido por las llamas de su propio infierno desatado. Saboreaba la perfección en la cual había ejecutado su ingenioso plan.

—¡Es demasiado tarde!

—¿Lo es?

La figura peligrosa despegó su vista de Drex para dirigirse hacia la pobre moribunda.

—¡Seas quién seas! ¡Ahora nadie puede entrar, ni puede salir!

Letty comenzó a escupir sangre por la boca mientras la figura peligrosa metía las manos a otro de sus bolsillos revelándose así un par de pelotas de goma.

—Excepto por aquellos que siempre encuentran la manera —testificó con profunda gravedad en su voz manipulada mientras se le colocaba cara a cara.

Letty, presintiendo que algo terrible y doloroso se aproximaba, optó por cerrar los ojos. La figura peligrosa arrojó las dos pelotas hacía la compuerta de acero y tra adherirse, estas comenzaron a fundir el metal ante al alto contenido de ácido liberado a su alrededor.

Letty no podía dejar de gritar de dolor ya que ese mismo líquido la consumía con lentitud. La figura peligrosa pudo apiadarse de ella pero mejor optó por ahorrarse la bala; después de todo, era su culpa haberse quedado recargada en la compuerta; si hubiese sido más inteligente, se hubiese fugado a otro lado y quizás le hubiere dejado con vida; tan así de misericordioso se consideraba.

Loick comenzó a hacer un rotundo desorden dentro de su sector, nadie de los presentes se atrevía a tratar de calmarlo. De por sí era una atrocidad lo que los monitores captaban, y aún más no poder acceder a los sistemas defensivos para desplegar al resto de la armada tanto tecnológica como humana.

Sólo fue cuestión de unos minutos para que la compuerta se derritiera en su totalidad, colocando así a todo el personal del Centro de Operaciones ante la merced de la imponente figura peligrosa.

Sólo había unos cuantos empleados con armas y un par de unidades defensivas que hicieron hincapié a la intrusión. Con suma facilidad, éste se hizo cargo de cada de uno de ellos en segundos. Hubo unos que se dieron a la fuga a través de la ahora inexistente compuerta.

Lo anterior no molestó en lo absoluto a la figura peligrosa, de igual forma iban a morir por lo que era inevitable tratar de hacer algo al respecto.

—¡Es una masacre total! —Desesperado al más no poder— ¡Debemos hacer algo y ya!

—¡Estamos tratando Jefe! ¡Pero el sistema todavía no responde!

—¡Cómo es eso posible! ¡Se supone que contamos con la tecnología más avanzada!

—Pues nos hemos equivocado.

—¡Sólo enfóquese a destrabar el sistema quiere!

La figura peligrosa caminó por las escaleras para dirigirse a la consola principal ubicada en otra plataforma superior, la cual residía elevada por unos pocos metros del suelo.

Un par de centinelas computarizados cortaron su paso bajo el mandato de captura, por lo que el combate fue físico. A diferencia de los hombres, a la figura peligrosa sólo le tomó un par de minutos adicionales despojarse de estos gracias al excelente manejo de los dos bastones, ya que ninguno de los presentes era rival de sus dotes de espadachín.

Los dos centinelas terminaron por desmantelarse conforme se deslizaban por las escaleras. Uno de los tres oficiales al mando de la consola trató de detenerlo pero la figura peligrosa lo mató de un bastonazo.

Ante la terrible escena de ver a un compañero caído, uno de los dos oficiales restantes se dio a la fuga mientras el otro hizo lo posible por anular el sistema. Ni le importó arriesgar su vida, simplemente se concentró en deshabilitar la consola.

Como lo anticipaba, la figura peligrosa lo tomó del cuello con una de sus manos aunque para sorpresa del oficial, todavía alcanzaba a respirar por lo que no lo estaba estrangulando del todo. Saboreando su desconcierto, la figura peligrosa estiró los dedos activándose la cuchilla integrada dentro de sus guantes militares.

El oficial nunca lo vino venir, cuando menos lo esperaba, tenía una cuchilla atravesada por todo su cuello. La figura peligrosa volvió a estirar los dedos y la cuchilla regresó a su punto de origen. Ahora contaba con el absoluto control de la consola principal tras purgar el Centro de Operaciones.

—¡No se queden ahí parados como idiotas! —Ordenó Loick con una furia incontenida— ¡Hagan algo maldita sea!

—¡No hay nada que podamos hacer! —Advirtió uno de los programadores— ¡Los sistemas siguen sin operar! ¡Sea lo que sea que había en aquellas granadas, no nos está dejando siquiera reiniciar!

—¿Cómo es esto posible? —regresó su atención al monitor— ¿Qué carajos hace ahora?

—Parece inyectarle una especie de virus al computador, tal vez para obtener el control.

—¡Eso no luce nada bien! ¡Haber piensen, debe haber un módulo de anulación! ¡Algo que nos ayude a restablecer el control antes de que este maniático retuerza la inteligencia artificial del CISP!

—¡Jefe! —lo llamó un segundo programador— ¡Jefe McDylan!

Ante la insistencia, Loick volvió a concentrarse en la situación posteriormente de haberse perdido en una nube de incertidumbre contaminada por la reciente muerte de su única hija.

—Sí dime muchacho.

—¿Cómo es que nuestros mecanismos han sido bloqueados pero las cámaras siguen retransmitiendo? —Loick se quedó pensativo ante la excelente noción—. Era para qué todo hubiese sufrido el mismo efecto de las sobrecargas eléctricas.

—Las cámaras no están retransmitiendo por vía digital —Loick captó la noción—, porque están bajo cableado ¡Son análogas!—al instante formuló una solución— Eso es, lancen las contramedidas digitales, anúlenlas por completo y establezcan la modalidad de emergencia análoga.

El Sector de Monitoreo y Seguridad sufrió un apagón momentáneo al desconectarse de la red digital lográndose así regresar a la modalidad análoga de emergencia. Tras retomarse la iluminación, el equipo computacional regresó a la normalidad, pero bajo la versión última del sistema previo.

En eso la puerta se deslizó y Loick salió disparado para detener a la figura peligrosa.

—¡Espere Jefe! ¡No Fuimos nosotros!

Para entonces Loick ya se encontraba afuera haciéndole frente al impostor. Demasiado tarde para frenarse o regresarse, no que lo hubiese hecho.

—Así es Jefe de Seguridad Loick McDylan, no fue su equipo quien lo dejó salir sino yo mismo. Era necesario conocerlo en persona y vaya que no me ha desilusionado, es justamente lo que esperaba encontrarme, por el debido momento claro.

Loick se mantuvo estático ante su siniestra voz computarizada, echó un vistazo atrás y efectivamente su sector se encontraba sellado de nuevo. Eran solamente él y la figura peligrosa, cara a cara y con las manos cerca de sus armas para en cualquier momento desatarse el duelo.

—¡Seas quién seas! ¡No podrás contener el Centro de Operaciones por mucho tiempo!

La figura peligrosa despegó sus dedos del teclado e inclinó el casco en dirección a Loick. Parecía como si le estuviese simulando una sonrisa burlona por la forma en que se percibía con el contraste de la retornante iluminación.

—Me malinterpretas Loick McDylan, sí es que me permites llamarte por tu nombre.

—No parece que tenga otra opción, humaliedroide.

La figura peligrosa no pudo contener su risa al ser confundido como otro peón más de la Legión Suprema.

—Me temo que soy mucho más que eso Loick, déjame te explico — aguardó un breve segundo—. Mi propósito va más allá de la contención de este insignificante centro y lo que sea que haya oculto a sus alrededores.

La figura peligrosa regresó la vista hacía el monitor y tras oprimir una tecla, todos y cada uno de los compartimentos del CISP fueron abiertos, incluyendo los de su sector, del cual nadie de sus cólegas acudió a ayudarle.

En ese preciso instante, Loick captó a lo que se refería con aquella amenaza y no pudo evitar sentir un rotundo horror en su interior de sólo pensar en el infierno que había desatado esta figura peligrosa.

—Tu intención nunca fue apoderarte de estas instalaciones… —suspiró al darse cuenta que la muerte los acechaba a los dos.

—Sino desatar el terror que han venido albergando en secreto por más de cien años, ustedes los humanos deberían saber que lo que uno esconde bajo la tierra, tarde o temprano sale brotando.

—¡No tienes la menor idea de lo qué has hecho!

—Todo lo contrario, he liberado sus peores miedos.

Las alarmas se retomaron en conjunto con las luces rojas de emergencia.

—Ahora si me disculpas —con su puño aplastó el tablero y el monitor de la consola—. Mi transporte me espera.

La figura peligrosa descendió las escaleras de la elevada plataforma sólo para toparse de nuevo con Loick ya que lo había rodeado con velocidad para bloquearle el único ingreso a la cámara de evacuación.

—Me temo que no irás a ningún lado.

Mantuvo su guardia colocando su mano cerca de su pistola ya que esta vez había optado por mandar a la basura la orden de capturarlo vivo.

—Impresionante, te he subestimado McDylan, pero no más —hizo un gesto amenazador para intuir en su siguiente movida—. Muévete y posiblemente vivirás, o quédate y te aseguro que te mataré.

—Me da igual.

La figura peligrosa no pudo evitar reírse al darse cuenta de lo cuan serio y personal se había tornado este conflicto.

—Justo la respuesta que quería.

Loick desenfundó su pistola e inmediatamente la figura peligrosa usó la modalidad de fuerza en sus guantes para desviar las bien direccionadas balas. Loick tenía una excelente puntería y para su edad, gozaba de una velocidad impecable que ya cualquier cuarentón quisiera tener.

La figura peligrosa trataba de alcanzarlo y Loick no se dejaba, siempre parecía estar a un paso adelante de sus garras. A consecuencia de este sentido de urgencia por escapar, la figura peligrosa optó por acorralarlo en uno de los extremos de una esquina, mediante el empleo de sus dos pistolas curveadas.

Loick no tuvo opción que cubrirse dándole la ventaja a la figura peligrosa de retomar el camino hacia la cámara de evacuación. Trató de cortarle el paso pero los múltiples disparos no lo dejaban avanzar. Fue hasta que la figura peligrosa se adentró en la cámara cuando Loick tuvo que reforzar su velocidad para alcanzarlo.

Al entrar a la cámara se encontró con que la figura peligrosa ya le había deshabilitado los ordenadores integrados en cada una de las capsulas de escape, a excepción de la seleccionada para sí mismo.

—¡No huyas cobarde! ¡Pelea conmigo! ¡Mano a mano!

—No tengo tiempo para esto, ni tú tampoco —expresó la figura peligrosa mandando al diablo las formalidades debido a su apuro por abandonar este condenado lugar.

—Tengo buena puntería como ya te habrás dado cuenta.

Detectar esa desesperación le brindó mucha más confianza a Loick.

—¿Y?

Loick apuntó hacía el único ordenador en buen estado y en cuanto ejecutó el primer disparo, la figura peligrosa bloqueó la bala con una de sus pistolas curveadas para evitar quedarse sin raite.

—Créeme, puedo hacerlo todo el día —amenazó Loick con astucia.

—¿De verdad puedes?

Loick asintió ante el reto de una voz más desesperante en oposición a la calmada de hace unos minutos.

La figura peligrosa se apoyó en sus dos pistolas curveadas, una la usó para contrarrestar las balas encaminadas hacía el único ordenador en buen estado de su capsula elegida mientras con la otra mano trataba de ponerle fin a la vida de Loick.

—Prefieres hacer lo imposible para detenerme en lugar de salvar a tu querida Letty.

—¡No te atrevas a mencionar su nombre!

Esta vez el coraje lo hizo abalanzarse hacía éste sin miedo a morir. Gracias a esta impulsiva determinación pudo esquivar las balas conforme se dirigía a la única capsula que quedaba intacta.

La figura peligrosa se arrepintió de haberlo cucado porque cuando menos lo anticipó ya lo tenía enfrente, y vaya manera de encararlo.

—¡Mi hija está muerta!

La figura peligrosa no se atrevió a contestarle, Loick lo había sorprendido al extraer uno de sus cuchillos militares de su pantalón para colocárselo cerca de su garganta. A su vez, tenía la pistola situada en el ordenador de la última capsula de escape.

—¿Qué estás esperando McDylan? ¡Haz el maldito disparo!

En cuanto Loick apretó el gatillo se llevó la rotunda sorpresa de que se había quedado sin balas tal como lo había estudiado la figura peligrosa. Ante esta inquietante realidad, la figura peligrosa le tumbó la cuchilla al darle un fuerte codazo a la nuca.

Debido al fuerte impacto emitido por la textura metalizada, Loick fue a dar al suelo; sintiéndose vencido y en profunda agonía ante su ineficacia por no haber logrado su cometido.

—Muy impresionante e insuficiente —señaló la figura peligrosa apuntándole con una de sus pistolas curveadas—, debo confesar que de vez en cuando aprecio los buenos desafíos, gracias por hacerme un mejor guerrero.

Loick no mostró miedo alguno, ni siquiera cerró los ojos mientras observaba la malicia en el rostro de este sinvergüenza. Como todo soldado, encaró la muerte con orgullo y auto-sacrificio, cualidades que la figura peligrosa no le apasionaba en lo absoluto ya que éste solía alimentarse del miedo de sus víctimas. Una tendencia impregnada por su fijación en Executor y mayormente en Knight Killer.

—Viéndola bien, hay cosas más peores que morir bajo el impacto de una bala en la cabeza.

La figura peligrosa se enfundó ambas pistolas curveadas y se encerró en la capsula. Loick se quedó en shock pero aun así se puso de pie para tratar de anular el protocolo de escape pero una vez emitido el comando, no podía cancelarse.

—¡Salúdame a tu hija de mi parte, McDylan!

Loick no tuvo tiempo de responderle, solamente pudo observar el despegue instantáneo de la capsula. A causa del odio, comenzó a golpear las paredes al no haber logrado recapacitar a tiempo.

—Letty —suspiró.

Loick atravesó el Centro de Operaciones ignorando los gritos de auxilio y la lluvia de interrogantes por parte de los sobrevivientes. Loick sólo corrió a la sala de Recepción desacelerando su ritmo al percibir el cuerpo desecho de su hija.

—Oh Letty —la tomó entre sus brazos— ¡Cuánto lo siento!

Loick trató de tocarle su frente pero el ácido seguía caliente por lo que tuvo que retirar sus manos aunque si no fuese por el dolor físico, le hubiese dado lo mismo puesto que el dolor emocional era más de lo que podía soportar.

Ningún padre debería presenciar la muerte de su hija, mucho menos permitir tal tragedia. No cabía duda que algo había muerto en el interior de Loick.

La última vez que había llorado había sido cuando su esposa murió. Ante la ausencia de una madre, Loick no tuvo opción que hacerse cargo de Letty y arrebatarle su típica adolescencia en conjunto con sus planes universitarios al integrarla a la plantilla laboral del CISP.

Poco sabía de su relación secreta con Drex, de hecho era una relación prohibida porque Letty apenas era una menor mientras Drex casi le doblaba en edad. Hasta eso era un buen hombre, obediente hasta la última palabra, a excepción de la orden de no tener ninguna clase de contacto con su hija, una orden extraoficial para ser justo ya que en sí eran celos de padre.

Unos pasos se detuvieron cerca de Loick. Tras alzar la mirada se encontró con Romina, quien no tenía la menor idea de cómo procesar lo que tenía enfrente. Al menos toto el escandalo generado por las alarmas y las luces emergentes se habían detenido.

—Lo lamento mucho Loick.

Romina se dejó llevar por el sentimentalismo y le tocó el hombro en señal de comprensión. Ambos detestaban el contacto físico pero la gravedad de la situación lo ameritaba. Loick mantuvo la mirada en su hija, ahogándose en su dolorosa incapacidad de poder sostenerla en sus brazos.

—Averiguaré la identidad de ese maldito desgraciado y te juro que lo quemaré vivo. No descansaré hasta verlo consumirse por su propio infierno.

—Y yo estaré a tu lado para cumplirlo —agregó Romina mientras Loick se alzaba de pie—. No estás solo.

Antes de que Loick pudiera rechazar su innecesaria compasión, una oleada de gritos de horror revuelta con gruñidos semejantes a bestias fueron desatados detrás de los muros del cuadrante suroeste del CISP.

—¿Qué es eso?

—Eso Capitana Torres, es el sonido de la muerte aproximándose. Romina sostuvo la ametralladora en alto.

—¿Sus órdenes Jefe?

—Nos surtiremos de armas, explosivos, raciones, todo lo que podamos encontrar y cargar y ayudaremos a los sobrevivientes con los que nos topemos rumbo al norte.

—¿El Cuarto de Pánico del Cuadrante Noroeste?

—Así es.

—¿Crees que todavía funcione?

—No tenemos alternativa —susurró.

—A la orden Señor.

De inmediato Romina se colocó en su papel de soldado y junto con Loick corrieron hacía la Bóveda de Armamento establecido detrás del Sector de Monitoreo y Seguridad.

—Debemos apurarnos, no tenemos mucho tiempo.

—Dame un minuto —tras proveerse personalmente, tomó una bolsa y la repletó de distintas armas hasta que no cupo nada más.

Un tumulto continuaba reinando alrededor del Centro de Operaciones del cual ahora se encontraba aún más invadido a consecuencia de que las fronteras entre los distintos cuadrantes habían sido abiertas.

—¡Silencio!

Ante la advertencia de Romina, la muchedumbre guardó silencio.

—CISP ha sido neutralizado, y para nuestra desventaja —señaló hacía el cuarto con las cápsulas de escape—, la plataforma de evacuación está obsoleta y fuera de nuestra reparación. Nuestra alternativa es dirigirnos hacía el norte.

Ante el estremecimiento del suelo, Loick detuvo su plan de acción. Romina observó hacía algunos de los programadores presentes tratando de conseguir una respuesta en sus inquietantes rostros.

—¡Qué diablos! —dejó escapar Loick al sentirse otra vez.

—Son los conductos de gas por debajo de nosotros ¡se sobrecalentaron!

En cuanto uno de los programadores alertó, el ovalado centro sufrió unas rupturas momentáneas de las cuales brotaron llamaradas de humo y fuego hirviente seguido de un letal desprendimiento hacía la profundidad desconocida.

El pánico volvió a retomarse entre los sobrevivientes quienes hacían lo posible por sostenerse de las colpasantes extremidades antes de ser acarreados por el inevitable desplome.

—¡Agárrate fuerte!

Loick tenía bien sujetada a Romina entre el rotundo caos.

—¡Te voy a columpiar hacía los extremos! ¡Estás lista!

—¡Siempre!

Loick dio su máximo esfuerzo y tras varias columpiadas, Romina logró sujetarse de un borde todavía intacto. La plataforma volvió a estremecerse y las grietas comenzaron a extenderse.

—¡Debemos irnos pero ya!

Ante el emergente apuro, Romina sólo se levantó para volverse tropezar y en su descuido la mochila de armas y municiones salió disparada hacía el otro extremo.

—¡La mochila!

—¡Déjala! —Loick la alzó de uno de sus brazos y casi la jaloneó en su regreso a Recepción.

—Todavía podemos…

—¡No hay tiempo!

El estremecimiento regresó con una implacable furia de la cual nadie de los presentes en aquella central logró zafarse. Ni siquiera Loick y Romina pudieron ser la excepción, cuando menos lo anticiparon, el camino se les había derrumbado y en cuestiones de segundos habían desaparecido entre los constantes torbellinos de humo y polvo que brotaban de la nueva fosa.

Decadencia

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