Читать книгу X ha muerto - Alaine Agirre - Страница 18
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ОглавлениеUna mano cierra el grifo. Mi cuerpo aterido comienza a tiritar. Alguien deja caer una toalla sobre mis hombros, suavemente, para que el golpe no me dé un susto. Parece como si me dejara permanecer fuera de la realidad, porque sabe con seguridad que no puedo vivir en ella, al menos en este momento. Con mimo y con cuidado me va secando la piel y el cabello. Después me rodea con las manos y me pide que me levante. Me tapa con un par de toallas más y me hace sentar en el váter. Yo me dejo, es ella quien me lleva. Comienza a peinarme, pero no como cuando era una niña, soltando con brusquedad los nudos del pelo, sino despacio, suave, con calma; con paciencia. Después, enciende el secador del pelo y me seca la melena. Mete también el secador bajo las toallas para calentarme el cuerpo, como cuando era una niña; pero ya no me río con las cosquillas. Ni siquiera las siento.
Me lleva hasta la cama. Me dice que me tome un caldo caliente. Más que decirlo, me lo pide. Yo no respondo, ni siquiera con un gesto.
Me tumbo. Me tapa. Hasta las orejas. Un beso en la frente, otro en la oreja.
Se sienta a mi lado y se queda ahí hasta que me quedo dormida. Mi madre. A mi lado.