Читать книгу Yo Soy - Aldivan Teixeira Torres, Daniele Giuffre' - Страница 15
En el gueto
ОглавлениеLos miembros del grupo caminan por el centro, hacia el sur. En este momento, el tráfico es bastante intenso, con tránsito de coches todo el tiempo. Cruzan una, dos, tres avenidas con grandes dificultades en cada cruce, incluso con el semáforo en rojo. Aun así, se enfrentan a todo de buen humor.
¿Qué los impulsa? Entre las principales razones están la camaradería, la amistad, la sed de conocimiento y la empatía mutua. Es así porque son más que hermanos, son compañeros en todo momento, formando el equipo de la serie El vidente, la mayor serie de literatura de todos los tiempos, que está en su cuarta etapa.
Todo lo que han vivido antes ha servido de base para el momento presente, donde la dedicación y la fe son las líneas maestras. ¿Podrán fracasar? Sí. Pero no dejan que el miedo sea mayor que el coraje y la esperanza. Podrán perder, pero no antes de haberlo intentado.
En este momento el grupo está compuesto por el hijo de Dios, Renato, los dos arcángeles, una mujer deprimida, una abortista, un pedófilo. Toda la miseria humana estaba presente y continuamente descansaba sobre el pecho de Dios esperando las respuestas. Y avanzarían aún más.
Con la cabeza alta, cruzan una avenida más y siguen derecho por la calle Humberto Siqueira, en el barrio de Boa Vista. Al final de la carretera hay un pequeño gueto, formado por unas pocas casas. Manoel los lleva al lugar donde consumía y traficaba con drogas. Afortunadamente, cuando llegan no hay nadie allí. Entonces él dice:
–Aquí está mi baluarte de soledad y miseria. ¿Sabes lo que es luchar y sufrir al mismo tiempo? Así me sentía cuando suministraba droga a padres de familia.
–Lo sé, hermano. Piensa en todo eso como un pasado que no va a volver. Mi padre y yo tenemos los brazos abiertos para recibirte. (El hijo de Dios)
–Tengo muchas ganas de creerlo, pero… (Manoel)
–¿Tienes dudas? Es comprensible. (Rafael)
–No dudes. Aldivan puede hacer lo que dice. Lo sé porque lo conozco desde que era un bebé. (Uriel)
–Puedo hablar de mi experiencia a su lado. Lo conozco desde hace cinco años y en ningún momento he percibido malicia en él. Si hay alguien de confianza, se llama Aldivan Teixeira Torres: el odio, el egoísmo, la vanidad, la falsedad, la rabia, el orgullo, el lujo… son desconocidos para él. (Renato)
–Conocí a Aldivan y a los demás en Arcoverde, en la catedral de la Liberación. En mi dolor, percibí su gran corazón, a pesar de que al principio me negué a aceptarlo. (Rafaela Ferreira)
–Conozco a Aldivan desde hace tiempo. ¿Quién no conoce en la región las aventuras del vidente? Se ha convertido en un símbolo de perseverancia y dedicación a todos. Aldivan, incluso en su grandeza, muestra su maravilloso corazón dándonos la bienvenida como amigos. Actúa así porque conoce muy bien la miseria humana, ya que la ha sentido él mismo. Tiene mi confianza. (Bernadete Sousa)
–Lo que recuerdo de Aldivan en el momento en que nos conocimos es su dedicación y creencia en sus objetivos. Un gran soñador que nunca desesperó por no haber alcanzado el nivel merecido. (Osmar)
–¿Lo ves, hermano? No tengas miedo. Todo ha quedado atrás, y mi único objetivo es verte feliz, libre del vicio. ¿Me aceptas? (El hijo de Dios)
–Sí. Quiero ser tu apóstol y conocerte mejor. (Manoel Pereira)
–¡Muy bien! Permíteme ver un poco de ti. (El hijo de Dios)
–Con gusto, maestro. (Manoel Pereira)
Aldivan da unos pasos y se pone a su lado, y tan pronto lo toca, el mundo parece detenerse. Aparece la visión:
"Manoel nació en el seno de una familia de clase media que vivía en el centro de Belo Jardim. Sus queridos padres lo acogieron con los brazos abiertos, dándole desde pequeño toda la ternura y ayuda material. El niño creció a pasos agigantados. Comenzó a caminar, a hacer las primeras travesuras y a integrarse en el ambiente social. Era un chico educado y tranquilo, pero muy curioso. Este último rasgo fue el que siempre lo caracterizó. ¿Sería su salvación o su perdición?"