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INTRODUCCION

Índice

No faltará quien me pregunte si soy príncipe ó lejislador para disertar sobre política. — Responderé que no y añadiré que cabalmente porque no soy ni lo uno ni lo otro me he decidido á escribir sobre la materia. Si yo fuera príncipe ó lejislador no me entretendria en dar consejos: los practicaria.

J. J. Rouseau.

Así como un hombre, segun sus medios de accion, sus aptitudes y su carácter, debe formarse una norma de conducta en su trato con los demas hombres, una nacion debe necesariamente proclamar y sostener los principios que han de presidir á sus relaciones con las otras.

Cada individuo ejerce una relativa influencia en el incremento de la colectividad á que pertenece; cada agrupacion social imprime tambien su sello característico en el adelanto de la humanidad: el uno y la otra tienen el derecho, y ademas el deber, de hacer sentir su intervencion en el general progreso.

¿Han practicado acaso este deber, han hecho valer este derecho las repúblicas emancipadas del poder español en 1810? Los pueblos que en América nacieron á la vida política á principios de este siglo ¿se han preocupado de propender al desarrollo de sus instituciones en el mundo ó de tomar la parte que les corresponde en la sociabilidad humana? Afirmo que no; que solo han acordado leve atencion á los asuntos esteriores cuando los peligros á que su debilidad está sujeta les han obligado á la accion. En la guerra, en la defensa de sus derechos soberanos, han desplegado, es cierto, todo el entusiasmo y ardor de que son capaces las mejores razas, obteniendo á veces el interés de otros gobiernos y de otros pueblos; pero en la paz, ningun principio se ha oido proclamar por los lábios de sus hombres públicos: las conquistas del héroe se han desvanecido en la anarquia ó en la calma desidiosa de gobiernos que solo atienden á los problemas del presente.

Y esto ¿porqué? ¿Porque el ensayo de las mas sábias instituciones en los pueblos menos educados importara escluir de los gabinetes toda aspiracion, toda idea, que no encerrara el propósito de prestigiar aquellas dentro de los límites acordados á cada circunscripcion nacional? No; los hombres de Estado saben que así como la virtud individual solo existe en tanto que es útil á la sociedad, las instituciones de un pueblo solo son buenas cuando imprimen en la humanidad una influencia benéfica—¿Porque apagara nuestra débil voz el temor de que no fuera oida en el concierto general de las naciones? Tampoco; nadie ignora que los Estados Unidos del Norte eran débiles tambien cuando hablaron al mundo el idioma de la libertad y proclamaron los principios fundamentales en que descansaria su política internacional.

Ahora bien, en mi concepto es posible y necesario perseguir concientemente los destinos á que la América aspira, tan posible, tan necesario como dictar constituciones para los fines de la organizacion interna.

La publicacion que emprendo tiene por objeto comprobar este aserto.—Sus pájinas revelarán al lector intelijente un esfuerzo de buena intencion, ya que la estremada concision en unos casos ó la inesperiencia del escritor en otros solo den por resultado un trabajo incompleto.

Hago una narracion somera de los hechos históricos que afectan á las relaciones sociales del nuevo mundo; me ocupo de la Doctrina de Monroe, de los Congresos internacionales reunidos despues de la independencia, de las diversas cuestiones que ha sujerido la apertura de un canal inter-oceánico en el Istmo de Panamá, de las odiosas intervenciones de los gobiernos europeos en este continente, de la actitud de los Estados Unidos en presencia de la lucha simpática sostenida por los patriotas cubanos contra los opresores de la isla y de las anexiones y segregaciones que en el presente siglo han modificado la geografía política de América.

Procuro demostrar, en seguida, que la tendencia de los gobiernos en Estados Unidos, tantas veces y con tanta razon clasificada de egoista, ha sido muy á menudo contraria al sentimiento público; busco en la indisputable analojia de instituciones entre el Norte y el Sud el aliciente de una confraternidad que se traduzca en procedimientos internacionales semejantes; espreso, en fin, cuantas ventajas traeria el desarrollo de las relaciones comerciales en América, asi como el impulso progresivo de que ellas son susceptibles para atender á las exigencias económicas del porvenir.

Al terminar significo algunas soluciones prácticas, si bien con la reserva que me impone el comedimiento y alejando de mi espíritu el intento de decir la última palabra sobre un tema en el cual basta la satisfaccion de haber pronunciado la primera.

Política americana

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