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ОглавлениеIntroducción
Alejo García-Naveira Vaamonde
Psicología del deporte y psicólogo del deporte
Si partimos de Weinberg y Gould (2010), la psicología aplicada al deporte se define como la ciencia del estudio del comportamiento humano (cognición, emoción y conducta de la persona), así como del entrenamiento de las habilidades psicológicas, las relaciones interpersonales y el estilo de liderazgo en el contexto deportivo, compuesta por teorías, metodologías y procedimientos de intervención, mientras que el psicólogo del deporte es el profesional experto en esta área del conocimiento.
Con la finalidad de realizar un «filtro de calidad» y regular internamente la profesión, en 1998 el Colegio Oficial de Psicólogos de España (COP) desarrolló los requisitos necesarios para un psicólogo del deporte: poseer la licenciatura / grado de Psicología, estar colegiado, no tener o estar pendiente de una sanción deontológica, poseer un posgrado o formación específica en Psicología del Deporte (p. ej., un máster) y tener un año de prácticas acreditadas en dicha área. Además, en 2013, el COP aprobó la acreditación de Psicólogo Experto en Psicología del Deporte.
Por su parte, Cantón (2010) resume los ámbitos de actuación, la población en la que interviene y las competencias del psicólogo del deporte. En cuanto a los ámbitos de actuación, destaca el deporte de rendimiento, el deporte base y la iniciación temprana, el deporte de ocio, tiempo libre y bienestar, las poblaciones específicas y las organizaciones deportivas. Respecto a la población en la que se interviene, señala a los directores deportivos, entrenadores, deportistas / equipo, padres, árbitros, población en general y demás profesionales del área. Y por último, centra las competencias del psicólogo del deporte en evaluar, intervenir, asesorar / orientar e investigar.
Conviene destacar que el psicólogo del deporte trabaja con personas sin patologías a nivel psicológico, y los objetivos básicos de su intervención en el deporte de alto rendimiento son (García-Naveira, 2010): a) el crecimiento personal del cliente; b) el bienestar; c) el desarrollo del talento deportivo o profesional; d) las relaciones interpersonales y el liderazgo; e) la mejora del rendimiento deportivo; f) la búsqueda de resultados, y g) el desarrollo de equipos de alto rendimiento.
Intrusismo y adaptación a las demandas del mercado
Partiendo de lo anteriormente señalado, es de esperar que el psicólogo del deporte cubra las necesidades de la población deportiva; aunque si revisamos históricamente el mercado laboral esto no siempre ha sido así, pues han surgido personas que han buscado (o les han permitido) intervenir a nivel psicológico (mentalistas, entrenadores actitudinales, sofrólogos, coaches, etc.) (Cantón, 2010).
Este aspecto puede indicar que existe una realidad de mercado en la que los psicólogos pueden, o no, estar presentes. Por un lado, la población deportiva (p. ej., entrenadores) demanda la aplicación de estrategias psicológicas, ya sea bajo el nombre legal de la psicología o bajo términos «más o menos novedosos» que tienen un claro contenido psicológico y producen modificaciones en la conducta del cliente (p. ej., el coaching).
En este sentido, es importante que los psicólogos del deporte se adapten a las necesidades y demandas del cliente, que en ocasiones tiende a buscar un servicio más práctico, novedoso, centrado en la solución y alejado de las viejas connotaciones de la psicología (asociada a lo patológico).
Y por otro, si ese lugar no lo ocupa o no le da respuesta un psicólogo del deporte, se convierte en un excelente «espacio» para que otras personas, no psicólogos, ofrezcan sus «servicios» y reciban una remuneración por ello.
Otra cuestión relacionada serían las acciones legales que pudieran realizar los propios psicólogos o colegios oficiales de psicólogos en defensa de la profesión y los derechos del cliente.
Período de reflexión, integración y ampliación
A raíz de estos acontecimientos, la psicología del deporte y sus profesionales se encuentran en un período de reflexión: ¿qué busca el cliente?, ¿en qué áreas puede trabajar el psicólogo del deporte?, ¿qué ofrece un psicólogo deportivo?, ¿qué está haciendo el psicólogo del deporte respecto al intrusismo?
Posiblemente, en psicología del deporte se esté en un período de integración más que de exclusión en cuanto a estrategias de intervención y áreas de desempeño (García-Naveira, 2010). Algunas de ellas se pueden «fichar» de otras áreas de la psicología (clínica, educativa, trabajo...), mientras que otras pueden proceder de diferentes parcelas del conocimiento humano (p. ej., ciencias del deporte) o áreas profesionales (p. ej., la empresa), e inclusive de personas que no son psicólogas aunque sí expertas en determinadas competencias o metodologías de intervención (p. ej., outdoor training).
Es importante que la psicología del deporte se nutra de otras técnicas y modalidades de intervención para seguir ganando en eficacia y rapidez a la hora de solucionar los obstáculos, dificultades y problemas del cliente, o para favorecer el desarrollo psicológico que afecta o se relaciona con el resultado, rendimiento y bienestar del deportista. Estas posibles incorporaciones tienen que cumplir los requisitos científico-profesionales y demostrar su eficacia. Los psicólogos necesitan tener la capacidad de trabajar de manera «informada» y «flexible», y esto requiere tanto de teoría como de experiencia personal desde la práctica.
Un ejemplo lo podemos encontrar en el coaching, la musicoterapia, la risoterapia, la psicología positiva, la hipnosis, etc., integrándolos dentro del repertorio de actuación del psicólogo del deporte, mejorando la metodología de intervención, adaptándolos al contexto deportivo y ofreciéndolos como un servicio a la población deportiva.
Además, desde una perspectiva especializada, tener un abanico más amplio de las áreas de aplicación posibilita al psicólogo extenderse profesionalmente en diferentes parcelas de la actividad física y el deporte (cronopsicología, ciberpsicología, intervención en concentraciones deportivas...).
Todo ello no implica una pérdida de identidad del psicólogo deportivo, ni tampoco la conversión en otra «cosa» o profesional distinto. Representa la evolución, adaptación y ampliación del repertorio de intervención y de las posibilidades en un mercado laboral cada vez más competitivo y con unas necesidades concretas.
En mi opinión, el psicólogo del deporte que se requiere en la actualidad es aquel que, además de su formación rigurosa en Psicología y específica en Psicología del Deporte, posea una formación reglada en diferentes estrategias de intervención, una visión más amplia de los ámbitos o áreas convencionales de actuación y unas competencias personales y profesionales que le permitan adaptarse al contexto de forma eficaz.
En resumen, la formación del psicólogo, el reciclaje, estar «en la moda» o actualizarse representa una opción para desarrollarse profesionalmente y una oportunidad para hacer frente al mercado laboral. Con el objetivo de contribuir al progreso de la psicología del deporte se ha creado y organizado este libro, escrito para mejorar el desempeño de los psicólogos que trabajan o quieren introducirse en el ámbito del deporte y de los diferentes profesionales que deseen ampliar sus conocimientos. Para ello, se ha reunido a un equipo de profesionales seleccionados por su trayectoria profesional y el dominio experto de la temática.
Por tanto, esta obra lleva el título de Avances en psicología del deporte porque uno de sus objetivos es introducir o ampliar los repertorios de intervención y los campos de actuación del lector. En esta línea, la estructura del libro se ha organizado en dos partes: «Avances en las estrategias de intervención en psicología del deporte» y «Avances en las áreas de intervención en psicología del deporte».
Parte I. Avances en las estrategias de intervención en psicología del deporte
Esta parte está integrada por los siguientes capítulos y autores:
En el capítulo 1, Milagros Ezquerro presenta el proceso de evaluación-intervención psicológica aplicado al ámbito deportivo con un enfoque cognitivo-conductual. Enfatiza en el papel del análisis funcional de la conducta, que permite comprender la interacción personasituación, y de las diferentes variables implicadas, identificando los desencadenantes y las consecuencias del problema para facilitar el diseño de la intervención psicológica en el deportista.
En cuanto al capítulo 2, Jose Carlos Jaenes realiza un abordaje práctico de intervención en psicología del deporte, con propuestas prácticas de entrenamiento de habilidades psicológicas mientras se entrenan cargas de entrenamiento, bajo el concepto de entrenamiento psicológico integral, y con diferentes propuestas bajo el prisma cognitivo y clínico que en algunas ocasiones es necesario utilizar. Completa el capítulo con una serie de ideas que abordan tanto la importancia de la formación del psicólogo como los aspectos deontológicos, básicos en la profesión.
Respecto al capítulo 3, Miriam Lucas propone un acercamiento a la psicología del deporte desde una perspectiva novedosa: la musicoterapia. La música, presente en todas las culturas a lo largo de la historia, así como en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, tiene un gran poder a nivel emocional. La idea de utilizarla para optimizar el entrenamiento, reducir el estrés previo a la competición, acortar el tiempo de recuperación en una lesión o generar mayor número de pensamientos positivos durante el entrenamiento ha atraído la atención de muchos investigadores. En este capítulo, se ofrecen algunas orientaciones sencillas que aportan nuevas herramientas de trabajo a los profesionales del área.
En cuanto al capítulo 4, José Elías trata la risoterapia y el buen sentido del humor como estrategia de intervención para ayudar a los deportistas a desarrollar sus habilidades mentales y emocionales. Aborda aspectos relacionados para eliminar el exceso de tensión precompetitiva, competitiva y poscompetitiva, el diálogo interno negativo en la competición, facilitar el autocontrol ante el error, separar los problemas personales de la actividad deportiva, eliminar el nerviosismo ante una competición importante, etc.
En el capítulo 5, Pedro Jara recorre de manera sintética las principales aplicaciones de las técnicas hipnosugestivas en el deporte, y los hallazgos más relevantes y específicos que se han dado en este ámbito. Además, desglosa las variables y habilidades más destacadas para su aplicación e ilustra el proceso completo del trabajo hipnótico.
Respecto al capítulo 6, Alejo García-Naveira presenta el coaching deportivo como estrategia de modificación de conducta (cognitiva, emocional, comportamental y de relaciones interpersonales) para el desarrollo personal, profesional y del talento de las personas en el deporte. Describe los aspectos básicos del coaching deportivo, como el rol del coach y del coachee, los fundamentos del coaching, las habilidades del coach y las fases de un proceso de coaching.
En cuanto al capítulo 7, Luz Locatelli presenta la aplicación de la programación neurolingüística (PNL) en el deporte. La PNL se ocupa de la estructura de la experiencia humana subjetiva: «cómo» se organiza lo que se ve, oye y siente, y cómo se revisa y filtra el mundo exterior mediante los mapas mentales. En este capítulo se describe la posibilidad de aplicar las técnicas específicas de esta área en el deporte, lo cual se ejemplifica a través de la aplicación en un deportista de élite y el análisis de los resultados obtenidos.
En el capítulo 8, Santiago Rivera aborda la psicología positiva como línea de intervención en psicología del deporte para la mejora del rendimiento y el bienestar en las personas en el ámbito deportivo. Este capítulo trata del potencial en deportistas y equipos y aborda la identificación, el funcionamiento y el desarrollo de los atributos positivos que potencian el rendimiento de quienes practican, enseñan, apoyan y dirigen el deporte. Asimismo, ahonda en las implicaciones teóricas y prácticas que contempla el estudio psicológico de las cualidades en la mejora del entrenamiento deportivo y del rendimiento mental en condiciones de alta exigencia.
Respecto al capítulo 9, Pablo Anglada y Roberto Ruiz presentan un resumen de los fundamentos de los programas de aventura, cuyos objetivos son la mejora de la cohesión y la capacidad de trabajo en equipo de los participantes. Para ello, primero realizan una aproximación a las características del programa presentado y sus orígenes históricos. A continuación, comentan algunas de las investigaciones realizadas en este campo y que avalan su eficacia. Y finalmente, detallan los elementos esenciales a tener en cuenta para programar con éxito estas actividades.
Parte II. Avances en las áreas de intervención en psicología del deporte
Este apartado está integrado por los siguientes capítulos y autores:
En el capítulo 10, Juan Francisco Díaz-Morales describe qué son los ritmos biológicos, cómo la relación entre estos y los ritmos del entorno es clave para entender las variaciones en el rendimiento, qué cuestiones metodológicas deben considerarse a la hora de determinar los ritmos físico-deportivos y algunas de las fluctuaciones en rendimiento deportivo según la hora del día descritas en la investigación.
En cuanto al capítulo 11, María del Carmen Sánchez y Félix Guillén abordan la gran importancia que ha adquirido la búsqueda e identificación de sujetos con talento para intervenir con éxito en actividades deportivas a edades cada vez más tempranas. Para ello, trabajan la selección y el scouting como herramientas para detectar y captar deportistas con potencial competitivo.
Respecto al capítulo 12, Roberto Ruiz presenta la dificultad de la predicción del rendimiento y el talento deportivo como uno de los temas que más ha preocupado a los profesionales del ámbito deportivo, y más recientemente a los psicólogos del deporte. El objetivo principal del capítulo es destacar la importancia que juega el talento deportivo y la predicción del rendimiento en el área de la psicología del deporte, realizando una breve revisión conceptual e investigativa, para posteriormente llevar a cabo una reflexión y propuesta de actuación a nivel psicológico en el proceso de detección, desarrollo y promoción del talento deportivo. Asimismo, destaca las principales aportaciones que puede realizar un psicólogo del deporte, indica algunas limitaciones en el estudio de la detección y selección de talentos a nivel psicológico, y propone posibles alternativas de mejora.
En cuanto al capítulo 13, Zoraida Rodríguez y Patricia Ramírez abordan la intervención del psicólogo durante las concentraciones y competiciones. En el deporte de élite, el psicólogo deportivo es una persona de confianza del entrenador que interviene de cara a mentalizar y trabajar en la línea que este necesite para afrontar la competición con el mayor éxito posible. Con el fin de entender mejor el trabajo del psicólogo deportivo, los autores realizan un repaso por sesiones de las diferentes variables sobre las que se puede trabajar, como el control del pensamiento y las emociones, el aumento de la seguridad y la confianza, etc.
En el capítulo 14, Joaquín Dosil y Anna Viñolas analizan las dimensiones en las que Internet ha influido en el desarrollo de la psicología del deporte a nivel de información, formación, intervención, comunicación y marketing. Además, profundizan en aspectos vinculados con el área de intervención o del asesoramiento on-line, así como en algunas pautas a tener en cuenta en este tipo de intervenciones.
Respecto al capítulo 15, María Ángeles Álvarez, Juan Antonio Cabo y Alejo García-Naveira se centran en aquellos procesos de aprendizaje y formación que pueden influir considerablemente en el presente y futuro de la vida de los deportistas. Para ello, abordan aspectos como: educar en valores, formación académica, formación en habilidades psicológicas para la competición y formación en hábitos saludables.
En cuanto al capítulo 16, Jordi Renom realiza un acercamiento a los principales aspectos de orden psicológico que caracterizan la práctica de la vela. Además de la competición, aborda otras modalidades de intervención y sus destinatarios, como la formación de técnicos, el asesoramiento en el diseño de programas de enseñanza, el arbitraje, el seguimiento y mediación y la vela adaptada, todas ellas actividades que suelen implicar la colaboración de un psicólogo.
En el capítulo 17, Álex Gordillo, Francisco Corbi y Luis Lucio presentan la experiencia que sus autores han desarrollado en el Plan Nacional de Tecnificación Deportiva que la Real Federación Hípica Española puso en marcha en marzo de 2010, dirigido a los jinetes y amazonas de doma clásica. Este proyecto abarca las áreas de preparación física, técnica, táctica y psicológica en una propuesta integral de planificación, formación y preparación para la competición en esta especialidad hípica.
REFERENCIAS
■ Cantón, E. (2010). La psicología del deporte como profesión especializada. Papeles del Psicólogo, 31(3), 237-245.
■ Colegio Oficial de Psicólogos de España. (1998). Perfil profesional del psicólogo del deporte. Madrid: COP.
■ Colegio Oficial de Psicólogos de España. (2012). Criterios de acreditación para el ejercicio profesional del psicólogo experto en psicología del deporte. Madrid: COP.
■ García-Naveira, A. (2010). El psicólogo del deporte en el alto rendimiento: aportaciones y retos futuros. Papeles del Psicólogo, 31(3), 259-268.
■ Weinberg, R. S. y Gould, D. (2010). Fundamentos de psicología del deporte y el ejercicio físico (4ª ed.). Madrid: Editorial Médica Panamericana.