Читать книгу La Tierra y el Campesino - Alfonso Amezcua Barragán - Страница 9

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Introducción

El título de este libro y su contenido tienen su origen en mis vivencias, gracias a que nací y trabajé en el campo; y a los estudios que llevé a cabo de “práctico agrícola” en la Escuela Práctica de Agricultura, el internado para campesinos ubicado en una hacienda del poblado de Pacana, Jalisco. El periodo en el que trabajé en el campo fluctúa entre mis cinco y 17 años, principalmente en Citala, mi pueblo natal, aunque –varios años después y en mis tiempos libres– desarrollé ese conocimiento en algunos terrenos de Acolman, Estado de México, y en el pueblo de San Carlos, Municipio de Yautepec, Morelos.

Este texto pretende ilustrar la importancia de la tierra y su vínculo con los campesinos, a partir de la descripción somera de mis vivencias en el campo, así como del disfrute, los sinsabores y las vicisitudes a las que me enfrenté. Cuando pretendo hablar del contacto directo con la naturaleza lo hago con la intención de invitar al lector a reflexionar sobre el esfuerzo, la nostalgia, la supervivencia y el sacrificio del campesino y la forma en que todo esto ha evolucionado hasta ahora.

Asimismo, esta descripción corta la hago para mis nietos. Tengo 82 años y les quiero compartir el conocimiento que poseo de las plantas, las hortalizas y los árboles frutales que sembré, cultivé y disfruté, así como de otras experiencias sucedidas en el campo.

Este documento es, sin duda, una historia anacrónica. Si consideramos el momento que estamos viviendo, en el que hemos establecido una diferencia significativa, casi una barrera, entre el campo y la ciudad, intento que las generaciones más jóvenes puedan apreciar la vida del campo, los espacios naturales al aire libre, y la paz que se siente al estar conectado con la naturaleza. Del mismo modo, pretendo dejar abierta una reflexión para el futuro, al preguntarme cómo será la vida del campo ante el nuevo contexto social y político, tecnológico y ambiental; y si generará mayor dicha y menor desgracia, o viceversa.

Con orgullo, me pongo, de nuevo, en los zapatos del campesino que se desenvolvió en el ambiente campirano y amó la tierra en la que vivió y se desarrolló de niño, adolescente y durante parte de su juventud, gracias a las enseñanzas de las labores del campo que le enseñó su padre. Aseguro lo maravilloso que es saber trabajar la tierra, conocer sus climas, lluvias, lagos y ríos, cerros y montañas que la conforman, y que se refleja en los tiempos actuales que vivimos.

La Tierra y el Campesino

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