Читать книгу Entrenamiento canino para personas con discapacidad - Alicia Fernández Foruny - Страница 7

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Antes de empezar

Los seres humanos tenemos la capacidad de aprender a aprender. Muchos animales también tienen esta capacidad, en mayor o menor medida. Por eso, cuando trabajamos con nuestros perros en positivo, éstos parecen progresar más rápidamente y en algunos casos incluso llegan a solucionar problemas por sí mismos.

Este manual está diseñado para enseñar a personas con discapacidad a entrenar a sus propios perros.

En todos los libros que se han escrito hasta ahora se asume que el entrenador tiene ciertas capacidades físicas. Que hablar, andar y hacer correcciones no suponen ningún problema. Para una persona con discapacidad “Empezar con el pie izquierdo”, la orden básica de junto, es un concepto imposible. Para alguien que tiene espasmos musculares o no tiene fuerza suficiente en las manos o en los brazos, “dar un tirón de correa” es sencillamente imposible.

¿Quiere eso decir que las personas con alguna discapacidad no pueden entrenar a sus propios perros? Durante muchos años ésta ha sido la creencia. A pesar de que se acepta, por la mayoría del colectivo humano, a los perros de asistencia como perros de servicio y ayuda social a los discapacitados, se sigue asumiendo que es el entrenador el que debe preparar al perro, para más tarde hacer el acoplamiento con el usuario previamente seleccionado.

Para muchas personas con discapacidad, acudir a una asociación o fundación, solicitar un perro de asistencia, esperar varios meses (en el mejor de los casos), si no años, y pasar con éxito la selección de usuarios y posterior acoplamiento del perro es la mejor forma de proceder. Pero definitivamente, ahora no es la única opción.

Nosotros creemos que personas con discapacidad pueden entrenar a su propio perro y hemos dedicado mucho tiempo a estudiar e investigar la mejor manera en la que llevar esto a cabo. Este libro es el resultado de años de estudio, investigación, aplicación práctica, entrenamiento y, por supuesto, ilusión y esfuerzo.

A pesar de que te orientamos sobre cómo puedes enseñar a tu perro los ejercicios de una manera concreta, sabemos que eres único. Tú y tu perro lo sois, y por eso, partiendo de esa premisa, intentamos ofrecerte diferentes alternativas y métodos de trabajar un mismo ejercicio. Elige el que mejor se adapte a tus posibilidades.

Aun así, nuestras instrucciones puede que no funcionen en tu caso concreto, pero estamos firmemente convencidos de que este libro te ayudará. Aprenderás los conceptos de entrenamiento, aprendizaje, motivación y refuerzo, y sobre todo aprenderás a adaptarlos a tu capacidad y necesidades específicas.

Discapacidades

Tu discapacidad y la manera en la que te afecta son distintas a las de otras personas. Las discapacidades son muy variadas y personas con la misma discapacidad tienen normalmente diferentes limitaciones que les afectan seguramente de forma muy distinta. No hay una manera única para que dos personas con la misma discapacidad entrenen a su perro de la misma forma el mismo ejercicio.

Llevamos tiempo ayudando a otras personas con discapacidad a encontrar su propio método para entrenar a sus perros. No sólo escribimos sobre cómo alguien con distrofia muscular puede entrenar a un perro. Este libro puede ser utilizado de manera efectiva por alguien con esclerosis múltiple, artritis, poliomielitis, espina bífida, lesión de médula y muchas otras afecciones.

El entrenamiento de un perro es un compromiso que requiere trabajo, tiempo, paciencia, constancia y ¿por qué no decirlo? grandes dosis de humor. Debes acoplar el trabajo, el ritmo y los ejercicios basándote en tu propio carácter, en tus limitaciones, tus capacidades y las de tu perro.

En este libro encontrarás los ejercicios clasificados en cuatro categorías:

Ambulante (para quienes pueden caminar sin ayuda)

Ambulante con ayudas técnicas (andadores, muletas, bastones)

Silla de ruedas manual

Silla de ruedas eléctrica

Nos damos cuenta de que incluso dentro de estas categorías existen muchos grados, pero hemos tratado de cubrir la mayor parte de variantes posibles.

Para empezar a trabajar cada ejercicio, hay que comprender los conceptos básicos. El ejercicio está clasificado en cada una de las cuatro categorías, aunque algunas veces enseñamos el mismo procedimiento, sin importar cuál sea la discapacidad.

Te sugerimos que leas cada capítulo completo y no te saltes ninguna sección, incluso si en esa sección se trabaja desde la categoría de ambulante y no es ése tu caso, o desde la de silla de ruedas. Cada una de las secciones puede darte alguna idea para ayudaros a ti y a tu perro a comprender el ejercicio y las distintas posibilidades que te ofrecemos para que lo enseñes.

Las diferentes perspectivas que puede tener tu perro si permaneces en pie o sentado son muchas y muy grandes. Puedes probar diferentes métodos de cada una de las secciones para sentar las bases del ejercicio e irlo adaptando a tus necesidades y capacidades.

Puede que os “atasquéis” en un ejercicio. Os pasará alguna vez que otra, pero tendrás a mano la posibilidad de enfocarlo de una forma distinta. Tener una visión global del ejercicio y de cómo trabajarlo te enriquecerá y te dará posibles soluciones a los problemas que se puedan ir presentando a lo largo de todo el entrenamiento. Existen muchas, muchísimas maneras de enseñar un mismo ejercicio. Aquí te enseñamos todas las técnicas que se utilizan para el entrenamiento en positivo, ya sea utilizar señuelo, hacer diana, modificar el entorno, o moldeado libre. Independientemente del método que utilices, debes conocer los principios en los cuales se basa cada uno de ellos.

En cuanto a las secciones, si utilizas muletas, tendrás que ir a la sección ambulante con ayudas técnicas, porque la forma de introducir éstas dentro del ejercicio es diferente a la de silla de ruedas, por ponerte un ejemplo. Las muletas se caen, la silla se mueve… Por eso es importante que leas el capítulo completo, independientemente de la sección que más se ajuste a tu situación.

Cada sección aporta los procedimientos específicos que constituyen la mejor manera para que alguien con muletas enseñe a su perro ese ejercicio en concreto.

Perros

Al igual que tú eres diferente a otras personas, también tu perro es diferente al resto de los perros. Algunos perros son muy inteligentes, otros lo son menos. Algunos son más fáciles de entrenar que otros, mientras que algunos perros tienen una motivación muy alta por aprender. Esto sólo tiene que ver con tu perro como individuo y como miembro de su raza.

Todos los perros son adiestrables. Puedes entrenar a tu perro independientemente de su raza, su tamaño o su edad. Todos los perros deberían como mínimo estar adiestrados en obediencia básica para mejorar y facilitar la convivencia con el dueño. Con algunos perros es más fácil trabajar que con otros.

La cuestión es saber qué motiva a tu perro a aprender y utilizarlo para el entrenamiento. Hay muchas formas de entrenar cada ejercicio, como podrás comprobar. Algunos métodos funcionan mejor con unos perros, y con otros necesitarás otro enfoque. Esto no tiene mayor importancia. Lo realmente importante es que sepas motivar, incentivar, comunicarte con tu perro y premiarlo de la forma adecuada, minimizando al máximo las correcciones y disfrutando de cada sesión de entrenamiento con tu perro.


Todos los perros aprenden. Hacen lo que les funciona y eso es aprendizaje natural. Un animal presenta un comportamiento para conseguir algo. Por ejemplo, si tu perro se te sube y te pone las patas encima para conseguir tu atención y tú se la das (lo miras, lo tocas para quitártelo de encima y le hablas, aunque sea para decirle que se baje), el perro ha obtenido lo que quería y, de forma inconsciente, se lo has dado.

Por consiguiente, la próxima vez que tu perro demande atención se subirá y pondrá sus patas sobre ti. Lo hará porque ese comportamiento ha sido reforzado directa o indirectamente.

No hay perros torpes, sino entrenadores poco hábiles que no comunican con suficiente claridad qué es lo que quieren del perro.

Puede que quieras enseñar a tu perro algo determinado y te parezca en un principio algo casi imposible, pero si desglosas el ejercicio en partes pequeñas, puedes ir reforzando cada uno de los pasos hasta llegar al ejercicio final o respuesta criterio.

Visto así, seguro que tu perro entenderá mejor qué es lo que esperas de él.

Ir paso a paso facilita la comprensión del ejercicio a tu perro y minimiza el estrés en el aprendizaje. Pónselo tan fácil como puedas. El entrenamiento es un proceso acumulativo. Hay que ir construyendo desde la base para poder ir cimentando el aprendizaje y facilitar que el perro lo aprenda y lo interiorice.

No tenemos preferencia en entrenar machos o hembras. Ambos sexos son igualmente adiestrables.

Aconsejamos castrar a los perros y te damos una buena razón para ello: todos los perros de trabajo lo están. Necesitamos inhibir algunos de los comportamientos naturales que forman parte de sus instintos. Una perra en celo es un estímulo demasiado fuerte para tener un macho no castrado bajo control; aunque se puede conseguir, es mejor evitar riesgos innecesarios.

Las instituciones que entrenan y entregan perros de asistencia castran tanto a machos como a hembras con el fin de mantener más fácilmente bajo control el entrenamiento del perro y eliminar algunos de sus comportamientos instintivos. Un perro castrado tanto macho como hembra es mucho más fácil de entrenar y menos distraído.

Si no tienes perro, dedica un tiempo a investigar las diferentes razas para decidir cuál es la mejor elección para tu situación particular, tus necesidades y tus circunstancias. Vas a emplear mucho tiempo y mucho trabajo en su entrenamiento. Es importante que sepas elegir a tu perro y que el ejemplar que escojas sea el adecuado.

Si estás considerando entrenar a un perro hasta el nivel de perro de asistencia, asegúrate de que el perro que eliges es lo suficientemente grande, fuerte, amigable y tranquilo para tus necesidades. Algunas de las cosas que puedes pedir a tu perro son levantar objetos grandes, tirar de tu silla de ruedas, recoger objetos del suelo, encender y apagar luces e incluso abrir y cerrar cajones y puertas.

Éstos son sólo algunos de los ejercicios de asistencia, pero todos requieren un perro de tamaño mediano a grande y/o bastante grande. Sería muy difícil para un Yorkshire o un Westie levantar un objeto pesado. Aunque pueden ser entrenados en obediencia básica para hacerlos mejores perros de compañía, están limitados para trabajar como perros de asistencia.

Cualquiera que sea el perro que tengas o que elijas, este libro te ayudará a entenderlo y a entrenarlo hasta el nivel que tú elijas.

Actitud

Hemos comentado ya que no hay un solo método para entrenar a un perro. Sugerimos formas de aproximación a cada ejercicio y te animamos a que desarrolles tu propio método.

Sin embargo, es crucial que tengas y mantengas una actitud positiva a lo largo de cada sesión de entrenamiento.

Tienes que estar muy seguro de que quieres entrenar a tu perro. Supone un gran trabajo y si tienes dudas a la hora de abordarlo, se incrementan las posibilidades de que abandones. Piensa que puedes hacerlo, así que cree en ti mismo y cree en tu perro. Una actitud positiva es vital para lograr el éxito.


Siempre se ha creído en el adiestramiento tradicional que un perro debe ser dominado, obligado a la sumisión. Debes descartar las creencias de la “antigua escuela” sobre el pensamiento de que el único perro obediente es el que teme a su dueño. Estamos fuertemente convencidos de que, de hecho, es totalmente lo contrario. El único perro verdaderamente obediente es el perro que obedece porque quiere hacerlo, porque se divierte aprendiendo y por agradar a su dueño.

Sabemos y hemos comprobado demasiadas veces que el adiestramiento tradicional, donde se utilizan métodos coercitivos, rompe perros. Y no sólo eso, sino que normalmente destruye en el animal el deseo de aprender.

¿Por qué ocurre esto? Simplemente, un perro entrenado mediante el método ensayo/error, que recibe castigos y correcciones continuamente (aunque luego se le premie cuando realiza un comando correctamente), es normalmente un perro con miedo a equivocarse. Ha aprendido que, si se equivoca, recibirá un tirón o cualquier otro castigo. Prefiere hacer lo que le mandan y no licita conductas nuevas. En estos perros es muy difícil moldear un comportamiento premiando cada paso, cada parte de un ejercicio. No prueban a hacer cosas nuevas, lo que normalmente hace el perro entrenado con clicker.

Nuestros perros aprenden mediante el juego y los refuerzos positivos. Realizan cosas nuevas cada vez buscando el refuerzo. No temen equivocarse, porque, cuando esto sucede, su entrenador simplemente ignora los errores y sólo premia las conductas que está moldeando. Estos perros tienen una motivación muy alta por aprender.

Un perro al que se le castiga cuando no ejecuta un comando se ve acorralado y espera su momento para zafarse. Trabaja por obligación y para evitar el castigo.

El equipo de ETCAN está firmemente convencido de que el perro, cualquier perro, no se merece que le enseñen con castigos.

Un perro de asistencia es mucho más que un perro de compañía. Piensa en todas las cosas que puede hacer por ti, porque tú no puedes. Le debes respeto, cariño y gratitud. Tu perro te da todo eso y mucho más. Debemos reconocer su trabajo y el apoyo que día a día te brinda para hacer tu vida un poco más fácil.


El perro que ha aprendido a obedecerte porque es agradable hacerlo, y además es divertido, es un compañero obediente, feliz y al que le gusta trabajar.

Si estás planeando dar el siguiente paso, si quieres un perro de asistencia, debes crear y fortalecer un vínculo y una conexión positivos entre tú y tu perro. Vais a formar una unidad de trabajo.

Un perro de asistencia debe estar listo para trabajar en todo momento, así que es importante que le guste aprender y disfrute haciéndolo. Por eso aconsejamos que utilices el adiestramiento en positivo.

No debes nunca pegar a tu perro. Es un castigo que el perro ni se merece ni entiende. La única consecuencia que esto tiene es que el perro le tenga miedo a tus manos. Necesitas que tus manos inspiren confianza a tu perro. Vas a hablar con ellas, a premiar con ellas y serán una parte muy importante en la comunicación entre tu perro y tú.

No olvides que si tu perro no ejecuta un comando es que tú no has sabido transmitirle lo que quieres que haga. Eres el responsable de saber comunicar a tu perro lo que debe hacer, y la mejor forma de hacerlo es mediante juego, premios y haciendo que ese tiempo de trabajo se convierta en algo que tu perro aprecie y espere con ganas todos los días.

En este libro te ayudamos a encontrar cómo acometer cada ejercicio y te enseñamos a entender cómo piensa tu perro y a comprenderle. Aprenderéis a trabajar juntos.

De forma progresiva

A lo largo de este libro encontrarás a menudo estas palabras para recordarte una de nuestras más importantes máximas en el entrenamiento.

Si vas demasiado deprisa en el adiestramiento sin afianzar suficientemente los conocimientos y no practicas lo suficiente, construyes unos cimientos débiles de aprendizaje. Los perros necesitan tiempo para asimilar lo que aprenden.

Puede que el aprendizaje de un ejercicio en concreto requiera 100 repeticiones para asegurar el éxito del ejercicio, y ésas son muchas repeticiones.

Esto no es una carrera. No hay ningún premio por acabar todos los ejercicios en el menor tiempo posible. El premio es a largo plazo. Tu perro va a trabajar contigo durante años y años. ¿Por qué no tomarse el tiempo necesario para asentar los ejercicios para toda su vida?

La mejor manera de plantearse el entrenamiento es trabajar a diario durante varias sesiones cortas, de forma consistente y sin prisas.

Tu discapacidad te puede impedir o dificultar que hagas correcciones rápidas en el momento adecuado. Muchos adiestradores tradicionales te dirán que el timming1 lo es todo. Que debes hacer la corrección tan rápido como sea posible para que el perro lo comprenda, y que tienes que dar la recompensa instantáneamente para que el perro relacione que el ejercicio ha sido llevado a cabo de forma satisfactoria.

Puede que sea imposible para ti hacer todo esto rápidamente, pero la consistencia, la constancia y la paciencia son mucho más importantes que un buen timming.

Tu perro entenderá la corrección cuando se la des, eso tenlo por seguro. Recibirá una “señal” verbal, gestual, que interpretará como “no es lo que te he pedido y te quedas sin premio”. A esto le llamamos marca de ausencia de refuerzo. Un MAL o un A-A dicho en un tono neutro hará que el perro lo intente de nuevo sin miedo a equivocarse y sin bajar la motivación, porque, si lo hace mal, no ocurre nada desagradable.

Debes tener siempre presente que, si tu perro se equivoca cuando estás enseñándole un ejercicio nuevo, es porque no se lo has sabido transmitir de forma adecuada. Plantéate si le estás pidiendo demasiado en esa sesión, o si le estás dando demasiada información. Vuelve un paso atrás y ve incrementando el grado de dificultad de forma progresiva.

Termina siempre las sesiones de forma positiva. Esto es primordial para que al perro le guste aprender y esté dispuesto y listo para cada sesión de entrenamiento. Un perro que termina una sesión de trabajo frustrado difícilmente querrá trabajar. Baja el nivel de refuerzo y termina siempre con éxito, aunque eso suponga pedirle a tu perro algo que ya sepa hacer.

Construye una relación entre el éxito en el ejercicio y la recompensa mientras trabajas con la paciencia y consistencia necesarias para cada ejercicio. Lo más importante es dar a tu perro la oportunidad de que comprenda realmente cada paso antes de dar el siguiente.


El adiestramiento tradicional aboga por enseñar un ejercicio a un perro, corrigiéndolo cuando se equivoca. Este método se conoce como aprendizaje basado en el ensayo y error, en el que la ley de efecto de Thorndike preconiza: toda conducta premiada tiende a repetirse, mientras que toda conducta castigada tiende a suprimirse (o a derivar hacia otra).

Este libro ha sido escrito en una secuencia específica. Creemos que debes conocer y entender a tu perro para poder formar un buen equipo de trabajo. Para ello, los primeros capítulos te ayudarán a saber algo más acerca de tu perro, os ayudarán a convivir juntos y a trabajar juntos.

Tanto si es tu primer perro como si es el décimo, o si tu perro ya ha sido entrenado por otra persona, es necesario que aprendas a comunicarte, a reconocer sus patrones de conducta y a anticiparte a los problemas.

Nadie puede saber lo que piensa un perro, pero, cuanto más consciente seas de cómo reacciona y por qué, más fácil será el entrenamiento. Tómate tu tiempo para aprender tanto como puedas antes de empezar a entrenarlo.

Con el entrenamiento estás enseñando a tu perro a obedecerte y a respetarte. Le estás enseñando que tú eres el que manda. Recuerda que tu fuerza física o la falta de ella no debería suponer diferencia alguna.

Lee un capítulo completo antes de empezar a enseñar cada ejercicio. Esto te dará una visión más amplia del ejercicio en conjunto. Debes entender cada paso, cada criterio de refuerzo, cómo y cuándo subir el nivel de dificultad antes de esperar que tu perro comprenda el ejercicio. Si no lo tienes claro y estás confuso, vuelve a leerlo. No trates de enseñar algo que no comprendas completamente. Sólo conseguirás confundir y frustrar a tu perro.

Cuando estés listo para enseñar un ejercicio, vuelve al principio del capítulo y repasa cada paso según lo vas enseñando.

Los factores más importantes son la constancia y la paciencia. Poco a poco, paso a paso y sin prisas.

El bloqueo en el aprendizaje

Todos los perros sufren bloqueos en diferentes puntos del entrenamiento. Éstos son días en los que los ejercicios que has estado practicando con éxito durante semanas de repente suponen una dificultad para el perro. Tienes que ser consciente de ello, para que no te frustres cuando a tu perro un día parezca que se le ha olvidado todo lo que le has enseñado. En realidad no se le ha olvidado; es solamente una etapa por la que está pasando, y lo más importante: es normal que así ocurra con algunos ejercicios. A esto se le llama tensión del programa y no suele incidir en los resultados finales.

Cuando tu perro se bloquee, lo mejor es encontrar un ejercicio que sea capaz de hacer y puedas premiar y terminar la sesión de trabajo de forma positiva.

En la siguiente sesión, si tienes que volver al principio del todo y trabajar el “sienta”, hazlo. Trabaja sesiones muy cortas a un nivel muy elemental. Cosecharás resultados satisfactorios durante unos pocos días. Es importante que no te frustres ni seas impaciente con tu perro. No es culpa suya. No está siendo desobediente a propósito.

Lo mejor de todo esto es que, una vez superado el bloqueo mental, la mayor parte de los perros aprenden más deprisa.

Cuenta con que habrá días a lo largo del entrenamiento en los que tu perro no recuerde lo que se le ha enseñado y parezca incapaz de aprender cosas nuevas. Puede que ocurra más de una vez a medida que progreses en el entrenamiento. No tengas prisa. Trabaja con él de forma positiva.

Entrenar a un perro es un compromiso a largo plazo.

Divertíos


Nuestro lema es: El adiestramiento debe ser divertido. Es un fantástico tiempo compartido con tu perro, y, aunque deberías tomártelo en serio, también debes tomártelo con cierto sentido del humor. Puedes divertirte y al mismo tiempo alcanzar el éxito.

Tu perro es una criatura que respira, vive y piensa, y no un robot. Disfruta de lo que le hace único. Acepta sus características caninas.

Durante las sesiones de entrenamiento no olvides observar a tu perro. ¿Te mira? ¿Mueve la cola excitado? Si es así, se está divirtiendo con el trabajo y disfrutando con el entrenamiento. Haz las sesiones de trabajo cortas y productivas. Tu perro las esperará cada día con ganas.

Trabaja a favor y no en contra de sus características “perrunas“ y sobre todo, ¡divertíos!


Nuestra idea es reducir al máximo el riesgo de que el perro se equivoque. Estamos firmemente convencidos de que lo mejor es enseñar el ejercicio de manera que siempre tenga éxito y, por lo tanto, que siempre puedas premiarlo.

Por supuesto, no es realista decir que el perro no se equivocará nunca, pero, si progresas despacio con cada ejercicio, verás que la corrección rara vez es necesaria. Tu perro entenderá qué es lo que se le pide y lo hará correctamente, puesto que ésa es la manera en la que se le ha enseñado.

… Y no lo olvides nunca: el entrenamiento tiene que ser divertido para ambos.


1 timming: tiempo que transcurre entre la conducta y el refuerzo.

Entrenamiento canino para personas con discapacidad

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