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INTRODUCCIÓN

La imagen de una sociedad moderna cerrada y estática, que hacía prácticamente imposible acceder a la élite desde los escalones sociales inferiores, fue matizada hace bastantes años por Domínguez Ortiz1 y arrumbada posteriormente de la mano de los nuevos enfoques de investigación. Para el caso de la nobleza, es evidente que el panorama historiográfico ha cambiado radicalmente en los últimos veinte años. A. Carrasco constataba que el número de nobles no dejó de aumentar a lo largo de los siglos XVI y XVII, al igual que sucedió en toda Europa aunque la cadencia no fuera uniforme ni tampoco las razones.2 Más recientemente, E. Soria ha caracterizado el ascenso social como uno de los factores de mayor transcendencia de la España Moderna, hasta el punto de considerarlo uno de los «motores» fundamentales de la Monarquía.3 Con ello, la sociedad moderna se revela más abierta y flexible de lo que se ha venido valorando y se desvanece el mito de un sistema inmóvil y privilegiado, reservado para unos pocos elegidos. Por el contrario, la proliferación de estudios sobre la nobleza, cada vez más presentes en el panorama historiográfico, afianza la idea de que durante la Época Moderna nuevas familias iniciarán un largo camino con el objetivo común de conseguir reconocimiento social mediante la obtención de honores y títulos que así lo exterioricen. Su recorrido estará jalonado por estrategias familiares y patrimoniales, actuaciones políticas y comportamientos culturales encaminados a engrandecer su pasado y acrecentar la categoría e influencia de su linaje. Junto a estos, y por encima de ellos, los servicios a la Corona se evidencian como uno de los principales mecanismos de ascenso social y de ennoblecimiento en la España Moderna.

La situación no es diferente en el caso específico valenciano. Así lo demostró Pastor Fluixà,4 e investigaciones muy recientes sobre los linajes de los Boïl de Arenós, marqueses de Boïl; los Cernesio, condes de Parcent; los Cervelló, condes de Cervelló; los Mercader, condes de Buñol; los Pardo de la Casta, condes de Alaquás i marqueses de la Casta o los Vilaragut, condes de Olocau y marqueses de Llanera, entre otros, resultan reveladores en este sentido y vienen a corroborar esta realidad.5 Partiendo de este escenario como marco de referencia, en este trabajo indagamos la trayectoria que permitiría a una de las ramas del linaje de los Castellví pasar, en el transcurso de algo más de una centuria, de la condición de señores de Puchol a la de marqueses de Villatorcas.

La investigación muestra que, hijo segundón del señor de Benimuslem y Mulata, don Amberto de Castellví, señor del lugar de Puchol, inició una nueva rama del linaje de los Castellví cuya consolidación, además de un pequeño señorío, exigiría la conformación de un sólido patrimonio. Es por ello que su primogénito don Francisco emprendió un notorio proceso de ampliación del patrimonio familiar mediante la adquisición de diversas propiedades en el lugar de Museros sobre las que instituyó un vínculo. Con todo, sería su hijo don Basilio de Castellví y Pons quien protagonizara una acumulación patrimonial más notoria. A ella no fue ajena la política matrimonial de los titulares del linaje –que les llevaría a emparentar con destacadas Casas valencianas como los Vich, Pons, Milà, los condes de Carlet o los marqueses de Villasor–; el reducido número de hijos tanto de los Pons como de los Castellví; así como la reversión a la línea principal de legados de los miembros de la familia que no contrajeron matrimonio o que fallecieron sin descendencia. Todo ello permitió que en los años siguientes a su nombramiento como portantveus de general governador en 1644 se aunaran en su persona sucesivas herencias y sucesiones en vínculos. Culminación del proceso, serían sus adquisiciones propias, conformadas por un conjunto de casas, que constituyeron una gran propiedad urbana, y por la compra del lugar de Torcas, de elevada significación por cuanto le permitía acceder a la condición de señor. Se cimentaban así las bases familiares y económicas del nuevo linaje, que su hijo don José de Castellví y Alagón, heredó, explotó y amplió con sus incorporaciones personales.

Pero el estudio demuestra que, junto a esta adecuada estrategia matrimonial y patrimonial, los servicios a la Corona resultarían decisivos para el encumbramiento social de los señores de Puchol. En este proceso sería don Juan Castellví y Vich quien sentara los cimientos en el tránsito de los siglos XVI al XVII. Su brillante trayectoria militar al servicio de la política exterior de la Monarquía le hizo acreedor del reconocimiento del Rey Prudente, del favor de Lerma y también del de Felipe III, llegando a ocupar cargos relevantes en la escena política valenciana. De su mano, el linaje iniciaría un proceso ascensional que su hijo don Basilio reforzó con nuevos servicios, tanto en el espacio militar como en el político. Para ello la coyuntura de la guerra con Francia y el estallido de la Revuelta Catalana, le brindaron una oportunidad excepcional. Su hijo, don José de Castellví y Coloma, recogería el testigo y en la esfera política continuó desempeñando relevantes cargos de delegación regia. Pero para entonces tan dilatada e intensa trayectoria familiar de servicios ya había sido objeto de un trascendental reconocimiento real. En 1690 Carlos II expidió del título de marqués de Villatorcas a favor de don José; una concesión que ponía broche a la aspiración de ennoblecimiento del linaje con un título que posteriormente transmitiría a sus descendientes.

Con todo, quizás su mayor notoriedad cabe buscarla en la capacidad de aunar a su destacada actividad política unas fuertes inquietudes intelectuales que le convirtieron en impulsor, protagonista y símbolo del extraordinario dinamismo adquirido por la vida cultural de Valencia a finales del siglo XVII. Su especial atracción por las letras se tradujo, por una parte, en una activa participación en las tertulias y academias literarias y científicas y en la reunión en su propia casa de la Academia denominada de los Desamparados-San Francisco Javier. A esta faceta cabe añadir su mecenazgo cultural como editor de libros y la autoría de numerosos manuscritos de variada temática en los que se muestra como un autor polifacético, capaz de armonizar la seriedad de unos versos fúnebres, el tono jocoso de un vejamen literario, el profundo conocimiento de las fuentes históricas y la investigación de archivo. Todavía, el inventario de sus bienes nos proporciona una magnífica información sobre su dimensión como bibliófilo y poseedor de una fabulosa biblioteca –que debió ser la más importante de la Valencia de su tiempo– cuya excepcionalidad evidencia que fuera ampliamente utilizada por tan destacados bibliógrafos valencianos del siglo XVIII como Rodríguez y Ximeno para la elaboración de sus obras.

Tratar de aprehender tan variadas dimensiones –familiar, patrimonial, política, ascensional y cultural– en tanto que expresión de la idiosincrasia de tan destacado linaje y, muy especialmente, como una contribución más al conocimiento de la nobleza valenciana durante la Edad Moderna, constituye la pretensión de estas páginas. Unas páginas que deben mucho a mi familia, sin cuya ayuda no hubieran sido posibles. Mi agradecimiento también a Vicent Olmos y al Servei de Publicacions de la Universitat de València por su publicación.

1A. Domínguez Ortiz, Las clases privilegiadas en la España del Antiguo Régimen, Madrid, 1973, pp. 9-10.

2A. Carrasco Martínez, Sangre, honor y privilegio. La nobleza española bajo los Austrias, Barcelona, 2000, p. 36.

3E. Soria Mesa, La nobleza en la España Moderna. Cambio y continuidad, Madrid, 2007, p. 34.

4J. Pastor i Fluixà, «Nobles i cavallers al País Valencià», Saitabi. Revista de la Facultat de Geografia i Història, 43, 1993, pp. 13-54.

5P. Lloret Gómez de Barreda, Ser noble en la València del segle XVII. El llinatge dels Villaragut. València, 2005; G. Pérez Torregrosa, «Espacio foral y patronazgo regio. Los Boïl de Arenós en el siglo XVII», Saitabi. Revista de la Facultat de Geografia i Història, 60-61, 2010-2011, pp. 255-272; E. M. Gil Guerrero, «Los Pardo de la Casta. El ascenso de un linaje al servicio regio (siglos XIV-XVII)», Estudis. Revista de historia moderna, 37, 2011, pp. 487-509; J. San Ruperto Albert, «De comerciants a «grandes» d’Espanya. Els Cernesio, comtes de Parcent, al segle XVII». Estudis. Revista de historia moderna, 39, 2013, pp. 253-272; M. Ll. Muñoz Altabert, «La entretela de la historia. Algunos aspectos en la trayectoria del linaje Mercader, señores de Buñol (siglos XVI y XVII)», en A. Felipo y C. Pérez (eds.), La nobleza valenciana en la Edad Moderna. Patrimonio, poder y cultura, Valencia, 2014; E. Marí Garcia, «Las bases patrimoniales de una nueva nobleza: los Roig de Valencia», en A. Felipo y C. Pérez (eds.), La nobleza valenciana en la Edad Moderna. Patrimonio, poder y cultura, Valencia, 2014; A. Felipo Orts, El Conde de Cervelló y el Consejo de Italia: escritos políticos en el exilio austracista (1724-1745), València, 2007. Y de la misma autora, De nobles, armas y letras. El linaje de los Cervelló en la Valencia del siglo XVII (en prensa).

Nobleza, poder y cultura

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