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Introducción

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María Alejandra Gómez Vélez1 Cathalina Sánchez-Escobar2 John Jaime Bustamante Arango3

Editores y compiladores académicos

La preocupación por los estudios urbano-regionales constituye un hecho evidente que ha ido fortaleciéndose en la medida en que se exacerba la dinámica de la urbanización en los diferentes territorios. Si bien, en principio, existió la preocupación por los problemas urbanos en sí, en el que la ciudad recaba motivaciones para la práctica de diferentes investigaciones, ella ha asumido formas y configuraciones internas motivadas por diferentes causalidades que han llevado a que, la preocupación por lo urbano, sea rebasado por lo metropolitano y lo regional, en donde la ruralidad va asumiendo un papel primordial y las dinámicas pasan de lo urbano, en estricto sentido, a lo metropolitano expandido y a lo regional.

El asunto neurálgico no está en la configuración territorial o, si se quiere, en las escalas territoriales en las cuales se ponga el foco de las miradas a los problemas territoriales, sino que va más allá de la forma territorial y de su configuración físico-espacial. De lo que se trata es de lo que ocurre con el contenido de la forma, es decir, de lo que sucede en el “espíritu o el alma” del territorio.

En esta perspectiva analítica, es en la que cobra sentido el nombre de este libro: Miradas territoriales a los estudios urbano-regionales, el cual se preocupa por pensar, leer e investigar el territorio, pero no como un ejercicio de recabar en lo ocurre con la forma, sus cambios y mutaciones, sino también con la gente y la materialización del juego de sus relaciones, de estas con la naturaleza y de todas las manifestaciones problemáticas ocasionadas por aquel juego de interacciones sociales que se expresan de manera concreta en el territorio, en sus diferentes formas y contenidos, como un todo.

Los trabajos que se presentan recogen reflexiones en la dirección planteada y ratifican la posibilidad de realizar esfuerzos de método, metodologías y procesos de investigación, desde diversas miradas disciplinares, que se adentran en el juego interdisciplinar, para dar cuenta de lo que ocurre en la esencia de los procesos territoriales. De ahí que los autores sean arquitectos, psicólogos, abogados, negociadores internacionales, trabajadores sociales, economistas, politólogos, entre otras formaciones disciplinares, miembros de grupos y redes de investigación reconocidos por Colciencias y de la Universidad Pontificia Bolivariana.

En el caso del primer estudio, “Teorías de localización y descentralización de actividades económicas”, de los profesores John Jaime Bustamante Arango y Juan Esteban Vargas Guerra, se formula la idea central en la cual la localización de las actividades económicas en el territorio tiene fundamento no solo en el pensamiento de la economía espacial, sino también en los aportes de otras disciplinas, como la geografía económica o la geografía empresarial. Las teorías clásicas de la localización, entre otras, incitan a la idea de la existencia de un “proceso epistemológico y analítico en la investigación de la localización industrial”. Consideran que en “este capítulo se hace una revisión de los principales aportes teóricos sobre la localización de las actividades económicas, a partir de las teorías clásicas de la localización de los círculos concéntricos del modelo de Von Thünen hasta llegar a la descripción de las fuerzas centrífugas y centrípetas propuestas por Krugman para explicar la concentración de las actividades”.

Por otra parte, en el capítulo de Guillermo David Hincapié, John Jaime Bustamante Arango, Israel Díaz Arredondo y Daniel Alejando García García, titulado “Clúster de competitividad territorial y potencial de área metropolitana”, se plantea como “objetivo determinar la forma en que se establecen agrupamientos territoriales o clústeres de municipios competitivos en una subregión del departamento de Antioquia, conocida como Valle de San Nicolás, además de establecer con ello lo que sería una potencial área metropolitana”, recurriendo, en primer lugar, a establecer un conjunto de municipios agrupados bajo la forma de clústeres territoriales, y sobre la base de un indicador sintético de competitividad, identificar los más y menos competitivos. Luego, y con una metodología de flujos de movilidad, con “la matriz de origen y destino en los municipios del oriente antioqueño, es correcto afirmar la posibilidad de plantear una configuración de área metropolitana en algunos de los municipios de este territorio, específicamente aquellos ubicados en el Valle de San Nicolás, debido a su alto índice de competitividad evidenciado en los resultados del componente económico propio del índice” calculado por ellos.

Desde una perspectiva territorialista, César Augusto Salazar-Hernández y Bibiana Mercedes Patiño Alzate, con el apoyo de John Jairo Hurtado López, reconocen en su trabajo “Potenciales ejes de desarrollo territorial en el departamento de Antioquia impulsados por los proyectos de infraestructura vial 4G”, el papel que desempeñan “los proyectos de infraestructura vial de cuarta generación y cómo “abren una oportunidad en el departamento de Antioquia para que en esta región se pueda iniciar un ciclo virtuoso de cierre de brechas entre el centro y la periferia, a partir del mejoramiento de los niveles de accesibilidad que mejorarían el intercambio de bienes y servicios y la movilidad de personas, principio fundamental para dinamizar el sistema de pueblos y ciudades”.

Por otra parte, hay que destacar que la investigación posibilita nuevos “elementos en la construcción de políticas públicas tendientes a fortalecer el Sistema Urbano Regional de Antioquia (SURA), basada en parte de los hallazgos del Estudio análisis de las implicaciones sociales y económicas de las Autopistas para la Prosperidad en el departamento de Antioquia. Particularmente, se señala cómo el SURA podría reintegrarse a la Red Básica Nacional en la que se interconectan 18 aglomeraciones urbanas, aprovechando las reducciones de tiempo de conexión en los ejes de desarrollo territorial: Bogotá-Cartagena y Bogotá-Turbo”. Por destacar, asimismo, el hecho de que los autores incorporan, en su análisis investigativo, “conceptos como aglomeración urbana y conmutación laboral” para darle soporte teórico a la investigación.

En el capítulo “Herramientas de las ciudades inteligentes como apoyo a la identificación, el entendimiento y la gestión de dinámicas urbanas complejas”, formulado por Laura Lotero, Alejandro Builes-Jaramillo, Ana María Miralles, Javier Darío Fernández-Ledesma y Ferney Amaya, señalan que “la capacidad de vincular y modelar diferentes tipos de datos y sistemas urbanos es indispensable para una comprensión holística de las ciudades como sistemas adaptativos complejos”. De esta forma, los autores señalan que “la ciencia de la complejidad y su combinación con el análisis de grandes volúmenes de datos (big data), en un contexto de ciudades inteligentes, podría ayudar a revelar patrones en la dinámica de las ciudades y derivar modelos que permitan entender, predecir y controlar estos patrones”. El trabajo considera que, “para sintetizar y presentar las tendencias en las herramientas de las ciudades inteligentes y su relación con los procesos urbanos complejos, se desarrolló una revisión sistemática de literatura la cual buscó dar respuestas a preguntas como ¿qué es una dinámica urbana compleja?, ¿cómo se entiende la ciudad desde la teoría de la complejidad y la sostenibilidad? y ¿qué herramientas desarrollan las ciudades inteligentes para la toma de decisiones?”.

En el capítulo titulado “El caso de los habitantes de calle del río Medellín: ¿sujetos de protección o de violencia estatal en la ciudad?, escrito por Holmedo Peláez-Grisales, se “aborda un estudio de caso etnográfico de los habitantes de calle del río Medellín a partir de una perspectiva sociojurídica crítica, que cuestiona desde la propia voz de los sujetos la violación sistemática de sus derechos humanos por parte de los gobiernos de turno de Aníbal Gaviria y Federico Gutiérrez entre 2013 y 2018”.

Tal como señala el autor, “el estudio se centra en contradecir desde los hechos el discurso formal de la norma y del poder estatal, […] con el fin de hacer una etnografía crítica que en adelante demuestra el estado de opresión oficial que resisten desde el testimonio de los habitantes de la calle”. De ahí que “el trabajo desarrolla tres argumentos: a) habitantes de calle del río Medellín por la fuerza, b) el gobierno de Aníbal Gaviria: ¿un gobierno protector o de violencia? y c) habitantes de calle bajo un gobierno sin justicia: el papel de los jueces en la violencia del régimen. A partir de allí, defiende que estos habitantes de calle están oprimidos y enfrentan un campo de batalla que les niega el derecho a vivir en el espacio público y los determina a sobrevivir en medio de la exclusión y la violencia en la ciudad”.

Termina postulando el autor, por parte del Estado colombiano, “una materialización concreta del derecho a la especial protección de los habitantes de calle, que modifique las estructuras y las prácticas institucionales violentas del municipio, reproductoras de su discriminación, marginalidad y debilidad manifiesta, y exige una tutela judicial efectiva, que implica cambiar el papel pasivo del juez por uno activo garante de sus derechos, que ponga límites reales al poder del Gobierno de turno”.

Por otro lado, y bajo una mirada local de las relaciones entre el mercado laboral y los estudiantes de práctica profesional, en el capítulo “El papel de la familia en el acceso al mercado laboral de universitarios en práctica profesional formativa en Medellín”, María Alejandra Gómez Vélez, Gloria Jiménez González, Janeth González Ramírez y Paola Calderón Carrascal consideran que, “cuando se hace referencia al acceso de los jóvenes al mercado laboral, esto plantea una dificultad mayor, dado que la condición de inserción laboral de los jóvenes es más compleja por la falta de experiencia, requisitos educativos, etc. Y aun cuando los jóvenes logren una formación mayor, es decir, una formación en educación superior, cuando logran estar calificados, también tienen problemas para el acceso al trabajo, sobre todo en contextos en los que no se cuenta con la generación de nuevos puestos de trabajo”.

Pese a que la investigación formula que la familia constituye una pieza fundamental en el proceso de interacción laboral de los jóvenes, también señala “el acceso al mercado laboral de jóvenes universitarios recién egresados se encuentra con obstáculos, tales como la falta de experiencia laboral, los requisitos educativos que el sector productivo privilegia en quienes elige, los puestos disponibles e, incluso, las expectativas de las familias en relación con las características de los puestos de trabajo que les ofrecen a sus hijos”.

Por lo anterior, los autores concluyen que, “para mitigar la falta de experiencia de los jóvenes profesionales, es clave vigorizar las competencias que ya tienen, desarrollar una gran capacidad para manejar las redes sociales profesionales con la finalidad de hacer conocer su currículo, mantener una búsqueda de información de calidad y perseverar en su esfuerzo de acceder al empleo”.

Finalmente, en el trabajo “Dominación, resistencia y religiosidad en la cultura popular de San Antero, en el departamento de Córdoba”, los investigadores Eduard Steven Quinchía y Carlos Arboleda Mora, consideran que “todos los procesos de dominación, resistencia y religiosidad tienen un trasfondo histórico y cultural; este es el caso de San Antero que tiene una larga historia desde el comienzo de la Conquista”. Consideran “que la cultura de San Antero es el resultado de un largo proceso de mestizaje entre españoles, negros e indígenas, que da como consecuencia una cultura propia y una religiosidad popular que se han vivido en la región en condiciones de aislamiento, guerras civiles, presión de los gobiernos y de la Iglesia; de ahí el carácter liberal y de resistencia de su cultura”.

Con un enfoque cualitativo de tipo etnográfico, que se centra en la descripción y la comprensión de los fenómenos que la integran y de la observación participante, concluyen que “no hay una sola cultura española presente en la Conquista, sino que hay varias culturas nacionales, con diversas características regionales y diferentes religiosidades populares, aunque, en general, era una cultura guerrera, tomista-tridentina y contrarreformista”. Por lo demás, disponen que “América Latina no es católica con un catolicismo puro” y que, por otro lado, los análisis los llevan a formular que “el carnaval y el contrabando son formas de hacer resistencia a la institucionalidad, al Estado y al poder de unos cuantos. Son la forma de expresión de una libertad luchada y que no se da; es la manera de hacerle el quite a la ley instituida y conservar algo de libertad”.

Esperamos que las diversas reflexiones y resultados que ofrece este libro contribuyan a establecer directrices y orientaciones de gestión territorial y sea posible la formulación de políticas públicas y el inicio de nueva investigación que contribuya al fortalecimiento de miradas interdisciplinares en los estudios metropolitanos y regionales en nuestro medio.

Miradas territoriales a los estudios urbano-regionales

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