Читать книгу Amanda Labarca - Ana María Stuven - Страница 5

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Inmortalizada para las generaciones jóvenes en el nombre de un liceo, Amanda Labarca evoca especialmente la figura de la profesora, hoy de educación media y antes de humanidades. No es una carta de presentación glamorosa, la figura sufrida de la maestra o el maestro, fijada por Gabriela Mistral en su poema “Maestra rural”:

Era pobre. Su reino no es humano…Vestía sayas pardas, no enjoyaba su mano…

O como declama el anti-profesor Nicanor Parra:

Los profesores nos volvieron locos a preguntas que no venían al caso…cómo se suman números complejos hay o no hay arañas en la luna…dónde escribió Cervantes el Quijote…Nadie dirá que nuestros maestros eran unas enciclopedias rodantes exactamente todo lo contrario:unos modestos profesores primarios o secundarios no recuerdo muy bien…Nombre científico de la golondrina…nombre cinco poetas finlandeses…aparato respiratorio de los anfibios…La verdad de las cosas es que nosotros nos sentábamos en la diferencia quién iba a molestarse con esas preguntas…Hubiera preferido que me tragara la tierra a contestar esas preguntas descabelladas sobre todo después de los discursitos moralizantes a que nos sometían impajaritablemente día por medio…

Pobre Amanda Labarca, educadora, cargar con la imagen adusta y triste, o preguntona y autoritaria, de la profesora en verso.

Amanda Labarca

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