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ОглавлениеSin fronteras
Gentileza de Memoria Chilena.
Inquieta como era, se convenció muy luego de que el desarrollo de su carrera requería de vínculos internacionales. Por eso se animó a viajar muy tempranamente (o temprano para lo que estilaba una mujer). De hecho, su primer periplo fue en barco, en 1910. Debió ir por tierra a Buenos Aires para abordar el vapor que la llevó a Nueva York.
La mayoría de sus viajes al extranjero estuvieron vinculados con organizaciones de mujeres. Estaba convencida de la importancia de la labor asociativa, así como de la necesidad que tenían los movimientos de mujeres de insertarse en una gran corriente internacional. Tenía también confianza en que el contacto internacional y el perfeccionamiento que se podía obtener fuera del país serían necesarios para su carrera.
Realizó una estadía de perfeccionamiento en el Teachers College de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, donde tuvo como profesor a John Dewey, quien inspiró muchas de sus posteriores ideas en torno a política educativa. También estuvo en La Sorbonne de París, donde estudió literatura, filosofía y filología.
En 1918 volvió a Estados Unidos, comisionada por el gobierno para estudiar el sistema escolar, al igual que lo había hecho Domingo Faustino Sarmiento en la década de 1840. De esta experiencia surgió su texto La educación secundaria en Estados Unidos. Luego siguieron varios otros viajes, representando a Chile en eventos internacionales de educación y otros temas, además de los que involucraban a la mujer. En 1927, su esposo Guillermo fue exiliado a Mendoza por la dictadura de Ibáñez y Amanda perdió sus cargos próximos al Estado durante cuatro años.
Nombrada embajadora en 1946 por el gobierno del presidente Gabriel González Videla, representó a Chile ante las Naciones Unidas. También tuvo el honor de ser la primera mujer en un cargo de esta naturaleza. Asimismo, participó en la OEA y en la Comisión Jurídica de la Mujer en las Naciones Unidas, llegando a ser jefa de la Sección Status de la Mujer, con sede en Nueva York, oportunidad en que le correspondió participar de la Conferencia de Mujeres de Beirut. Y, para lo que debió ser una de sus grandes alegrías, siendo funcionaria de la ONU representó al organismo en su propio país en la ceremonia de promulgación de la ley que otorgó el voto femenino para elecciones presidenciales y parlamentarias, efectuada en 1949 en el Teatro Municipal y presidida por el Presidente de la República Gabriel González Videla.
Durante otro viaje, esta vez en 1954 a Montevideo, mientras asistía a la Asamblea General de la UNESCO, Guillermo Labarca murió de un infarto. Duro golpe que enfrentó, dice su nieta, sin quejas pero con luto.