Читать книгу Estaciones. Ciclos del alma - Ana Teresa Tatis Méndez - Страница 9

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Recuerdos de un manantial

Y en un recuerdo manifiesto los placeres que le causas a mi ser.

Tan solo recordarte y de inmediato un sentir incesante sobre mi cuerpo.

Tan solo añorarte y desear tenerte pronto a mi lado.

Luego dejas de ser recuerdo y tu presencia se hace realidad ante mis ojos.

Empiezo a sentir tus brazos rodear mi cintura,

y siento como cortas mi respiración por instantes.

Tan solo es el inicio de la intranquilidad que me provocas, acompañada del recuerdo de un éxtasis que deseo interminable.

Y es ahí, cuando el Universo pareciese ser cómplice para dejarnos a solas.

Cuando todo parece ser perfecto para sentirte tan solo una vez más.

Cuando por tiempos indefinidos se aleja el formalismo para

dar paso al deseo expresado de mil formas.

Tan solo dejo de pensar en el mundo que nos rodea y empiezo

a confiar en que el Universo no nos dejará al descubierto.

El temor de ser sorprendidos pasa a ser un ingrediente más del placer suscitado.

Y lo único que estoy dispuesta a hacer es dar paso a tus caricias que parecieran ser las forjadoras de las curvas de mi cuerpo.

Tus caricias, esas únicas caricias.

Acompañadas de toda la miel de tus besos.

Besos que parecen ser el camino más perfecto hacia ese sin fin de sensaciones

besos que hacen imposible la negación de lo que suscitas.

Besos sentidos, besos añorados, besos vividos.

Y todo continúa con mi cuerpo enredándose en un sí y un no,

en un continua y un detente,

en una dualidad sin fin pronosticado.

Y es ahí, donde inicia un manantial formado por ti y por mí.

Un manantial con nombre, un manantial propio construido por instantes de placer sublime.

Un manantial único, causado por tu ser y el mío.

Manantial que nadie conoce, manantial indescriptible donde

los protagonistas son los encargados de escribir la historia.

Estaciones. Ciclos del alma

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