Читать книгу El masaje en la rehabilitación de traumatismos y enfermedades - Anatolik Andreewicz Biriukov - Страница 7
ОглавлениеCAPÍTULO 2
INFLUENCIA DEL MASAJE SOBRE EL ORGANISMO HUMANO
El masaje es un conjunto de medios, de acción mecánica, dosificados sobre el cuerpo del hombre por medio de diferentes técnicas y manipulaciones, efectuadas con las manos o con ayuda de mecanismos especiales, que tienen objetivos curativos o profilácticos. Los órganos y sistemas no quedan indiferentes a esta influencia, sino que reaccionan produciendo diferentes cambios funcionales.
Sin embargo, sería conveniente recordar que el organismo del hombre es una de las más perfectas, y a la vez más complejas, creaciones de la naturaleza. Por esto precisamente, al estudiar el masaje y sus técnicas principales, es necesario comprender y asimilar claramente la influencia específica que produce el masaje sobre nuestro organismo, sus sistemas y órganos.
Así pues, masaje. El origen de la palabra es francés, y deriva del verbo “froter”. Éste, por su parte, proviene posiblemente del árabe “mass” que significa “tocar”, “apretar ligera y cariñosamente”. Existen también otras suposiciones respecto al origen de este término. Su pronunciación, al igual que el sentido, son muy similares, por ejemplo, al griego “masso” (apretar con las manos), al latín “masa” (tocando con los dedos), al hebreo antiguo “mashen” (tocar). Probablemente, la variante griega refleja con más precisión el sentido del término, aunque ni siquiera éste descubre la esencia de este notable medio de acción sobre el cuerpo, lo que no es sorprendente, ya que ningún término puede reflejar todas las particularidades y los rasgos del evento cuyo nombre lleva.
La diversidad de las técnicas utilizadas en el masaje permite aplicar el de gran “abanico” (variedad), comenzando desde las más ligeras, hasta las más fuertes. Actuando sobre los tejidos, las técnicas de masaje provocan la estimulación de los receptores mecánicos destinados a la reformación de la energía de los excitadores mecánicos en la actividad específica del sistema nervioso, es decir, en las señales que conducen la información a los centros nerviosos. Los receptores mecánicos están distribuidos por todo el cuerpo. Son receptores de la piel que se alteran con el roce, los golpecitos, las presiones, etc. Al mismo grupo pertenecen también los receptores de la sensibilidad muscular y de las articulaciones (propioceptores), los receptores de los órganos internos (interoceptores), los que se excitan tras el cambio de presión sobre los órganos y paredes de los vasos sanguíneos (barorreceptores).
En estómago, vesícula biliar, vejiga, pericardio, meninges, etc. además de barorreceptores, existen otros mecanorreceptores que no se alteran tras recibir la presión en los vasos sanguíneos, sino durante la tensión o relajación de la musculatura lisa y los ligamentos de estos órganos.
La alteración de mecanorreceptores normalmente provoca el aumento reflejo de la presión arterial que depende, por lo general, del incremento de tono del centro vasoconstrictor. Por consiguiente, la energía mecánica producida por diversas técnicas de masaje se convierte en energía de excitación nerviosa, lo que representa un eslabón inicial en la cadena de reacciones neurorreflejas del mecanismo de la acción del masaje sobre el organismo. Las excitaciones de los receptores (bajo una técnica de masaje) en forma de impulsos centrípetos (aferentes) se transmiten por las vías sensoriales al sistema nervioso central: médula espinal, formaciones funcionales de médula espinal, encéfalo, formaciones funcionales del tronco del cerebro, etc., llegan a la corteza cerebral donde se transforman en una compleja reacción general y producen diferentes cambios funcionales en el organismo.
Los mecanorreceptores son llamados también receptores táctiles. La piel es un amplio campo de receptores que representa la parte periférica del analizador cutáneo. Se distinguen cuatro tipos de sensibilidad de la epidermis: al calor, al frío, al dolor y al tacto. La sensibilidad al tacto está relacionada con el tacto, la presión, la vibración, etc.
Los medios de masaje son percibidos como el excitante de la sensibilidad del tacto. El masaje provoca la deformación de la superficie de la piel y excita los mecanorreceptores del analizador de la epidermis. Las sensaciones que se producen se transmiten por los nervios centrípetos y provocan las sensaciones de tacto, presión o vibración. La fuerza de las sensaciones de tacto y sus variedades cualitativas están condicionadas por la fuerza de aplicación de una técnica determinada de masaje. Cuanto más fuerte es la excitación (lo que depende de la técnica utilizada: el roce superficial, la presión deslizante, etc.) y cuanto más amplia es la superficie de aplicación de masaje, más impulsos se transmiten al sistema nervioso.
Diferentes partes de la epidermis poseen distinta sensibilidad táctil. La menor sensibilidad cutánea contra la presión está situada alrededor de la columna vertebral, y, si la tomamos como una unidad, en otras partes de la piel, la sensibilidad contra la presión será la siguiente: en el vientre por la línea media: 1,06; en el pecho por la línea media: 1,39; en la parte delantera del hombro: 3,01; en el reverso del pie: 3,38; en la articulación radiocarpiana: 3,80; en la frente: 7,54.
Es necesario considerar la topografía de la diversa sensibilidad del tacto de la piel durante la estructuración de las técnicas curativas del masaje.
Como consecuencia de los procesos fisiológicos complejos, la excitación de los mecanorreceptores produce las reacciones correspondientes. Todas las técnicas de masaje actúan en base a los actos reflejos. Los receptores nerviosos cutáneos y de los tejidos profundos, tras percibir la acción de diferentes técnicas de masaje como una excitación mecánica, la transmiten en forma de impulsos nerviosos al sistema nervioso central, donde, como respuesta a la excitación de las células nerviosas, surgen los impulsos eferentes que se dispersan por las vías centrífugas entre los distintos sistemas, órganos y tejidos del organismo, estimulando o deteniendo de este modo su actividad. Diferentes reflejos creados, tanto condicionales, como incondicionales, en el proceso del masaje provocan los cambios del estado funcional de diferentes partes del sistema nervioso central.
El factor humoral (en griego “humor” significa líquido) también desempeña un papel importante en el mecanismo de acción del masaje sobre el organismo. Ocasionando la generación de calor en los tejidos (como resultado de la transformación de la energía mecánica en térmica), el masaje actúa como excitante térmico y activa el sistema de recepción térmica. La excitación producida se transmite por el centro regulador vasculo-motor situado en el bulbo raquídeo y, posteriormente, se traspasa a los nervios simpáticos vasoconstrictores y parasimpáticos vasodilatadores ocasionando el cambio reflejo de la luz de los vasos sanguíneos.
Provocando una acción mecánica directa sobre los tejidos, el masaje contribuye a la formación en la piel de los productos químicos de disociación de sustancias. A tales sustancias pertenecen la histamina, que provoca la dilatación de los capilares en una concentración de 0,001 mg para 1 kg de peso del cuerpo, y la acetilcolina, que se forma en las terminaciones de los nervios vasodilatadores y aumenta la luz de las arterias, causando la disminución de la presión arterial. La histamina, que se considera una hormona cutánea, se almacena en las células en forma de uniones inactivas con las proteínas, y como resultado de la disociación de células bajo la acción del masaje se libera y se transforma en forma activa.
La histamina y sustancias similares se dispersan con el flujo de linfa y sangre y son los excitantes de quimoceptores del sistema nervioso de los vasos sanguíneos y otros tejidos de los órganos internos del organismo. Por ejemplo, la histamina actúa sobre las glándulas suprarrenales, causando un incremento de la secreción de adrenalina, lo que tiene mucha importancia en la movilización de las fuerzas de defensa del organismo. La acetilcolina también pasa al estado activo bajo la acción del masaje asegurando la función mediadora. La acumulación de la acetilcolina activa en los músculos durante el masaje estimula la actividad muscular, dado que contribuye al aumento de la velocidad de traslado de la excitación nerviosa de una célula nerviosa a la otra y desde las células nerviosas a las musculares.
El masaje influye multilateralmente sobre el sistema nervioso y la circulación sanguínea y linfática; como sobre otras importantes funciones vitales del organismo. El masaje actúa sobre el organismo tanto de manera general como local. Con todo ello, la acción del masaje está relacionada con la reacción de todos los eslabones del sistema nervioso, comenzando por los receptores de la región masajeada y finalizando por la corteza cerebral, incluyendo obligatoriamente los eslabones humoral y endocrino, y con cambios funcionales de los órganos internos según reflejos visceromotores.
Las reacciones locales y generales producidas por las técnicas de masaje están mutuamente condicionadas, provocando una reacción local en la región de aplicación de las acciones mecánicas; pero, actuando reflejamente, el masaje siempre asegura reacciones generalizadas en las que participan todos los órganos y tejidos. Para una acción curativa del masaje, según nociones modernas, tiene importancia la liquidación o disminución de las manifestaciones de parabiosis, recuperación de las interacciones alteradas entre la corteza, subcorteza y otras partes del sistema nervioso situadas inferiormente, aumento de la reactividad del organismo y sus funciones de adaptación (N.A. Belaya, 1974).
El factor mecánico, por su parte, amplía los procesos metabólicos, eliminando congestiones: aumenta la temperatura de la parte del cuerpo masajeada.
INFLUENCIA DEL MASAJE SOBRE LA PIEL
Desde el principio hemos de indicar que, actuando sobre la piel, el masaje influye a través de la misma sobre diferentes órganos, sistemas y organismo en general. Esto está claro: la piel, el envoltorio externo del cuerpo, representa en sí misma un órgano con una estructura bastante compleja y que ejecuta una serie de importantes funciones vitales. Además de realizar la defensa del organismo de las influencias externas, tiene a su “cargo” las siguientes funciones: de recepción, de secreción y de metabolismo; la piel desempeña un papel importante en los procesos de termorregulación.
La piel tiene un enorme número de diferentes “aparatos” receptores que están en estrecha interacción con los sistemas nervioso cerebroespinal y nervioso vegetativo. La piel participa en el intercambio de gases; es el órgano de excreción de sudor y grasa, y de productos inútiles de la actividad vital del organismo (fig. 4).
En la piel está muy desarrollada la red vascular que en el estado de estasis de los vasos sanguíneos puede contener más de la tercera parte de la masa sanguínea del organismo. La piel contiene más de 2 millones de glándulas sudoríparas que eliminan de 600 a 800 e incluso 1.400 g de sudor al día. La superficie general sudorípara de la piel es de cerca de 5 m2. Para hacer una comparación, diremos que la superficie de secreción de los riñones es de 8 m2 y un hombre sano elimina al día 1,5 litros de orina. El sudor contiene un 98-99% de agua, urea, ácido úrico, sales de metales alcalinos, etc. El número de glándulas sebáceas es 250.000, de las que 225.000 están en los folículos pilosos y 25.000 segregan la grasa directamente sobre la epidermis. En un día, la piel de un hombre sano segrega unos 20 gr de grasa. Poseyendo asimismo, la propiedad de conducción eléctrica, la piel puede transmitir iones de diferentes sustancias.
Figura 4. Representación sistemática de la piel en una sección microscópica:
I - Epidermis (la capa exterior): 1 - córnea: 2 - células jóvenes epiteliales; 3 - capa epidérmica de renovación.
II - Dermis (la piel en sí): 4 - tejido fibroso conjuntivo; 5 - capa papilar; 6 - células de los músculos lisos; 7 - bulbos capilares; 8 - fibras de colágeno y elásticas.
III - Hipodermis: 9 - raíces capilares; 10 - glándulas sudoríparas; 11 - glándulas sebáceas.
Bajo la acción del masaje, desde la superficie de la piel se eliminan las células muertas de su capa exterior, que constituye la epidermis. Esto contribuye al perfeccionamiento de la respiración cutánea, el aumento de las funciones de excreción de las glándulas sudoríparas y sebáceas, que participan en la regulación de la pérdida de calor. La grasa secretada protege la epidermis de la pérdida excesiva de agua (tiene especial importancia para la gente cuyo trabajo está relacionado con las acciones del agua y los vapores); asimismo, hace que no se reseque demasiado (durante el trabajo en condiciones de viento o calor). El masaje aumenta la elasticidad y flexibilidad de la piel.
Gracias al masaje los vasos de la piel se dilatan, mejorando su circulación sanguínea. El masaje aumenta también la velocidad de flujo linfático en los vasos cutáneos. La extracción durante el masaje de la linfa de los espacios de los tejidos conjuntivos y la sangre venosa de los capilares ayuda a vaciar no solamente los vasos sobre los cuales se aplica la acción directa durante el masaje, sino también los vasos situados por encima y por debajo de la parte masajeada. El vaciamiento de los vasos sanguíneos comporta el aumento general de la circulación de la sangre y linfa, gracias al cual, por una parte, se efectúa un transporte más activo de las sustancias alimenticias hacia los tejidos y órganos de la parte masajeada, y, por otra parte, se efectúa la eliminación de los productos de disociación. El aspecto de la piel casi siempre refleja el estado general del hombre. No sin razón los médicos dicen: “La piel es el espejo del organismo”. Junto con esto se aprecia la influencia inversa: las enfermedades de la piel influyen seriamente sobre las funciones de los órganos y sistemas internos, sobre el estado general del organismo. Todos conocen que con la edad la piel del hombre cambia, transformándose poco a poco de lisa y elástica en arrugada y fláccida. Estos cambios se pueden suavizar notablemente y retrasar con ayuda de masaje y automasaje. Mejorando el suministro sanguíneo y, consecuentemente, la alimentación de la piel, y el funcionamiento de sus glándulas, aumentando los procesos de intercambio, se puede mantener más tiempo la piel elástica y joven. ¿Quien no desea tener la piel sana y joven?
A través del amplio aparato receptor de la piel, el masaje influye sobre el sistema nervioso, provocando objetivamente la reacción necesaria recíproca. Así, por ejemplo, el roce superficial suave disminuye la excitación del sistema nervioso central, tranquiliza a la persona masajeada (a veces, hasta el punto de que esta persona puede dormirse). En este punto entramos en el tema siguiente.
INFLUENCIA DEL MASAJE EN EL SISTEMA NERVIOSO
El sistema nervioso es el principal regulador de la actividad vital de todo el organismo. Dirige el funciona miento del corazón y de las glándulas de secreción interna, y el metabolismo y funcionamiento de los músculos, nuestros movimientos y emociones. El masaje es a primera vista solamente un excitante mecánico, capaz de interferir en el funcionamiento del sistema nervioso. (Uno de mis pacientes, compositor, dijo una vez: “El masaje, al igual que la música, puede entristecerte o crear un estado de animo de luchador”.).
El masaje influye tanto en el sistema nervioso central, como en el periférico. Puede tranquilizar, eliminar una tensión psíquica demasiado fuerte. O crear condiciones para un sueño tranquilo y profundo en vísperas de acontecimientos importantes en la vida del hombre. También, el masaje puede excitar, lo que es necesario en algunos casos cuando el hombre está en estado de profunda apatía o tiene el tono vital bajo (fig. 5).
Aparte de la influencia refleja, el masaje realiza una acción directa sobre los conductores nerviosos, lo que se utiliza ampliamente en estudios clínicos cuando se necesita disminuir la conductibilidad de los nervios sensoriales y motores. Las técnicas de masaje, elegidas correctamente, disminuyen considerablemente las sensaciones dolorosas.
Figura 5. Esquema del sistema nervioso vegetativo (la línea continua marca las fibras simpáticas inductoras; la línea discontinua, las parasimpáticas).
Es reconocida por todos la importancia del masaje en la eliminación del cansancio y para aumentar la capacidad de trabajo física e intelectual. Se sabe que el masaje de los músculos cansados elimina la sensación de fatiga, provocando una sensación de animación y agilidad. En los últimos 1015 años, para la exclusión de las tensiones, cansancio y la rápida recuperación y aumento de la capacidad de trabajo en las empresas de los países más desarrolladas se utilizan diferentes métodos de masaje. En Japón, por ejemplo, se utilizan aparatos como “botas de masaje”, “trajes de masaje”, etc.; asimismo, se aplica el automasaje durante breves descansos en el trabajo.
INFLUENCIA DEL MASAJE EN LOS SISTEMAS SANGUÍNEO Y LINFÁTICO
El masaje influye favorablemente sobre el sistema cardiovascular. Gracias al masaje, la sangre se distribuye de los órganos internos hacia la superficie de la piel y capas musculares, consiguiendo el ensanchamiento moderado de los vasos periféricos, lo que facilita el trabajo de la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo del corazón, aumentando la capacidad de compresión del corazón, mejorando el suministro sanguíneo y la capacidad sistólica del músculo cardíaco, eliminando congestiones sanguíneas en los círculos de circulación grande y pequeño. El masaje aumenta el metabolismo en las células, favoreciendo la asimilación del oxígeno por los tejidos. El masaje también estimula la función hematopoyética, favoreciendo el aumento del contenido de hemoglobina y eritrocitos (fig. 6).
La acción del masaje sobre el sistema cardiovascular se manifiesta ante todo en el ensanchamiento y aumento del número de capilares. Bajo la influencia del masaje, en especial del amasamiento, crece bruscamente el número y la anchura de los capilares del músculo masajeado.
Krogt (1922) demostró que, bajo la acción del masaje muscular, el número de los capilares abiertos para 1 mm2 de la sección transversal aumenta de 31 a 1400, y el caudal total de los capilares crece unas 140 veces. Como resultado de la apertura activa de la red de capilares, se facilita el traslado de la sangre por las arterias y se acelera el flujo venoso. El masaje no provoca el desarrollo de acidosis en los tejidos, sino que, por el contrario, contribuye a la disminución del ácido láctico y la eliminación de ácidos orgánicos, lo que tiene una influencia benéfica sobre los músculos fatigados después de las cargas musculares.
El ensanchamiento de la red capilar de la piel bajo la acción del masaje y la mejora de la circulación venosa debido al aumento de su velocidad, como resultado de la acción de movimientos rítmicos de masaje, facilitan la función cardíaca. El masaje provoca insignificantes cambios de la presión arterial. Por ejemplo, en las personas sanas el masaje aumenta la presión sistólica en 13,1 - 20 gPa y ocasiona una disminución ligera de la presión diastólica. Se ha notado que el masaje de la cabeza, cuello, la parte de los hombros y vientre de los sujetos hipertensos ayuda a una breve disminución de la presión sistólica y diastólica.
Figura 6. Esquema de la circulación sanguínea del organismo humano.
A.A. Belaya (1963, 1966), estudió la influencia del masaje sobre la función contráctil del miocardio y de la circulación sanguínea periférica entre los enfermos con radiculitis de distinta localización. En base a investigaciones balistocargiográficas fue notado el aumento de la función contráctil del miocardio. Según los datos de la oscilografía arterial se registraba el aumento de la circulación sanguínea periférica. Disminuía o desaparecía la asimetría de los índices de presión máxima, mínima y media, acercándose a la norma el índice oscilatorio.
Bajo la influencia del masaje mejora la circulación capilar en los enfermos de hipertensión e hipotensión. Con ello, el masaje del estómago ocasiona el aumento del volumen sistólico y el masaje de la zona de cuello y hombros su disminución.
La influencia del masaje como factor mecánico “comporta la introducción del sistema nervioso central en la regulación de la función de la circulación sanguínea”, lo que se confirma por el aumento de la cantidad y rapidez del flujo sanguíneo y linfático en las zonas alejadas de las partes masajeadas del cuerpo (A.A.Biriukov, 1973, N.A. Belaya, 1974).
Figura 7. A - red linfática de la parte anterior del tronco; B - red linfática de la parte posterior del tronco (con las flechas están indicadas las dirección de los movimientos de masaje).
El masaje ocasiona una clara influencia sobre el flujo linfático. La red linfática está estrechamente relacionada con el sistema sanguíneo.
El sistema linfático comprende un sistema de capilares linfáticos que están unidos a los más grandes. Los vasos linfáticos pasan a través de una serie de ganglios en los que se realiza la formación de leucocitos. Por esto los ganglios linfáticos son como unos filtros, donde la linfa se purifica de los productos de degradación y sustancias tóxicas del cansancio. Está prohibido masajear los ganglios linfáticos, en especial en caso de existencia de un proceso infeccioso.
El movimiento de la linfa en el sistema linfático se realiza sólo en una dirección: de los tejidos hacia el corazón (figs. 7, 8, 9). Gracias a la presión existente de la linfa que aumenta gradualmente hacia los vasos de la región torácica, a la acción de absorción de la caja torácica y a la contracción de los músculos, la linfa se traslada de la periferia hacia el centro. En los vasos linfáticos existen válvulas que impiden el flujo inverso de la linfa.
Figura 8. Red linfática de las partes lateral y posterior de la cabeza.
Figura 9. Red linfática de las extremidades inferior y superior.
Los ganglios linfáticos participan en la hemopoyesis y en la defensa inmunológica. En ellos se detienen y eliminan los microbios, se efectúa activamente la fagocitosis. Si el flujo de la linfa es irregular, se crean linfedemas. El líquido de los tejidos y la linfa componen cerca de 1/4 de la masa del cuerpo. La debilitación del flujo de la linfa lleva al empeoramiento de la alimentación de los tejidos y células y a la reducción de los procesos metabólicos.
El movimiento de la linfa por los tejidos se efectúa muy lentamente. Toda la linfa pasa a través del conducto linfático torácico solamente seis veces al día, mientras que la circulación completa de la sangre se realiza en 1 minuto. Está determinado que bajo la acción del masaje se acelera la circulación de linfa y la cantidad del flujo de la linfa aumenta en unos 6-8 veces.
Normalmente el masaje se realiza siguiendo el curso de la linfa hacia los ganglios linfáticos más próximos. Dichas direcciones se llaman líneas de masaje o direcciones de masaje. La mayoría de los vasos linfáticos están situados paralelamente a los sanguíneos, formando en algunas partes una red linfática alrededor de éstos. Las direcciones de los movimientos de masaje están presentadas en las figuras 7 y 9.
INFLUENCIA DEL MASAJE EN LOS MÚSCULOS
El movimiento es una acción compleja de la actividad del organismo y se realiza según el mecanismo del reflejo, que componen unos eslabones que representan al aparato locomotor. El aparato locomotor comprende los músculos esqueléticos, las células motoras que les abastecen y provocan su actividad (las llamadas motoneuronas), y los huesos del esqueleto, articulaciones, ligamentos. El músculo esquelético está compuesto por fibras (células).
El músculo se contrae tras una excitación creada por las vías reflejas bajo la influencia de impulsos que se transmiten hacia ella por las vías motoras eferentes (centrífugas) del sistema nervioso central. También al músculo lo inervan los nervios aferentes, cuyas terminaciones son los propioceptores. La excitación de propioceptores está relacionada con el cambio de estado de las fibras musculares como resultado de su contracción y estiramiento, por ejemplo, bajo la acción de la técnica de amasamiento. Los impulsos de éstos se trasladan por los nervios aferentes al sistema nervioso central y le informan. La motoneurona (el nervio motor, eferente) acercándose al músculo, se ramifica en muchas terminaciones, sinapsis, a través de las cuales se une con cada tejido muscular (fig. 10).
El masaje debe ejecutarse sobre los músculos relajados al máximo. El músculo relajado es suave al tacto y puede amasarse ligeramente, a pesar de la existencia en él del tono natural. El estado de contracción se observa cuando el músculo opone una resistencia, es duro al tacto y compacto. En el estado de extensión, el músculo está alargado, los lugares de conexión están separados, así que su densidad es siempre mayor que la del músculo relajado.
Figura 10. Esquema de motoneurona y de la unidad motora (según Bendoll).
Durante la extensión del músculo esquelético o cambio de grado de su tensión, las irritaciones surgidas de los propioceptores aseguran los reflejos de extensión. Los impulsos propioceptivos que se dirigen al centro al practicar el amasamiento durante el masaje pueden llevar al predominio de los procesos de excitación en el sistema nervioso. Está determinado que durante el masaje se realiza la extensión de los tejidos nervioso-musculares y, como consecuencia, posiblemente mejora la introducción de los impulsos propioceptivos dirigidos al sistema nervioso, lo que, por su parte, comporta cambios reflejos en el aparato neuromuscular.
Durante el estudio de los impulsos propioceptores con un indicador de la actividad eléctrica de los músculos se determinó que ésta refleja adecuadamente los cambios de los propioceptores. En particular, la disminución de la actividad eléctrica de los músculos durante las contracciones libres representa la disminución bioeléctrica de la fuerza de contracción. Los procesos bioeléctricos en los músculos reflejan el carácter de las influencias centrales en diferentes reacciones motoras y se caracterizan por las interrelaciones entre el sistema nervioso central y los músculos en contracción. Estudiando la influencia del masaje sobre los índices de la actividad bioeléctrica de los músculos con ayuda de las investigaciones electromiográficas (I.A. Belaya, 1956, 1962, 1966; A.A. Biriukov, 1974) entre los enfermos de radiculitis lumbosacra y/o cervicotorácica se estableció el aumento de la amplitud de los biopotenciales disminuidos anteriormente en el músculo tanto en la parte masajeada (afectada), como en la parte no trabajada. Los autores destacaron, asimismo, la disminución de las manifestaciones de asimetría en los índices de las extremidades y el aumento del tono muscular después del masaje y su disminución en los músculos de las extremidades.
El aumento de amplitud de los biopotenciales de los músculos bajo la influencia del masaje durante la disminución de su tono fue observado por A.B. Sirotkina (1964) entre los sujetos con paresia fláccida en las enfermedades del sistema nervioso central, y por I.N. Asadchikh (1966) entre los enfermos de hipertensión e hipotensión.
Sobre el aumento de los procesos de excitación del sistema nervioso bajo la influencia del masaje, en especial las técnicas de amasamiento, inciden muchos investigadores, subrayando la importancia del masaje como medio de recuperación de la insuficiencia física de los músculos, como medio de lucha contra la fatiga y la estimulación de los procesos de intercambio de gases en el organismo.
Figura 11. Distribución de los músculos del cuerpo.
A - vista anterior; B - vista posterior
1 - músculo frontal
2 - músculo orbicular de los párpados
3 - músculo orbicular de los labios
4 - músculo masetero
5 - músculo escaleno
6 - músculo estemocleidomastoideo
7 - músculo deltoides
8 - músculo pectoral mayor
9 - músculo bíceps braquial
10 - músculo recto mayor del abdomen
11 - músculo oblicuo mayor del abdomen
12 - músculo vasto medial
13 - músculo gemelo
14 - músculo tríceps braquial
15 - músculo dorsal ancho
16 - músculo serrato mayor
17 - músculo sartorio
18 - músculo cuádriceps femoral
19 - músculo vasto lateral
20 - tendón del músculo cuádriceps femoral
21 - músculo tibial anterior
22 y 23 - músculos extensores del antebrazo
24 - músculo trapecio
25 - músculo dorsal ancho
26 - músculo oblicuo mayor del abdomen
27 - músculo glúteo mayor
28 - músculos semitendinoso y semimembranoso
29 - músculo bíceps crural
30 - músculo gemelo
31 - músculo esplenio de la cabeza
32 - músculo deltoides
33 - músculo tríceps braquial
34 - tendón de Aquiles.
Estudiando la influencia del masaje sobre el aumento y la recuperación de la capacidad de trabajo de los músculos cansados, I.M. Sarkizov-Serazini, M.I. Leykin y A.A. Biriukov (1973, 1975, 1988) han llegado a la conclusión de que el masaje es excitante activo y ayuda al aumento de la capacidad máxima de trabajo de los músculos fatigados. El masaje en forma de amasamiento aumenta la excitación general del organismo, influyendo (vía reflejos) en el aumento del estado funcional de los centros cerebrales. Cuanto más fuerte y amplio es el aparato muscular bajo la influencia del masaje, mayor es el número de propioceptores que afecta y más fuerte es el impulso aferente que es capaz de crear transformaciones más intensas en el sistema nervioso central.
Es muy beneficiosa la influencia del masaje sobre las funciones de las articulaciones y aparato ligamentariotendinoso. Bajo la influencia del masaje aumenta la elasticidad y movilidad del aparato ligamentario. La edematización, la rigidez, y los dolores después de sobrecargas físicas son fácilmente eliminados. El masaje acelera la eliminación de los productos de degradación. Durante el tratamiento recuperador de las articulaciones cuando es necesario ablandar productos patológicos en tejidos periarticula- res, en la artritis deformante, etc., las técnicas de fricción son las más eficaces. El masaje activa las secreciones de la bolsa sinovial vascular y contribuye a la reabsorción de los edemas, transpiraciones y sedimentos patológicos de las articulaciones. Facilita la redistribución de linfa y sangre en el organismo, ayuda al transporte del oxígeno y elementos de alimentación, lo que activa la circulación local y aumenta los procesos de oxidación y recuperación. Bajo la influencia de la fricción, en los tejidos se desarrolla rápidamente la sensación de calor. Por esto, el calentamiento de los tejidos antes de las salidas competitivas o después del sobreenfriamiento se logra mejor con las técnicas de fricción. La temperatura local de los tejidos bajo la acción de las fricciones enérgicas puede aumentar de 0,5 a 3 °C. Como resultado de la acción refleja del calor y productos de disociación en los tejidos se produce la hiperemía activa.
El masaje previene el desarrollo de las consecuencias de microlesiones en las articulaciones, tanto deportivas, como industriales, que llevan al padecimiento de artrosis y artritis. Mejorando el abastecimiento de sangre en las articulaciones y tejidos que lo rodean, el masaje aumenta la formación y circulación del líquido sinovial, previene edemas, bursitis, cambios y deterioros de los tejidos de los cartílagos y limitaciones de la movilidad. El masaje refuerza el aparato ligamentario y tendinoso. En el tratamiento rehabilitador de traumatismos y enfermedades del aparato locomotor, el masaje es un componente obligatorio del cuidado médico complejo, estimula los procesos de regeneración, incluido del tejido óseo, previene el desarrollo de atrofia, contracturas y ayuda a la rápida recuperación de las funciones.
INFLUENCIA DEL MASAJE SOBRE EL METABOLISMO Y LA FUNCIÓN SECRETORA
El masaje influye activamente sobre el intercambio de gases, metabolismo mineral y proteico, aumentando la extracción del organismo de las sales minerales: sodio, cloruro, fosfato no orgánico y sustancias nitrogenadas orgánicas: urea y ácido úrico. Todo esto proporciona un resultado positivo en las funciones de los órganos internos y del organismo en general. Bajo la acción del masaje en la piel se forman los productos de metabolismo proteico: histamina, acetilcolina, que se trasladan con el flujo de la sangre por todo el organismo provocando una acción resortiva sobre los “tejidos y órganos. Bajo la influencia del masaje aumenta la evacuación urinaria. Está determinado experimentalmente que la evacuación urinaria aumentada y el aumento de la excreción de sodio puede durar un día entero después de una sesión de masaje. El masaje efectuado después del trabajo físico aumenta la evacuación urinaria y la excreción de sodio. Tras estudiar la influencia del masaje sobre el proceso de oxidación del ácido láctico después de las cargas musculares está determinada su acción positiva sobre la velocidad de eliminación del ácido láctico del organismo. El aumento de la velocidad de oxidación del ácido láctico se nota bajo la influencia del masaje de grupos musculares grandes que no han participado en el trabajo, lo que ayuda a la ejecución más económica de la carga repetida por parte de los deportistas.
El masaje, aumentando los procesos de excitación en el sistema nervioso central, tiene una influencia positiva en los procesos de intercambio de gases, aumentando el volumen de respiración por minuto y el consumo de oxígeno por los tejidos. L.A. Komarova (1969), durante las investigaciones de la acción de diferentes técnicas de masaje (roce superficial y amasamiento) sobre el intercambio de gases, determinó que durante el amasamiento de los músculos de todo el cuerpo, el volumen de respiración por minuto durante el masaje aumenta en un 24,2% y el consumo de oxígeno, en un 33%. La respiración aumenta en un movimiento y profundiza ligeramente (en 53,4 ml). Después del masaje el volumen de respiración por minuto aumenta un 10,4% y el consumo del oxígeno, un 19,3%. Los cambios de los procesos de intercambio de gases durante un masaje local dependen del lugar de acción. Durante el masaje de la región de hombros y cuello disminuye (no fidedigno) el volumen de respiración por minuto y el consumo de oxígeno. Durante el masaje de las extremidades inferiores crecen brevemente los procesos de intercambio de gases con una considerable disminución inmediatamente después del masaje. El autor llega a la conclusión de que debido a los diferentes cambios en los procesos de intercambios de gases durante el masaje local en diferentes regiones y bajo la aplicación de distintas técnicas de masaje se incrementa el predominio del componente neurorreflejo en el mecanismo de la acción del masaje.
De esta manera, en la base del mecanismo de acción del masaje se hallan procesos interdependientes reflejos neurohumorales y neuroendocrinos que son regulados por la sección superior del sistema nervioso central. El eslabón inicial en el mecanismo de estas reacciones es la irritación de los mecanorreceptores de la región masajeada. La excitación de los receptores se traslada por los correspondientes centros nerviosos al sistema nervioso central, distribuyéndose sobre las áreas del encéfalo y la médula espinal. Las manifestaciones locales de la reacción que se crean como resultado de la acción mecánica directa del masaje sobre los tejidos tampoco son independientes, sino que representan una reacción generalizada del organismo de carácter reflejo. Como resultado de la incorporación de todos estos eslabones se realiza la movilización de los mecanismos de defensa-adaptación del organismo que llevan a la normalización de las funciones, lo que provoca una acción eficaz del masaje en las más diversas enfermedades.