Читать книгу ¿Cómo programar un curso? Guía para evaluar y autoevaluar el programa del curso - Andrei Fëdorov - Страница 12

1. Datos generales del curso

Оглавление

Como ya mencionamos, una de las principales funciones de un programa de curso es facilitar una buena comunicación entre la institución, los profesores y los estudiantes. Por ello, es importante que el documento escrito incluya un encabezado con datos relevantes y concisos acerca de la institución, la carrera y la asignatura. Ya que es usual observar que en algunos programas se maneja mayor cantidad de datos (útiles para los estudiantes, los procesos administrativos, de acreditación, de equiparación y de reconocimiento, etc.) que en otros, es conveniente lograr en cada institución e, inclusive entre todas las instituciones públicas, un acuerdo respecto a qué información se proporcionará en este espacio.

1.1. Colocar logo oficial de la Institución

1.2. Indicar las siglas de la Institución

1.3 Indicar el nombre completo de la Institución

Éste parece ser uno de los apartados del programa más triviales, en el cual muchas cosas aparentemente no están dentro de la competencia del profesor y son preestablecidas a nivel de la institución (como lo es el logo definido por la comisión de la imagen institucional), de la escuela o del plan de estudios (como el nombre del curso, su código, los requisitos y la ubicación dentro del plan de estudios). Aun así, aquí existe mucho campo para la reflexión, el análisis e, inclusive, para la creatividad, hasta con los elementos tan estáticos como el logo institucional: se puede darle apariencia tridimensional, jugar con la luz y sombra, la textura de la imagen, lo que al fin dará desde el principio un toque particular a su programa y será uno de los elementos distintivos de su curso.

1.4. Indicar la (s) Escuela (s) o Departamento(s) a la (s) que pertenece el curso

Comúnmente conocemos los cursos que están adscritos a una escuela o departamento particular, pero cabe anotar que últimamente en algunas instituciones surgen iniciativas innovadoras de gran interés. Por ejemplo, desde el 2001 tres o cuatro profesores de tres escuelas diferentes del TEC (Departamento de Ingeniería en Computación, Escuela de Diseño Industrial y Escuela de Ingeniería Electrónica) trabajan en conjunto en unos cursos electivos dónde están involucrados estudiantes de las tres escuelas, con el objetivo de desarrollar un trabajo de resolución de problemas en forma inter y transdisciplinaria.

En este caso se puede anotar una sola escuela a la cual pertenece el curso y las demás son simples usuarias de un curso “de servicio”; en el caso de un curso multidisciplinario, el curso pertenece a todas las escuelas participantes y, por lo tanto, involucra con toda la responsabilidad colegiada a estas escuelas y profesores a cargo. De hecho, la relación y las obligaciones de los profesores respecto al curso se plasmarían en la definición del curso colegiado (curso cuyos “contenidos” son “impartidos” entre dos o más profesores, existiendo una estrecha coordinación en el desarrollo del programa. Debe existir un profesor responsable del mismo y es necesaria la presencia de todos los profesores involucrados cada vez que se den lecciones). Es de gran trascendencia tener esto en cuenta, ya que cualquier decisión sobre el curso (por ejemplo, algún cambio en el programa) debe ser aprobada por los consejos de las tres escuelas involucradas.

1.5. Indicar el código del curso

Aunque el profesor no siempre tiene la potestad de definir directamente el código de curso, es importante que se aclare uno de los posibles mecanismos para la definición de los códigos de cursos que funcionan actualmente en el Instituto. El código del curso es asignado por el departamento de Admisión y Registro, junto con la escuela a cargo de este curso. Se compone de una parte alfabética y una numérica. La alfabética representa las siglas de la carrera. La cifra más significativa de la parte numérica corresponde al semestre de la carrera en que se imparte este curso, la siguiente corresponde al área a la que pertenece el curso (las áreas se establecen dentro de la carrera); las dos cifras menos significativas se asignan en forma consecutiva y ascendente a los cursos dentro de cada área.

Por ejemplo, al curso Diseño de Sistemas con Microprocesadores de la Escuela de Electrónica se le asigna el siguiente código:


En el caso de los cursos colegiados donde participan diferentes escuelas de la misma institución o, inclusive, varios departamentos de instituciones diferentes, se debe establecer una codificación consensuada. El asunto de la asignación del código a un curso en este caso es un poco más complicado, ya que ahí participarán diferentes escuelas con las áreas temáticas diferentes y la ubicación del curso en el plan de estudios también puede variar de escuela a escuela, es decir, los semestres de las carreras donde se impartirá el curso no necesariamente van a coincidir. Por lo tanto, se propone lo siguiente: un curso colegiado siempre debe tener un coordinador; a su cargo está la presentación formal del programa de la asignatura. El coordinador, por lo general, pertenece al departamento o la escuela cuya participación de alguna manera posee mayor importancia para el curso. Por esta razón, se propone asignar al curso un código único y universal que lo identificaría con la escuela a la cual pertenece el coordinador y que será compartido por las escuelas que participen en los cursos inter, trans o multidisciplinarios. De todos modos es sano y necesario buscar una solución particular de acuerdo con las particularidades de cada caso.

1.6 Indicar el nombre del curso

Históricamente los nombres de los cursos únicamente representaban el área del saber o del hacer y los contenidos más representativos de esta área. Consideramos que el nombre oficial del curso debe contestar en forma totalmente breve y muy clara a una serie de preguntas, como las siguientes: ¿Cuál es su área de conocimiento, su objetivo general, su modalidad, su metodología, su importancia, su contenido específico? En cierta manera, con muy pocas palabras el nombre del curso debe representar todo lo que es. No es un ejercicio simple reflexionar y poner nombre a una asignatura.

A la hora del diseño curricular inicial de una carrera, las etapas que anticipan el nacimiento de un curso son las siguientes: la justificación y la fundamentación, la definiciones del perfil académico profesional de los graduados, el diseño de los objetivos de la carrera, la construcción de la estructura curricular general, el trazado de los ejes curriculares y temáticos transversales, las definiciones de las áreas de estudio, de los criterios de selección y organización del contenido curricular y de los tipos y naturaleza de cursos. De esta manera, la aparición de un curso es anticipada por una serie de pasos que permiten que nazca un curso con su nombre representativo y significativo como un paso lógico del diseño del currículo de la carrera.

1.7. Indicar un “subtítulo del curso” (opcional)

En este momento no tiene carácter obligatorio y tampoco se cree que lo tendrá en algún momento. Aquí se invita a reflexionar un poco sobre esto: se considera que el programa del curso puede ir más allá de un nombre tradicional e indicar un “sobrenombre” más creativo para que el estudiante y el interesado pudieran tener una mayor motivación hacia este curso. Para ejemplificar este apartado, utilicemos un curso típico del área de las ciencias básicas: el nombre oficial del curso es “Biología general”, pero a la par se puede poner un “subtítulo” como el siguiente: “Descubriendo el misterio del fenómeno de la vida”.

Se cree que, con este elemento, el programa y el curso obtendrán una fisonomía más particular y humana, lo que generará un acercamiento emotivo entre el estudiante y el cuerpo de conocimientos desde el principio. Este elemento posee un gran significado para los programas de los cursos con predominio del componente no presencial. Por ejemplo, para un programa de un curso en línea se recomienda incorporar como eje metodológico el tratamiento lúdico de la signatura y el “subtítulo” podría convertirse en la primera piedra de construcción de este eje.

1.8. Indicar el tipo de curso (teórico, práctico, teórico- práctico, seminario, taller, etc.)

Existen varias clasificaciones de los cursos hechas con diferentes criterios y propósitos. En un programa básicamente se utiliza la clasificación con base en las características del proceso de la adquisición del conocimiento, o sea en las particularidades de la enseñanza y el aprendizaje. Así, en diferentes fuentes podemos encontrar los siguiente tipos de cursos: curso teórico; teórico- práctico; práctico; seminario; taller; seminario-taller; práctica supervisada; laboratorio; curso por tutoría; trabajo de campo, etc.

A manera de ejemplo, en esta guía citamos el Manual de normas y procedimientos para el cálculo de la carga del profesor en el Instituto Tecnológico de Costa Rica, que establece la siguiente taxonomía de los cursos con base en las particularidades del proceso de enseñanza y aprendizaje:

Curso colegiado: Curso cuyos temas son impartidos entre dos o más profesores, existiendo una estrecha coordinación en el desarrollo del programa del curso. Debe existir un profesor responsable del mismo y es necesaria la presencia de todos los profesores involucrados cada vez que se den lecciones.

Al argumento de que llevar a cabo un curso colegiado con la asistencia de todos los profesores es organizacionalmente imposible, podría contestarse con un caso real de un curso interdisciplinario, en el cual la planificación, el desarrollo y la evaluación se hacen permanentemente por tres profesores de tres escuelas muy distintas. Es el curso interdisciplinario denominado Desarrollo Vía Diseño, donde participan los estudiantes y los profesores de las Escuelas de Computación, de Electrónica y de Diseño Industrial del ITCR.

Curso compartido: Curso cuyos contenidos temáticos son impartidos entre dos o más profesores; es responsabilidad de cada profesor la parte del curso que le corresponde desarrollar.

Curso coordinado: Curso cuyos contenidos temáticos son desarrollados en coordinación entre los profesores que lo imparten en distintos grupos. Los exámenes parciales, finales y de reposición son comunes para todos los grupos.

Curso teórico: Es aquel en el que el profesor dedica 60% o más de las horas ante el grupo a impartir horas teoría. El propósito de este tipo de curso es “(...) la construcción de conocimiento a partir de desarrollos conceptuales, el análisis de casos e identificación de principios, entre otros. Este tipo de curso requiere horas de contacto de teoría a cargo del profesor” (Quesada, Cedeño y Zamora, 2001: 140).

Se considera que la última afirmación de la cita pierde validez en los cursos no presenciales, donde el contacto con el profesor es virtual; además, se puede reflexionar sobre las responsabilidades que debe asumir el profesor bajo el rol de facilitador del proceso del aprendizaje.

Curso por tutoría: “Es un curso teórico que se ofrece a un grupo de estudiantes muy reducido (a lo sumo 5 estudiantes), en el cual las actividades de aprendizaje tienen el carácter de estudio independiente. El docente tiene un papel de orientador del proceso” (Quesada, Cedeño y Zamora 2001: 141).

Curso práctico: Es aquel en el cual el profesor dedica menos del 33% de las horas ante grupo a impartir de horas teoría. “Está orientado a la aplicación de conocimientos en un ámbito disciplinar determinado para desarrollar la madurez académica y profesional del estudiante. Este curso requiere pocas horas de teoría” (Quesada, Cedeño y Zamora 2001: 140).

Curso teórico-práctico: Es aquel en el cual el profesor dedica entre el 33% y el 59% de las horas ante grupo a impartir de horas teoría. “Además de las características del curso teórico, tiene como finalidad emplear los conocimientos a afinar una habilidad o destreza para el análisis de situaciones concretas, simuladas o reales, el diseño de alternativas de acción y la posible ejecución de alguna de ellas” (Quesada, Cedeño y Zamora 2001: 140). Este tipo de curso demanda tanto horas de contacto con el profesor en las clases de teoría, como las horas de práctica y/o laboratorio.

Seminario: “Está orientado a fomentar el trabajo en equipo y el aprendizaje autodirigido, ya que los participantes incorporan de manera equitativa los contenidos de la información que necesitan sobre un tema particular” (Quesada, Cedeño y Zamora 2001: 140-141). Este tipo de cursos se caracteriza por el papel protagónico de los aprendices, por la interacción y socialización de los conocimientos aportados por cada uno de los participantes. El docente, en este caso, asume un rol de facilitar el intercambio y la apropiación del conocimiento en forma horizontal.

El Manual de normas y procedimientos para el cálculo de la carga del profesor en el Instituto Tecnológico de Costa Rica, citado anteriormente, reglamenta algunos elementos adicionales en los cursos de seminario. Ahí se indica que un Seminario es aquel curso en el cual el grupo investiga sobre algún tema, repartiéndose aspectos del mismo entre individuos o pequeños grupos. Tiene el doble propósito de profundizar en una temática específica y de enseñar- aprender a investigar. Al menos debe cumplir las siguientes condiciones: Los individuos o subgrupos, según corresponda, realizan investigación bibliográfica, de campo o laboratorio, sobre el aspecto que les corresponde. El grupo tiene reuniones periódicas en que se ponen en común los avances de los subgrupos y cuyo objetivo es el análisis crítico de los mismos. El profesor organiza, orienta, asesora y evalúa el trabajo de los subgrupos y del grupo en general; dirige las reuniones periódicas y atiende a los subgrupos para orientar y asesorar su trabajo tanto en la formulación del proyecto como en la ejecución y análisis de resultados. La temática general del seminario es aprobada por el consejo de departamento. Los trabajos realizados tienen carácter “acumulativo” en tanto se da continuidad a la temática y es retomada en períodos académicos sucesivos.

Taller: se deriva de un curso teórico-práctico y su rasgo más particular consiste en la finalidad de buscar y resolver algún problema complejo particular, hasta llevarlo a incorporar a la realidad circundante. Se hace énfasis en el aprendizaje autodirigido y cooperativo.

Seminario-taller: es una amalgama de los rasgos de los dos anteriores.

Práctica supervisada: “Ofrece al estudiante la oportunidad tanto de iniciarse en su ámbito profesional, a través de la integración de la teoría y la práctica, como de interactuar con la realidad social. Esta experiencia es asesorada y evaluada por un docente” (Quesada, Cedeño y Zamora 2001: 141).

Curso laboratorio: “Se caracteriza por verificar conocimientos mediante la realización de prácticas de habilidades y destrezas, cuyo desarrollo requiere la utilización de un espacio, materiales específicos, instrumentos y equipos especializados u otras condiciones especiales (. )” (Quesada, Cedeño y Zamora 2001: 141).

Trabajo de campo: “Tiene como propósito integrar las competencias que posee el estudiante para aplicar o crear conocimiento en el área de su especialidad. Se realiza en un contexto o escenario particular. La realización del trabajo de campo, en un área específica de conocimiento, posibilita la coordinación entre varios cursos y entre varios docentes, lo que contribuye a reducir gastos de operación” (Quesada, Cedeño y Zamora, 2001: 141-142).

Curso electivo (según la Gaceta del ITCR N° 24: 7): Aquel curso que forma parte del plan de estudios, cuyos créditos son computables como requisito de graduación y equivalentes entre sí para efecto del cumplimiento con el plan de estudios.

Curso optativo: Aquel cuyos créditos no son computables como requisito de graduación y que, por consiguiente, el estudiante no está obligado a tomar ni el Departamento a impartir.

Como se desprende de las descripciones anteriores, los tipos de cursos poseen características diferentes respecto a la organización del proceso educativo, el rol de los actores del proceso, contacto con la realidad de su especialidad, etc. Para los efectos de esta guía, es importante destacar la relación de coherencia entre el tipo de curso, la modalidad del programa, el área del conocimiento, relación con las competencias profesionales declaradas en el perfil del egresado y los objetivos del curso. No es un elemento aislado; más bien posee un carácter decisivo, ya que incide en la selección de contenidos, el cronograma, la metodología de la enseñanza y el aprendizaje y las formas de evaluación del curso (Fig. 3.).


1.9. Indicar el número de créditos

Según la definición del Consejo Nacional de Rectores de Costa Rica (CONARE), un crédito es una unidad valorativa del trabajo del estudiante que equivale a tres horas reloj semanales de trabajo, durante 15 semanas, aplicadas a una actividad que ha sido supervisada, evaluada y aprobada por el profesor. El cálculo de los créditos debe hacerse con el mayor cuidado, en cuanto deben reflejar el esfuerzo y el tiempo real que el estudiante deberá emplear para que se den. Se debe considerar horas teoría (en el aula y extraclase), horas laboratorio o prácticas (en el aula y extraclase), investigación, consulta bibliográfica, visita a campo, trabajo y reuniones en grupos, etc.

Por ejemplo, cuando un plan de estudio de una carrera otorga a un curso cuatro créditos, esto significa 12 horas de trabajo total por semana del estudiante durante 15 semanas. Para calcular el número de créditos de un curso que no es de 15 semanas, se aplica la siguiente formula:


La asignación de créditos tiene lugar a la hora del diseño del plan de estudios y, por lo tanto, se debe aceptar lo que estipula el plan (y entonces tomarlo en consideración para planificar la cantidad, profundidad y amplitud de los trabajos de los estudiantes, de acuerdo con la remuneración en créditos establecida). En el caso contrario, es necesario hacer una propuesta justificada del cambio de creditaje del curso y las modificaciones respectivas a la totalidad del plan de estudios de la carrera.

Cabe anotar que, según la opinión de los expertos en el diseño curricular (por ejemplo, de acuerdo con lo declarado por la M.Sc. Marta Quesada, 26 de junio del 2002 en el TEC, en el taller de Diseño curricular del CEDA), ninguna actividad educativa supervisada puede carecer de créditos. En torno a esta afirmación se prevé una gran discusión sobre los créditos por otorgar de los cursos culturales, deportivos y de formación humanística del ITCR.

Además, se cita el Art. 36 del Reglamento de Régimen de la Enseñanza y el Aprendizaje del ITCR, que dice: “El estudiante regular podrá cursar, si así lo desea, asignaturas no contempladas dentro del plan de estudios en el que está inscrito, siempre y cuando el sistema de requisitos y el horario se lo permita. Estas asignaturas no darán créditos para la obtención del título en la carrera matriculada, pero sí se reconocerán en el currículum del estudiante. Para todos los demás efectos, la materia matriculada cuenta como cualquier otra de su plan de estudios”.

1.10. Indicar el número de horas semanales presenciales

1.11. Establecer el número de horas por semana de trabajo independiente del estudiante

De acuerdo con la definición del crédito, se debe balancear las horas de trabajo del estudiante. La modalidad de trabajo no tiene importancia para estos cálculos; el trabajo presencial o independiente en forma individual o grupal debe ser calculado por igual.

Por ejemplo, un curso de tres créditos significa 9 horas por semana de trabajo total. Si el plan de estudios establece que este curso (de tipo teórico - práctico) cuenta con dos horas semanales presenciales de teoría y dos horas semanales presenciales de práctica, entonces tenemos que restarlas de las 9 horas totales para calcular las horas de estudio independiente, pero supervisado y evaluado posteriormente, del estudiante. En este caso serán 5 horas de trabajo extraclase. Este cálculo es de gran importancia, ya que permite al profesor planificar su curso en términos reales (cantidad, profundidad y amplitud de los conocimientos y asignaciones, etc.), lo que ayuda al estudiante mejorar su rendimiento académico.

Sabemos que en muchas carreras existen cursos cuyas cargas son subvaloradas y esto pone al estudiante en una situación injusta de trabajar horas extra sin la remuneración académica correspondiente.

Para mayor certeza en la estimación de créditos y horas de trabajo del estudiante, se recomienda utilizar el Cuadro 1.


1.12. Indicar si es de asistencia libre u obligatoria

La asistencia tiene mucho que ver con el tipo del curso, sus objetivos, la metodología y la evaluación, entre otros aspectos. Por ejemplo, si uno de los objetivos generales del curso consiste en que el estudiante desarrolle las habilidades de trabajo en equipo, eso implicaría la asistencia del individuo a todas las sesiones donde esté su grupo. Si el curso posee un elemento de “quiz sorpresa” en la parte de medición y evaluación de los aprendizajes, de igual manera se debe considerar la obligatoriedad de asistencia como la condición para poder ser coherente en los elementos del programa. Si la metodología es práctica e interdisciplinaria, es necesaria la presencia de los representantes de todas las especialidades en el equipo para cumplir con esta condición. Por tal causa, antes de apuntar si este curso es de asistencia libre u obligatoria, se necesita considerar el curso como un todo, donde todos los elementos son interdependientes y coherentes entre sí.

1.13. Indicar los requisitos y correquisitos

Bajo el principio de la flexibilidad curricular, cuyo valor va en aumento siguiendo la línea curricular desde grado asociado hacia posgrados, lo más recomendable sería eliminar el exceso de requisitos.

Para manejar adecuadamente el mínimo de los requisitos y correquisitos restantes se deben tomar en consideración los principios de integración, de secuencia vertical (que respeta la relación de concatenación que debe darse al organizar los objetivos: se va aumentando la extensión, la complejidad y la dificultad), los contenidos y otros elementos de la carrera y de los cursos que la conforman y de continuidad del currículo. También se deben considerar los ejes curriculares, las áreas disciplinarias y los ejes temáticos, ya que este tipo de relaciones entre los cursos es más justificada entre las asignaturas de la misma área o eje. Es decir, el requisito o correquisito debe ser únicamente académico. Los requisitos procuran una mayor probabilidad de éxito académico. Por ejemplo, para un estudiante será mucho más difícil enseñar y aprender diseñar máquinas sin antes haber aprendido los conceptos de la estática y dinámica de los cuerpos. Los correquisitos por lo general se complementan entre sí, con frecuencia son cursos que tienen el mismo objeto de estudio, pero se los ve desde perspectivas diferentes: uno puede ser orientado a la parte teórica y otro al aspecto práctico.

El requisito no debe convertirse en un obstáculo administrativo para el estudiante; tampoco debe generar problemas administrativos y “cuellos de botella” en el currículum de la carrera. Para orientar al estudiante en el proceso de matrícula, respetando el principio de concatenación e interrelación de los contenidos, se recomienda asignar un profesor consejero a cada grupo de aprendices.

A manera de ejemplo, se pueden citar algunos reglamentos mencionados en la Bibliografía; establecen que un curso puede tener como máximo dos requisitos y, a su vez, ser requisito de otros dos cursos. La relación de correquisitos es 1:1. Cuando existe un caso muy excepcional, y considerando lo anterior, un curso amerita poseer más de dos requisitos a la vez, el consejo del departamento o de la escuela tiene que analizar la situación particular antes de tomar una decisión. Crear los amarres de dos o más requisitos entre los cursos generará, inevitablemente, “cuellos de botella” y distorsiones en el plan de estudios.

Se conocen experiencias en escuelas de las universidades públicas y privadas del país donde las comisiones de currículum realizan una gran labor al analizar las relaciones de un curso con la totalidad del plan de estudios, con el fin de recomendar la creación de relaciones entre requisitos y correquisitos.

En el caso de los cursos electivos, lo más sensato sería evitar por completo la relación de requisitos y correquisitos (de otra manera, se pierde en gran parte la idea de libre elección y de flexibilidad del currículo que se está buscando, con la introducción de otros tipos de asignaturas), aunque en casos excepcionales se puede considerar la necesidad de establecer relaciones de requisitos. Siempre rige la misma regla: un curso no puede ser requisito para más de dos cursos.

1.14. Indicar el cupo mínimo y máximo de estudiantes a atender

El tipo del curso, la modalidad de trabajo, el equipo disponible y la metodología del curso determinan el cupo máximo. Normalmente rigen aquí criterios políticos institucionales y departamentales de máxima racionalidad y la utilización óptima de recursos. En algunos documentos utilizados como referencias bibliográficas de esta guía (por ejemplo, en la propuesta para el cálculo de cupos mínimos para abrir e impartir grupos en el ITCR, Gaceta # 24, p.7) se establece lo referente a cupos mínimos y no aparece nada sobre los cupos “máximos”; sólo se anota el factor de limitaciones de equipo, instalaciones, mobiliario o meteorológicas.

El número de estudiantes en un grupo que tiene que atender simultáneamente el docente fue muy discutido desde hace mucho tiempo; por esto la metodología de cálculo de la carga del docente incorpora un coeficiente que depende de este número.

Se conocen algunas investigaciones educativas que muestran cierta relación entre el número de estudiantes en el grupo y la calidad de su aprendizaje. Se mostró que la calidad del proceso educativo y del aprendizaje aumenta significativamente cuando el número de estudiantes en el mismo grupo es menor a quince personas. El mismo estudio afirma que no existen relaciones significativas entre las variables mencionadas si el número de los estudiantes es mayor. Es decir, realmente el resultado del proceso puede ser el mismo a pesar de que el grupo tenga 25 o 40 alumnos. Muchos dudaron de los resultados divulgados, pero la práctica nos dice que lo más probable es que los resultados sean ciertos. Una lección magistral posee el mismo efecto educativo sobre un grupo de 25 o de 35 estudiantes.

1.15. Indicar la ubicación del curso en el plan de estudio

¿Cómo programar un curso? Guía para evaluar y autoevaluar el programa del curso

Подняться наверх