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ENTENDIENDO LA INFLAMACIÓN CRÓNICA Y LA HIPERTENSIÓN

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Este capítulo se enfocará en entender lo que son la inflamación crónica y la hipertensión. Veremos los signos y los síntomas, las causas y los factores de riesgo de cada enfermedad. Entender cada enfermedad es vital cuando se trata de implementar la dieta antiinflamatoria. Además favorecerá la gestión de los síntomas de la hipertensión y de la inflamación crónica.

¿Qué es la inflamación?

Antes de poder comprender lo que es la inflamación crónica, es esencial para nosotros comenzar entendiendo lo que es la inflamación, ya que esto nos dará el contexto para entenderla mejor. Entonces, ¿qué es la inflamación? Es el proceso que tu cuerpo experimenta cuando trata de luchar contra elementos dañinos, tales como lesiones, toxinas, e infecciones, en un intento por sanarse. Cuando algo causa daño a tus células, lo primero que hace tu cuerpo es liberar químicos, los cuales desencadenan una respuesta del sistema inmunológico.

Esta respuesta incluye la liberación de proteínas y anticuerpos, así como el aumento del flujo sanguíneo a la zona afectada. La inflamación es una parte esencial de la respuesta de tu sistema inmunológico. Es la forma que tiene tu cuerpo de indicar a tu sistema inmunológico que repare y sane los tejidos dañados, así como para que defienda al cuerpo contra invasores externos, tales como bacterias y virus. Sin la inflamación como una respuesta esencial fisiológica, las infecciones serían letales y las heridas se pudrirían.

Pero si el proceso inflamatorio continúa por mucho tiempo o si ocurre en lugares del cuerpo en donde no es necesario, termina resultando en algo problemático. En esas situaciones, el proceso inflamatorio se vuelve agudo o crónico.

Inflamación aguda: Ocurre cuando tu cuerpo experimenta una infección o una lesión, como por ejemplo, tener dolor de garganta, una cortadura en la rodilla, o un esguince en el tobillo. Es la respuesta de corto plazo de tu cuerpo y tiene efectos localizados. Esto significa que el proceso inflamatorio solo trabaja en el lugar exacto en donde existe lesión, infección o toxicidad. Los signos indicativos de una inflamación aguda incluye hinchazón, enrojecimiento, aumento de calor, pérdida de la función en la zona afectada y, en algunas ocasiones, dolor.

En caso de una inflamación aguda, tu flujo sanguíneo aumenta, los vasos sanguíneos se dilatan y los glóbulos blancos se concentran alrededor del sitio de la infección o de la lesión para estimular su sanación. Esta respuesta por parte del sistema inmunológico es lo que causa que las zonas infectadas o lesionadas se hinchen y se tornen rojizas. Durante la inflamación aguda, el tejido dañado libera una sustancia química conocida como citocina. Esta sustancia química actúa como una señal de emergencia, lo que ocasiona que las hormonas, las células inmunológicas y los nutrientes de tu cuerpo acudan a solucionar los problemas que surjan.

Además, se liberará una sustancia parecida a una hormona que se conoce como prostaglandina. Esta sustancia crea coágulos sanguíneos que apoyan la sanación del tejido dañado. Igualmente desencadena la fiebre y el dolor como parte del proceso necesario de sanación. Conforme tu cuerpo sana, el proceso completo de inflamación aguda disminuye de forma gradual.

Inflamación crónica: A diferencia de la inflamación aguda, la inflamación crónica puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo y tiene efectos de largo plazo. También se le llama inflamación persistente y de bajo grado debido a que produce una inflamación constante y de bajo nivel por todo tu cuerpo. Este tipo de inflamación se mide por el pequeño aumento de los marcadores del sistema inmunológico que se encuentran en el tejido o en la sangre. Cuando este tipo de respuesta persiste, deja a tu cuerpo en un estado constante de alerta. Con el tiempo, esto puede tener un impacto negativo en tus órganos y tejidos.

Estos niveles bajos de inflamación pueden ser causados por una amenaza interna aparente, aún cuando no haya una lesión visible a sanar o alguna enfermedad a combatir. En ocasiones esto puede causar que el sistema inmunológico responda. En consecuencia, tus glóbulos blancos se concentran pero no tienen a dónde ir o qué hacer y terminan por atacar a las células y a los tejidos saludables o bien a los órganos internos. Los investigadores están todavía intentando entender las implicaciones que tiene en tu cuerpo la inflamación crónica, así como los diferentes mecanismos involucrados en el proceso, pero se sabe que juega un rol importante en el desarrollo de numerosas enfermedades.

Signos y síntomas de la inflamación crónica

Los síntomas y los signos de la inflamación crónica se ven a menudo con la aparición de ciertas enfermedades, tales como:

Sensibilidad y alergias alimentarias: Durante los últimos años, ha habido un incremento mundial de al menos un 18% de alergias alimentarias y medioambientales. Algunos de los factores más comunes de las alergias son el polvo, el moho y el polen. Cuando inhalas estos alergenos, la respuesta inflamatoria de tu cuerpo fuerza al tejido dañado hacia tu vía aérea superior y esto causa que te escurra la nariz o que estornudes. La sensibilidad alimentaria es así mismo una respuesta alérgica con diversos síntomas, tales como acné, intolerancia a la lactosa, náusea, erupciones y eccema, entre otros.

Las alergias y la sensibilidad alimentaria puede poner en riesgo la vida si la respuesta de tu sistema inmunológico es tan severa como para bloquear tus vías aéreas, dificultando o imposibilitando la respiración.

Asma: El asma es igualmente una respuesta inflamatoria de los pasajes o vías aéreas de los pulmones. Esta respuesta inflamatoria hace que tus pulmones produzcan mensajeros inflamatorios, resultando en inflamación e hinchazón de los bronquios, las vías aéreas y los bronquiolos. La respiración termina siendo extremadamente difícil ya que los músculos de las paredes de las vías aéreas empiezan a tener espasmos.

El asma puede iniciar cuando tu sistema inmunológico se vuelve sensible a un alergeno como el polen. Algunos otros factores que pueden disparar el asma son el estrés emocional, el aire frío y el ejercicio.

Artritis: Esta enfermedad es considerada como de personas ancianas, aunque en los últimos años, más del 65% de las personas diagnosticadas con artritis son individuos con menos de 65 años de edad. Las formas más comunes de artritis son:

• Osteoartritis: es una enfermedad degenerativa continua de las articulaciones caracterizada por el desgaste del cartílago articular.

• Artritis reumatoide: es una forma de la artritis que causa inflamación del revestimiento de las articulaciones, produciendo aumento de la temperatura, rigidez, dolor y, en algunas ocasiones, daño severo de los nervios.

El sistema inmunológico intenta reparar los tendones dañados y esto causa una inflamación crónica.

Obesidad y diabetes: La diabetes se caracteriza por un nivel elevado de insulina y de azúcar sanguíneo. Cuando hay un incremento en los niveles de glucosa, tu cuerpo inicia una reacción en cadena que, a la larga, termina estimulando una respuesta inflamatoria. La estimulación continua de la inflamación aumenta el riesgo en un individuo diabético de desarrollar varias enfermedades, tales como enfermedad cardíaca, ceguera y cáncer. En el caso de la obesidad, la respuesta inflamatoria de las células adiposas activas termina siendo multiplicada.

Causas de la inflamación crónica

Varios factores pueden conducir a la inflamación crónica, entre ellos se incluyen:

• El no atender una inflamación aguda causada por lesión o infección.

• Un trastorno autoinmune que haga que tu sistema inmunológico confunda al tejido sano con una infección, haciendo que el cuerpo se ataque a sí mismo.

• Una exposición prolongada a diversos irritantes, tales como el aire contaminado o las substancias químicas industriales.

Es primordial recordar que las causas mencionadas con anterioridad no ocasionan una inflamación crónica en todas las personas. Además, hay otras causas de inflamación, tales como la obesidad, el fumar, el estrés crónico y el consumo de alcohol.

¿Qué es la hipertensión?

La hipertensión es solo otro término médico para referirse a la presión sanguínea alta. Este trastorno puede causar complicaciones graves, así como aumentar el riesgo de padecer un derrame cerebral, contraer una enfermedad del corazón e incluso la muerte. ¿Y qué es la presión sanguínea? Es la fuerza que la sangre ejerce contra las paredes de los vasos sanguíneos. La presión ejercida contra dichas paredes dependerá del esfuerzo que haga tu corazón y de la resistencia de las mismas.

De acuerdo a estudios recientes, la enfermedad cardíaca y la hipertensión son problemas de salud universales. La Organización Mundial de la Salud sugiere que la razón por las que se han convertido en problemas de salud es debido al aumento de los alimentos procesados en el mundo entero y esto juega un papel importante en los casos de hipertensión.

Tú podrías sufrir de hipertensión por varios años sin tener ningún síntoma. Aún sin tener síntomas, el daño a tu corazón y a tus vasos sanguíneos continúa y eso hace que sea más detectable. La hipertensión que no está controlada aumenta tu riesgo de contraer diversos problemas de salud, incluyendo el derrame cerebral y el infarto cardíaco.

Es esencial notar que la hipertensión se desarrolla a lo largo de varios años y esto afecta al final a casi todos los rangos de edad. Por suerte, es muy fácil de detectar y una vez que tienes hipertensión, tú y tu médico pueden trabajar en conjunto para controlarla.

Signos

Un medidor de presión sanguínea, o esfigmomanómetro puede medir la hipertensión. El tener hipertensión por un corto periodo puede ser una respuesta normal a varias situaciones. Por ejemplo, el ejercicio intenso y el estrés agudo pueden elevar los niveles de presión sanguínea por un periodo corto aún en personas saludables. Es por esta razón que para diagnosticar la hipertensión se requiere contar con numerosas lecturas que indiquen una alta presión sanguínea por un tiempo determinado.

Cuando la lectura sistólica indica 130 mmHg, se refiere a la presión que tiene tu corazón al bombear sangre por tu cuerpo. Cuando la lectura diastólica indica 80 mmHg, se refiere a la presión que tu corazón libera cuando se relaja y se llena de sangre. Esto significa que cuando la lectura es mayor, debes buscar atención médica de inmediato.

Síntomas

En ocasiones, una persona con hipertensión puede que no note ningún síntoma en particular y por eso con frecuencia se le llama a este trastorno el asesino silencioso. Si no es detectada, la hipertensión puede causar daño a tu sistema cardiovascular y órganos internos como tus riñones. El tomar tu presión sanguínea de forma constante es esencial, ya que no habrá ningún síntoma en particular que te ayude a darte cuenta de que tienes este trastorno.

Algunos otros síntomas que pueden en ocasiones indicar hipertensión son la sudoración, el rubor y los problemas de sueño. No obstante, para la mayoría de las personas, estos síntomas no se presentarán. Si el nivel de hipertensión llega a un nivel crítico, la persona puede presentar sangrados nasales y dolores de cabeza.

Complicaciones que surgen de la hipertensión

La hipertensión de largo plazo puede llegar a causar complicaciones debido a la arteriosclerosis. Ocurre así cuando se forman placas en los vasos sanguíneos, las cuales llegan a estrecharlos. Esto agrava la hipertensión, ya que tu corazón termina bombeando más duro para llevar la sangre a todo tu cuerpo. La hipertensión debido a la arteriosclerosis puede conducir eventualmente a:

Ataques cardíacos e insuficiencia cardíaca: Un abultamiento anormal o un aneurisma en la pared de una arteria que puede llegar a reventarse, causando un sangrado grave y en ocasiones la muerte.

• Derrame cerebral

• Insuficiencia renal

• Amputación

• Se pueden encontrar retinopatías hipertensivas en tus ojos y esto puede ocasionar ceguera.

Factores de riesgo de la hipertensión

La hipertensión tiene varios factores de riesgo, entre los que se encuentran:

Edad: El riesgo de sufrir hipertensión aumenta con la edad. Hasta la edad de 64, la presión sanguínea alta es bastante común entre los hombres. Las mujeres son propensas a desarrollar hipertensión después de la edad de 65.

Antecedentes familiares: Si una persona en tu familia tiene hipertensión, existe una probabilidad alta de que tú la hayas heredado.

Raza: La hipertensión es muy común entre personas con ascendencia africana y con frecuencia se desarrolla a una edad más temprana que para las personas con ascendencia blanca. Además, las complicaciones serias tales como ataque cardíaco, derrame cerebral, e insuficiencia renal son más comunes entre las personas con ascendencia africana.

Ser obeso o tener sobrepeso: Entre mayor es tu peso, se requiere más sangre para brindar nutrientes y oxígeno a tus tejidos. Conforme el volumen de sangre que tu cuerpo hace circular por tus vasos sanguíneos aumenta, la presión que ejerce en las paredes arteriales aumenta también.

La Dieta Antiinflamatoria – La Ciencia Y El Arte De La Dieta Antiinflamatoria

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