Читать книгу Recuerdos de la prensa en Chile 1900-2000 - Antonio Márquez Allison - Страница 5
ОглавлениеANTECEDENTES
A manera de recuento
Este libro continúa con el proyecto iniciado con Recuerdos de la prensa en Chile, 1800-1900, editado por la Universidad Central de Chile en 2018. El siglo XX fue más complejo, los medios de comunicación sufrieron profundas modificaciones, no solo técnicas. Y ahora, el mundo ha vivido un tiempo de progresos permanente, se ha ampliado con comunicaciones que hoy alcanzan los satélites artificiales puestos por el hombre en el espacio; de los grandes diarios hemos llegado a la información instantánea en celular y nos hemos adaptado a estos cambios recreando nuestra manera de alcanzar la verdad. La gran dificultad de hoy es lograrlo en un mundo tan relativizado, en el que la esperanza de una mejor calidad de vida se diluye en medio de tensiones, atentados y amenazas, y donde las potencias continúan jugando al ajedrez del holocausto.
A no dudarlo, el siglo veinte fue el siglo de la prensa. Sin embargo, sufrió la censura, la concentración del poder, la manipulación de la verdad y la instrumentalización ideológica en una época plena de totalitarismos y dictaduras. Pero fue capaz de representar el ideal más noble: la libertad. Y desde los inicios del siglo veinte fue la expresión de la noticia impresa, hasta que nuevas tecnologías le salieron al paso con el uso de las ondas radiales, la televisión y cerrando con las más altas tecnologías que hoy marcan las comunicaciones globales.
Por tratarse de un texto dedicado a la prensa chilena en el siglo veinte solo hemos incorporado de manera poco profunda el desarrollo de otros medios, como los audiovisuales, pero que son presentados dentro del relato de esta historia. El fenómeno de la radio, los canales de televisión y la comunicación digital requerirán el esfuerzo de otros que indaguen en los miles de datos que están al alcance de los investigadores. Pedimos disculpas si estas carencias en el trabajo realizado pudieran frustrar algunas expectativas.
Nuevos datos para tener en cuenta
La prensa tuvo un lento caminar en el siglo XVII hasta el año 1702, cuando el Daily Courant salió a la circulación diaria el 11 de marzo de ese año en Londres. Duró tan solo 33 años, pero había marcado el nuevo camino del periodismo. Será a mediados de los años 1800 cuando los periódicos se propaguen por todo el mundo. De ahí a la masificación y la creación del hábito de la lectura diaria, habría solo un paso hasta llegar a un rápido siglo veinte.
Siglo rápido, pero peligroso.
El “sensacionalismo” de The Sun
Incluimos en este recuento de los primeros años de la prensa al primer editor que entregó un diario, el New York Sun, al precio de un centavo. Benjamin Henry Day había nacido en Springfield, Massachusetts, en 1810; comenzó en la imprenta de El Republicano, en su ciudad, en 1824. En 1835 publicó en su diario The Sun una historia redactada por Richard Adams Locke, donde hablaba de vida en la luna. La gente asumió que era cierto, Day no desmintió, la gente se asustó y con este artículo, que estiraba la verdad hasta los límites, nacía el “sensacionalismo”.
Ese fue un siglo donde las noticias se convirtieron en el nuevo factor del conocimiento, en la vitrina de las peores masacres y de los más grandes avances de la humanidad. Y estuvieron los reporteros gráficos cubriendo la guerra de Crimea, en 1856, y nuestra guerra del Pacífico, en 1879.
Y nació el periodismo informativo, luego el periodismo interpretativo, la prensa amarilla y la prensa roja, la lucha por el dominio de los mercados y de las conciencias, junto con el surgimiento de las escuelas de periodismo, en el siglo XX.
El periodismo informativo es el nuevo concepto surgido a fines del siglo diecinueve y principios del veinte. Sin embargo, se consolidará con la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, cuando la información se convierte en un derecho universal. Fue un siglo vertiginoso, los avances tecnológicos fueron forjando nuevos medios, desde la prensa plana a la rotativa, hasta seguir con el actual mundo digital. Y nació la radio como medio masivo, la televisión, internet y sus nuevas formas de expansión de la información.
El siglo XX fue el de la imagen. Con estos medios que mezclaron imagen y palabra, las comunicaciones adquirieron su mayor fuerza en la opinión internacional. Lo que antes eran “democracias o dictaduras de elite, ahora se convierten en dictaduras de masas”. (Felipe Sahagún, El siglo de la imagen).
¿Podemos imaginar el nazismo sin Goebbels y su uso de las comunicaciones? ¿O el impacto obtenido por Roosevelt al avisar la intervención norteamericana en la Segunda Guerra? Las comunicaciones globalizaban en un instante la información. Cuando Guillermo Marconi terminó las primeras pruebas de su creación –la radio– esta se convirtió en el milagro de las comunicaciones sin hilo. Poco después de su experimento, el año 1906, un ingeniero electricista llamado Reginald A. Fassenden transmitió en Massachusetts un poema, una charla y unas canciones. De ahí en adelante, la radio pasó a dominar las comunicaciones. Este medio, poderoso en la instantaneidad de las noticias, obligó a la prensa a acelerar sus propuestas, hasta que un nuevo experimento cambió nuevamente lo hasta entonces conocido.
El físico escocés John Logie Baird presentó por primera vez su prototipo de televisión en la ciudad de Londres en 1928. El experimento traspasó las fronteras, y se instalaron emisoras en la Torre Eiffel en 1935, para dar paso dos años más tarde a los primeros móviles. En los años sesenta ya las ciudades mostraban su rostro erizado de antenas.
Eran tiempos de aceleración impresionante. La prensa había tomado más de siglo y medio en consolidarse, la radio reducía ese tiempo a sesenta años, pero la televisión en tan solo tres décadas alcanzaba su liderazgo. Fue, sin dudas, el siglo de las comunicaciones.
Las amenazas
Pero la libertad de la prensa se ha visto amenazada en difíciles períodos donde la intolerancia ha dominado los escenarios mundiales. Así como el siglo veinte fue el siglo de la democracia, al mismo tiempo fue el siglo de los peores totalitarismos que violaron sistemáticamente los derechos humanos, entre ellos la libertad de prensa.
La cultura como concepto global fue utilizada por estos regímenes como medio para inculcar sus doctrinas. Prensa, radio, cine, arte, literatura, fueron los medios escogidos para someter el pensamiento. Su objetivo era anular la propia identidad histórica, para crear una nueva conciencia colectiva, común para todos. A esas alturas de los tiempos, la prensa se había convertido en el cuarto poder, expresión del liberalismo decimonónico, el que fue combatido en forma implacable por las dictaduras emergentes. Joseph Goebbels instalaba un Ministerio de Propaganda en 1933 al comenzar el nazismo. Franco hacía algo similar en 1938, y Mussolini, antiguo periodista, usaría todos los medios de comunicación para terminar con la disidencia y crear el nuevo modelo fascista.
Según el investigador Alfonso Valdebenito (La historia del periodismo chileno), la violencia que fueron adquiriendo las campañas presidenciales en Chile se debió al poder que tenía la prensa, que difundía masivamente el pensamiento de los grupos políticos de izquierda y derecha. La fuerza de la prensa ya era manifiesta en Europa y sirvió de plataforma al totalitarismo emergente. Ya se hablaba en esos días de la prensa como el “cuarto poder”.
En la Rusia de Lenin se cerraron todos los medios de comunicación opositores en 1917. En noviembre se incautaron los bienes de las empresas periodísticas, para luego declarar el monopolio del Estado sobre publicaciones e imprentas. Luego ocurrió lo mismo con todas las radios, hasta que finalmente se creó el Departamento de Agitación y Propaganda en 1920 y la Administración Principal para la Salvaguarda de los Secretos de Estado en la Prensa (Glavilt). Si a esto sumamos la guerra civil contra el ejército blanco al terminar la primera guerra, el control fue aún mayor. Y nació Pravda, como órgano del partido, e Izvestia, del Gobierno.
Si en 1936 Pravda alcanzaba a 1 900 000 ejemplares diarios, en 1986 alcanzó los 10 700 000 ejemplares. Todo cambió con la llegada de Mijail Gorbachov (1985), quien invocó la glásnost para alcanzar una definitiva transparencia informativa. Tres años más tarde cayó el Muro de Berlín.