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Dar la vida cantando al amor (1)

“Amo a la Santísima Virgen y canto, canto a la Virgen: ¡déjenme amar y cantar!. ¡Soy un pobre peregrino en busca de luz y de amor: vengo al Santuario trayendo el rosario en mis manos quiero ser para siempre la alfombra de sus pies inmaculados; vengo a buscar la luz y el amor de Dios y de las almas!

Acudo a Ella para no perderme, después de haber atravesado profundidades, derrumbes, alturas, precipicios, montañas, huracanes, abismos, tinieblas de espíritu, sombras oscuras… Acudo a Ella, y la paz de lo alto me cubre: veo su manto protector desplegarse sobre todas las tormentas, y una serenidad indestructible que trasciende las regiones de la luz humana y supera todos nuestros fulgores, y me envuelve y penetra.

El alma, inundada por la bondad del Señor y por su gracia, inflamada por el fuego de la caridad, derramada de lo alto y rebosante de amor, experimenta una alegría que es gozo espiritual, y se hace canto y embeleso, sed ansiosa de infinito, deseo de todo los verdadero, de todo el bien, de todo lo bello, atracción, ardor de Dios siempre crecientes; amando en el Uno a todos: en el Centro a los rayos; en el Sol de los soles toda luz.

¡Y en esta luz embriagadora me despojo del hombre viejo y amo: este amor me convierte en hombre nuevo y amando canto, canto! Amo con amor inefable y canto al mismo Amor Infinito y a la Santísima Virgen del Divino Amor y me lanzo hacia una altura inconmensurable y con un grito repentino de victoria, de gloria a Dios y a la Virgen Santa, amo y canto.

La claridad y el amor de Dios lejos de destruirme, me templan, me purifican y subliman, ensanchan mi corazón hasta querer abrazar a todas las creaturas en mis pequeños brazos humanos, para llevarlas a Dios.

¡Quisiera llegar a ser alimento espiritual para mis hermanos, que tienen hambre y sed de verdad y de Dios; quisiera revestir de Dios a los desnudos, dar la luz de Dios a los ciegos y a los deseosos de más luz, abrir los corazones a las innumerables miserias humanas y hacerme siervo de los siervos entregando mi vida a los más indigentes y abandonados; quisiera llegar a ser el insensato de Cristo y vivir y morir de la insensatez de la caridad por mis hermanos!

¡Amar eternamente y dar la vida cantando al Amor! ¡Despojarme de todo!

Sembrar la caridad en todos los senderos; sembrar a Dios de todas las maneras, en todos los surcos; sumergirme sin cesar, infinitamente, y volar cada vez más alto, infinitamente, cantando a Jesús y a la Santísima Virgen, sin detenerme jamás.

Llenar todos los surcos con la luz de Dios; ser hombre de bondad entre mis hermanos; inclinarme, y extender siempre las manos y el corazón para recoger vacilantes debilidades y miserias y depositarlas sobre el altar, para que en Dios, se transformen en fuerza de Dios, y grandeza de Dios.

Jesús entregó su vida con los brazos abiertos. Es Dios el que ha venido a nosotros y se ha entregado con los brazos abiertos. ¡Caridad! ¡Quiero cantarle a la caridad! ¡Quiero tener el alma llena de bondad para con todos!”(2)

1. Expresión tomada del escrito de Don Orione que se presenta a continuación.

2. Don Orione nella luce di Maria, a cargo de la Postulación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, pro manuscrito, Roma, 1965, 2164-2165; DON ORIONE, DON ORIONE, Un profeta de nuestro tiempo. Las más bellas páginas del santo de la caridad, Buenos Aires, Pequeña Obra de la Divina Providencia, 20213, 95-97 (en adelante: DON ORIONE, Un profeta).

San Luis Orione

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