Читать книгу Cataluña bajo vigilancia - Arnau Gonzàlez i Vilalta - Страница 7

Оглавление

LA PRESENCIA ITALIANA EN CATALUÑA

LA COMUNIDAD ITALIANA DE BARCELONA ENTRE FINALES DEL SIGLO XIX Y 1936

Antes de adentrarnos en las entrañas del Fascio Luigi Aversi de Barcelona y en la visión que de Cataluña mantuvo y transmitió el Consulado en Barcelona, creo necesario situar brevemente el itinerario histórico de la comunidad italiana local. Por dos razones: en primer lugar, por su interés específico y, en segundo lugar, para conocer las relaciones personales, empresariales y políticas existentes entre estos italianos y los diferentes sectores de la sociedad catalana. Unas relaciones estrechas en tanto que las instituciones italianas tendrán una larga tradición en Barcelona y una gran aceptación social. En este aspecto, por ejemplo, cabe destacar las remarcables cifras de alumnos catalanes de la Escuela Italiana, así como los socios no italianos de la Casa de los Italianos o de otras entidades de la colonia que iremos viendo.

De este modo, hoy en día, paseando por las calles de Barcelona, pero cada vez más también por el resto de Cataluña, la presencia de la lengua italiana es un elemento cada vez más habitual. Dejando al margen los abundantes turistas de fin de semana, la llegada, podríamos decir masiva, de italianos a la capital catalana ha hecho que según datos del Consulado italiano en Barcelona en el año 2009 haya censados 21.555 ciudadanos transalpinos en la capital catalana, en la provincia de Barcelona y 43.672 en toda Cataluña.[1]Además, al margen de los contabilizados por el Consulado, muchos otros italianos residen en Barcelona, y constituyen así una de las comunidades de ciudadanos europeos occidentales más numerosa.

No obstante, la presencia de ciudadanos italianos no es una novedad en la historia de Barcelona y de Cataluña. Ya en una fecha tan lejana como 1871 se contabilizaban 1.726 súbditos de la corona italiana en la capital catalana.[2]Mientras que en 1887, sobre un total de 3.877 italianos residentes en toda España, 1.284 vivían en Barcelona (el 33,11% del total). Si añadimos el resto de Cataluña, la cifra aumentaba a 1.505 (38,8% del total, divididos territorialmente y por sexos de la siguiente manera): Tarragona (124 hombres por 12 mujeres), Girona (46 a 22) y Lleida (13 a 4).[3]En Barcelona, la división por sexos seguía la misma tónica: 894 eran hombres y 390, mujeres.[4] Cincuenta años después, en 1927, se calcula que vivían, sólo en la ciudad de Barcelona, unos 3.000 italianos.[5]Por otro lado, si nos acercamos más al período estudiado en el presente libro podemos especificar las cifras de italianos residentes en las diferentes localidades catalanas con agentes consulares del Reino de Italia. Así, el 6 de abril de 1934, se contabilizaban 84 italianos en Girona-ciudad y 44 en Girona-provincia, en 1935 había 32 en Tarragona y 2 en Cadaqués en diciembre de 1935, pescadores de coral (Jorge Contos y Constantino Contos, nacidos en la población de Simi en las islas del Dodecaneso griego, por aquel entonces territorio italiano).[6]

En resumen, sin insistir más en ello, podemos concluir que la presencia italiana en Barcelona y en el resto del país ha sido importante desde la creación de la Italia unificada en 1860. Una colonia de la cual es posible seguir la evolución en la capital catalana a partir de 1862, justo después de la constitución del Reino de Italia bajo el reinado de Víctor Manuel II. Por aquel entonces, en 1862, el primer Cónsul de la nueva Italia destinado a Barcelona, Giuseppe Malmusi, enviaba un detallado informe sobre la colonia italiana allí residente. Entre los 1.500 italianos que calculaba que vivían en Barcelona, destacaba una elite económica que dirigía, sobre todo, una amplia lista de hoteles de diferentes categorías. Junto a este sector, Malmusi también situaba a numerosos camareros, trabajadores del mármol, sacerdotes y artesanos de diversas especialidades. Y también a otros italianos de categoría social más baja, desde jornaleros hasta mendicantes.

Desde este primer análisis hasta inicios del siglo XX se fue produciendo una evolución y un asentamiento de la colonia italiana en Cataluña. Para conocer estos primeros años del nuevo siglo, ya pasado para nosotros, de la comunidad italiana, se puede acudir a tres obras contemporáneas sobre aquella materia. En primer lugar, en 1904, A. Frangini publicaba una temprana obra titulada Italiani in Barcellona. Tres años después, en 1907, Bernardo Chiara publicaba otra obra centrada en esta cuestión, Tipi, scene, aventure di italiani in Spagna, y, en último lugar, Angelo Bignotti, presentaba en 1910 Gli italiani in Barcellona. Siguiendo estas obras, y recogiendo también el trabajo del historiador Claudio Venza, podemos dividir la colonia italiana de Barcelona y Cataluña de los años veinte en cuatro tres grupos:

— Residentes en Barcelona u otras localidades catalanas desde hacía décadas, a menudo nacidos en Cataluña hijos de familias italianas o mixtas ítalo-catalanas. Grupo que corresponde a los hoteleros de las regiones italianas más conectadas con Cataluña por el tráfico marítimo como el Piamonte, la Ligúria, Génova o la Toscana.

— Italianos llegados a Cataluña con el desarrollo de la industria y de las actividades económicas más modernas. Como por ejemplo, funcionarios de banca, dirigentes de agencias marítimas y de empresas de importación y exportación.

— Aquellos otros súbditos italianos llegados a Cataluña con el desarrollo y desembarco de grandes empresas italianas en Barcelona y su hinterland. Por lo tanto, agentes y responsables de grandes empresas italianas. Técnicos y directivos que tendrían un gran peso e influencia en la comunidad italiana local. Un grupo que establecería intensas relaciones con las elites políticas, económicas y culturales catalanas y españolas.

LA PRESENCIA ECONÓMICA Y EMPRESARIAL ITALIANA EN CATALUÑA

Al margen de las grandes empresas italianas que se instalarían en Cataluña a lo largo de las primeras décadas del siglo xx y que veremos a continuación, muchos otros serían los negocios italianos en funcionamiento en Barcelona principalmente desde mediados del XIX En esta presencia italiana del xix destacaría por encima del resto el del sector hotelero. De hecho, ya desde finales del siglo XVIII existían en Barcelona hoteles regentados por italianos. Entre éstos destacaba el Gran Hotel Cuatro Naciones, que sucesivamente sería propiedad de las familias Giuppini, Primatesta y Fortis y, ya en 1894, de Ercole Durio y su socio Federico Maffioli.[7]Esta sociedad –y sus descendientes– también poseían otros establecimientos como la Fonda Falcón (después Hotel), que adquirirían en 1894, hotel que sería importante como veremos más adelante en los años posteriores, ya que sería un centro de información y control del Fascio de Barcelona.[8]

Otro ejemplo de la presencia italiana en pequeños y medianos negocios y que se prolongaría hasta nuestros días, fue la de los hermanos y sastres de la bella localidad toscana de Lucca, Michele y Giovani Pantaleoni, que juntamente con sus descendientes expandieron un negocio abierto en 1862 con un solo local a una gran empresa con más de cinco establecimientos y 1.200 trabajadores.[9]La casa Pantaleoni, posteriormente conocida como Modelo, cerraría sus puertas en mayo del 2007.[10]

Al margen de estos ejemplos de empresas pequeñas, una vez llegados al siglo XX, la fisonomía de la colonia italiana de Barcelona y Cataluña se transformará a causa de la llegada de grandes empresas transalpinas. Y es que para muchas como, por ejemplo, Pirelli, Martini & Rossi, Cinzano o Hispano Olivetti, Cataluña sería el destino de sus primeras inversiones en el extranjero, hecho que comportaría la llegada de cuadros técnicos y directivos que tendrían una destacada influencia en las instituciones y actividades de la colonia. Estas empresas, una vez llegados al período fascista en 1922, mantendrán una estrecha relación con la política y las legaciones diplomáticas italianas destacadas en España.

De este modo, ya desde finales del siglo XIX existía en Barcelona una fábrica de la marca de vermuts Martini & Rossi, en la calle Wad Ras, 41-49, del industrial barrio barcelonés del Poble Nou.[11]Además, al margen de la fábrica, la casa turinesa tenía sus oficinas centrales en la Rambla de Catalunya, 67. Seguida rápidamente por su competidora Cinzano & Co de Turín, que se instalaría en Vilafranca del Penedès, a sesenta kilómetros de Barcelona, pero que también tenía su sede central en la capital catalana en la calle Provença, 686, y una tienda de la marca en la calle Roger de Llúria, 77-79.[12]

Por otro lado, como el resto de grandes empresas italianas en Cataluña, Pirelli (fabricante de cables y neumáticos) instaló en el país su primera delegación fuera de las fronteras italianas.[13]Su llegada en 1902 a la población costera de Vilanova i la Geltrú, cercana a Barcelona, significaría su primera aventura internacional. Si hasta aquel momento Pirelli sólo contaba con sus factorías de Milán, en Milán-ciudad y Milán-Bicocca inauguradas en 1872 y la sucursal de La Spezia al sur de Génova de 1886, su implantación en Cataluña daría inicio a su expansión mundial.[14]Su fábrica de cables eléctricos de Vilanova significaría un salto cualitativo en la industria de la localidad y de la zona, hasta el momento monopolizada casi exclusivamente por el sector textil.[15]Además, las condiciones laborales de sus obreros (en 1910 eran 500) mejorarían sustancialmente respecto a los trabajadores del textil catalán.[16]Así, Pirelli & Cia se constituyó en Vilanova en 1901 y se convertiría en Productos Pirelli S. A. en 1917, con una aportación de capital de 3 millones de pesetas.[17]Progresivamente, las instalaciones de Vilanova irían aumentando su espacio. Una fecha clave en este proceso de ampliación, y señal inequívoca de la importancia de la fábrica, sería el 13 de junio de 1924, cuando el rey de Italia Víctor Manuel III inauguraba la ampliación de las instalaciones y la remodelación urbanística de los terrenos de Pirelli al abrir la Rambla de Joan-Baptista Pirelli (aún con este nombre). Como veremos en otro capítulo, durante la Guerra Civil española la fábrica sufriría bombardeos, curiosamente de la aviación italiana, y, finalmente, su voladura por parte del ejército republicano. Al mismo tiempo, y para adaptarse a las demandas del mercado, Pirelli se iba diversificando con secciones comerciales (1920) y compañía de inversiones (1931).[18]

En 1920, vistos los buenos resultados de la planta en Vilanova, Pirelli compraba la pequeña empresa La Nacional en Manresa, localidad del centro de Cataluña. Producto de esta adquisición aquel mismo año se constituiría La Nacional Pirelli, filial de la casa madre para la fabricación de neumáticos para automóviles.[19]Su sede central en Barcelona se situaría hasta 1957 en la Ronda Universitat, 18.

En un nivel similar a Pirelli, otra empresa importante llegada desde Italia fue el fabricante de máquinas de escribir Olivetti. En su versión ibérica, la Hispano-Olivetti, fundada el 2 de enero de 1929 en Barcelona, supuso también su primera delegación fuera de Italia. La casa de máquinas de escribir piamontesa, fundada en 1908 por Camillo Olivetti en la localidad de Ivrea, iniciaría su aventura internacional con la fundación de una sociedad de capital predominantemente catalán.[20]Los socios fundadores de la nueva sociedad Hispano-Olivetti –con sede en la Via Laietana, 37 y fábrica en la calle Castillejos, 87-89 de Barcelona– eran por orden de número de acciones y capital invertido: el ingeniero Julio Caparà i Marquès (1.200 acciones con un valor de 600.000 pesetas), el ingeniero e inventor de la máquina, Camilo Olivetti Sacerdote (800 a 400.000 pts.) y Luís Bettonica Turati (seguramente ciudadano italiano, residente en Barcelona y doctor en ciencias comerciales, con 20 acciones y 10.000 pts. invertidas).[21]Con un capital inicial de 1.010.000 pts., a lo largo de los veinte años posteriores se realizaron regulares ampliaciones de capital: en 1933, un millón; en 1935, 990.000 pts.; en 1936, un millón; en 1941, dos millones y en 1951, 18 millones más, para llegar a esa fecha con un capital de 24 millones de pesetas.[22]En cuanto a su consejo de administración, en 1931 estaba constituido por el presidente Luís Bosch y Labrús (ingeniero emparentado con la rama francesa de los Borbones y presidente del Fomento del Trabajo Nacional de Barcelona, consejero del Banco Hispano Colonial y miembro de la sociedad propietaria del Hotel Ritz, entre otras empresas);[23]el vicepresidente Julio Caparà (consejero de Philips Ibérica S. A., de Pirelli y de Siemens de Crédito S. A., entre otros); el consejero técnico Camilo Olivetti, el consejero administrativo y apoderado general de Olivetti & C. S. A. José Pero Iverandi; el consejero jurídico Rafael Gay de Montellà (militante de la Lliga Regionalista y vicepresidente de la Cámara de Comercio Italiana en España de Barcelona) y el gerente de la sociedad y consejero administrativo Juan Luca Peyretti.[24]

Las actividades de la sociedad darían inicio en febrero de 1929 y se prolongarían más de seis décadas.[25]Aunque durante la Guerra Civil fue colectivizada y puesta fuera del control de sus accionistas, desde 1939 recuperaría su actividad con una extraordinaria vitalidad. Sería en aquel período en el que se incorporaría a su dirección el destacado miembro de la Lliga Catalana, empresario y posteriormente procurador a Cortes franquistas, Joan Ventosa i Calvell, que sería presidente entre 1945 y 1959 (según los datos disponibles).[26]Con una plantilla de casi 3.000 trabajadores, su fábrica en la Plaça de les Glòries Catalanes de Barcelona cerraría en 1992 para trasladarse al Parc Tecnològic de Cerdanyola del Vallès. En 1996, la empresa multinacional italiana anunciaba su cierre definitivo.

También durante los primeros años del siglo XX el sector de la banca italiana iniciaría su desembarco en Cataluña. En este caso, fue la Banca di Roma (asesorada por Francesc Cambó) quien abrió en 1910 su primera delegación en la céntrica Plaça de Catalunya de Barcelona y, posteriormente, otras en la calle Salmerón del municipio (después distrito barcelonés) de Gràcia, y de las localidades de Tarragona, MontblANC, Valls, les Borges Blanques y Santa Coloma de queralt.[27]

Otros sectores empresariales italianos también se implantarán en Cataluña, como la delegación catalana de la Metalgraf Española S. A., filial de la casa matriz en Milán, Giacomo de Andreis, instalada en Badalona, aunque con la oficina en un primer momento en la Via Laietana, 12 de Barcelona. Esta empresa de litografías y hojalatería conocida popularmente como «La Llauna», gozaría de una gran popularidad por la expansión de sus cajas de lata para múltiples y diferentes usos. Además, su fábrica, situada en la calle Industria, número 89 de Badalona, diseñada en 1906 por el arquitecto Joan Amigó, sería un ejemplo destacado de arquitectura industrial modernista (De Andreis la adquiriría en 1919). Metalgraf se mantuvo en funcionamiento hasta finales de los años sesenta y, actualmente, su edificio ha sido rehabilitado como colegio.

También el sector del transporte marítimo tendría una destacada presencia en Barcelona, por ejemplo las líneas de las navieras Adria di Fiume y Navigazione Libero Triestina.[28]

[1] «Els italians ja són el segon col·lectiu estranger a Barcelona», El Periódico de Catalunya, 3-I-2009, pp. 22-23. Debe señalarse que una parte importante de esta cifra pertenece a ciudadanos de diferentes repúblicas sudamericanas como Argentina o Uruguay (40%), que aprovechando la existencia de antepasados italianos han solicitado el pasaporte comunitario italiano fijando su residencia en Barcelona. Según una interpelación parlamentaria del Grupo de L’Unione al gobierno italiano de centroizquierda de Romano Prodi del 15-XI-2006, en los cinco últimos años habían llegado a la zona de actuación del Consulado en Barcelona cerca de 50.000 argentinos con pasaporte italiano. Según afirmaba la interpelación, los servicios consulares estaban totalmente colapsados (texto disponible en la dirección <http:// www.arnoldcassola.com/?news=170&type=inter>).

[2] S. Santagati, La Casa degli Italiani. Storia della comunità italiana di Barcellona (1865-1936), Editorial Mediterrània, Barcelona, 2007, p. 48.

[3] Ibíd., p. 179.

[4] Ibíd., p. 51.

[5] C. Venza, «El Consulado italiano de Barcelona y la comunidad italiana en los inicios del fascismo (1923-1925)», Investigaciones históricas. Época moderna y contemporánea, 17, Universidad de Valladolid, 1997, p. 270.

[6] La colonia italiana de Girona ciudad estaba formada básicamente por el Agente Consular (Giuseppe di Giovanni Magaldi) y las diversas ramas de su familia, que en 1927 eran 19 de los 39 miembros de la misma. Más adelante analizo el caso de esta colonia.

[7] Ibíd., p. 97.

[8] Sobre la importancia de la comunidad italiana en el sector hotelero barcelonés ver L. Kociemski, Il contributo italiano all’albergheria catalana, separata de «Terme e Riviere», Pisa, 1960-1961 y S. Santagati, pp. 97-110.

[9] Para la saga Pantaleoni entera ver S. Santagati, pp. 113-114. También es un buen resumen de su trayectoria el artículo de Lluís Permanyer, «El sábado cierra sastrería Modelo», La Vanguardia, 23-V-2007.

[10] En un documento sin fechar del Consulado en Barcelona (e incompleto), se enumeraban las siguientes empresas italianas establecidas en Cataluña al margen de las ya señaladas: (Barcelona ciudad) Anilinas S. A. en el Paseo de la República, 85; Anónima de Accidentes, Rambla de Catalunya, 19; Compañía Adriática de Seguros, Via Laietana, 47; Gabriel Bechini Mármoles y Piedras, Roger de Flor, 162; A. Bianchini Ingeniero-Fábrica de telas metálicas; Cazali & Figli-Fábrica de Pianos, Torres Amat, 1; Italcable, Estación en el Palacio de Comunicaciones-Correos y Caseta de amarre de los cables en la playa del Somorrostro; Ingeniero Galletto-Fábrica de Botones, Pere IV, 319; Fibra Comercial de España S. A.; Vapor italiano «Vioca», Muelle del Carbón; Luigi L. y Bioplastima Serono-Fábricas de productos farmacéuticos, Cardenal Vives i Tutó; Pedro Lupi, Vilamarí, 30; Café Suizo, Rambla del Centre; Editorial Maucci S. A., Mallorca, 166; S. A. E. M. A. R., Rambla de Santa Mònica, 31; Valera & Ricci-Fábrica de Sombreros, Sagrera; Iugo Española S. A. En localidades de la demarcación de Barcelona y resto de Cataluña: (Badalona) Cotonificio de Badalona, Llauders; (Gavà) Manufacturas de la Seda S. A.; (Tortosa) Giacomo Musso-aceites; (Collbató) Proggina Falisati-Fábrica de órganos.

[11] La relación y sumisión de las empresas italianas establecidas en España a lo largo del régimen fascista, por lo tanto entre 1922 y 1943, con las autoridades diplomáticas transalpinas fue muy destacada. Un ejemplo suficientemente ilustrativo de esta situación era la carta que el 10-VI-1936 enviaba el Cónsul italiano en Barcelona al presidente de Martini & Rossi en la que le pedía que su filial española dejara de anunciarse en el periódico «notablemente italofobo» El Día de San Sebastián para situar su publicidad en el Diario Vasco «que mantiene respeto a nuestro país una posición favorable» (IISH, Fondo CNT-FAI, p. 29, A5-A6).

[12] La vinculación de las organizaciones italianas, el Consulado y las empresas transalpinas en Cataluña puede observarse con las visitas organizadas por la Cámara de Comercio Italiana y el Consulado (con el Cónsul Probizer) a las fábricas de Cinzano (Rivista di Commercio Italospagnolo, xix, enero-febrero 1934 y La visita alla Cinzano-Vini S. A., p. 10) o a la fábrica de Pirelli (xxv, enero-febrero de 1936, p. 3).

[13] La delegación española de Pirelli establecería relaciones con algunas empresas españolas. Así, por ejemplo, en 1935 hacía gestiones a petición del Cónsul en Barcelona, Alessandro di Probizer, para que la casa de automóviles catalana Hispano-Suiza pudiera participar en la Muestra Internacional de Aeronáutica de Milán.

[14] Su siguiente fábrica en el extranjero sería en la localidad inglesa de Southampton en 1914.

[15] La instalación de la fábrica en Vilanova i la Geltrú no fue casual si tenemos en cuenta que aquella localidad era uno de los nudos de comunicación más importantes de la red ferroviaria cercana a Barcelona.¡

[16] A. Tubau, 90 anys de Pirelli a Vilanova, Consell Comarcal del Garraf, Vilanova i la Geltrú, 1992, p. 13.¡

[17] Ibíd., p. 17.

[18] S. Santagati, pp. 262-263.

[19] Dicha fábrica de neumáticos todavía sigue en funcionamiento con una plantilla de 1.009 trabajadores en octubre del 2008, pero con un conflicto de reducción de plantilla abierto (información extraída de la web oficial <www.pirelli.es/web/technology/plants/ Manresa.page>).

[20] Toda la información de Hispano-Olivetti la extraigo de la documentación existente en el Arxiu Nacional de Catalunya-Fons Hispano-Olivetti.

[21] Luis Bettonica Turati fue el padre del periodista y gastrónomo italo-catalán Lluís Bettonica (muerto recientemente en 2007), que, junto con su cuñado e intelectual Néstor Luján, escribiría el libro ...Y Mussolini creó el fascismo, Plaza & Janés, Barcelona, 1971.

[22] El 26 de septiembre de 1934, el Presidente de la Generalitat, Lluís Companys, acompañado del alcalde de Barcelona, Carles Pi i Sunyer, realizaba una visita a la fábrica de Hispano-Olivetti con motivo de la ampliación de las instalaciones («La Humanitat», 27IX-1934).

[23] La relación e importancia de las empresas de capital o participación italiana en el ámbito industrial y económico catalán se puede ejemplificar perfectamente en los anuncios del boletín del Fomento del Trabajo Nacional de Barcelona «El trabajo nacional». Durante los años treinta, la parte trasera de la portada siempre estuvo ocupada con un anuncio de página completa de Pirelli S. A. Mientras que Hispano-Olivetti también se anunciaría regularmente. La importancia de la actuación empresarial italiana en Cataluña se puede comprobar con la publicación de una esquela del fundador de Pirelli, Giovanni Battista Pirelli en La Vanguardia del 21-X-1932.

[24] Durante la década de los treinta del siglo XX, otras empresas como la fiat-Hispania (instalada en España desde 1919) también tendría sede en Barcelona, concretamente en la Plaça de Catalunya, 14.

[25] Curiosamente, sería Manuel Azaña Díaz, futuro presidente del gobierno republicano entre 1931 y 1933 y presidente de la República Española de 1936 a 1939, por aquel entonces jefe del registro general de sociedades del Ministerio de Justicia y Culto, quien firmaría la autorización para la constitución de la sociedad el 28-I-1929.

[26] En 1941, Ventosa i Calvell ya era vocal del consejo de administración de la empresa.

[27] IISH, Fondo CNT-FAI, p. 29, A1-A4, carta del 18-IV-1929. Actualmente, la Banca di Roma conserva una delegación en el Passeig de Gràcia, 11, Escalera C, 6.º-1.ª de Barcelona.

[28] Para una lista mucho más extensa de la presencia comercial italiana en la ciudad de Barcelona, ver la lista que hizo pública el Consulado italiano en la capital catalana a principios de agosto de 1936 en el capítulo referente a la protección de bienes italianos durante la Guerra Civil española.

Cataluña bajo vigilancia

Подняться наверх